viernes, 17 de octubre de 2025

La dentellada, de Eduardo Fernán-López


Quienes me leéis de vez en cuando sabéis que una de las cosas que me apasiona es descubrir autores nuevos. Cuando vi que este escritor publicitaba su segunda obra y esta llamó mi atención, caí en la cuenta de dos cosas. La primera, que no sabía que escribía (me lo había cruzado en un par de festivales de novela negra, pero pensaba que era prensa o blogger). La segunda, que me apetecía leerlo. Y ¿cómo suele empezarse casi todo? Pues por el principio, claro, así que busqué la primera novela que había publicado, la adelanté unos cuantos cientos de puestos en la lista de pendientes y hace unos minutos acabo de terminarla. Y vaya opera prima. Solo os digo que nada más terminarla he pedido la que acaba de publicar, porque algo en su forma de escribir me ha atrapado.

La dentellada (Editorial Titanium, 2021), así se titula la primera obra de Eduardo Fernán-López, y tiene todos los ingredientes necesarios (y alguno más) para hacer disfrutar a los amantes de la novela negra. Ambientada en Zamora (creo que es la primera vez que leo una historia ambientada allí), la trama de la novela comienza con el hallazgo del cadáver de una joven, desnuda de cintura para abajo y amordazada con cinta de embalaje, en las proximidades del bosque de Valorio. El gallego Martín Brétema será el inspector encargado, junto a su equipo, de la investigación del asesinato, pero el camino se le va a poner muy cuesta arriba cuando su pareja, Adriana Mateos, firme a la mañana siguiente en La Opinión de Zamora, diario para el que trabaja, un artículo sobre el crimen detallando información que, en esos momentos, está supuestamente bajo secreto de sumario. Os podréis imaginar que la mayoría de ojos van a posarse en la figura de Brétema como responsable de las filtraciones, y que algunos van a aprovechar la coyuntura para exacerbar la inquina que le profesan y obtener rédito de ello. Situación complicada en comisaría, pues se crean dos bandos totalmente polarizados, lo que no va a ayudar a una investigación que no marcha precisamente bien. Y mientras, en la calle, la ciudad de Zamora se revuelve contra sus dirigentes en continuas manifestaciones contra la venta de una antigua fábrica harinera, que debiera ser conservada como patrimonio histórico, a un grupo inversor asiático que pretende convertirla en un centro comercial.

Como digo muchas veces, y en La dentellada se cumple cien por cien, no es solo lo que el autor cuenta, sino también y sobre todo cómo lo cuenta. La prosa de Eduardo Fernán-López es sencilla y directa, pero ello no le resta ni un ápice de potencia. Gracias a la brevedad de los capítulos y al continuo cambio de escenarios y personajes, el ritmo de la novela es vertiginoso, lo que sumado a los giros argumentales que nos depara la trama, hace que los lectores devoremos con gana página tras página hasta llegar a un final... dejémoslo en impactante para no dar ninguna pista. Otro gran acierto de Eduardo Fernán-López en La dentellada es, sin ningún tipo de duda, la construcción del protagonista, Martín Brétema. El gallego escapa del clásico cliché de héroe o anti-héroe profundamente marcado por un pasado turbulento. Es un tipo normal, que nunca ha tomado una gran decisión en su vida, sino que ha ido asumiendo lo que llegaba con más o menos naturalidad o resignación, hasta que se enamora de la periodista Adriana Mateos y decide dejarlo todo atrás y empezar una nueva vida con ella. Esta relación permite al escritor enriquecer su historia con el permanente conflicto que suelen mantener policía y prensa, al tiempo que construye dos líneas de investigación paralelas: la oficial —que debe en todo momento ajustarse a ley– y la periodística, más independiente y sin trabas procedimentales. Además, he leído en su biografía que Eduardo Fernán-López es historiador, y esa faceta también está presente en la novela, ya que, sin ser excesivamente profuso en detalles, contribuirá a la ambientación con algún episodio importante en el pasado de la ciudad. No me extiendo más y os recomiendo que la leáis, porque menudo debut literario.

lunes, 13 de octubre de 2025

El mundo acabará en viernes, de Manuel Moyano

Yo soy el Alfa y la Omega, dice el Señor Dios, "Aquel que es, que era y que va a venir", el Todopoderoso. (Apocalipsis 1,8)

La semana pasada, en la presentación de la novela que acabo de terminar que tuvo lugar en la Feria del Libro de Murcia, el entrevistador le hizo al autor dos preguntas que se me quedaron rondando en la cabeza y a las que aún no he conseguido dar respuesta. La primera fue que si pudiera resucitar a un autor y pasar con él/ella una velada, a quién elegiría. No supo bien qué contestar, pero nombró el indisoluble binomio Bukowski-alcohol. Yo, ni idea, en blanco. La segunda cuestión: ¿qué haría, a qué se dedicaría, si supiera que el mundo se acababa el viernes siguiente? Comer, beber, paseos por el monte, familia, dijo él. Yo, más en blanco todavía, y por más vueltas que le doy creo que no seré capaz de hallar una respuesta que me proporcione un mínimo de satisfacción ni de consuelo. Espero no tener que decidir nunca...

El mundo acabará en viernes (Menoscuarto Ediciones, 2025) es el sugerente título de la nueva novela de Manuel Moyano, una sátira sui generi del temido armagedón cristiano escrita de la forma en que solo él podría escribirla. La novela comienza con John Ekaverya, un psiquiatra de Idaho con ancestros vascos que compagina su profesión con la escritura y está a punto de presentar la novela que, según su ego desmedido, le coronará con los laureles del éxito. Ekaverya decide hacerse cargo del paciente de un colega que presenta un extraño delirio, pues habla y actúa como un escritor mundialmente famoso. En Tel Aviv, Myriam Shejav, empleada de una productora audiovisual, acoge en su casa a un individuo, extraño pero bien parecido, mientras está inmersa en los preparativos de un evento musical televisivo que será retransmitido a todo el planeta. En algún lugar de Londres, Mihir Boshu, un fotógrafo siempre a la caza del famoso pero con ínfulas de artista, descubre con asombro a un personaje que de seguro causará un gran revuelo mediático y engrosará las cifras de su cuenta bancaria. Mientras tanto, una criatura con forma de gusano pergeña desde las nubes la criba de justos e injustos según el manual de instrucciones del apocalipsis y otro engendro de igual forma repelente intentará impedirlo apelando a la naturaleza hedonista del ser humano. Una plaga de langostas, volcanes en erupción simultánea, la amenaza de impacto de un meteorito y una pandemia de resurrecciones anuncian que el final está cerca. Si queréis verificar si ponemos el THE END o no, tendréis que leerlo. Vamos, digo yo...

Como siempre, en El mundo acabará en viernes, Moyano hace gala de una prosa como pocas. Ágil, precisa y pluscuamperfecta. Como siempre, su ingenio, su imaginación desbordante y esa mirada que capta matices que a otros pasarían desapercibidos, convierten el bíblico y archiconocido armagedón en novedosa y primera calidad literaria. Esta vez lo hace en una novela coral cuyas variopintas voces enriquecen más si cabe el complejo e inquietante escenario global que la ambienta. Por si fuera poco, hay diálogos absolutamente brillantes, para enmarcar, lo mismo que construir al mandamás supremo en forma de gusano gordo y petulante. No digo más. Leedla y disfrutaréis. Y ahora, después de El evangelio de Judas y esta versión satírica e iconoclasta del Apocalipsis... ¿qué toca, Manuel Moyano?


jueves, 9 de octubre de 2025

Cita con la muerte, de Elia Barceló


Qué momento, tan emocional e intelectualmente complejo, llegar al final de la última entrega de una saga literaria que se ha disfrutado muchísimo. Cerca de mil quinientas páginas entre las cuatro novelas, muchas horas sonriendo, maquinando, reflexionando y poniéndome en la piel de personajes variopintos que ya son casi familia... dan para mucho. Pero todo principio conocido halla en algún punto su fin y a la vuelta de cada otoño espera un invierno más o menos definitivo. Y es la luz invernal del Mediterráneo, esos momentos de resguardo, de recarga y renovación de la energía, cargados de la promesa y la esperanza de una nueva primavera, la que ambienta climatológica y emocionalmente la novela que acabo de terminar, magnífico broche a la serie de Santa Rita. 

Cita con la muerte (Roca Editorial, 2025) es el esperadísimo cierre de la serie Muerte en Santa Rita, el escenario lleno de magia y realidad al mismo tiempo creado por Elia Barceló y donde a muchos nos encantaría poder refugiarnos de vez en cuando. Tras el otoño movidito de La soga de cristal, llega el agradable invierno mediterráneo a cambiar los colores de los jardines de Santa Rita mientras el misterio y la intriga continúan acechando tanto a inquilinos como a lectores. Por un lado, la inspectora Lola Galindo recibe en comisaría la visita de la hija de Marcial, uno de los residentes de Santa Rita, que confiesa haber asesinado a su ex marido, un impresentable productor de cine condenado por haber abusado sexualmente de la hija de ambos cuando esta tenía cinco años. Algo en la confesión de la mujer escama a la inspectora que, junto a su compañero Marino, tendrá que averiguar si es cierto todo lo que cuenta o está encubriendo algo. Por otro lado, el ex comisario Robles detectará ciertos comportamientos inusuales en dos de las mujeres de Santa Rita, lo que le llevará a concluir que están maquinando un crimen que, por el bien de todos, deberá impedir a toda costa. Por último, la labor de investigación de la historia familiar conducirá a Greta a la generación fundadora de Santa Rita y al origen de una maldición lanzada contra las mujeres de su linaje hasta la cuarta generación. El suspense está servido...

En primer lugar, y aunque las historias son autoconclusivas, me gustaría recomendar que, si os ha llamado la atención la reseña de alguna de las novelas de esta saga, las leáis en orden, puesto que a nivel evolución de personajes e historia familiar es importante. Como en las entregas anteriores, Elia Barceló combina la trama de investigación del presente con la reconstrucción del pasado, y debo confesar que, en este caso, la trama de los Salvatierra-Montagut ha vuelto a atraparme tanto como las del presente. Aparte de reiterar la delicia que supone leer la prosa de la autora y disfrutar de sus personajes excelentemente construidos y de sus tramas engranadas a la perfección, quiero recalcar una vez más la relevancia de su crítica social en la obra. Como en las novelas anteriores, el papel de la mujer es uno de los temas principales de la historia. Sus protagonistas son femeninas, estandartes de la herida abierta que durante generaciones ha lacerado el alma y la carne de la mujer por el simple hecho de serlo. Si podéis, aprovechad y leedla, no solo esta, sino la serie completa. Os va a encantar.

jueves, 2 de octubre de 2025

La soga de cristal, de Elia Barceló


Ay, el otoño. Una de mis estaciones del año favoritas. Tránsito a paso tranquilo entre la luminosidad y la algarabía del verano y la quietud y el recogimiento del invierno. La vida se tiñe de ocres y dorados y su ritmo parece que se ralentice. Unas criaturas pierden hojas, flores y verdes. Otras preparan su cuerpo para dormir un largo invierno. Se relaja el universo y se debilitan las fronteras entre lo tangible y lo intangible. El velo que separa la vida de la muerte se vuelve más frágil, por ello es la época más proclive a lo sobrenatural. Calabazas y ánimas calientan motores a la luz perezosa de miles de velas en las proximidades de Halloween y el Día de Difuntos. ¿Os he dicho ya que me encanta el otoño? Pues imaginaos ciertas novelas con una magnífica y conseguida ambientación otoñal, justo como la que acabo de terminar. La tercera parte de una saga que me tiene atrapada. Muerte en Santa Rita transcurre en primavera; Amores que matan, en verano y...

La soga de cristal (Roca Editorial, 2024), de Elia Barceló, ambienta su trama en otoño. En esta novela, Santa Rita y sus habitantes se preparan para una gran fiesta en la casa: Halloween, el Día de Difuntos, y el decimoctavo cumpleaños de la nieta de Ascen, una de las residentes de la comunidad. Sin embargo, el destino parece tener otros planes menos agradables, y la celebración se trunca debido a la desaparición ipso facto de la cumpleañera. Al cumplir los dieciocho, se ha marchado de casa por propia voluntad para ingresar en la secta que la adoctrinaba desde su más tierna infancia en las aulas de un colegio de élite. A los pocos días de este suceso, la propia secta llama a la policía, puesto que ha desaparecido su líder, el Maestro, cuyo cadáver no tardarán en hallar en una playa privada anexa al complejo donde residen. Lola Galindo, habitante ya de pleno derecho de Santa Rita, y su compañero Marino serán los encargados de investigar el caso, en el que parecen esconderse asuntos más que turbios. Por otra parte, Greta, la sobrina heredera de la propietaria de Santa Rita, sigue indagando entre polvorientos recuerdos y ajados papeles para desentrañar la historia de su propia familia, que le resulta tan desconocida como la de cualquier otro. En este caso, sus pasos la encaminarán a descubrir la existencia de un antiguo invernadero, estilo jardín botánico, en las tierras de Santa Rita. Junto al incombustible ex-comisario Robles, visitará las exuberantes ruinas de la antigua edificación y hallará, a muchos metros de altura, colgada de la rama de un crecidísimo ficus, una soga cortada que abrirá un nuevo capítulo en la intricada historia familiar. Conoceremos así a la prima Lidia, un alma que no descansa en paz, a su madre Matilde y los terribles sucesos que propiciaron su muerte. Tumbas, huesos, secretos y más secretos se ocultan bajo la tierra y en las paredes de nuestra idílica comunidad. ¿Llegaremos a saber las verdades que han dormido ocultas durante años? Ahhhhh, si os ha picado la curiosidad, tendréis que leerla.

Aparte de la prosa exquisita y la habilidad narrativa que caracteriza las novelas que llevo leídas de Elia Barceló, en La soga de cristal destacaría especialmente la ambientación fabulosa, amable pero llena de misterio, que consigue, trenzando a la perfección los diferentes hilos que conforman la trama: la investigación criminal, las pesquisas sobre la familia que derivan en tintes góticos y las situaciones personales de los personajes. Página tras página, Elia Barceló explora también en esta novela temas universales y atemporales, como el poder que tiene la fe o la importancia de la búsqueda de la verdad. Y, como no podía ser de otro modo, tampoco falta en la obra la crítica social contundente, aspecto en el que vuelven a ser las mujeres las grandes protagonistas, puesto que ellas han sido las que han soportado vejaciones y maltratos de todo tipo, en este caso enmarcados en el ámbito de la crítica a las sectas. Una magnífica novela para comenzar un otoño que se promete interesante. Si podéis, hincadle el diente. La vais a disfrutar.

jueves, 25 de septiembre de 2025

La mirada de los galgos, de Héctor Bastida


Quien ha conocido el amor en los ojos de un animal sabe perfectamente que las palabras no alcanzan a describir el sentimiento. Late fuerte dentro como el redoble del tambor de la alegría. Huele a inocencia, a la lealtad y la confianza más verdaderas. Pura magia, inexplicable pero cierta. Si lo habéis experimentado, sabréis perfectamente de lo que hablo. Si no, quizá deberiais probarlo. Por desgracia, hay engendros de alma podrida que los maltratan y los hacen sufrir deliberadamente por mero capricho. Tradiciones, así las llaman. Costumbres, así las llaman. Maltrato y tortura, así se llaman de verdad. De entre todas las especies que sufren en manos despiadadas, merecen mención especial los galgos, condenados en su mayoría a soportar terribles miserias debido a su consideración de "armas de caza", y por eso mismo no amparados por las leyes de protección animal. Precisamente, España ha sido varias veces señalada como el país europeo más cruel en el trato dispensado a esta raza canina. ¿Os habéis fijado alguna vez en la mirada de un galgo? Héctor Bastida, autor murciano de nacimiento y habitante del mundo por elección, sí lo ha hecho, y nos lo cuenta en una magnífica novela desde una sensibilidad y un amor incomparables.

En La mirada de los galgos (Raspabook, 2024), Héctor Bastida desteje con mimo y delicadeza el tejido de la realidad para imbricarle fragmentos de una magia cósmica y universal para que nos cale todavía más hondo. En las primeras páginas conoceremos a Ramón, un anciano viudo hundido en una depresión al no superar el fallecimiento de una esposa con la que había compartido toda una vida. Como consecuencia de tirar la toalla, acaba en ingresado en un hospital, donde conocerá a Gala, responsable de una protectora señalada por el dedo implacable de la tragedia. Como último intento para permanecer en el mundo de los vivos, Ramón comienza a colaborar como voluntario en la protectora, y allí, en un momento mágico y emotivo como pocos, su alma quedará irremediablemente unida a la de Trenza, una galga cuyos ojos son puro enigma. Una noche cualquiera, Trenza desaparece sin dejar rastro, comunicándose con Ramón alma a alma en ocasiones, revelándole su paradero en algunos momentos, y mostrándole la cruda realidad que viven habitualmente los de su especie. Ramón irá contándole sus vivencias a su fallecida esposa, a la vez que rememora fragmentos de su vida juntos. ¿Podrán Ramón y Gala encontrar a Trenza y salvarla del atroz destino que se escribió para ella? Si queréis saber, tendréis que leer.

Con una prosa cuidada que roza a veces el lirismo, Héctor Bastida nos ofrece en La mirada de los galgos una historia conmovedora. Pura realidad aliñada con realismo mágico y altas dosis de sensibilidad. Arte y creatividad que ayudan a sanar a un mundo herido de muerte por la falta de amor. No me extiendo más porque hay que leerla para comprender. Solo os dejo la dedicatoria con la que el autor encabeza la obra, que toca el alma de forma suave pero contundente: 

Para todas las protectoras de animales y sus voluntarios. 
Por sacrificarse en tiempo y alma para mantener el equilibrio de un mundo agonizante.
Por negarse a rendirse.
Por no apartar la mirada.
Sobran más palabras. Leedla, por favor.

domingo, 21 de septiembre de 2025

Amores que matan, de Elia Barceló


Hay lugares a donde uno siempre quisiera volver, aunque ya no sea posible porque tan solo existen en nuestros recuerdos. Unos están hechos de sal, espuma y arena. Otros, de un primer beso en una tarde de lluvia. Postales de un ayer que siempre extrañaremos. Por suerte, hay otros a los que podemos regresar siempre que lo deseemos y nos acogen con los brazos abiertos. En el caso de esta lectora, esos lugares están sólidamente construidos con letras, por lo que son imperecederos, refugios para almas rebeldes que huyen, quizá cobardes, de realidades y circunstancias. Como a la mayoría de personajes de la novela que acabo de terminar, a mí también me gusta volver a la Santa Rita nacida de la imaginación de Elia Barceló. Pasear por sus jardines, recorrer sus estancias y escuchar a sus gentes. Afortunados los que hallamos cobijo en tierra ficticia. 

La segunda parte de la saga de Elia Barceló ambientada en Santa Rita se titula Amores que matan (Roca Editorial, 2023) y sigue la estela de la anterior, Muerte en Santa Rita. Tras los sucesos acaecidos en la primavera, estación durante la que transcurre la primera entrega, llega el verano y la comunidad que habita el espacio quasi mágico (tocado sin duda por la diosa de la justicia poética) tampoco podrá afrontarlo con normalidad, puesto que, al hacer unas obras en uno de los pabellones del recinto, aparecen, emparedados en una minúscula habitación, unas pinturas que se suponen de gran valor junto con el cadáver de un bebé nacido al menos ochenta años antes. Los cuadros parecen pertenecer a la escuela Der Blaue Reiter (El Jinete Azul), un grupo de pintores expresionistas fundado por Kandinsky en los primeros años del S. XX. Para verificar su autenticidad, vendrá un profesor suizo experto en la época y el movimiento, acompañado de su bella "asistente", mientras que la esposa del profesor deberá hacer frente a la mayor derrota de su vida... Todo se complicará cuando este experto aparezca brutalmente asesinado en la misma puerta de su habitación de hotel. La inspectora Lola Galindo, que ya vive desde hace un par de meses en Santa Rita, será la encargada de investigar tanto el asesinato del suizo como la procedencia de los huesos del recién nacido, y lo tendrá francamente difícil. Mientras tanto, Greta, sobrina y heredera de la propietaria de Santa Rita, irá descubriendo que la historia de su familia no es tan dulce e idílica como se la habían contado... 

En Amores que matan, el lector disfrutará de una trama muy bien construida, de una prosa elegante, cuidada y muy inteligente, repleta de matices, y de un transfondo de crítica social contundente pero exquisita. A pesar de que el nudo central de la historia se centre en la investigación del asesinato, la perspectiva del lector será diferente, puesto que conocerá desde el inicio la identidad y los motivos de la persona responsable de esa muerte. Sin embargo, esto no restará ni pizca de intriga y suspense a la trama, pues el nivel de expectativa siempre se mantiene alto. La ambientación de la novela es magnífica y se percibe que, aunque el lugar es ficiticio, Elia Barceló conoce a la perfección la localización geográfica y el ambiente mediterráneo en los que se inspira. Sus personajes son, en su gran mayoría, profundamente humanos y entrañables, alejados de cualquier atisbo de maniqueísmo. Con respecto a la crítica social, destacaría especialmente la denuncia, implícita y explícita, de la opresión de la mujer en todos los aspectos de su vida, desde la pura obliteración de su condición de ser pensante y sintiente hasta el abuso y el maltrato más sangrantes. Especial relevancia adquiere la reivindicación del papel de la mujer (ignorado, obviado, cuando no intencionadamente oculto) en el arte. En definitiva, Amores que matan es una novela amable donde, además de la trama de investigación, se tratan temas tan humanos y universales como el amor, la esperanza o el futuro. Una obra que, sin duda alguna, disfrutaréis. Palabra de lectora.

miércoles, 17 de septiembre de 2025

Muerte en Santa Rita, de Elia Barceló


Siempre digo que, en términos generales, hay autoras/es que son excelentes escritoras/es y otras/os que son maravillosas/os narradoras/es. ¿Y cuando en una misma pluma se combinan ambos dones? Claro y nítido: el placer lector es indescriptible (pero doble). Este es el caso de la autora de la novela que acabo de terminar de leer hace escasos minutos, una obra completa y redonda, que ilumina los ojos de quienes la leen con la inigualable luz del Mediterráneo y matiza el noir con el embriagador aroma de las flores y de las clásicas novelas de misterio. 

Muerte en Santa Rita (Roca Editorial, 2022), de Elia Barceló, está ambientada en la ficticia localidad de Benalfaro, que la autora concibe muy cercana a Elche (Alicante). Allí nos sumerge en la agradable y peculiar atmósfera de Santa Rita, un lugar que nació como balneario en la segunda mitad del S.XIX, luego devino sanatorio mental para mujeres y, actualmente, es la residencia de Sofía O'Rourke, una anciana escritora hispano inglesa, y de una comunidad transgeneracional cercana a la utopía. En el incomparable marco de ese oasis de mimosas, buganvillas y colores mediterráneos, todos y cada uno de los cerca de treinta habitantes de Santa Rita tiene el compromiso de contribuir al bien común haciendo lo que mejor sabe o aprendiendo lo necesario para hacerlo. Los albores de la primavera traen a Greta, sobrina y única heredera de Sofía, que se acaba de separar y necesita poner orden en su mente y pensar hacia dónde encaminar sus pasos, de vuelta a Santa Rita después de una ausencia de décadas. Sin embargo, la paz y la tranquilidad que se respiran en Santa Rita le durarán poco, debido a la aparición en escena de Moncho Riquelme, un desagradable parásito, amigo de Sofía desde hace muchos años, que tiene sus propios planes (nada comunitarios, por cierto) para el lugar. De la noche a la mañana, Sofía y Moncho anuncian su compromiso e inminente boda, pero sus planes quedan irremediablemente truncados al aparecer, a la mañana siguiente, el cadáver del fulano flotando en la alberca de riego. Está claro que su desaparición supone un alivio para todos y cada uno de los moradores de Santa Rita pero, ¿quién habrá tenido las suficientes agallas para solucionar el problema de forma tan expeditiva? Muchos de los miembros de la comunidad parecen guardar un secreto al menos... Si os apetece descubrirlos, ya sabéis, tendréis que leerla.

En Muerte en Santa Rita, Elia Barceló crea una trama que, en principio, parece simple, pero en realidad está llena de resquicios que generan una amplia gama de posibilidades. Para ello se apoya en unos personajes muy bien dibujados con sus idiosincrasias, brillantes, muy humanos en sus luces y sus sombras. Muerte en Santa Rita es una novela coral en la que todos parecen guardar secretos o esforzarse en ocultar algo, y el lector irá descrubriendo todos esos misterios a la vez que la recién llegada Greta. Así, conoceremos a Candy, personal assistant y confidente de Sofía, al ex comisario de policía Robles, y al resto de habitantes de Santa Rita. Dentro de la narración, hay ciertos movimientos hacia el pasado que nos ayudarán a conocer mejor a algunos personajes, sobre todo a Sofía, y entender en cierto modo cómo han llegado a ser lo que son. La prosa de Elia Barceló es deliciosamente pulcra y está magníficamente trabajada, y la historia está construida con solidez y perfección. Como trasfondo a la ficción, Elia Barceló trata con mucha delicadeza pero sin ambages unos cuantos temas universales y atemporales: la dignidad en la vejez, la enfermedad y el modo de enfrentarse a ella, el maltrato, el rol de la mujer, y algunos otros. No me extiendo más, solo os recomiendo que la leáis, porque merece la pena. Palabra de lectora.

sábado, 13 de septiembre de 2025

Después de la derrota, de Paco Gómez Escribano


Y me pregunto, como he hecho tantas otras veces, que qué será lo que queda después de la derrota. Y lo veo claro. Después de la derrota están las ruinas de la derrota. Y después de eso, la nada, la puta nada infinita.

Realista e inapelable, esta reflexión cruza los pensamientos del protagonista hacia el final de la novela que acabo de terminar. Su autor, Paco Gómez Escribano, madrileño del barrio de Canillejas, ambienta todas sus historias en el barrio que lo vio nacer, crecer y, en cierto modo, desencantarse del mundo. Porque dicen por ahí que todos los caminos llevan a Roma, pero en ciertos lugares pareciera que todas las calles, salvo contadas excepciones, fueran la crónica de una debacle colectiva y anunciada.

Después de la derrota (Editorial Alrevés, 2024) es la undécima novela publicada de Paco Gómez Escribano, experto en dar voz, en negro sobre blanco, a todos aquellos cuyas voces no alcanzaron ni alcanzarán a alzarse sobre el ignominioso silencio de la peor de las miserias, la de habitar callejones sin salida, la de recibir siempre las peores cartas en la partida, la de la falta de oportunidades licuada en una asquerosa cucharilla o sublimada junto a pequeñas partículas de polvo obstinadas en perforar el tabique nasal. Al protagonista lo bautizaron como Cipriano pero, como era un nombre que sonaba a antiguo, se autonombró Zip. Un día fue periodista, y escribió sensacionales artículos sobre un atracador de su propio barrio, pero sus adicciones y la catadura moral de algunos de sus coetáneos le cercenaron las alas y las posibilidades, y ahora regenta un hostal de tercera, heredado de sus tíos, que sobrevive gracias a las remesas de obreros que llegan a trabajar en la "capi". En el momento en que empieza la novela, Zip vuelve del funeral del Chule (el otro personaje principal de la historia, el atracador objeto de sus artículos periodísticos del pasado con quien fue forjando una relación de amistad) y decide que el momento es tan bueno como cualquier otro para pasarse por el banco. Una vez dentro, su pésima estrella le ofrenda el papel de rehén en un atraco a mano armada. Ironías del destino, el líder de los yonquis-desquiciados-atracadores, perdedores también por herencia genética, es el Nico, hijo del Chule, quien le pidió que lo cuidara en su lecho de muerte. Como buen defensor de las causas perdidas, Zip se erige como intermediario entre los delincuentes y la policía. Por un lado, nos narrará en presente el devenir del suceso, que transcurre en plena pandemia. Por otro, nos narrará en pasado cómo comenzó a escribir los artículos sobre el Chule y cómo fue surgiendo su amistad. Asimismo, y en segunda persona, le hablará al fallecido como si estuviera presente, haciendo un recorrido por su trayectoria y vivencias en diferentes prisiones del país, y exponiendo con claridad y sin tapujos las sórdidas atrocidades que durante muchas décadas se cometieron en el sistema penitenciario español (no solamente en el tardofranquismo, sino también auspiciadas, sorprendentemente, por el gobierno de izquierdas de González) de las que, por conveniencia, se ha hablado poco o nada.

Aunque Después de la derrota está relatado desde la perspectiva de Zip, su estructura narrativa podría resultar compleja si no fuera por la habilidad del autor, que consigue que el lector nunca pierda el hilo ni se enrede en él. Su estilo es directísimo, coloquial y genuino, pues conoce a la perfección el barro que modela y le da forma a su antojo. Gómez Escribano nos ofrece una narración cruda, áspera y realista, pero no exenta de pinceladas de ternura y de humor negro negrísimo. Como en títulos anteriores, Gómez Escribano radiografía con precisión y humanidad el espíritu del barrio de Canillejas, transfiriendo a sus páginas la atmósfera de sus espacios, las idas y venidas de la gente de a pie que los habita. Si hay algo que me gusta particularmente del autor es la sinceridad y la naturalidad con las que mira y describe un abismo que pocos esquivan. Otra cosa que admiro de este autor es su manera de crear personajes secundarios inolvidables, que nacen con la derrota tatuada en cada milímetro de la piel. En esta novela se las conoce como la Marga y la Cari, dos amigas yonquis, enganchadas al jaco, cuya maxima aspiración es huir del mono a como de lugar. Después de la derrota es una historia de historias, de fracasos pretéritos y futuribles, de poca justicia y muchos pecadores por herencia, de malas muertes y peores vidas. Un relato de un infierno como tantos otros, sin aspavientos ni culpas. 

jueves, 11 de septiembre de 2025

Luna, de Carlos Bassas del Rey


En el vasto y diverso espacio de la literatura podemos distinguir grandes escritores, grandes narradores y unos pocos agraciados con ambos dones. Asimismo, hay autores que escriben, otros que dibujan historias y alguna rara avis que cincela universos a golpe de palabra y con precisión quirúrgica. Este último es el caso de Carlos Bassas, autor de la novela que acabo de terminar, donde esculpe sin tapujos el rostro y la esencia de la maldad. Sin excusa. Sin justificación. Maldad genuina que no rinde pleitesía a la norma consuetudinaria. 

Luna (Ediciones Alrevés, 2024) es la segunda novela que leo (y disfruto mucho) de Carlos Bassas. Ambientada en una imaginaria población manchega, y liderada por caracteres eminentemente femeninos, lo cierto es que me ha recordado mucho a alguna película de Almodóvar. Como reza la sinopsis, Luna es la historia de tres mujeres, Dora, Sara y Luna. Abuela, hija y nieta. Tres generaciones de la misma familia obligadas por las circunstancias a convivir y a caminar por la cuerda floja de sus enigmas con pericia de acróbata. Un hogar que dejó de serlo a fuerza de silencio y de olvido, de una ausencia muy presente que habita el limbo de los secretos que hay que proteger a toda costa. Corre el verano de 1982. Mientras Naranjito aparece en todas las televisiones españolas, la moral católica nacional se resiente tras la aprobación de la Ley del Divorcio. Sin embargo, para Sara supone una oportunidad de escapar de las garras de un marido maltratador, y a la vez el suplicio de volver a una casa de donde huyó en cuanto pudo. Con ella lleva a su hija, Luna, una adolescente de catorce años y perturbadores ojos azules muy distinta al resto. Sara y Dora, su madre, tampoco encajan bien con el resto de la población. Viven marcadas por la pérdida de Juan, marido de Dora y padre de Sara, en circunstancias muy confusas. Amparadas en falsos recuerdos que ocultan una verdad que las arrollará al revelarse. Por su parte, Luna trata de ponerle nombre y darle entidad a una pulsión interna que la devora, a un deseo que debe satisfacer, mientras establece una relación sui generis con Toño, un chaval del pueblo. Y como en la mayoría de novelas negras, un asesinato conmociona la tranquilidad de erial de la población. Desaparece Javier, el chico "mongolo" (recordemos que aquella no era una etapa de corrección política), y encuentran su cadáver atrapado en un cepo y con la cabeza machacada con una piedra. No tardarán los avispados vecinos en encontrar un culpable: Miguel, el maricón, el sararasa, el invertido. Seguro que ha sido él. Nadie escapa del pecado, de la culpa y la condena cuando hay sentencia del pueblo. Celos, envidia y odios ancestrales en medio de un secarral. 

Luna es una novela negra, sin duda, pero el misterio y la intriga no apuntan hacia el presente. El lector sabe perfectamente quién ha cometido el asesinato, porque lo ha presenciado. El misterio y la intriga nos acechan, pues, desde el pasado. En forma de fantasma, espíritu o espectro. Impregna el aire viciado y amenazador del hoy el aroma de un fuego purificador del ayer. La prosa de Carlos Bassas es ágil y lírica a la vez, y su yuxtaposición un auténtico tesoro. Sus personajes son totalmente poliédricos, llenos de aristas y recovecos, de pecados y de culpas, a excepción de Luna, que parece aceptar su condición con inmensa naturalidad. El pueblo, su voz, su inquina y sus miserias, se transforman en las páginas en un personaje colectivo que ejerce su poder con fuerza y con saña, inasequible a la empatía y a la clemencia. En una telaraña de relaciones ya heridas desde un inicio tendrán que desenvolverse sus protagonistas que, en cierto modo, también me han traído a la memoria a Bernarda Alba y a sus hijas, pues encarnan en su propia existencia el drama de las mujeres en los entornos rurales de España. Violencia implícita y explícita, maldad sin disfraz, todo narrado con una deliciosa sensibilidad. Si tenéis la oportunidad, haceos con ella.

martes, 9 de septiembre de 2025

Tinta y fuego, de Benito Olmo


Es más que conocido el hecho de que, durante la Segunda Guerra Mundial, el robo y saqueo de libros fue una práctica sistemática de los nazis, principalmente contra las bibliotecas y colecciones de titularidad judía, así como de otras minorías y personas non gratas para el régimen. Con ello pretendían eliminar la cultura y la memoria de los pueblos perseguidos. Si bien algunas obras fueron quemadas en público, muchas se incautaron y fueron a parar a colecciones privadas de algunos privilegiados. Tiempo después de la guerra, se iniciaron esfuerzos internacionales para recuperar y devolver los libros a sus legítimos propietarios o sus herederos. Interesante, ¿verdad? Pues esa es justo la materia prima temática que sirve de base a la novela que acabo de terminar, una obra adictiva y muy bien escrita que combina el thriller, la aventura y un trasfondo histórico donde se entrelazan la búsqueda de libros poco comunes y un misterio que llevará al lector a la época del expolio literario que perpetraron los nazis.

La protagonista de Tinta y fuego (Planeta, 2024), de Benito Olmo, se llama Greta y es una buscadora y tasadora de libros que pasa por un mal momento económico resultado de una caída de su reputación al haber desaparecido tiempo atrás un manuscrito de Borges que estaba tasando. A causa de esta situación, se ve obligada a aceptar el insólito encargo de rastrear y encontrar la biblioteca de una adinerada familia que los nazis incautaron durante la Segunda Guerra Mundial. Los primeros pasos de esa investigación la llevarán a Berlín, donde conocerá a Oleg y descubrirá la verdadera dimensión de los robos de libros que perpetraron los nazis. Asimismo, se contagiará del afán de Oleg por encontrar la mítica Biblioteca de la Comunidad Judía de Roma, pero todo se complicará cuando averigüen que alguien está asesinando a bibliófilos y coleccionistas para hacerse con los ejemplares que formaron parte de esta bliblioteca y poder reconstruirla... ¿Quién es el ladrón de libros capaz de asesinar para conseguirlos? ¿Logrará Greta completar con éxito su encargo? Ya sabéis...Si os ha picado la curiosidad, tendréis que leerla.

Uno de los aspectos más destacados de Tinta y fuego es la fusión del thriller noir con la novela histórica, lo que da lugar a una obra intensa y emocionante que trasciende los géneros tradicionales. Benito Olmo ha debido de realizar sin duda una exhaustiva labor de documentación previa a la escritura, por lo que sumerge al lector en escenarios históricos y contemporáneos con un alto grado de verosimilitud. El ritmo al que se desarrolla la trama es el justo y necesario, ágil y adictivo pero equilibrado, y su estilo descriptivo se catacteriza por la precisión. Así, el interés y la atención del lector están garantizados. En cuanto a los personajes, Greta es una protagonista complicada, llena de aristas y muy lejos del arquetipo de heroína que conocemos, pero tiene un lado tan frágil que enseguida cae bien al lector. Si os gusta la novela negra pero también la histórica, o las tramas de aventuras, acción y misterio, o la pasión desmedida por los libros, o si simplemente queréis disfrutar de buenos ratos de lectura, no os la perdáis, porque merece realmente la pena. Palabra de lectora.

lunes, 1 de septiembre de 2025

Lo que oculta la noche, de May R. Ayamonte


Todos sabemos que, en ocasiones, la realidad supera con creces la ficción, que ocurren cosas en nuestro entorno que nos dejan boquiabiertos y que nos parecen increíbles, pero son. Y también sabemos que hay personas con un talento especial para entretejer esos mimbres de realidad con hilos de imaginación creando así una urdimbre literaria que nos atrapa y nos mantiene en vilo hasta que ellos deciden liberarnos. Cuenta la hemeroteca que allá por 1990 un suceso oscuro y turbio sorprendió a los habitantes de la ciudad de Granada: la aparición del cadáver de una mujer, tras un supuesto exorcismo, en una vivienda del barrio del Albaicín. El caso siempre estuvo envuelto en un halo de misterio y nunca llegó a conocerse a ciencia cierta la verdad de lo que ocurrió. Ese es el punto de partida de la novela que acabo de terminar, cuya autora conserva en ella lo esencial de aquel acontecimiento y lo integra a la perfección en una trama repleta de misterio y oscuridad.

En Lo que oculta la noche (Contraluz, 2025), May R. Ayamonte se sirve de dos líneas temporales separadas por un margen muy pequeño. Por un lado, la primera trama cronológicamente hablando se sitúa en 1987 y la protagoniza Dolores García, una granadina del barrio del Albaicín que, harta de la vida que lleva en la que ella no ha elegido nada, decide fugarse con su amante cubano y establecerse en Cuba, donde creerá rozar la libertad con la punta de los dedos. Dolores, mujer profundamente creyente en Dios y en otros asuntos paranormales, descubrirá la santería, una muestra de sincretismo religioso proveniente de la diáspora africana muy extendida en la isla y que combina deidades yorubas con santos católicos. El lector será testigo en las páginas que conforman este hilo de la evolución y el desenlace del sueño cubano. La línea temporal más cercana al presente comienza en Granada a principios de 1990. Aquella misma Dolores García fallece en el hospital tras un extraño episodio de violencia que la voz popular asimila a un exorcismo. Polet Hatero, una joven subinspectora, lesbiana y madre soltera, será la encargada de investigar el caso con el apoyo del inspector Luis Rodríguez, su superior y amigo, que opina que este caso le viene como un guante porque Polet es una feminista comprometida con la causa. Aunque todos los indicios apuntan al mencionado exorcismo, Polet, mujer racional donde las haya, no puede asumir la intervención de lo paranormal en este crimen, e intentará averiguar la verdad empírica a toda costa, a pesar de que la familia de la fallecida, que parece ocultar algún secreto, no se lo vaya a poner fácil. ¿Conseguirá tirar de los hilos hasta llegar al ovillo? En paralelo a la investigación, Polet también tendrá que enfrentarse a los sentimientos que le despierta Teresa, componente del equipo forense, y... Nada, si queréis saber más, la tendréis que leer.

Lo que oculta la noche sería, entonces, una combinación de hechos reales e investigación ficcionada aderezada con toques esotéricos y paranormales, enriquecida sin duda por una gran sensibilidad social presente en cada una de sus páginas y rodeada de una atmósfera muy lograda por parte de la autora. La estructura dual de la novela es un plus a la tensión narrativa. Los capítulos se nos presentan como piezas de un puzle que casi sabemos cómo encajar pero difícil de completar porque falta la pieza clave, ya que May se mueve con soltura entre lo visible y lo que queda oculto. Sus protagonistas, eminentemente femeninas, son muy distintas entre sí, pero ambas tienen un nexo común: ser mujeres que luchan contra la opresión a la que las somete el mundo. Su prosa es sencilla y asequible, pero también se apoya en ciertos fragmentos no exentos de lirismo y hace muy fácil sumergirse en el plano emocional de los personajes. En resumen, una lectura muy recomendable. 

miércoles, 27 de agosto de 2025

Los hijos malditos, de May R. Ayamonte

Habitualmente, los afortunados primermundistas que vivimos alejados de escenarios de guerra o violencia extrema, exceptuando el riesgo de las cada vez más frecuentes pero imprevisibles catástrofes naturales y los estigmas sociales en aumento progresivo, nos sentimos a salvo. Nos levantamos cada día dando por garantizada nuestra invulnerabilidad, como si fuera algo permanente e inmutable. Pero, ¿qué ocurriría si un buen día nuestra seguridad y la de todo nuestro entorno se vieran seriamente amenazadas por un crimen y una bomba, acompañados de un manifiesto que deja entrever que se destruirán las iglesias más simbólicas de nuestra ciudad? ¿Y si para evitarlo necesitáramos a una periodista con un carácter de mil demonios proclive a estar en el epicentro de las situaciones más inverosímiles? Pues eso es justo lo que sucede en la novela que acabo de terminar, una novela negra en la que su autora demuestra su gran habilidad en crear situaciones de alta tensión.

Los hijos malditos (Contraluz, 2024), de May R. Ayamonte, es la tercera entrega de la trilogía protagonizada por la periodista Jimena Cruz. Aunque yo recomiendo siempre leer las entregas por orden, por no perderse nada de la evolución de los personajes y sus circunstancias, lo cierto es que se puede leer como novela independiente, puesto que la autora aporta continuamente datos importantes sobre ellos e información que tuviera relevancia en pasado y presente para comprender el trasfondo y las motivaciones de los principales personajes. Al igual que en las entregas anteriores, May nos sumerge profundamente en las luces y las sombras de Granada, con una protagonista en precario equilibrio entre su necesidad de recuperarse de las secuelas psicológicas de los casos anteriores y sus ganas instintivas de investigar los terribles sucesos que vuelven a poner en jaque la paz de la capital granadina. La historia comienza en plena Semana Santa, mientras Jimena acompaña a su hermana y a la familia de esta a disfrutar de la célebre Procesión del Silencio. De repente, entre el gentío, la emoción más o menos contenida, el olor a cera de las velas y las capas de los penitentes, alguien comienza a gritar de forma desgarradora, y el foco de una cámara ilumina fugazmente el cuerpo de una mujer con hábito de monja colgada del campanario de la iglesia de San Pedro y San Pablo. Este será solo el punto de inicio de una cadena de atentados perpetrados por lo que parece una secta religiosa que ha publicado en redes un manifiesto en el que amenaza la integridad de las iglesias más significativas de la ciudad. A pesar de su voluntad de no implicarse en el caso, por salvaguardar los avances que ha conseguido en terapia, la situación y el animal investigador que lleva dentro obligarán a Jimena a meterse de lleno en la investigación, lo que la llevará a establecer relación con Zacarías Lara, un teólogo granadino afincado en Nueva York que volverá a suponer un desafío a su estabilidad. En paralelo a esto, Jimena seguirá buscando a su familia biológica y alejada de sus padres adoptivos. En medio de la investigación, una llamada de la clínica estadounidense donde envió su ADN la informa de una posible coincidencia con una persona que también vive en Granada. Por otro lado, su compañero de investigación le despierta sentimientos que rechaza, mucho más cuando descubra ciertas sorpresas que se ha guardado en la manga... Todos estos hilos mantendrán en vilo tanto a la periodista como a los lectores, que se verán envueltos en una trama tensa cuya intensidad se agudiza hacia el final.

Los hijos malditos, siguiendo el canon de la novela negra clásica, está contado por un narrador omnisciente que va dosificando el suspense a lo largo de las páginas. A nivel estructural, la obra está dividida en varias partes, encabezadas por un capítulo donde se ofrece al lector la perspectiva interna de la secta religiosa, en un tono muy críptico y lleno de enigmas, lo que refuerza el aura misteriosa de la historia. Como he dicho al principio, si hay algo en lo que destaca May R. Ayamonte es en plasmar sobre el papel situaciones con mucha tensión, lo que provoca que el lector viva momentos de alto impacto emocional. Eñ primer capítulo de esta novela ya lo deja claro y nítido. Otro de sus puntos fuertes es la creación de su protagonista, Jimena, quien, a pesar de que a veces dan ganas de abofetearla o directamente matarla, es un gran personaje. Mal hablada, disfuncional, profundamente marcada por su pasado y autodestructiva en muchos sentidos, Jimena encarna muchos de los rasgos del investigador de la novela negra tradicional. Por otra parte, la ciudad de Granada no es solo el escenario donde se desarrolla la trama, sino un personaje más que respira en las descripciones magníficamente detalladas de la autora y enriquece la narración. La centenaria Granada, rica en historia, y su trasfondo religioso, proporciona la ambientación perfecta a una trama que, como en las novelas anteriores, explora temas universales e imperecederos: la religión y su impacto social, la familia, el sentimiento de pertenencia, la lacra del machismo o cómo la mayoría de veces el pasado extiende sus tentáculos hasta el presente son algunos de ellos. En definitiva, Los hijos malditos es una novela que cumple con las expectativas de los amantes del misterio y del suspense, rica en matices y con una lectura muy asequible que atrapa desde el inicio. Si podéis, no dejéis de leerla.

sábado, 23 de agosto de 2025

Las aguas sagradas, de May R. Ayamonte


Dijo el filósofo George Santayana que «quienes no aprenden de la historia están condenados a repetirla». La historia nos proporciona lecciones valiosas sobre el comportamiento humano y las consecuencias de determinadas acciones. Si hacemos caso omiso de estas lecciones, como suele ser el caso, corremos el peligro de cometer los mismos errores en un futuro. Por eso hay autores y autoras que, aparte de practicar el noble arte de la literatura, dedican su tiempo y su talento a rescatar la memoria de las garras del olvido. La novela que acabo de terminar es fruto de esa admirable labor y, además, de la innegable capacidad de su autora para integrarla en una trama donde el suspense está servido. 

Las aguas sagradas (Contraluz, 2023), de May R. Ayamonte, es una novela negra con alta carga histórica, social y política. En ella, y aunque se trata de una historia independiente, el lector volverá a encontrarse con Jimena Cruz, protagonista de Las niñas salvajes, cuatro años después de la resolución del caso de la Asesina de la Cruz. Gracias a horas de terapia, la periodista ha sido capaz de encontrar un cierto equilibrio, superar sus adicciones y afrontar las consecuencias del varapalo emocional que le supuso descubrir la dolorosa verdad. Como en la novela anterior, May R. Ayamonte juega con dos líneas temporales. Breves y misteriosos flashbacks nos remitirán a la Granada de los 50, los 60 y los 70, donde conoceremos a un personaje sin nombre que sufrió en sus carnes las aciagas consecuencias de una desgracia. El hilo del presente comienza en enero de 2021, cuando Jimena recibe una llamada de la policía de Granada solicitando sus servicios y su experiencia, pues ha aparecido en el centro de la ciudad un cadáver y la disposición de la escena del crimen evoca ciertas reminiscencias de los escenarios de la Asesina de la Cruz. Para poder encarar la investigación, la periodista solicitará trabajar en equipo con expertos en otras áreas. Así, contará con la colaboración de Gari Atxa, reputado criminólogo con el que surgirá una relación más allá de lo laboral, y con Fátima Suárez, la otra protagonista de esta novela, historiadora en proceso de acabar su tesis en la Universidad de Granada y con una situación personal compleja y delicada, ya que está intentando ser madre y no lo consigue. Pronto descubrirán que atrapar a este asesino es más complejo de lo que esperaban, y tendrán que emprender una carrera contrarreloj, pues aparecen unas pancartas en lugares señalados de la ciudad que parecen anunciar nuevas muertes. El asesino marca sus tiempos y deja una serie de pistas que tendrán que interpretar... Y no os cuento más porque merece la pena adentrarse en la novela con la mínima información posible. 

Como he avanzado al principio, en Las aguas sagradas el lector encontrará una combinación equilibrada entre la trama de novela negra, memoria histórica (pues una de las protagonistas es un bebé robado en los 80) y cuestiones de actualidad como, por ejemplo, la reproducción asistida y lo que ella implica, el patrimonio histórico y los secretos ocultos de una ciudad que fue y será siempre cruce de culturas. Se apreciará también la diferencia entre las voces de las dos protagonistas, dos mujeres muy diferentes que crearán entre ellas un vínculo genuino y sincero. Si queréis saber más, ya sabéis, a leerla.

viernes, 15 de agosto de 2025

Las niñas salvajes, de May R. Ayamonte

¿Os he dicho alguna vez que me encanta leer por primera vez a autores que no había leído antes y, acabada la lectura, saber que voy a continuar con ellos porque me han atrapado entre sus letras? Pues es lo que me ha pasado con la novela que acabo de terminar, una historia fascinante en la que un engranaje de secretos y memorias del pasado dan lugar a una trama repleta de misterio, venganza y redención.

Las niñas salvajes (Contraluz, 2022) es la primera novela que leo de May R. Ayamonte. Ambientada en las calles y alrededores de la cautivadora ciudad de Granada, está dividida en dos líneas temporales. La primera, y la más breve en extensión, se remonta a 1975 y nos sitúa en un colegio religioso de la ciudad andaluza, una institución que acoge a alumnas externas (cuyas familias viven lejos de los centros educativos) e internas, muchas de las cuales esperan una familia adoptiva. En ella, la autora nos cuenta las rutinas de las niñas, sus quehaceres diarios, sus juegos y sus ilusiones. Pasados los años, una de esas huérfanas está a punto de ser adoptada, y justo ese es el momento en el que la línea temporal del pasado establece el vínculo con la del presente de la narración, pues sus consecuencias arrastrarán hasta 2017. En esta trama del presente, Jimena Cruz, una periodista que no pasa precisamente por su mejor momento a ningún nivel, adopta el rol protagonista. Jimena trabaja en un periódico local de escasa relevancia escribiendo artículos que no la llenan hasta que una mañana recibe una llamada de su jefe anunciándole el hallazgo de un cadáver en una plaza de Granada. Jimena aún no lo sabe, pero esa noticia le cambiará la vida para siempre. A nivel profesional porque significa periodismo de investigación, que es la rama que la apasiona y, a nivel personal, porque la víctima resulta ser María, una religiosa que formaba parte de su familia. Con el afán de esclarecer la autoría del crimen, la periodista iniciará un proceso de investigación por su cuenta para el que contará con la ayuda de Hugo, su amante y uno de los policías asignados al caso, y deberá enfrentarse a su propia identidad, descubriendo que la verdad, en ocasiones, libera y condena a partes iguales.

La prosa de May R. Ayamonte es ágil y directa, sin rodeos, y pone en marcha con fluidez los engranajes de la trama. He de confesar que el personaje de Jimena Cruz no me lo puso fácil al principio. Me costó conectar con ella porque en muchas ocasiones me pareció tener delante a una niñata malcriada y exasperante. Aun así, su determinación y su carácter inquebrantable (vamos, una cabezota de manual) terminaron por ganarme la partida, y reconozco que su empeño en seguir adelante con la investigación contra viento y marea le añade a la trama un punto de tensión y de intriga que mantiene al lector atrapado hasta el final. Conforme avanzan los capítulos, se aprecia una crítica draconiana a la España de los 70 y a sus tremendas desigualdades sociales. Si bien es cierto que las descripciones de Granada podrían parecer excesivas a algunos lectores, también lo es que aportan una gran plasticidad al escenario y crean una atmósfera única y peculiar. En definitiva, Las niñas salvajes es sin duda una novela que engancha ya que su autora sabe contarnos bien su historia. Una novela para disfrutar y reflexionar al mismo tiempo, de esas que no se acaban al leer la última página. 

 

 


lunes, 11 de agosto de 2025

No detenga a mi ladrón, de Gema Tacón


Caos. Locura. Un disparate detrás de otro. Carcajadas que borran el gris de los días feos. Cuando piensas que ya ha superado con creces las barreras del desequilibrio mental (transitorio o no tanto), vuelve a sorprenderte una vez más demostrando que no, que siempre es posible un poquito más, que la imaginación no tiene límites, ni obedece a normas de este mundo ni de ningún otro. Que la magia de las letras es infinita al igual que su talento para plasmarla en negro sobre blanco. Veinte, que se dice pronto, son ya las obras que han visto la luz de la gaditana más majara de todas las dimensiones y todos los tiempos, y veinte son las que llevo leídas, gozadas al máximo y pidiéndole a las musas que no la abandonen nunca.

Su último homenaje a la magia de los libros y al nivel de insania que puede ocultarse bajo una pluma se titula No detenga a mi ladrón, está recién salido del horno y, como siempre, hace gala de su habilidad en la mezcla de géneros que dan al traste con cualquier atisbo de cordura. Una combinación de romántica-erótica (sin pasarse ni en lo uno ni en lo otro), intriga y suspense, y humor del más descacharrante. La novela empieza con un ladrón de identidades que recala en un transatlántico huyendo no sabemos muy bien de qué. Su intención , por supuesto, es la de pasar desapercibido y llegar a un nuevo destino donde empezar de cero, pero la suerte le tiene preparada una sorpresa que le romperá los esquemas y los planes. Todavía no ha puesto un pie en el barco cuando su camino se cruza con el de Isabella de la Cosa Pargo, una joven psicóloga y paradójicamente el colmo de la superstición, que se embarca junto a su excéntrica familia y su prometido ideal para celebrar una boda de ensueño en el Caribe. Ya os podéis imaginar que el flechazo es prácticamente instantáneo, y que la hoja se ruta de la una y del otro van a variar sustancialmente en una travesía donde los secretos, los disfraces y los DESPROPÓSITOS absolutos y con mayúsculas van a estar a la orden del día. Como si alguien hiciese una fusión literaria entre Vacaciones en el mar, una sitcom con toques picantes y Vídeos de primera. No os voy a contar más porque la gracia es ir leyendo y abriendo la boca hasta que se os desencaje la mandíbula.

La trama de No detenga a mi ladrón es muy original, fresca y altamente adictiva, con el toque justo de romance y erotismo para darle algo de vidilla, está narrada por las voces en primera persona de los protagonistas mediante escenas y diálogos que en numerosas ocasiones rozan el surrealismo más hilarante. Los personajes, siguiendo la línea habitual de la autora, son profundamente humanos, irreverentes y están como una orquesta de maracas. Mención especial a esa yaya mafiosa y camorrista que cree firmemente que Ramiro, su mascota gallina, porta el alma reencarnada de su difunto esposo, y a la prima lesbiana gótica que las mata siempre callando. Si queréis disfrutar un buen rato y reíros hasta la extenuación, no os la perdáis.

viernes, 8 de agosto de 2025

Lady Mayfair y la condesa muerta, de Gema Tacón


Princesas Disney en la treintena a las que no les suben los vaqueros de la cadera, científicas que se encogen y no de hombros precisamente, relaciones públicas de hoteles que la lían ya en su primer día de trabajo, gaditanas perdidas por el norte que sin comerlo ni beberlo se meten en la guarida del lobo, escritoras al borde de un ataque de nervios que por no escribir se dedican a juguetear con misteriosas cajas, wiccanas salvando el planeta, detectives irreverentes y adorables que resuelven tanto como enredan, brujas de estirpes variopintas propensas a todo tipo de desaguisados. Ángeles y demonios caídos o al menos tropezados, sapos fantasma deslenguados, seres mitológicos transtornadísimos y hasta una cabra con cierta tendencia al alcoholismo. No, esta enumeración no es la consecuencia de ningún desvarío ni ningún esguince cerebral (que podría serlo perfectamente, claro), sino un homenaje sincero y de corazón a los personajes de una autora que, sin que yo pueda remediarlo, se empeña en pintarles una sonrisa a los días que tienen pinta de andar un poco cuesta arriba. Ahora acabo de terminar su penúltima locura, y no puedo más que reconocer su talento, y esa maldita manera que tiene de hacerme soltar una carcajada en medio de misa si hace falta.

En Lady Mayfair y la condesa muerta (2025), Gema Tacón nos ofrece un cozy mistery adictivo y con esa mezcla de humor y ternura que solo consigue ella. En un ejercicio de escritura impecable y letras al servicio de la enajenación mental, Gema Tacón nos traslada a una pequeña aldea próxima al Londres victoriano (frecuentado por personajes como Jack el Destripador y el magnífico Sherlock Holmes, a quienes rinde debido homenaje), y elige como personaje central a Lady Audrey Mayfair (Dru para los muy amigos), una joven cuyo comportamiento dista bastante del apropiado a su status social y con una marcada tendencia a encontrarse en el lugar menos adecuado en el momento menos oportuno. En una de esas ocasiones, Lady Mayfair es la primera en llegar al escenario del crimen que sacudirá la tranquilidad de la villa: el asesinato de la Condesa Sandwish. Al ser la única presente cuando se descubre el cadáver, todas las sospechas recaerán sobre ella, en especial las del atractivo sargento de Scotland Yard, Arnold Merrit. En sus intentos por esclarecer la autoría del asesinato y alejar el escándalo de su apellido, Lady Mayfair logrará justo lo contrario, pues se encontrará en el epicentro o como mucho en los aledaños de nuevos escenarios criminales. Pero, ¿creéis que eso la detendrá? Pues no. Ni eso ni la amenaza que se cierne sobre su cabeza de pasar el resto de sus días en un convento. Tozuda e incombustible, irá a donde haga falta para hallar la verdad, incluso hasta la casa de una bruja, y contará con la inestimable ayuda de Frederick, el misteroso y también guaperas cochero de la familia, y de una ardilla con mucha mala follá (pero que luego dejará en mantillas a Chip y Chop, los Rescatadores) que responde al nombre de Lady Colitas. Eso sí, los arranques de la ardillita y la tableta del cochero acercarán su mundo al borde del caos. Suerte que cuenta con las dosis justas de cordura y protocolo que le imponen su queridísima señora Jones y Alfred, el mayordomo. ¿En que acabará todo este lío? ¿Encontrarán al asesino o irá Lady Mayfair presa? Ya sabéis ... a leerla si os ha picado la curiosidad.

En Lady Mayfair y la condesa muerta, Gema Tacón vuelve a engancharnos con una trama verdaderamente entretenida y fácil de leer que atrapa desde los primeros párrafos, concienzudamente documentada, lo que obra a favor de la ambientación y la verosimilitud del contexto del relato, apoyada también por la adaptación del lenguaje a la época en que se desarrolla. Está claro que Gema Tacón es una maestra en la mezcla de géneros, combinando el misterio, el suspense, su particular humor y ciertas pinceladas de ironía. Otro acierto, sin duda, son sus personajes, carismáticos, entrañables y con un alto grado de «adoptabilidad». Además, por la forma en que termina, sabemos que habrá más, y eso siempre es una buena noticia. ¿Que si la recomiendo? ¿Pero es que no os ha quedado claro ya?

jueves, 7 de agosto de 2025

Un fuego azul, de Pedro Feijoo


Avanza, lenta pero inexorable, la lectura de la infinita lista de pendientes de Libridinosum, y por fin le ha llegado el turno a Pedro Feijoo. Las opiniones sobre el autor y la novela leídas en redes eran inmejorables y, si sumamos a eso el hecho de que su nombre apareciera en la lista de autores invitados a Gata Negra, podríamos concluir que las expectativas estaban a un nivel bastante alto al inicio de la lectura. Pues bien, una vez acabada, confieso que la realidad ha superado con creces a cualquier planteamiento inicial. Sinceramente, me ha roto los esquemas ya que, si bien es cierto que en la mayoría de novela negra se explora y se reflexiona sobre la maldad, la difusa frontera entre la insania y la cordura, etc., en este caso lo que encontramos en las páginas de la novela, un thriller muy oscuro, duro y escrito con contundencia, es el MAL (con mayúsculas) en su acepción más genuina y brutal que, sin embargo, no es incompatible con cierto grado de empatía y con mi siempre latente debilidad por la justicia poética.

En Un fuego azul (Ediciones B, 2020), Pedro Feijoo se aplica en mostrarle al lector la capacidad y las posibilidades del ser humano para ejercer la maldad, coreografiándola en una serie de situaciones espeluznantes y escenarios cada cual más dantesco que el anterior (y no uso el término «dantesco» de un modo figurado). Tras unas primeras páginas que apuntan claramente a una purificación pirolítica, la Brigada Criminal de Vigo, con el inspector Mateo a la cabeza, encuentra en una vicienda, gracias a la llamada de un vecino, a una pareja de ancianos asesinados en una bañera de una forma peculiar, ya no solo por el tremendo ensañamiento, sino porque el escenario en sí parece querer trasladarles algún mensaje del criminal. Este será solo el primero de una serie de crímenes al que se tendrá que enfrentar la Brigada Criminal, crímenes que en principio no parecen tener más nexo común que la avanzada edad de las víctimas y un elevadísimo nivel de sadismo. Mateo y su equipo apenas tendrán hilos de los que tirar, y encontrarán grandes dificultades hasta para encontrar la identidad de los cadáveres. La conexión entre todos ellos se resumirá en una serie de interrogantes y de preguntas sin respuesta. Sin embargo, esas respuestas de las que carece el equipo investigador le irán siendo reveladas al lector en la dosis justa y necesaria para no querer abandonar por ningún motivo las páginas de la novela. Retazos de historia, flashbacks que nos conducirán de cabeza al infierno donde germinó la semilla de la maldad presente regada y abonada por la más abyecta depravación moral. De nuevo, nos hallamos ante una obra cuya negritud es infinita, en la que la trama policial quedará incluso subyugada por la disección del miedo y el dolor en estado puro. 

Un fuego azul es una de esas novelas desconcertantes en las que los giros argumentales se agazapan para coger al lector desprevenido. Aparte de la trama, uno de los puntos fuertes de la obra son sus personajes. Complejos y verosímiles, algunos serán la misma encarnación del mal. Sin embargo, una vez escuchada su voz tras superar el rechazo inicial, serán capaces de generar empatía, provocando un giro radical en nuestras emociones. Otra de las fortalezas de la obra es la forma de narrar de su autor, una mezcla de belleza y brutalidad a partes iguales, con profusión de diálogos que imprimen a la lectura un ritmo ágil, para construir una trama hilada a la perfección que mantiene altísimos los niveles de suspense y tensión narrativa hasta la última página. Absolutamente recomendable. Palabra de lectora.

domingo, 3 de agosto de 2025

Sinántropos, de Carlos Bassas del Rey


Hay páginas a las que el negro se les queda corto, muy corto. Oscuridades que nunca han atrapado la luz porque esta siempre viaja más rápido. Hay letras que dan forma a historias y hay cuchillos que las esculpen en las páginas a base de dolor y de la más abyecta de las miserias. Los futuros cadáveres no saben aún que lo son, excepto aquellos cuyos bonus de vida giran en torno a un único objetivo: la venganza. Ella es el leit motif de la novela que acabo de terminar, una historia durísima y narrada de forma prodigiosa. 

Sinántropos (Editorial Alrevés, 2022), es la primera obra que leo de Carlos Bassas del Rey y lo cierto es que me ha sorprendido gratamente, tanto por el planteamiento de la historia como por la exquisitez de la narración. Sinántropos son aquellos seres animales o vegetales que han desarrollado la capacidad de adaptarse a las condiciones ambientales de un entorno urbano impuestas por el hombre. Sinántropos son también los hombres y mujeres que habitan entornos en ruinas, en permanente amago de catástrofe, solo que no la ven porque nacieron bajo su auspicio, y que apenas viven porque emplean su aliento en sobrevivir. Así es Corto, el protagonista de la novela, un joven cuyo verdadero nombre se esfumó de los anales de la historia, que vuelve al agujero en el que nació diez años después de su misteriosa partida, vestido de traje y zapatos lustrosos, tan diferente al de antes que solo lo reconoce un chucho que en su ausencia ha cambiado hasta de nombre. ¿Por qué se marchó del barrio? Y lo que es más importante, ¿por qué vuelve ahora? Página tras página conoceremos las razones de su huida y de su regreso, suministradas a cuentagotas que generan altas dosis de suspense que incita al lector a devorar el libro. Solo os diré que durante esos diez años de ausencia, en la que los mafiosos del barrio tuvieron mucho que ver, Corto quiso llamarse Bruno y que, trabajando de escort conoció a Candela, una joven de clase alta responsable de que al chico le nacieran sueños alguna vez, pero... mejor lo descubrís vosotros si decidís leer la novela. 

Como he dicho al principio, Sinántropos es una obra durísima, para estómagos que soporten novelas negras que no se anden con contemplaciones. El barrio donde se desarrolla es puro escombro, material y moral; las relaciones entre quienes lo habitan son complejas y a menudo crueles; las jerarquías están claras, al igual que las consecuencias de no respetarlas. La violencia, intrínseca. Aparte de la historia, lo que me ha encantado es el estilo del autor. Que fuera revelando poco a poco las respuestas a tantas preguntas. La anáfora, el paralelismo, las copulativas y, sobre todo, la yuxtaposición que dota a la narración de un ritmo tan propio que en numerosas ocasiones la prosa coquetea con la forma de un verso. Además, Carlos Bassas deja patente en sus páginas su amor por el léxico, que utiliza con la precisión de un cirujano, incluyendo a veces tecnicismos de diferentes disciplinas que armonizan y contrastan a la vez con el resto. He disfrutado también sus continuas referencias a la literatura antigua, sobre todo al Antiguo Testamento y a la tragedia griega. En resumen, una novela que pisa fuerte y no se anda con rodeos narrada de modo exquisito. Os dejo uno de los fragmentos que más me ha gustado:

Ciertas personas no desean las cosas, sino el deseo de poseerlas; han nacido rotos, condenados a la insatisfacción, a no saciarse jamás, tienen una fuga por la que les gotea la felicidad (p. 167)

miércoles, 30 de julio de 2025

El hombre que mató a Antía Morgade, de Arantza Portabales

De ahora en adelante, el deber nos ordena sospechar los unos de los otros (Diez Negritos, Agatha Christie)

Hay citas que cobran pleno sentido tras leer algunos libros. Este es uno de esos casos. Arantza Portabales la escogió para encabezar la novela que acabo de terminar y la elección no pudo ser más acertada. No recuerdo si en alguna lectura anterior había barajado tantos sospechosos, pero en esta desde luego la lista es extensa, por lo que la intriga y el suspense de la misma estaban garantizados desde el inicio. 

El hombre que mató a Antía Morgade (Lumen, 2023), de Arantza Portabales, es la tercera entrega de la serie protagonizada por el inspector Santi Abad y la subinspectora Ana Barroso (¿me volveré a encontrar con estos personajes en el futuro? Espero que sí), una historia tremendamente compleja donde todos los tiempos verbales se reducen trágicamente a pasado. La trama comienza con el reencuentro de seis personas, que hace ya más de dos décadas cohabitaron el mismo piso de menores tutelados, la víspera de la Fiesta de Santiago Apóstol. Aunque las vidas de cada uno de los seis ha tomado diferentes derroteros, el regreso de uno de ellos a Galicia los reúne de nuevo en una cena donde solo cinco quedarán con vida. El pasado siempre vuelve a cobrarse sus deudas, y el suicidio de una de sus compañeras de piso, Antía Morgade, veintitrés años tendrá mucho que ver con los sucesos del presente. El principal sospechoso, según el testimonio de los afectados, es uno de los cuidadores que velaban por ellos en aquel piso tutelado, recién salido de prisión tras cumplir veinte años de condena por abuso sexual a menores que se encontraban bajo su tutela. Al mismo tiempo, la lógica dice que la explicación más sencilla sería que uno de los presentes en la cena fuera el asesino... Con esa complicada disyuntiva tendrán que lidiar Abad y Barroso, cuyas situaciones personales parecen haberse estabilizado, pero ya sabemos que todo lo que reluce no es oro. Una vez más, los investigadores tendrán que intentar dejar de lado esos sentimientos que los unen y los separan al mismo tiempo para hacer frente a un rompecabezas en el que se solapan pasado y presente.

Mediante capítulos cortos que imprimen agilidad al ritmo de la novela, en El hombre que mató a Antía Morgade, Arantza Portabales sumerge al lector en una historia en la que todo parece estar claro al inicio, pero que nos demuestra una vez más que las apariencias son engañosas. Una historia perfectamente estructurada repleta de misterio e intriga donde abundan los giros y cuyas páginas están pobladas de personajes que luchan o se rinden antes sus propios demonios interiores y encajan tanto en el rol de víctima como en el de verdugo, lo que provoca que la sospecha no tenga un objetivo claro en el que enfocarse. Los personajes son capaces de mostrar a la vez lo mejor y lo peor del ser humano, lo que les otorga un alto grado de verosimilitud. En definitiva, El hombre que mató a Antía Morgade es una de esas lecturas que, una vez empezadas, no se pueden soltar, por lo que no queda más que recomendarla.



domingo, 27 de julio de 2025

La vida secreta de Úrsula Bas, de Arantza Portabales


A veces, aun rodeados de gente, nos sentimos solos. Muy solos. Las quasi perfectas burbujas que visten nuestras vidas de cara a la galería no son más que disfraces, escudos tras los que nos ocultamos del implacable vacío que nos asedia cuando dejamos de fingir y nos atrevemos a ser nosotros mismos. Y de repente aparece alguien que nos rompe los esquemas y nos muestra qué deseamos realmente (o nos hace desearlo). Alguien que provoca que se mueva el suelo bajo nuestros pies y que llega a conocernos más que nadie, incluso que nosotros mismos. La autora y muchos de los personajes de la novela que acabo de terminar saben perfectamente de lo que hablo, pues es básicamente el trasfondo de la historia, una frenética intriga de soledades silenciadas, celos y venganzas.

La vida secreta de Úrsula Bas (Lumen, 2021), de Arantza Portabales, es la segunda entrega de la saga protagonizada por el inspector Santi Abad y la ahora ya subinspectora Ana Barroso. La trama comienza un año y medio después del final de Belleza Roja, con la reincorporación de Abad a su comisaría tras un largo período de baja, causada tanto por los pormenores del caso Alén como por las zonas oscuras de su vida privada. Durante su ausencia, las cosas han cambiado bastante en comisaría. La jubilación del anterior comisario ha puesto al frente a Álex Veiga, un tipo atractivo y carismático que poco tiene que ver con su antecesor. Ana Barroso, con su ascenso a subinspectora, tampoco parece ya ser la misma. Abad y Barroso volverán a formar equipo para investigar la desaparición de la célebre escritora Úrsula Bas, que se esfumó como por arte de magia el viernes anterior, de camino a dar una charla en una biblioteca a la que jamás llegó. Los pasos de la investigación los llevarán hacia un caso que quedó sin resolver, el de Catalina Fiz, desaparecida sin dejar rastro tres años atrás. Mientras tanto, y de forma paralela, la voz de Úrsula Bas nos irá contando qué pasa por su cabeza durante su encierro, remontándose a un pasado no tan lejano en el que conoció a su secuestrador y se enamoró de él, y teniendo la certeza de que en un momento u otro la matará. Asimismo, Arantza Portabales intercalará en la historia, con un peso más que relevante, los detalles de la faceta personal de Santi y Ana (cuando dejan de ser Abad y Barroso). Si en la anterior entrega su relación ya era complicada, en está se difuminará mucho más la frontera entre el amor y el miedo, entre la profesionalidad y esa llama que por mucho que soplen no termina de apagarse.

Estructurada en 111 capítulos de extensión breve, La vida secreta de Úrsula Bas cuenta con dos narradores. Por un lado, un narrador omnisciente en tercera persona a través del cual conoceremos los avances de la investigación y de la turbulenta relación entre Santi y Ana y, por otro, la voz de la propia Úrsula Bas que relatará en primera persona su experiencia presente y pasada. El escenario de la novela es principalmente Santiago de Compostela, pero el ciertos momentos la acción se trasladará tanto a Pontevedra como a Proendos, un pequeño pueblo lucense. Mediante unos personajes muy bien perfilados, una prosa sencilla pero cuidada y un estilo muy visual, Portabales ofrece al lector una trama compleja pero muy bien hilada y de ritmo ágil que deja al lector descansar un poco al adentrarse en la vida privada de los protagonistas. Una trama que, si no me equivoco mucho, dará lugar a más de una reflexión por parte del lector. Yo de vosotros no me la perdería (pero leyendo primero Belleza Roja, por favor). Palabra de lectora.

lunes, 21 de julio de 2025

Verity. La sombra de un engaño, de Colleen Hoover

Comenzar un libro y prácticamente no parar hasta terminarlo. Que las ganas de saber qué ocurre a continuación de lo último que se ha leído hagan al lector salir del agua en un día tórrido. Solo un poquito más y lo dejo. Un capítulo más y me voy a dormir. ¿Os suena de algo? Sí, ¿verdad? Es lo que pasa cuando se tiene entre manos una buena historia bien llevada, y es lo que me ha pasado a mí con la novela que acabo de terminar, un thriller psicológico narrado con gran sencillez y eficiencia para atrapar al lector desde la primera página. 

Verity. La sombra de un engaño (Planeta, 2020), de Colleen Hoover, es un thriller psicológico que se desarrolla en un escenario muy simple pero de una gran eficacia dramática donde el pasado va a volver a la vida de algún personaje para saldar cuentas. La protagonista de la novela se llama Lowen Ashleigh y es una escritora treintañera a las puertas de la ruina económica que acaba perder a su madre, con quien no mantenía una relación especialmente buena. De camino a la entrevista donde le ofrecerán la oportunidad de su vida, un camión atropella al hombre que cruzaba la calle delante de ella y de repente se encuentra aturdida y cubierta de sangre. La ayuda de un apuesto desconocido le salva el día, y consigue llegar a su importante cita, en la que una editorial y el desconocido que la ha ayudado le propondrán continuar escribiendo la saga inacabada de su esposa, una célebre autora que ha sufrido un accidente y no se encuentra en condiciones de escribir. Lowen se instalará en la mansión del matrimonio para investigar las notas y el trabajo previo de Verity Crawford, para hallar material que la ayude a cumplir con su encargo, pero entre decenas y decenas de cajas hallará una perturbadora autobiografía de Verity que más valdría que hubiera seguido oculta. 

Con solo tres personajes (Lowen, Verity y su marido, Jeremy), y la aparición ocasional del hijo de la pareja y de una enfermera, Colleen Hoover crea un ambientación claustrofóbica y sumamente tensa, que rompe con precisión introduciendo momentos más relajados y con algo más de luz. La energía que emana la casa, con Verity postrada en la cama en estado casi vegetativo y los secretos que desvelará la autobiografía, es absolutamente inquietante, de lo que se sirve la autora para mantener el nivel de suspense psicológico altísimo página tras página. Dudas, misterios, sombras y sospechas se combinan para poner los nervios de la protagonista (y del lector) a flor de piel. Aunque quizá Colin Hoover abuse de las escenas eróticas, creo que estas enfatizan más si cabe uno de los pilares de la trama: la obsesión de Verity con su marido. Como buena escritora de romántica, las historias de amor tienen tanto peso como la trama principal. La novela gana fuerza conforme avanzan los capítulos y el final te deja... ¿creíais que os lo iba a decir? Pues no. La leéis si queréis saber, que os va a entretener un buen rato.

sábado, 19 de julio de 2025

Belleza roja, de Arantza Portabales


El simbolismo del color rojo es bastante complejo. Por un lado, está asociado a emociones positivas e intensas, como el amor, la pasión, la energía y la fuerza, pero también se relaciona con la ira, la agresión y el peligro. Paradójico que un mismo estímulo visual pueda provocar al mismo tiempo consecuencias tan contradictorias, y en ello reside parte de su encanto. El rojo inspira el título de la novela que acabo de terminar y nace indiscutiblemente de la sangre, promesa escarlata de vida y de muerte.

Belleza Roja (Lumen, 2019) es la primera novela que leo de Arantza Portabales, y la que encabeza la serie protagonizada por Abad y Barroso. Ambientada en Galicia, la trama comienza la víspera de San Juan con el hallazgo del cadáver de Xiana Alén, una bellísima quinceañera, en su habitación, boca abajo y rodeado por litros y litros de sangre. A pocos metros, en el jardín, sus padres cenaban con su tía y unos amigos, y la octogenaria tía abuela supuestamente dormía en su habitación. Desde el principio, el equipo Abad-Barroso va a tener claro que únicamente uno de los presentes esa noche ha podido asesinarla, dada la batería de medidas de seguridad que rodean la vivienda, pero no va a resultar una investigación fácil. En este sentido, Arantza Portabales nos ofrece una novela policíaca de estilo clásico donde el foco irá cambiando de uno a otro de los seis sospechosos sin posibilidad de intervención externa. La principal sospechosa es su tía Lía, una pintora con un equilibro mental como poco inestable, ya que es ella la que encuentra el cadáver e intenta suicidarse a los pocos días. El psiquiatra Connor Brennan intentará desenmarañar el intrincado laberinto de la mente de lía y encontrará bajo su aspecto frágil y aniñado a una mujer fascinante. ¿Cuál será la clave para dar con el asesino/a? ¿Envidia, celos, locura? Mientras tratan de averiguarlo, entre el inspector Abad y Ana Barroso surgirá una historia intensa pero muy complicada que mantendrá al lector en vilo casi al mismo nivel que la trama de investigación.

Belleza roja es a la vez novela negra y tragedia con protagonistas femeninas. En medio de este matriarcado de mujeres potentes pero que se dañan a sí mismas por diversas razones, los hombres se mueven con ritmo aletargado y orbitan en torno a una mujer o varias. Son muñecos con poca o ninguna personalidad que camuflan su inconsciencia y su sentimiento de inferioridad en la belleza y la fuerza femenina que los acompaña. Portabales nos ofrece en esta obra la combinación perfecta y efectiva entre el ritmo sosegado de un narrador omnisciente, las reflexiones ora profundas ora estéticas de la compleja mente de Lía en primera persona y el dinamismo de unos diálogos que en innumerables ocasiones son más significativos por lo que omiten que por lo que desvelan. En definitiva, una lectura recomendable para los que disfrutéis con el género, sobre todo si no sois muy quisquillosos con una verosimilitud que, en mi opinión, no hace falta en absoluto para disfrutar la historia. Palabra de lectora.




domingo, 13 de julio de 2025

Animal, de Leticia Sierra

Todos llevamos dentro un animal. Una criatura salvaje que no rinde pleitesía a las normas consuetudinarias sino que existe por y para satisfacer el objetivo que le indica el instinto. Una bestia feroz e indómita que nace en nuestras entrañas al mismo tiempo que llegamos al mundo, que permanece dormida durante años y puede que hasta el final de nuestras vidas. Sin embargo, hay ocasiones en que ciertos sucesos actúan como detonantes y el animal despierta, y ya no hay vuelta atrás, pues la bestia no se detendrá hasta saciar su sed de lo que sea. La autora y los personajes de la novela que acabo de terminar saben bien de lo que hablo, pues entre sus páginas habita una fiera cuya captura va a suponer todo un reto.

Animal (Ediciones B, 2021) fue la primera novela publicada de la asturiana Leticia Sierra que, dicho sea de paso, ha sido para esta lectora todo un descubrimiento. La autora emplaza la trama en una pequeña y tranquila población de Asturias, Pola de Siero, que va a verse conmocionada por la aparición del cadáver de uno de sus vecinos que, al parecer, ha sido asesinado y emasculado con extrema crueldad en las inmediaciones del prostíbulo local. Los encargados de resolver el caso, que apunta casi con toda certeza a una venganza, serán el inspector Castro y el subinspector Gutiérrez, de la Policía Nacional, pero también contará el lector con la investigación de Olivia Marassa, una joven y ambiciosa periodista con alguna cuenta pendiente con el insomnio y una emisora ilegal donde capta noticias de forma poco ortodoxa pero efectiva. Cuando comiencen a tirar de los hilos, descubrirán que la víctima no es un ciudadano precisamente ejemplar, ya que su existencia pasada y presente se arrastra como vil reptil por el fango de la depravación y la ignominia.

En Animal, Leticia Sierra utiliza el binomio policía-periodista para desarrollar la investigación, y le funciona bastante bien puesto que se amplía la perspectiva. La policía en la mayoría de ocasiones, aunque dispone de más recursos, está obligada a ceñirse a procedimiento. Sin embargo, la periodista tiene más libertad para indagar, aunque en este caso suele respetar un código ético/moral que ha caído bastante en desuso hoy en día, arrollado por el morboso amarillismo de los medios. Estructurada en sesenta y ocho capítulos breves y un epílogo de broche final, la historia de esta novela llega al lector a través de un narrador omnisciente que sitúa el foco narrativo sobre los dos personajes que encabezan la investigación, bastante complicada ya que los sospechosos parecen brotar como setas en el bosque (la víctima, como he dicho al comienzo, no era ningún angelito). Además, ese cadáver no va a ser el único...La prosa de Leticia Sierra es sencilla, clara y directa, y los diálogos tienen mucho peso en la narración, lo que la dota de mucho ritmo y no permite que la intriga decaiga en ningún momento. En resumen, lectura muy recomendable que vais a devorar si sois amantes del género.

La dentellada, de Eduardo Fernán-López

Quienes me leéis de vez en cuando sabéis que una de las cosas que me apasiona es descubrir autores nuevos. Cuando vi que este es...