jueves, 28 de septiembre de 2023

La isla más remota del mundo, de Myriam Imedio

Bouvet, la isla más remota del mundo. Deshabitada y antártica. Es el punto de tierra firme más aislado del planeta.

En términos geográficos, el fragmento que encabeza esta entrada, que aparece en la página 59 de la novela que acabo de terminar, es cierto, o lo será hasta que algún intrépido explorador ( o un desafortunado accidente) desvele alguna otra ubicación más alejada. El acceso a Bouvet solo es posible en helicóptero, lo que significa que al menos hay una forma de lograrlo, pero ¿existe alguna isla en el mundo que sea realmente remota e inaccesible? La respuesta es sí, tantas como humanos la habitan. Y no, no teman, que no voy a ponerme a cantar la célebre Islands de Mike Olfield y Bonnie Tyler. El lugar más inasequible del planeta es, de manera irrefutable, la mente humana. Mecanismo complejo, impenetrable, mezcla de una metafísica opaca y una alquimia improbable, es sujeto de innumerables teorías e hipótesis y está poco o nada predispuesto a la demostración empírica.

Precisamente, los límites de la mente son el objeto que Myriam Imedio explora en La isla más remota del mundo, publicada por RBA en febrero de 2022.

Me llamo Lis de Fez. Soy la psicóloga más famosa de España y he matado a dos personas.

De esta forma tan impactante (y contundente) conocemos a su protagonista en la primera página. Ya genera cierta expectativa, ¿verdad? Lis de Fez, en la treintena, psicóloga de profesión y vocación, con unas cualidades que la destacan del resto. En el momento de inicio de la trama, Lis está a punto de dejar atrás un período de bajón existencial causado por motivos tanto profesionales como personales. Se encamina a una entrevista de trabajo y su destino empieza a torcerse comenzando por una avería en su vehículo que la obligará a desplazarse en autobús. Es en ese autobús donde acontecerá el punto de inflexión que cambiará el curso de su vida para siempre. Un nombre: Bouvet. Un proyecto en el que lleva trabajando varios años tutelada por el gran profesor Kaminski. ¿Tendrá algo que ver su implicación en el proyecto con la espiral de acontecimientos surrealistas que se desencadenan a su alrededor y que acaban con sus huesos en un psiquiátrico de postín? Chantajes, secuestros, una huida frenética y arriesgada, muerte y pérdida. Será mejor que no continúe desvelando más aspectos de la trama, puesto que lo conveniente es llegar a ciegas a la historia, vivirla y sufrirla junto a ella (porque, empatizar, empatizará el lector seguro), y preguntarse constantemente si lo que se está experimentando es genuinamente real o solo algún tipo de delirio proveniente de la isla remota que habita el cuerpo de Lis.


Myriam ha dado forma en La isla más remota del mundo a una novela que atrapará al lector desde el primer segundo, a uno de esos auténticos cliffhangers que, a golpe de capítulos cortos e intensos y giros insospechados, lo mantendrá inevitablemente encolado a sus páginas mientras observa con la boca abierta el desarrollo a ritmo trepidante y vertiginoso de los acontecimientos y la evolución del gran personaje que constituye Lis de Fez. La obra plantea también preguntas interesantes para hacerse a uno mismo: ¿hasta qué punto conocemos a quienes forman parte de nuestro entorno más cercano?; ¿nos creerían en situaciones absolutamente impredecibles e insólitas?; ¿dónde están los límites de nuestra mente y que ocurriría si los traspasásemos? Novela negra, thriller psicológico brutal. Muy recomendable. Os dejo algunos fragmentos que me han gustado mucho:

No hay nada más jodido que el miedo. Cuando se instala en tu cabeza y se apropia de las habitaciones, de las llaves, de las ventanas... se convierte en un okupa difícil de desalojar. (p. 271)

Hay personas que llegan para quedarse y no importa lo lejos que estén. No importa la distancia, los meses mudos, la falta de abrazos. Si residen dentro de ti, te acompañan siempre. ( p. 300)

Nunca es el tiempo. Es lo que sucede en su transcurso, ya sea un minuto o un día. (p. 351)

sábado, 23 de septiembre de 2023

Lo que arrastra la lluvia, de Men Marías


El problema no es la lluvia sino lo que arrastra la lluvia.

Qué indescriptible sensación la de acabar una lectura y quedarse quieta, con el cuerpo relajado y la vista fija en la pared (blanca, muy blanca) mientras los pensamientos se retuercen en una danza frenética al ritmo silencioso de las letras que acabo de dejar con mucho mimo sobre la mesita de noche. Cómo. Por qué. Placer e incomodidad a un tiempo. Un coro de preguntas. ¿Qué abren sus palabras: heridas o caminos? ¿Qué es la bondad? Según la RAE, la inclinación natural a hacer el bien. Según la mayoría, no existe. Nuestro respeto por nosotros mismos, como sociedad y como individuos, ha languidecido hasta casi marchitarse, y no somos capaces de reconocer en otros benevolencia, generosidad, afabilidad y dulzura. Casi tan difícil como aceptar que alguien ama nuestra imperfección. Solemos barruntar en quien gasta de esta bondad —a menudo incómoda— agenda ocultas, imposturas o cualquier otro atributo que los miedos y los prejuicios nos susurran al oído. Pero, ¿saben qué? Que yo sí creo en ella. Que ciertas personas salvan un mundo al menos una vez al día.

En Lo que arrastra la lluvia (Editorial B, Planeta, 2023), ambientada en su Granada natal, Men Marías explora los límites de donde habita la bondad y los hace colindar con la envidia, la maledicencia y la locura. Año 2008. Crisis global a todos los niveles. Economía, sociedad, valores. Dinamita para lo que damos por supuesto. Cuando las pobrezas entran por la puerta, la seguridad de los vulnerables salta por la ventana. Marina Pastrana trabajaba como profesora de lenguas clásicas en una academia y de repente se ve condenada a la mendicidad. Su pasado, el más reciente y el más remoto, está plagado de zarzas venenosas donde se le ha enredado la vida. Nada. No tiene nada, y hasta para ser mujer se necesita dinero. Un día cualquiera, el destino la cruza con los ojos de un gris imposible de Carmen Salvaterria, gallega afincada en Granada que cree en el bien por encima de todo y destila bondad por los cuatro costados. Carmen lo tiene todo: estatus social y económico, un marido que la adora, una joya adolescente que sangra en un blog su primer amor... Carmen decide ayudar a Marina y la lleva a vivir a su casa, y a partir de ahí el lector será testigo de los complejos y oscuros mecanismos que gobiernan la mente humana. Parte de la trama será también la tortuosa relación entre Leonor, en cuyo corazón pesan las muertes de su hermano y su sobrina y está decidida a meter a su asesina entre rejas, y Lola, que tuvo que huir de Granada tras la investigación de la muerte de los parientes de Leonor. Y Betty, la Beatriz que no se elige, cuñada de Carmen, sazonará el argumento con una historia de amor y maltrato, de disfraces y letras. Y en mitad de todo, un magnífico ejercicio metaliterario repleto de reflexiones sobre la condición humana mediante las cuales se profundiza en el alma de las protagonistas.

Difícil etiquetar Lo que arrastra la lluvia. Novela negra, sí, en el aspecto de que indaga y profundiza en el lado oscuro de la mente y alma humanas. Sin embargo, sé que hay algo más que no logro definir. Un aguijón. Una flecha. Un puñal de letras. Su formato narrativo aúna eficiencia y eficacia, e imprime dinamismo a la obra. Un narrador omnisciente que desgrana vida y entrañas. Una voz epistolar ahonda en llagas que escuecen. Y, luego, la inocencia de los catorce años vestida de blog. Men Marías lo cuida todo. La construcción de personajes, soberbia. El tempo y los tonos, armónicos. Y el Oh Fortuna de Camina Burana desgarrando el aire mientras su prosa te hace cosquillas en las certezas. Les dejo unos pocos de los fragmentos de los muchos que me llevo conmigo de esta maravilla:
El ser humano no es un animal social, es un socio que necesita dinero para no ser un animal. (p. 71)
Y amar es cuidar. Quien ama algo contribuye a su salud, no a su muerte. (p. 103)
Un ser afortunado es aquel al que se le permite ser consciente de que está viviendo una última vez. (p. 104)
Cada cuerpo tiene una combinación de teclas, solo hay que pulsarla en el orden correcto para alcanzar el clímax. (p. 146)
Sé que te parecerá una locura, pero es una locura que se ha tragado todas las coherencias. (p. 199)
No tenemos ni idea de lo que es el amor porque estamos enfermos de utopía.(p. 350)

viernes, 15 de septiembre de 2023

Diario de un maldito, de José Antonio Jiménez Barbero

Yo ya he muerto. Y como estoy muerto, no tengo nada que perder.

En general, tratamos de no pensar en ella, pero la muerte, junto con el nacimiento, es el único acontecimiento inevitable para el ser humano. ¿De cuántas formas es posible morir? Si se consultan datos del INE, en España se han detectado hasta 12.000 formas de expirar, algunas tan increíbles como caerse de una silla. Si uno investiga un poco las redes, observará que hay cierta controversia con respecto a cuál es la peor, la más dolorosa, la más dulce, y un punto básico de acuerdo: la parada cardiorrespiratoria definitiva. Sin embargo, ¿qué ocurre cuando uno se sabe muerto y sin embargo sigue respirando? ¿Qué nefasto suceso provoca que alguien se convierta en una máquina con un único objetivo: hacer "justicia" a cualquier precio? Podríamos preguntarle, por ejemplo, al escritor José Antonio Jiménez Barbero pues, en la novela que acabo de terminar, trata estos asuntos de una manera afilada, implacable, sin piedad (como ya viene siendo habitual, retorciéndole las tripas al lector). 

En Diario de un maldito (MurciaLibro, 2022) se narra en primera persona, y a modo de diario personal, la historia de Raúl Salom, un profesor universitario que decide impedir la agresión a un alumno, totalmente ajeno al jardín donde se mete. Como consecuencia de esa intromisión, de la noche a la mañana pierde todo lo que le ancla al mundo, y se hunde en una profundísima depresión que le lleva a intentar suicidarse en repetidas ocasiones. En una de ellas, de manera completamente fortuita, acaba segando la vida de un drogadicto que pretendía robarle. Esa muerte sacará a la luz una parte oscura de sí mismo que no conocía y que desencadenará una espiral de acciones violentas perpetradas con toda premeditación y alevosía. Se convertirá así en autoproclamado justiciero con la potestad de decidir quién vive y quién muere. Mientras transita esta virulenta senda de destrucción conocerá instantes de bondad, amistad y lealtad, que no serán suficientes para apartarlo del objetivo que, involuntariamente, se ha marcado la cáscara vacía que una vez fuera un hombre. 

Diario de un maldito resulta una aproximación diferente, original, a los parámetros a los que nos tiene habituados la novela negra. El foco de Jiménez Barbero no se centra ni en el esclarecimiento de un crimen ni en ningún arquetipo de investigador/policía. Con la prosa pulida pero asequible que lo caracteriza y el amplio bagaje de conocimientos acerca de la psique humana que atesora, Jiménez Barbero muestra a lector, sin subterfugios, la mutación de un alma del color de lo ordinario a la negrura de lo terrible. De la luz habitual de lo normativo a la noche infinita del dolor salvaje. Una obra para disfrutarla y sufrirla a la vez que dejará en el lector, indefectiblemente, un universo de reflexión y de dudas. Yo no me la perdería. Destacaría también lo acertado de la ilustración, simbólica y potentísima, de la cubierta de la obra, magnífica composición de Diana Escribano. 

domingo, 10 de septiembre de 2023

Circe, de Madeline Miller


Cuando nací, no había palabra para lo que yo era. Me llamaron ninfa, suponiendo que sería como mi madre, mis tías y mil primas. Las últimas de las diosas menores: nuestros poderes eran tan modestos que apenas nos garantizaban la eternidad.

La mitología griega suele ser conocida por la mayoría de nosotros; puede que no en profundidad, pero es bastante probable que a todos nos suenen nombres como Ulises, Perseo, el Minotauro, Ícaro… Seguro que también les suenan La odisea y La Ilíada, de Homero. No obstante, la mayoría de obras que versan sobre mitología son tan densas y están tan llenas de datos que rompen el ritmo lento al que ya de por sí se desplazan sus narrativas, que el lector medio suele desistir antes de acabarlas y no volver a intentarlo. Sin embargo, existen autores tocados por el don de la magia que nos ofrecen visiones noveladas del universo mitológico que logran atrapar a los lectores desde el comienzo y los hacen vibrar con el misterio y el suspense de historias escritas con gran solvencia. Una de ellos es, sin duda, la estadounidense Madeline Miller.

En la novela Circe (AdN Alianza de Novelas, 2019), Miller se centra en la figura mitológica del mismo nombre, una diosa menor y poderosa hechicera con un talento excepcional para las pócimas. Hija del titán Helios y una náyade llamada Perse, Circe carece del esplendor y el poder de su padre así como de las habilidades seductoras de su madre. A causa de ello, es desdeñada por todos y sufre vejaciones inconcebibles por parte de su divina familia y su entorno más cercano, lo que la impele a buscar calor y compañía en el mundo de los humanos. Es gracias a un humano del que se enamora (ni siquiera los dioses se libran del arma de doble filo que es el amor), Circe descubre sus poderes de bruja, relacionados principalmente con transformaciones. Ante tal descubrimiento, el gran dios olímpico Zeus se aterroriza y obliga al titán Helios, padre de la hechicera, a confinarla en la isla de Eea, donde aprenderá a desarrollar su poder y se relacionará de cuando en cuando con otras figuras mitológicas de gran calado como el dios Hermes, Atenea, Odiseo (Ulises), su esposa Penélope y su hijo Telémaco. Por consanguineidad con la protagonista, el lector también conocerá a su hermana Pasífae, esposa del semidiós Minos y madre del Minotauro y de Ariadna; a su hermano Eetes y a su célebre sobrina Medea... Y a otros tantos personajes de los que seguro habrá oído el lector hablar alguna vez.

Madeline Miller nos muestra en Circe a una mujer imposible de olvidar, a un ejemplo de mujer que lucha por sus principios. A lo largo de sus más de 440 páginas, el lector disfrutará de una gran aventura, sufrirá con ella y llegará incluso al extremo de enfadarse con la protagonista. Si se deja llevar por la magnífica pluma de su autora, conocerá la vida de titanes y dioses, colándose en sus hogares, presenciando su soberbia en ocasiones, sus envidias y sus virtudes. Descubrirá relatos como el del laberinto del Minotauro o las alas derretidas de Ícaro y será testigo de los tórridos romances de Circe con personajes tan emblemáticos en la mitología como Odiseo, Dédalo o Telémaco. En todo momento observará las escenas en primera persona, desde la perspectiva de la protagonista, empatizando con ella prácticamente desde la primera página. Los capítulos no son demasiado largos, con lo cual no hay riesgo de caer en brazos del tedio, y la forma de narrar de la autora le regalará momentos de verdadero placer lector. En definitiva, lectura más que recomendable. 

sábado, 2 de septiembre de 2023

Qué pasó cuando se terminaron las perdices 2, de Gema Tacón

Cuando la vida te presente razones para llorar, demuéstrale que tienes mil y una razones para reír.
Dijo Mark Twain que la raza humana tiene un arma verdaderamente eficaz: la risa. La risa es fuerza, es rebeldía, es calor que ahuyenta a la melancolía y a los inviernos que se acercan peligrosamente a nuestra alma. Nos salva a menudo de las tristezas irremediables que a veces nos tocan en suerte y nos protege hasta incluso de nuestra propia estupidez. La cita que encabeza esta entrada es la que utiliza Gema Tacón al principio de la obra que acabo de terminar y que he devorado en tan solo una tarde.

Qué pasó cuando se terminaron las perdices 2 (2017) es la hilarante continuación de la novela del mismo título (acabada en 1, como manda la lógica). En la segunda entrega de esta bilogía, la voz cantante la sigue llevando Ariel. El letrerito de calamidad y peligro público número uno, también. Al inicio de la nueva historia, Ariel ha regresado a su solitario faro tras las aventuras de la anterior. Sin empleo, y sin haber tomado una decisión con respecto a su embrollo sentimental, recibe una oferta laboral muy interesante. Un aparatoso accidente (para variar) le impide acudir a la primera entrevista, y a partir de ahí comienza el encadenamiento de disparates y despropósitos que ya se ha convertido en norma para ella y donde arrastrará al resto de sus amigas. Una importante revista la contrata para una investigación de incógnito. Tendrá que recabar toda la información posible sobre dos mujeres, Reina y Cruella, sin levantar sospechas y sin que la relacionen con la revista. Para agravar más si cabe su atolladero sentimental, se cumple la máxima de donde caben dos caben tres y un tercer y apuesto caballero se colará en su vida (y en sus bragas, y ya si alguien puede que le quiten lo bailao). Sus pesquisas la llevarán a descubrir asuntos más que turbios, constitutivos de delito, y a salvar las vidas de dos inmigrantes ilegales, de nombre Po(cahontas) y Mulán. La ayudarán su inseparable Mérida, una Aurora muy espabilada, una Blancanieves con un bombo a punto de nieve que al explotar alumbra al mundo la hermosura de Tiana (hija también de Naveen, personaje que adquiere relevancia con respecto a la novela anterior) y una Jasmine que acude desde allende los mares a salvarles el culo en helicóptero.

A diferencia de la primera entrega, Qué pasó cuando se terminaron las perdices 2 aúna la vena cómica (la jartá de reír, vamos) y la intriga investigadora que tan bien se le da a Gema Tacón. Aunque si algún día me encuentro con la autora ya le pediré cuentas acerca de su forma un tanto expeditiva de concluir ciertos asuntos, me lo he pasado en grande y he disfrutado de la lectura enormemente. Sin duda, Gema consigue su objetivo de que el lector se olvide del mundo mientras la lee. 

Qué pasó cuando se terminaron las perdices 1, de Gema Tacón

La primera vez que fui al cine fue en las navidades de 1990. Tenía ocho años y mi madrina me llevó a ver el último estreno de Disney: La Sirenita. Aquella sirena loca de pelo naranja que hablaba con peces, cangrejos y gaviotas me fascinó en extremo, y el verano siguiente me resarcí de mi via crucis particular (fue un año muy difícil para una mocosa de 9 años a la que los cánones estéticos empezaron ya a amargarle la vida) imaginando ser aquella criatura rebelde y soñadora. Morfológicamente más parecida a una croquetilla que a la esbelta princesa, y ya que no lograría ni remotamente ser ninguno de mis otros héroes (el Power Ranger azul, M.A. Barracus o El Último Guerrero del pressing catch), ponía mucho empeño en juntar las piernas dentro del agua y hablaba con los ermitaños, las medusas y las estrellas de mar de las escolleras. Con los años aquella princesa cayó en el olvido, y no fue hasta que nació mi hija que la recuperé, a ella y a toda la realeza disneyana. Siempre juntas, pasábamos tardes enteras leyendo los cuentos, viendo las películas y cantando las bandas sonoras a pleno pulmón. Ahora, a punto de cumplir mi "pequeña" diecinueve años, de cuando en cuando lo seguimos haciendo, y son momentos de un valor incalculable. Por eso, al empezar la obra que os traigo, se dibujó una sonrisa enorme en mi cara y no tardé ni diez segundos en enviarle un WhatsApp.

Qué paso cuando se terminaron las perdices 1 (2017), de Gema Tacón, es una divertidísima novela destroza infancias responsable de que los vecinos de sombrilla de la playa hayan vuelto a mirarme raro. La historia arranca con una reunión remember de algunas de las celebérrimas princesas Disney. Las riendas narrativas de la obra las va a llevar Ariel, mi adorada sirenita, en primera persona. Torpeza, caos, y un corazón que no le cabe en el pecho (que imagino ya no podría tapar con las almejitas). El resto de asistentes al reencuentro son Blancanieves, Jasmine (de Aladdin), Aurora (la Bella Durmiente), Bella y Mérida (de Brave). Ariel, separada del príncipe Erick desde hace años, columnista sentimental en un diario de poca monta y con dificultades económicas, piensa que sus circunstancias no están a la altura de las vidas asquerosamente perfectas y glamurosas de las demás, hasta que unos chupitos de tequila y unas cuantas cervezas obran el milagro y descubre que sus perdices felices tampoco han sobrevivido al paso del tiempo. Infidelidades, infelicidades y otras poluciones han convertido los cuentos de hadas en dramones de serie B. Como consejera sentimental sin estrenar, Ariel se propone ayudarlas y... Y piensan que se lo voy a contar, claro. Pues no. Se lo leen si se han quedado intrigados.

Qué paso cuando se terminaron las perdices 1 tiene un puntillo romántico, sentimental, pero, por encima de todo, hace reír al lector, mucho, muchísimo. La autora, con su desparpajo habitual, juega con clichés y arquetipos para provocar la carcajada irremediable. A los que conocen la forma de hablar y el acento de Gema Tacón, quizá les ocurra como a esta lectora, y lean la voz de Ariel como la de su autora (y entonces tengan que sujetarse la tripa porque les duele). Ya saben, siempre es mejor reír, sobre todo cuando la vida se pone cabrona. 

Aurora no se durmió, de Judith Romero

Cuando era pequeña me encantaba que me contaran cuentos. Mi madre me enseñó a leer muy pronto y comencé a leerlos a una velocida...