lunes, 27 de mayo de 2024

La estrella de quince puntas, de Noelia Lorenzo Pino


La pycnopodia helianthoides, comúnmente conocida como estrella girasol, es, hasta la fecha, la estrella de mar más grande de la que hay registros, habita la costa noroccidental de Norteamérica y está en peligro crítico de extinción. En su etapa adulta, llega a medir entre 75 y 90cm de diámetro y suele tener de 15 a 20 brazos espinosos que sobresalen de su tejido blando. Además, cuenta con más de 15000 pies ambulacrales que le permiten desplazarse hasta 3km a una velocidad que roza los 70cm por minuto. Normalmente de color naranja o rosado, es uno de los predadores más peligrosos, terroríficos y hermosos de las aguas oceánicas. Se alimenta de bivalvos, caracoles, erizos, pepinos de mar, cangrejos,… pero lo más interesante es que también le gusta la carroña. Es capaz de devorar a una velocidad endiablada, y deja los huesecitos de su presa bien blancos. No, tranquilos, que no me ha poseído ni el espíritu de Jacques Cousteau ni nada parecido. Es que me ha emocionado que este animal, que figura en la lista de mis preferidos, sea el catalizador de la trama de la novela que acabo de terminar. ¿Y quién sino ella, Noelia Lorenzo Pino, para encandilarme a mí así con la estrellita?

La estrella de quince puntas (Erein, 2020) es la quinta novela de la autora irunesa y la cuarta de la serie protagonizada por Eider Chassereau y Jon Ander Macua, de la Unidad Criminal de la Ertzaintza de Oiartzun, dos personajes muy cercanos al lector que han ido evolucionando caso a caso y cuyas circunstancias personales les han llevado a derroteros que yo de ningún modo había previsto (llamadme pava si os apetece). Aunque la trama policial de los casos se puede seguir sin ningún problema sin haber leído las novelas anteriores, siempre recomiendo leerlas en orden, puesto que los diferentes matices en los personajes y en sus relaciones tienen un papel de gran relevancia en las obras de Noelia. La trama de La estrella de quince puntas comienza un año después de los acontecimientos narrados en Corazones negros, que pusieron patas arriba la comisaría de Oiartzun y casi le costaron la vida a Jon Ander. Jon se prepara para oficial y puede pasar mucho más tiempo con su hijo, ya que la relación con su ex ha ganado mucho en fluidez; por su parte, Eider va superando su situación sentimental gracias a Vanessa, la sobrina adolescente de la que tuvo que hacerse cargo y que ahora es un pilar fundamental en su vida. Su relativa tranquilidad se verá alterada por la aparición del cadáver decapitado de una joven en las marismas de Plaiaundi, en Irún. Este caso traerá de cabeza (disculpad la ironía) a los investigadores, porque es imposible identificar a la víctima, ya que, aparte de cortarle la cabeza, su cuerpo carece de marcas y le han borrado las huellas digitales con ácido sulfúrico. Cuando parece que no hay hilos de los que tirar, a Eider le viene a la cabeza un caso antiguo sin resolver, y aparece un nuevo cuerpo en las mismas condiciones en Bizkaia, lo que supondrá un giro completo en la investigación y llevará a los agentes a colaborar con la comisaría de Erandio en el que pasará a conocerse como "caso Maniquí”. 

A través de un narrador omnisciente, que enfoca la narración desde la perspectiva de los distintos personajes, y una prosa sencilla y fluida, iremos observando los avances en la investigación policial en alternancia con la historia de los miembros de la familia Careaga, un miasma de culpas, traumas y deudas pendientes de una adinerada familia de turbios orígenes y oscuro pasado. Como viene siendo habitual , la autora nos sumerge materia con el eficiente apoyo de una pormenorizada cronología de los hechos, y deja patente de nuevo su enorme habilidad a la hora de profundizar en las relaciones interpersonales entre sus personajes. Una trama bien hilvanada con elementos como poco insólitos, personajes construidos con maestría, rigor en los procedimientos policiales y algún que otro componente emocional dan como resultado una novela que engancha desde el principio y mantiene el nivel de tensión narrativa hasta el final. No creo que sea necesario continuar... Os ha quedado claro, ¿verdad?




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