lunes, 1 de septiembre de 2025

Lo que oculta la noche, de May R. Ayamonte


Todos sabemos que, en ocasiones, la realidad supera con creces la ficción, que ocurren cosas en nuestro entorno que nos dejan boquiabiertos y que nos parecen increíbles, pero son. Y también sabemos que hay personas con un talento especial para entretejer esos mimbres de realidad con hilos de imaginación creando así una urdimbre literaria que nos atrapa y nos mantiene en vilo hasta que ellos deciden liberarnos. Cuenta la hemeroteca que allá por 1990 un suceso oscuro y turbio sorprendió a los habitantes de la ciudad de Granada: la aparición del cadáver de una mujer, tras un supuesto exorcismo, en una vivienda del barrio del Albaicín. El caso siempre estuvo envuelto en un halo de misterio y nunca llegó a conocerse a ciencia cierta la verdad de lo que ocurrió. Ese es el punto de partida de la novela que acabo de terminar, cuya autora conserva en ella lo esencial de aquel acontecimiento y lo integra a la perfección en una trama repleta de misterio y oscuridad.

En Lo que oculta la noche (Contraluz, 2025), May R. Ayamonte se sirve de dos líneas temporales separadas por un margen muy pequeño. Por un lado, la primera trama cronológicamente hablando se sitúa en 1987 y la protagoniza Dolores García, una granadina del barrio del Albaicín que, harta de la vida que lleva en la que ella no ha elegido nada, decide fugarse con su amante cubano y establecerse en Cuba, donde creerá rozar la libertad con la punta de los dedos. Dolores, mujer profundamente creyente en Dios y en otros asuntos paranormales, descubrirá la santería, una muestra de sincretismo religioso proveniente de la diáspora africana muy extendida en la isla y que combina deidades yorubas con santos católicos. El lector será testigo en las páginas que conforman este hilo de la evolución y el desenlace del sueño cubano. La línea temporal más cercana al presente comienza en Granada a principios de 1990. Aquella misma Dolores García fallece en el hospital tras un extraño episodio de violencia que la voz popular asimila a un exorcismo. Polet Hatero, una joven subinspectora, lesbiana y madre soltera, será la encargada de investigar el caso con el apoyo del inspector Luis Rodríguez, su superior y amigo, que opina que este caso le viene como un guante porque Polet es una feminista comprometida con la causa. Aunque todos los indicios apuntan al mencionado exorcismo, Polet, mujer racional donde las haya, no puede asumir la intervención de lo paranormal en este crimen, e intentará averiguar la verdad empírica a toda costa, a pesar de que la familia de la fallecida, que parece ocultar algún secreto, no se lo vaya a poner fácil. ¿Conseguirá tirar de los hilos hasta llegar al ovillo? En paralelo a la investigación, Polet también tendrá que enfrentarse a los sentimientos que le despierta Teresa, componente del equipo forense, y... Nada, si queréis saber más, la tendréis que leer.

Lo que oculta la noche sería, entonces, una combinación de hechos reales e investigación ficcionada aderezada con toques esotéricos y paranormales, enriquecida sin duda por una gran sensibilidad social presente en cada una de sus páginas y rodeada de una atmósfera muy lograda por parte de la autora. La estructura dual de la novela es un plus a la tensión narrativa. Los capítulos se nos presentan como piezas de un puzle que casi sabemos cómo encajar pero difícil de completar porque falta la pieza clave, ya que May se mueve con soltura entre lo visible y lo que queda oculto. Sus protagonistas, eminentemente femeninas, son muy distintas entre sí, pero ambas tienen un nexo común: ser mujeres que luchan contra la opresión a la que las somete el mundo. Su prosa es sencilla y asequible, pero también se apoya en ciertos fragmentos no exentos de lirismo y hace muy fácil sumergirse en el plano emocional de los personajes. En resumen, una lectura muy recomendable. 

miércoles, 27 de agosto de 2025

Los hijos malditos, de May R. Ayamonte

Habitualmente, los afortunados primermundistas que vivimos alejados de escenarios de guerra o violencia extrema, exceptuando el riesgo de las cada vez más frecuentes pero imprevisibles catástrofes naturales y los estigmas sociales en aumento progresivo, nos sentimos a salvo. Nos levantamos cada día dando por garantizada nuestra invulnerabilidad, como si fuera algo permanente e inmutable. Pero, ¿qué ocurriría si un buen día nuestra seguridad y la de todo nuestro entorno se vieran seriamente amenazadas por un crimen y una bomba, acompañados de un manifiesto que deja entrever que se destruirán las iglesias más simbólicas de nuestra ciudad? ¿Y si para evitarlo necesitáramos a una periodista con un carácter de mil demonios proclive a estar en el epicentro de las situaciones más inverosímiles? Pues eso es justo lo que sucede en la novela que acabo de terminar, una novela negra en la que su autora demuestra su gran habilidad en crear situaciones de alta tensión.

Los hijos malditos (Contraluz, 2024), de May R. Ayamonte, es la tercera entrega de la trilogía protagonizada por la periodista Jimena Cruz. Aunque yo recomiendo siempre leer las entregas por orden, por no perderse nada de la evolución de los personajes y sus circunstancias, lo cierto es que se puede leer como novela independiente, puesto que la autora aporta continuamente datos importantes sobre ellos e información que tuviera relevancia en pasado y presente para comprender el trasfondo y las motivaciones de los principales personajes. Al igual que en las entregas anteriores, May nos sumerge profundamente en las luces y las sombras de Granada, con una protagonista en precario equilibrio entre su necesidad de recuperarse de las secuelas psicológicas de los casos anteriores y sus ganas instintivas de investigar los terribles sucesos que vuelven a poner en jaque la paz de la capital granadina. La historia comienza en plena Semana Santa, mientras Jimena acompaña a su hermana y a la familia de esta a disfrutar de la célebre Procesión del Silencio. De repente, entre el gentío, la emoción más o menos contenida, el olor a cera de las velas y las capas de los penitentes, alguien comienza a gritar de forma desgarradora, y el foco de una cámara ilumina fugazmente el cuerpo de una mujer con hábito de monja colgada del campanario de la iglesia de San Pedro y San Pablo. Este será solo el punto de inicio de una cadena de atentados perpetrados por lo que parece una secta religiosa que ha publicado en redes un manifiesto en el que amenaza la integridad de las iglesias más significativas de la ciudad. A pesar de su voluntad de no implicarse en el caso, por salvaguardar los avances que ha conseguido en terapia, la situación y el animal investigador que lleva dentro obligarán a Jimena a meterse de lleno en la investigación, lo que la llevará a establecer relación con Zacarías Lara, un teólogo granadino afincado en Nueva York que volverá a suponer un desafío a su estabilidad. En paralelo a esto, Jimena seguirá buscando a su familia biológica y alejada de sus padres adoptivos. En medio de la investigación, una llamada de la clínica estadounidense donde envió su ADN la informa de una posible coincidencia con una persona que también vive en Granada. Por otro lado, su compañero de investigación le despierta sentimientos que rechaza, mucho más cuando descubra ciertas sorpresas que se ha guardado en la manga... Todos estos hilos mantendrán en vilo tanto a la periodista como a los lectores, que se verán envueltos en una trama tensa cuya intensidad se agudiza hacia el final.

Los hijos malditos, siguiendo el canon de la novela negra clásica, está contado por un narrador omnisciente que va dosificando el suspense a lo largo de las páginas. A nivel estructural, la obra está dividida en varias partes, encabezadas por un capítulo donde se ofrece al lector la perspectiva interna de la secta religiosa, en un tono muy críptico y lleno de enigmas, lo que refuerza el aura misteriosa de la historia. Como he dicho al principio, si hay algo en lo que destaca May R. Ayamonte es en plasmar sobre el papel situaciones con mucha tensión, lo que provoca que el lector viva momentos de alto impacto emocional. Eñ primer capítulo de esta novela ya lo deja claro y nítido. Otro de sus puntos fuertes es la creación de su protagonista, Jimena, quien, a pesar de que a veces dan ganas de abofetearla o directamente matarla, es un gran personaje. Mal hablada, disfuncional, profundamente marcada por su pasado y autodestructiva en muchos sentidos, Jimena encarna muchos de los rasgos del investigador de la novela negra tradicional. Por otra parte, la ciudad de Granada no es solo el escenario donde se desarrolla la trama, sino un personaje más que respira en las descripciones magníficamente detalladas de la autora y enriquece la narración. La centenaria Granada, rica en historia, y su trasfondo religioso, proporciona la ambientación perfecta a una trama que, como en las novelas anteriores, explora temas universales e imperecederos: la religión y su impacto social, la familia, el sentimiento de pertenencia, la lacra del machismo o cómo la mayoría de veces el pasado extiende sus tentáculos hasta el presente son algunos de ellos. En definitiva, Los hijos malditos es una novela que cumple con las expectativas de los amantes del misterio y del suspense, rica en matices y con una lectura muy asequible que atrapa desde el inicio. Si podéis, no dejéis de leerla.

sábado, 23 de agosto de 2025

Las aguas sagradas, de May R. Ayamonte


Dijo el filósofo George Santayana que «quienes no aprenden de la historia están condenados a repetirla». La historia nos proporciona lecciones valiosas sobre el comportamiento humano y las consecuencias de determinadas acciones. Si hacemos caso omiso de estas lecciones, como suele ser el caso, corremos el peligro de cometer los mismos errores en un futuro. Por eso hay autores y autoras que, aparte de practicar el noble arte de la literatura, dedican su tiempo y su talento a rescatar la memoria de las garras del olvido. La novela que acabo de terminar es fruto de esa admirable labor y, además, de la innegable capacidad de su autora para integrarla en una trama donde el suspense está servido. 

Las aguas sagradas (Contraluz, 2023), de May R. Ayamonte, es una novela negra con alta carga histórica, social y política. En ella, y aunque se trata de una historia independiente, el lector volverá a encontrarse con Jimena Cruz, protagonista de Las niñas salvajes, cuatro años después de la resolución del caso de la Asesina de la Cruz. Gracias a horas de terapia, la periodista ha sido capaz de encontrar un cierto equilibrio, superar sus adicciones y afrontar las consecuencias del varapalo emocional que le supuso descubrir la dolorosa verdad. Como en la novela anterior, May R. Ayamonte juega con dos líneas temporales. Breves y misteriosos flashbacks nos remitirán a la Granada de los 50, los 60 y los 70, donde conoceremos a un personaje sin nombre que sufrió en sus carnes las aciagas consecuencias de una desgracia. El hilo del presente comienza en enero de 2021, cuando Jimena recibe una llamada de la policía de Granada solicitando sus servicios y su experiencia, pues ha aparecido en el centro de la ciudad un cadáver y la disposición de la escena del crimen evoca ciertas reminiscencias de los escenarios de la Asesina de la Cruz. Para poder encarar la investigación, la periodista solicitará trabajar en equipo con expertos en otras áreas. Así, contará con la colaboración de Gari Atxa, reputado criminólogo con el que surgirá una relación más allá de lo laboral, y con Fátima Suárez, la otra protagonista de esta novela, historiadora en proceso de acabar su tesis en la Universidad de Granada y con una situación personal compleja y delicada, ya que está intentando ser madre y no lo consigue. Pronto descubrirán que atrapar a este asesino es más complejo de lo que esperaban, y tendrán que emprender una carrera contrarreloj, pues aparecen unas pancartas en lugares señalados de la ciudad que parecen anunciar nuevas muertes. El asesino marca sus tiempos y deja una serie de pistas que tendrán que interpretar... Y no os cuento más porque merece la pena adentrarse en la novela con la mínima información posible. 

Como he avanzado al principio, en Las aguas sagradas el lector encontrará una combinación equilibrada entre la trama de novela negra, memoria histórica (pues una de las protagonistas es un bebé robado en los 80) y cuestiones de actualidad como, por ejemplo, la reproducción asistida y lo que ella implica, el patrimonio histórico y los secretos ocultos de una ciudad que fue y será siempre cruce de culturas. Se apreciará también la diferencia entre las voces de las dos protagonistas, dos mujeres muy diferentes que crearán entre ellas un vínculo genuino y sincero. Si queréis saber más, ya sabéis, a leerla.

viernes, 15 de agosto de 2025

Las niñas salvajes, de May R. Ayamonte

¿Os he dicho alguna vez que me encanta leer por primera vez a autores que no había leído antes y, acabada la lectura, saber que voy a continuar con ellos porque me han atrapado entre sus letras? Pues es lo que me ha pasado con la novela que acabo de terminar, una historia fascinante en la que un engranaje de secretos y memorias del pasado dan lugar a una trama repleta de misterio, venganza y redención.

Las niñas salvajes (Contraluz, 2022) es la primera novela que leo de May R. Ayamonte. Ambientada en las calles y alrededores de la cautivadora ciudad de Granada, está dividida en dos líneas temporales. La primera, y la más breve en extensión, se remonta a 1975 y nos sitúa en un colegio religioso de la ciudad andaluza, una institución que acoge a alumnas externas (cuyas familias viven lejos de los centros educativos) e internas, muchas de las cuales esperan una familia adoptiva. En ella, la autora nos cuenta las rutinas de las niñas, sus quehaceres diarios, sus juegos y sus ilusiones. Pasados los años, una de esas huérfanas está a punto de ser adoptada, y justo ese es el momento en el que la línea temporal del pasado establece el vínculo con la del presente de la narración, pues sus consecuencias arrastrarán hasta 2017. En esta trama del presente, Jimena Cruz, una periodista que no pasa precisamente por su mejor momento a ningún nivel, adopta el rol protagonista. Jimena trabaja en un periódico local de escasa relevancia escribiendo artículos que no la llenan hasta que una mañana recibe una llamada de su jefe anunciándole el hallazgo de un cadáver en una plaza de Granada. Jimena aún no lo sabe, pero esa noticia le cambiará la vida para siempre. A nivel profesional porque significa periodismo de investigación, que es la rama que la apasiona y, a nivel personal, porque la víctima resulta ser María, una religiosa que formaba parte de su familia. Con el afán de esclarecer la autoría del crimen, la periodista iniciará un proceso de investigación por su cuenta para el que contará con la ayuda de Hugo, su amante y uno de los policías asignados al caso, y deberá enfrentarse a su propia identidad, descubriendo que la verdad, en ocasiones, libera y condena a partes iguales.

La prosa de May R. Ayamonte es ágil y directa, sin rodeos, y pone en marcha con fluidez los engranajes de la trama. He de confesar que el personaje de Jimena Cruz no me lo puso fácil al principio. Me costó conectar con ella porque en muchas ocasiones me pareció tener delante a una niñata malcriada y exasperante. Aun así, su determinación y su carácter inquebrantable (vamos, una cabezota de manual) terminaron por ganarme la partida, y reconozco que su empeño en seguir adelante con la investigación contra viento y marea le añade a la trama un punto de tensión y de intriga que mantiene al lector atrapado hasta el final. Conforme avanzan los capítulos, se aprecia una crítica draconiana a la España de los 70 y a sus tremendas desigualdades sociales. Si bien es cierto que las descripciones de Granada podrían parecer excesivas a algunos lectores, también lo es que aportan una gran plasticidad al escenario y crean una atmósfera única y peculiar. En definitiva, Las niñas salvajes es sin duda una novela que engancha ya que su autora sabe contarnos bien su historia. Una novela para disfrutar y reflexionar al mismo tiempo, de esas que no se acaban al leer la última página. 

 

 


lunes, 11 de agosto de 2025

No detenga a mi ladrón, de Gema Tacón


Caos. Locura. Un disparate detrás de otro. Carcajadas que borran el gris de los días feos. Cuando piensas que ya ha superado con creces las barreras del desequilibrio mental (transitorio o no tanto), vuelve a sorprenderte una vez más demostrando que no, que siempre es posible un poquito más, que la imaginación no tiene límites, ni obedece a normas de este mundo ni de ningún otro. Que la magia de las letras es infinita al igual que su talento para plasmarla en negro sobre blanco. Veinte, que se dice pronto, son ya las obras que han visto la luz de la gaditana más majara de todas las dimensiones y todos los tiempos, y veinte son las que llevo leídas, gozadas al máximo y pidiéndole a las musas que no la abandonen nunca.

Su último homenaje a la magia de los libros y al nivel de insania que puede ocultarse bajo una pluma se titula No detenga a mi ladrón, está recién salido del horno y, como siempre, hace gala de su habilidad en la mezcla de géneros que dan al traste con cualquier atisbo de cordura. Una combinación de romántica-erótica (sin pasarse ni en lo uno ni en lo otro), intriga y suspense, y humor del más descacharrante. La novela empieza con un ladrón de identidades que recala en un transatlántico huyendo no sabemos muy bien de qué. Su intención , por supuesto, es la de pasar desapercibido y llegar a un nuevo destino donde empezar de cero, pero la suerte le tiene preparada una sorpresa que le romperá los esquemas y los planes. Todavía no ha puesto un pie en el barco cuando su camino se cruza con el de Isabella de la Cosa Pargo, una joven psicóloga y paradójicamente el colmo de la superstición, que se embarca junto a su excéntrica familia y su prometido ideal para celebrar una boda de ensueño en el Caribe. Ya os podéis imaginar que el flechazo es prácticamente instantáneo, y que la hoja se ruta de la una y del otro van a variar sustancialmente en una travesía donde los secretos, los disfraces y los DESPROPÓSITOS absolutos y con mayúsculas van a estar a la orden del día. Como si alguien hiciese una fusión literaria entre Vacaciones en el mar, una sitcom con toques picantes y Vídeos de primera. No os voy a contar más porque la gracia es ir leyendo y abriendo la boca hasta que se os desencaje la mandíbula.

La trama de No detenga a mi ladrón es muy original, fresca y altamente adictiva, con el toque justo de romance y erotismo para darle algo de vidilla, está narrada por las voces en primera persona de los protagonistas mediante escenas y diálogos que en numerosas ocasiones rozan el surrealismo más hilarante. Los personajes, siguiendo la línea habitual de la autora, son profundamente humanos, irreverentes y están como una orquesta de maracas. Mención especial a esa yaya mafiosa y camorrista que cree firmemente que Ramiro, su mascota gallina, porta el alma reencarnada de su difunto esposo, y a la prima lesbiana gótica que las mata siempre callando. Si queréis disfrutar un buen rato y reíros hasta la extenuación, no os la perdáis.

viernes, 8 de agosto de 2025

Lady Mayfair y la condesa muerta, de Gema Tacón


Princesas Disney en la treintena a las que no les suben los vaqueros de la cadera, científicas que se encogen y no de hombros precisamente, relaciones públicas de hoteles que la lían ya en su primer día de trabajo, gaditanas perdidas por el norte que sin comerlo ni beberlo se meten en la guarida del lobo, escritoras al borde de un ataque de nervios que por no escribir se dedican a juguetear con misteriosas cajas, wiccanas salvando el planeta, detectives irreverentes y adorables que resuelven tanto como enredan, brujas de estirpes variopintas propensas a todo tipo de desaguisados. Ángeles y demonios caídos o al menos tropezados, sapos fantasma deslenguados, seres mitológicos transtornadísimos y hasta una cabra con cierta tendencia al alcoholismo. No, esta enumeración no es la consecuencia de ningún desvarío ni ningún esguince cerebral (que podría serlo perfectamente, claro), sino un homenaje sincero y de corazón a los personajes de una autora que, sin que yo pueda remediarlo, se empeña en pintarles una sonrisa a los días que tienen pinta de andar un poco cuesta arriba. Ahora acabo de terminar su penúltima locura, y no puedo más que reconocer su talento, y esa maldita manera que tiene de hacerme soltar una carcajada en medio de misa si hace falta.

En Lady Mayfair y la condesa muerta (2025), Gema Tacón nos ofrece un cozy mistery adictivo y con esa mezcla de humor y ternura que solo consigue ella. En un ejercicio de escritura impecable y letras al servicio de la enajenación mental, Gema Tacón nos traslada a una pequeña aldea próxima al Londres victoriano (frecuentado por personajes como Jack el Destripador y el magnífico Sherlock Holmes, a quienes rinde debido homenaje), y elige como personaje central a Lady Audrey Mayfair (Dru para los muy amigos), una joven cuyo comportamiento dista bastante del apropiado a su status social y con una marcada tendencia a encontrarse en el lugar menos adecuado en el momento menos oportuno. En una de esas ocasiones, Lady Mayfair es la primera en llegar al escenario del crimen que sacudirá la tranquilidad de la villa: el asesinato de la Condesa Sandwish. Al ser la única presente cuando se descubre el cadáver, todas las sospechas recaerán sobre ella, en especial las del atractivo sargento de Scotland Yard, Arnold Merrit. En sus intentos por esclarecer la autoría del asesinato y alejar el escándalo de su apellido, Lady Mayfair logrará justo lo contrario, pues se encontrará en el epicentro o como mucho en los aledaños de nuevos escenarios criminales. Pero, ¿creéis que eso la detendrá? Pues no. Ni eso ni la amenaza que se cierne sobre su cabeza de pasar el resto de sus días en un convento. Tozuda e incombustible, irá a donde haga falta para hallar la verdad, incluso hasta la casa de una bruja, y contará con la inestimable ayuda de Frederick, el misteroso y también guaperas cochero de la familia, y de una ardilla con mucha mala follá (pero que luego dejará en mantillas a Chip y Chop, los Rescatadores) que responde al nombre de Lady Colitas. Eso sí, los arranques de la ardillita y la tableta del cochero acercarán su mundo al borde del caos. Suerte que cuenta con las dosis justas de cordura y protocolo que le imponen su queridísima señora Jones y Alfred, el mayordomo. ¿En que acabará todo este lío? ¿Encontrarán al asesino o irá Lady Mayfair presa? Ya sabéis ... a leerla si os ha picado la curiosidad.

En Lady Mayfair y la condesa muerta, Gema Tacón vuelve a engancharnos con una trama verdaderamente entretenida y fácil de leer que atrapa desde los primeros párrafos, concienzudamente documentada, lo que obra a favor de la ambientación y la verosimilitud del contexto del relato, apoyada también por la adaptación del lenguaje a la época en que se desarrolla. Está claro que Gema Tacón es una maestra en la mezcla de géneros, combinando el misterio, el suspense, su particular humor y ciertas pinceladas de ironía. Otro acierto, sin duda, son sus personajes, carismáticos, entrañables y con un alto grado de «adoptabilidad». Además, por la forma en que termina, sabemos que habrá más, y eso siempre es una buena noticia. ¿Que si la recomiendo? ¿Pero es que no os ha quedado claro ya?

jueves, 7 de agosto de 2025

Un fuego azul, de Pedro Feijoo


Avanza, lenta pero inexorable, la lectura de la infinita lista de pendientes de Libridinosum, y por fin le ha llegado el turno a Pedro Feijoo. Las opiniones sobre el autor y la novela leídas en redes eran inmejorables y, si sumamos a eso el hecho de que su nombre apareciera en la lista de autores invitados a Gata Negra, podríamos concluir que las expectativas estaban a un nivel bastante alto al inicio de la lectura. Pues bien, una vez acabada, confieso que la realidad ha superado con creces a cualquier planteamiento inicial. Sinceramente, me ha roto los esquemas ya que, si bien es cierto que en la mayoría de novela negra se explora y se reflexiona sobre la maldad, la difusa frontera entre la insania y la cordura, etc., en este caso lo que encontramos en las páginas de la novela, un thriller muy oscuro, duro y escrito con contundencia, es el MAL (con mayúsculas) en su acepción más genuina y brutal que, sin embargo, no es incompatible con cierto grado de empatía y con mi siempre latente debilidad por la justicia poética.

En Un fuego azul (Ediciones B, 2020), Pedro Feijoo se aplica en mostrarle al lector la capacidad y las posibilidades del ser humano para ejercer la maldad, coreografiándola en una serie de situaciones espeluznantes y escenarios cada cual más dantesco que el anterior (y no uso el término «dantesco» de un modo figurado). Tras unas primeras páginas que apuntan claramente a una purificación pirolítica, la Brigada Criminal de Vigo, con el inspector Mateo a la cabeza, encuentra en una vicienda, gracias a la llamada de un vecino, a una pareja de ancianos asesinados en una bañera de una forma peculiar, ya no solo por el tremendo ensañamiento, sino porque el escenario en sí parece querer trasladarles algún mensaje del criminal. Este será solo el primero de una serie de crímenes al que se tendrá que enfrentar la Brigada Criminal, crímenes que en principio no parecen tener más nexo común que la avanzada edad de las víctimas y un elevadísimo nivel de sadismo. Mateo y su equipo apenas tendrán hilos de los que tirar, y encontrarán grandes dificultades hasta para encontrar la identidad de los cadáveres. La conexión entre todos ellos se resumirá en una serie de interrogantes y de preguntas sin respuesta. Sin embargo, esas respuestas de las que carece el equipo investigador le irán siendo reveladas al lector en la dosis justa y necesaria para no querer abandonar por ningún motivo las páginas de la novela. Retazos de historia, flashbacks que nos conducirán de cabeza al infierno donde germinó la semilla de la maldad presente regada y abonada por la más abyecta depravación moral. De nuevo, nos hallamos ante una obra cuya negritud es infinita, en la que la trama policial quedará incluso subyugada por la disección del miedo y el dolor en estado puro. 

Un fuego azul es una de esas novelas desconcertantes en las que los giros argumentales se agazapan para coger al lector desprevenido. Aparte de la trama, uno de los puntos fuertes de la obra son sus personajes. Complejos y verosímiles, algunos serán la misma encarnación del mal. Sin embargo, una vez escuchada su voz tras superar el rechazo inicial, serán capaces de generar empatía, provocando un giro radical en nuestras emociones. Otra de las fortalezas de la obra es la forma de narrar de su autor, una mezcla de belleza y brutalidad a partes iguales, con profusión de diálogos que imprimen a la lectura un ritmo ágil, para construir una trama hilada a la perfección que mantiene altísimos los niveles de suspense y tensión narrativa hasta la última página. Absolutamente recomendable. Palabra de lectora.

domingo, 3 de agosto de 2025

Sinántropos, de Carlos Bassas del Rey


Hay páginas a las que el negro se les queda corto, muy corto. Oscuridades que nunca han atrapado la luz porque esta siempre viaja más rápido. Hay letras que dan forma a historias y hay cuchillos que las esculpen en las páginas a base de dolor y de la más abyecta de las miserias. Los futuros cadáveres no saben aún que lo son, excepto aquellos cuyos bonus de vida giran en torno a un único objetivo: la venganza. Ella es el leit motif de la novela que acabo de terminar, una historia durísima y narrada de forma prodigiosa. 

Sinántropos (Editorial Alrevés, 2022), es la primera obra que leo de Carlos Bassas del Rey y lo cierto es que me ha sorprendido gratamente, tanto por el planteamiento de la historia como por la exquisitez de la narración. Sinántropos son aquellos seres animales o vegetales que han desarrollado la capacidad de adaptarse a las condiciones ambientales de un entorno urbano impuestas por el hombre. Sinántropos son también los hombres y mujeres que habitan entornos en ruinas, en permanente amago de catástrofe, solo que no la ven porque nacieron bajo su auspicio, y que apenas viven porque emplean su aliento en sobrevivir. Así es Corto, el protagonista de la novela, un joven cuyo verdadero nombre se esfumó de los anales de la historia, que vuelve al agujero en el que nació diez años después de su misteriosa partida, vestido de traje y zapatos lustrosos, tan diferente al de antes que solo lo reconoce un chucho que en su ausencia ha cambiado hasta de nombre. ¿Por qué se marchó del barrio? Y lo que es más importante, ¿por qué vuelve ahora? Página tras página conoceremos las razones de su huida y de su regreso, suministradas a cuentagotas que generan altas dosis de suspense que incita al lector a devorar el libro. Solo os diré que durante esos diez años de ausencia, en la que los mafiosos del barrio tuvieron mucho que ver, Corto quiso llamarse Bruno y que, trabajando de escort conoció a Candela, una joven de clase alta responsable de que al chico le nacieran sueños alguna vez, pero... mejor lo descubrís vosotros si decidís leer la novela. 

Como he dicho al principio, Sinántropos es una obra durísima, para estómagos que soporten novelas negras que no se anden con contemplaciones. El barrio donde se desarrolla es puro escombro, material y moral; las relaciones entre quienes lo habitan son complejas y a menudo crueles; las jerarquías están claras, al igual que las consecuencias de no respetarlas. La violencia, intrínseca. Aparte de la historia, lo que me ha encantado es el estilo del autor. Que fuera revelando poco a poco las respuestas a tantas preguntas. La anáfora, el paralelismo, las copulativas y, sobre todo, la yuxtaposición que dota a la narración de un ritmo tan propio que en numerosas ocasiones la prosa coquetea con la forma de un verso. Además, Carlos Bassas deja patente en sus páginas su amor por el léxico, que utiliza con la precisión de un cirujano, incluyendo a veces tecnicismos de diferentes disciplinas que armonizan y contrastan a la vez con el resto. He disfrutado también sus continuas referencias a la literatura antigua, sobre todo al Antiguo Testamento y a la tragedia griega. En resumen, una novela que pisa fuerte y no se anda con rodeos narrada de modo exquisito. Os dejo uno de los fragmentos que más me ha gustado:

Ciertas personas no desean las cosas, sino el deseo de poseerlas; han nacido rotos, condenados a la insatisfacción, a no saciarse jamás, tienen una fuga por la que les gotea la felicidad (p. 167)

miércoles, 30 de julio de 2025

El hombre que mató a Antía Morgade, de Arantza Portabales

De ahora en adelante, el deber nos ordena sospechar los unos de los otros (Diez Negritos, Agatha Christie)

Hay citas que cobran pleno sentido tras leer algunos libros. Este es uno de esos casos. Arantza Portabales la escogió para encabezar la novela que acabo de terminar y la elección no pudo ser más acertada. No recuerdo si en alguna lectura anterior había barajado tantos sospechosos, pero en esta desde luego la lista es extensa, por lo que la intriga y el suspense de la misma estaban garantizados desde el inicio. 

El hombre que mató a Antía Morgade (Lumen, 2023), de Arantza Portabales, es la tercera entrega de la serie protagonizada por el inspector Santi Abad y la subinspectora Ana Barroso (¿me volveré a encontrar con estos personajes en el futuro? Espero que sí), una historia tremendamente compleja donde todos los tiempos verbales se reducen trágicamente a pasado. La trama comienza con el reencuentro de seis personas, que hace ya más de dos décadas cohabitaron el mismo piso de menores tutelados, la víspera de la Fiesta de Santiago Apóstol. Aunque las vidas de cada uno de los seis ha tomado diferentes derroteros, el regreso de uno de ellos a Galicia los reúne de nuevo en una cena donde solo cinco quedarán con vida. El pasado siempre vuelve a cobrarse sus deudas, y el suicidio de una de sus compañeras de piso, Antía Morgade, veintitrés años tendrá mucho que ver con los sucesos del presente. El principal sospechoso, según el testimonio de los afectados, es uno de los cuidadores que velaban por ellos en aquel piso tutelado, recién salido de prisión tras cumplir veinte años de condena por abuso sexual a menores que se encontraban bajo su tutela. Al mismo tiempo, la lógica dice que la explicación más sencilla sería que uno de los presentes en la cena fuera el asesino... Con esa complicada disyuntiva tendrán que lidiar Abad y Barroso, cuyas situaciones personales parecen haberse estabilizado, pero ya sabemos que todo lo que reluce no es oro. Una vez más, los investigadores tendrán que intentar dejar de lado esos sentimientos que los unen y los separan al mismo tiempo para hacer frente a un rompecabezas en el que se solapan pasado y presente.

Mediante capítulos cortos que imprimen agilidad al ritmo de la novela, en El hombre que mató a Antía Morgade, Arantza Portabales sumerge al lector en una historia en la que todo parece estar claro al inicio, pero que nos demuestra una vez más que las apariencias son engañosas. Una historia perfectamente estructurada repleta de misterio e intriga donde abundan los giros y cuyas páginas están pobladas de personajes que luchan o se rinden antes sus propios demonios interiores y encajan tanto en el rol de víctima como en el de verdugo, lo que provoca que la sospecha no tenga un objetivo claro en el que enfocarse. Los personajes son capaces de mostrar a la vez lo mejor y lo peor del ser humano, lo que les otorga un alto grado de verosimilitud. En definitiva, El hombre que mató a Antía Morgade es una de esas lecturas que, una vez empezadas, no se pueden soltar, por lo que no queda más que recomendarla.



domingo, 27 de julio de 2025

La vida secreta de Úrsula Bas, de Arantza Portabales


A veces, aun rodeados de gente, nos sentimos solos. Muy solos. Las quasi perfectas burbujas que visten nuestras vidas de cara a la galería no son más que disfraces, escudos tras los que nos ocultamos del implacable vacío que nos asedia cuando dejamos de fingir y nos atrevemos a ser nosotros mismos. Y de repente aparece alguien que nos rompe los esquemas y nos muestra qué deseamos realmente (o nos hace desearlo). Alguien que provoca que se mueva el suelo bajo nuestros pies y que llega a conocernos más que nadie, incluso que nosotros mismos. La autora y muchos de los personajes de la novela que acabo de terminar saben perfectamente de lo que hablo, pues es básicamente el trasfondo de la historia, una frenética intriga de soledades silenciadas, celos y venganzas.

La vida secreta de Úrsula Bas (Lumen, 2021), de Arantza Portabales, es la segunda entrega de la saga protagonizada por el inspector Santi Abad y la ahora ya subinspectora Ana Barroso. La trama comienza un año y medio después del final de Belleza Roja, con la reincorporación de Abad a su comisaría tras un largo período de baja, causada tanto por los pormenores del caso Alén como por las zonas oscuras de su vida privada. Durante su ausencia, las cosas han cambiado bastante en comisaría. La jubilación del anterior comisario ha puesto al frente a Álex Veiga, un tipo atractivo y carismático que poco tiene que ver con su antecesor. Ana Barroso, con su ascenso a subinspectora, tampoco parece ya ser la misma. Abad y Barroso volverán a formar equipo para investigar la desaparición de la célebre escritora Úrsula Bas, que se esfumó como por arte de magia el viernes anterior, de camino a dar una charla en una biblioteca a la que jamás llegó. Los pasos de la investigación los llevarán hacia un caso que quedó sin resolver, el de Catalina Fiz, desaparecida sin dejar rastro tres años atrás. Mientras tanto, y de forma paralela, la voz de Úrsula Bas nos irá contando qué pasa por su cabeza durante su encierro, remontándose a un pasado no tan lejano en el que conoció a su secuestrador y se enamoró de él, y teniendo la certeza de que en un momento u otro la matará. Asimismo, Arantza Portabales intercalará en la historia, con un peso más que relevante, los detalles de la faceta personal de Santi y Ana (cuando dejan de ser Abad y Barroso). Si en la anterior entrega su relación ya era complicada, en está se difuminará mucho más la frontera entre el amor y el miedo, entre la profesionalidad y esa llama que por mucho que soplen no termina de apagarse.

Estructurada en 111 capítulos de extensión breve, La vida secreta de Úrsula Bas cuenta con dos narradores. Por un lado, un narrador omnisciente en tercera persona a través del cual conoceremos los avances de la investigación y de la turbulenta relación entre Santi y Ana y, por otro, la voz de la propia Úrsula Bas que relatará en primera persona su experiencia presente y pasada. El escenario de la novela es principalmente Santiago de Compostela, pero el ciertos momentos la acción se trasladará tanto a Pontevedra como a Proendos, un pequeño pueblo lucense. Mediante unos personajes muy bien perfilados, una prosa sencilla pero cuidada y un estilo muy visual, Portabales ofrece al lector una trama compleja pero muy bien hilada y de ritmo ágil que deja al lector descansar un poco al adentrarse en la vida privada de los protagonistas. Una trama que, si no me equivoco mucho, dará lugar a más de una reflexión por parte del lector. Yo de vosotros no me la perdería (pero leyendo primero Belleza Roja, por favor). Palabra de lectora.

lunes, 21 de julio de 2025

Verity. La sombra de un engaño, de Colleen Hoover

Comenzar un libro y prácticamente no parar hasta terminarlo. Que las ganas de saber qué ocurre a continuación de lo último que se ha leído hagan al lector salir del agua en un día tórrido. Solo un poquito más y lo dejo. Un capítulo más y me voy a dormir. ¿Os suena de algo? Sí, ¿verdad? Es lo que pasa cuando se tiene entre manos una buena historia bien llevada, y es lo que me ha pasado a mí con la novela que acabo de terminar, un thriller psicológico narrado con gran sencillez y eficiencia para atrapar al lector desde la primera página. 

Verity. La sombra de un engaño (Planeta, 2020), de Colleen Hoover, es un thriller psicológico que se desarrolla en un escenario muy simple pero de una gran eficacia dramática donde el pasado va a volver a la vida de algún personaje para saldar cuentas. La protagonista de la novela se llama Lowen Ashleigh y es una escritora treintañera a las puertas de la ruina económica que acaba perder a su madre, con quien no mantenía una relación especialmente buena. De camino a la entrevista donde le ofrecerán la oportunidad de su vida, un camión atropella al hombre que cruzaba la calle delante de ella y de repente se encuentra aturdida y cubierta de sangre. La ayuda de un apuesto desconocido le salva el día, y consigue llegar a su importante cita, en la que una editorial y el desconocido que la ha ayudado le propondrán continuar escribiendo la saga inacabada de su esposa, una célebre autora que ha sufrido un accidente y no se encuentra en condiciones de escribir. Lowen se instalará en la mansión del matrimonio para investigar las notas y el trabajo previo de Verity Crawford, para hallar material que la ayude a cumplir con su encargo, pero entre decenas y decenas de cajas hallará una perturbadora autobiografía de Verity que más valdría que hubiera seguido oculta. 

Con solo tres personajes (Lowen, Verity y su marido, Jeremy), y la aparición ocasional del hijo de la pareja y de una enfermera, Colleen Hoover crea un ambientación claustrofóbica y sumamente tensa, que rompe con precisión introduciendo momentos más relajados y con algo más de luz. La energía que emana la casa, con Verity postrada en la cama en estado casi vegetativo y los secretos que desvelará la autobiografía, es absolutamente inquietante, de lo que se sirve la autora para mantener el nivel de suspense psicológico altísimo página tras página. Dudas, misterios, sombras y sospechas se combinan para poner los nervios de la protagonista (y del lector) a flor de piel. Aunque quizá Colin Hoover abuse de las escenas eróticas, creo que estas enfatizan más si cabe uno de los pilares de la trama: la obsesión de Verity con su marido. Como buena escritora de romántica, las historias de amor tienen tanto peso como la trama principal. La novela gana fuerza conforme avanzan los capítulos y el final te deja... ¿creíais que os lo iba a decir? Pues no. La leéis si queréis saber, que os va a entretener un buen rato.

sábado, 19 de julio de 2025

Belleza roja, de Arantza Portabales


El simbolismo del color rojo es bastante complejo. Por un lado, está asociado a emociones positivas e intensas, como el amor, la pasión, la energía y la fuerza, pero también se relaciona con la ira, la agresión y el peligro. Paradójico que un mismo estímulo visual pueda provocar al mismo tiempo consecuencias tan contradictorias, y en ello reside parte de su encanto. El rojo inspira el título de la novela que acabo de terminar y nace indiscutiblemente de la sangre, promesa escarlata de vida y de muerte.

Belleza Roja (Lumen, 2019) es la primera novela que leo de Arantza Portabales, y la que encabeza la serie protagonizada por Abad y Barroso. Ambientada en Galicia, la trama comienza la víspera de San Juan con el hallazgo del cadáver de Xiana Alén, una bellísima quinceañera, en su habitación, boca abajo y rodeado por litros y litros de sangre. A pocos metros, en el jardín, sus padres cenaban con su tía y unos amigos, y la octogenaria tía abuela supuestamente dormía en su habitación. Desde el principio, el equipo Abad-Barroso va a tener claro que únicamente uno de los presentes esa noche ha podido asesinarla, dada la batería de medidas de seguridad que rodean la vivienda, pero no va a resultar una investigación fácil. En este sentido, Arantza Portabales nos ofrece una novela policíaca de estilo clásico donde el foco irá cambiando de uno a otro de los seis sospechosos sin posibilidad de intervención externa. La principal sospechosa es su tía Lía, una pintora con un equilibro mental como poco inestable, ya que es ella la que encuentra el cadáver e intenta suicidarse a los pocos días. El psiquiatra Connor Brennan intentará desenmarañar el intrincado laberinto de la mente de lía y encontrará bajo su aspecto frágil y aniñado a una mujer fascinante. ¿Cuál será la clave para dar con el asesino/a? ¿Envidia, celos, locura? Mientras tratan de averiguarlo, entre el inspector Abad y Ana Barroso surgirá una historia intensa pero muy complicada que mantendrá al lector en vilo casi al mismo nivel que la trama de investigación.

Belleza roja es a la vez novela negra y tragedia con protagonistas femeninas. En medio de este matriarcado de mujeres potentes pero que se dañan a sí mismas por diversas razones, los hombres se mueven con ritmo aletargado y orbitan en torno a una mujer o varias. Son muñecos con poca o ninguna personalidad que camuflan su inconsciencia y su sentimiento de inferioridad en la belleza y la fuerza femenina que los acompaña. Portabales nos ofrece en esta obra la combinación perfecta y efectiva entre el ritmo sosegado de un narrador omnisciente, las reflexiones ora profundas ora estéticas de la compleja mente de Lía en primera persona y el dinamismo de unos diálogos que en innumerables ocasiones son más significativos por lo que omiten que por lo que desvelan. En definitiva, una lectura recomendable para los que disfrutéis con el género, sobre todo si no sois muy quisquillosos con una verosimilitud que, en mi opinión, no hace falta en absoluto para disfrutar la historia. Palabra de lectora.




domingo, 13 de julio de 2025

Animal, de Leticia Sierra

Todos llevamos dentro un animal. Una criatura salvaje que no rinde pleitesía a las normas consuetudinarias sino que existe por y para satisfacer el objetivo que le indica el instinto. Una bestia feroz e indómita que nace en nuestras entrañas al mismo tiempo que llegamos al mundo, que permanece dormida durante años y puede que hasta el final de nuestras vidas. Sin embargo, hay ocasiones en que ciertos sucesos actúan como detonantes y el animal despierta, y ya no hay vuelta atrás, pues la bestia no se detendrá hasta saciar su sed de lo que sea. La autora y los personajes de la novela que acabo de terminar saben bien de lo que hablo, pues entre sus páginas habita una fiera cuya captura va a suponer todo un reto.

Animal (Ediciones B, 2021) fue la primera novela publicada de la asturiana Leticia Sierra que, dicho sea de paso, ha sido para esta lectora todo un descubrimiento. La autora emplaza la trama en una pequeña y tranquila población de Asturias, Pola de Siero, que va a verse conmocionada por la aparición del cadáver de uno de sus vecinos que, al parecer, ha sido asesinado y emasculado con extrema crueldad en las inmediaciones del prostíbulo local. Los encargados de resolver el caso, que apunta casi con toda certeza a una venganza, serán el inspector Castro y el subinspector Gutiérrez, de la Policía Nacional, pero también contará el lector con la investigación de Olivia Marassa, una joven y ambiciosa periodista con alguna cuenta pendiente con el insomnio y una emisora ilegal donde capta noticias de forma poco ortodoxa pero efectiva. Cuando comiencen a tirar de los hilos, descubrirán que la víctima no es un ciudadano precisamente ejemplar, ya que su existencia pasada y presente se arrastra como vil reptil por el fango de la depravación y la ignominia.

En Animal, Leticia Sierra utiliza el binomio policía-periodista para desarrollar la investigación, y le funciona bastante bien puesto que se amplía la perspectiva. La policía en la mayoría de ocasiones, aunque dispone de más recursos, está obligada a ceñirse a procedimiento. Sin embargo, la periodista tiene más libertad para indagar, aunque en este caso suele respetar un código ético/moral que ha caído bastante en desuso hoy en día, arrollado por el morboso amarillismo de los medios. Estructurada en sesenta y ocho capítulos breves y un epílogo de broche final, la historia de esta novela llega al lector a través de un narrador omnisciente que sitúa el foco narrativo sobre los dos personajes que encabezan la investigación, bastante complicada ya que los sospechosos parecen brotar como setas en el bosque (la víctima, como he dicho al comienzo, no era ningún angelito). Además, ese cadáver no va a ser el único...La prosa de Leticia Sierra es sencilla, clara y directa, y los diálogos tienen mucho peso en la narración, lo que la dota de mucho ritmo y no permite que la intriga decaiga en ningún momento. En resumen, lectura muy recomendable que vais a devorar si sois amantes del género.

lunes, 7 de julio de 2025

Noches desiertas, de Sonia Peleguer


¿Os he dicho ya alguna vez que, después de toda la vida leyendo, me sigue sorprendiendo comenzar una lectura y que esta te secuestre en las primeras páginas y anule automáticamente cualquier posibilidad de escapar de ella? Pues eso me ha ocurrido este finde con la novela que he terminado hace solo unas pocas horas. La empecé el sábado por la mañana a la orillita del mar y ya no he sido capaz de soltarla hasta llegar a la última página. La verdad es que no suelen llamarme las tramas donde lo romántico tenga un peso relevante, pero esta tiene una mezcla de ingredientes que me ha enganchado sin remedio.

Bajo el título de Noches desiertas (Con M de Mujer, 2024), Sonia Peleguer ofrece al lector una novela de escritura asequible y muy correcta en la que combina amor, intriga, suspense y frecuentes escenas de acción que elevan la adrenalina a altos niveles. La historia comienza en Nueva York, donde Hugo, un atractivo e incorregiblemente mujeriego escolta asturiano pasa unos días por motivos de trabajo. Soltero empedernido, jamás ha tenido una relación estable ni quiere tenerla. Para él, el amor está fuera de su radar y de su alcance. Hasta que conoce a Sofía, claro, una hermosa mujer de armas tomar que se come el mundo para desayunar todos los días. Tras un tórrido escarceo presidido por el grifo de la ducha, cada uno sigue su propio rumbo pero, ay, que a los dioses les encanta jugar a los dados y el destino va a volver a cruzar sus caminos, por mucho que se empeñen en huir, provocando un giro radical en sus vidas. Sin embargo, lo que merece la pena nunca suele ser sencillo, y diversos factores, familiares, profesionales y personales, van a jugar en contra de un amor que los pondrá a prueba constantemente. Mientras tanto, un sicario se oculta en la red bajo el nombre de Jade y espera ansioso cumplir con el número necesario de encargos que le garantice romper sus vínculos con una Organización extremadamente poderosa y letal, y una Dama Blanca que camufla sus tejemanejes bajo un halo de aparente inocencia. ¿Ya os ha picado la curiosidad? Pues no perdáis más tiempo e hincadle el diente, que ya no os voy a contar yo más.

En Noches desiertas, Sonia Peleguer, además de dejar claro que lo suyo es contar historias que atrapan al lector como una tela de araña, demuestra gran habilidad para crear personajes y situaciones que nos mantienen con el alma en vilo página tras página sin que la tensión dramática decaiga un solo instante. En la nota de la autora, al principio de la novela, hace una pregunta muy interesante que luego se va a ir respondiendo por sí misma en el desarrollo de la trama. ¿Podemos cambiar de verdad las personas o al final las cabras siempre tirarán al monte? Cada uno que saque sus propias conclusiones... Lo que sí está claro es que recomiendo la novela.

sábado, 5 de julio de 2025

La cara norte del corazón, de Dolores Redondo

Mientras leía la Trilogía del Baztán iba pensando que Aloisius Dupree, el misterioso agente del FBI con el que Amaia Salazar habla por teléfono de vez en cuando, siempre a horas intempestivas, para pedirle ayuda o consejo, era un personaje tan intrigante que daba mucho juego para otra novela en la que tuviera mayor relevancia. ¿Cuál es la naturaleza de la relación entre Amaia y Dupree? ¿De dónde viene esa conexión que a veces no parece de este mundo? Por fin lo he podido averiguar en la novela que acabo de terminar, que además me ha servido para aprender que, aunque la cartografía no haya conseguido reflejarlo en ningún mapa, el corazón tiene una geografía particular que no rinde pleitesía a la rosa de los vientos. Y que la cara norte es esa región inhóspita y a menudo inaccesible donde habitan el miedo y el dolor.

La cara norte del corazón (Destino, 2019) es la precuela de la Trilogía del Baztán, de Dolores Redondo y se ambienta en Nueva Orleans, un lugar con curiosos paralelismos con Elizondo donde los cementerios reciben la esotérica denominación de «ciudades de los muertos». Si bien es la precuela de la saga, mi consejo es leerla después de la trilogía, pues se desvelan ciertos aspectos del pasado de Amaia que, de saberse de antemano, restarían intriga a las otras tres entregas. En esta obra, Dolores redondo articula la trama en dos líneas argumentales separadas en el tiempo por un lapso de trece años, y cuyo factor común es el personaje de Amaia. Así, el lector irá alternando entre el Elizondo de 1992 y la ciudad de Nueva Orleans en agosto de 2005 (esta última acapara el grueso de la trama). En la línea argumental del presente, Amaia Salazar es la subinspectora más joven de la policía foral de Navarra y se encuentra en la Academia del FBI en Quantico asistiendo a un curso en el que interviene como formador Aloisius Dupree, que encabeza uno de los grupos de trabajo de campo de la Unidad de Ciencias del Comportamiento. Debido a su intuición, su mente brillante y su particular comportamiento, Amaia tendrá la oportunidad de integrarse en el grupo de Dupree para dar caza al "Compositor", un asesino en serie que oculta sus crímenes tras la devastación provocada por desastres naturales. Todo apunta a que el Compositor volverá a actuar en Nueva Orleans al amparo del huracán Katrina, uno de los fenómenos naturales más catastróficos en la historia de Estados Unidos, y hasta allí se desplaza el equipo a pesar de los riesgos que ello supone. Con respecto al hilo argumental de 1992 en Elizondo, narrado a modo de flashback a colación de una llamada desde España portadora de funestas noticias, el lector conocerá algún que otro episodio inédito en la infancia de Amaia que dio lugar a que su tía Engrasi decidiera alejarla lo máximo posible de su lugar de nacimiento. Verá el lector entonces a una Amaia niña forzada por las circunstancias a erigir un muro de olvido que mantenga ocultos los recuerdos de ciertos sucesos que moldearían su vida y sus pesadillas de la forma más dolorosa. Hacia la mitad de la novela, Dolores Redondo introduce una trama secundaria relacionada tanto con el pasado de Dupree como con el folklore, leyendas y supersticiones de Nueva Orleans que, aunque poco definida, quizá de lugar a otra nueva entrega.

Aunque es evidente en La cara norte del corazón que el estilo y la calidad literaria de la autora han mejorado, su punto fuerte sigue siendo la ambientación, muy trabajada y muy vívida, capaz de transportarnos al mismo epicentro de la ciudad antes, durante y después de ser asolada por las fuerzas de la naturaleza. Dolores Redondo dibuja a la perfección un escenario caótico que sobrecoge al lector y lo hace partícipe de la magnitud de las consecuencias de la hecatombe, del dolor, del silencio y la tragedia que se respiran en una ciudad anegada hasta la desesperanza. Un verdadero infierno de agua y desesperación donde la lucha real será por la supervivencia. Con una prosa muy fluida y visual y de la mano de un narrador omnisciente, Dolores Redondo construye una trama sólida y efectista que revela la ponzoña que reside a veces en el alma humana y atrapa al lector desde las primeras páginas. La recomiendo pero, insisto, después de leer la Trilogía del Baztán.

lunes, 23 de junio de 2025

Ofrenda a la tormenta, de Dolores Redondo

Trust I seek and I find in you
Every day for us something new
Open mind for a different view
And nothing else matters.
(Nothing else Matters, METALLICA)

Después de cuarenta años leyendo, me sigue sorprendiendo (y ojalá siga siendo así siempre) el efecto que la prosa de un autor hábil puede provocar en mí. En un momento, soy consciente de que estoy leyendo y, al siguiente, ya no existo, porque me he perdido entre las páginas del libro. Es una de las mejores sensaciones que conozco, y Dolores Redondo me la ha proporcionado hasta ahora en las tres novelas suyas que he leído. Si El guardián invisible y Legado en los huesos me gustaron, la novela que acabo de terminar, broche de oro a su exitosa trilogía, la he disfrutado quizá más si cabe. Además, ¿cómo no van a gustarme una obra y una autora que escogen como una de las citas de apertura la letra de mi canción preferida?

Ofrenda a la Tormenta (Destino, 2014) es la tercera entrega de la saga protagonizada por Amaia Salazar y la que cierra la Trilogía del Baztán. La trama de la novela comienza apenas un mes después de los dramáticos sucesos relatados en la anterior entrega. Amaia vive relativamente tranquila tras haber recuperado a su hijo y detenido al culpable de las atrocidades narradas en Legado en los huesos, pero solo relativamente porque, a pesar de que casi todos piensan que su madre está muerta, su instinto le dice que no, que la mayor amenaza contra su vida continúa viva, por lo que el peligro no ha pasado. A su alrededor, el mundo sigue girando y el mal no descansa, y en Elizondo una niña de pocos meses muere supuestamente por muerte súbita del lactante. La abuela del bebé no acepta esta hipótesis y solicita que se indague. Unas marcas rojas en la carita de la niña y el hecho de que su propio padre intente llevarse el pequeño cadáver de la funeraria confirman que la abuela podría tener razón y se abre una investigación cuyas consecuencias van a ser devastadoras, pues sale a la luz una macabra tela de araña oculta tras varias muertes supuestamente naturales de bebés en el valle, una oscura telaraña que, por supuesto, también tendrá relación con la vida de Amaia, puesto que su faceta profesional y personal parecen ser un todo indisoluble. Por otro lado, la vertiente emocional de la protagonista, ya habitualmemte inestable, se asimila cada vez más a una montaña rusa debido a la atracción y a los sentimientos que genera en ella un atractivo personaje que ya apareció en el tablero en la anterior entrega. En este caso, el ser mitológico que poblará las pesadillas de los baztaneses será Inguma, un espíritu maléfico que se sienta sobre el pecho de sus víctimas durante el sueño y aprieta con sus manos la garganta de estas para beberse su aliento.

Dividida en 57 capítulos, Ofrenda a la tormenta se cuenta en tercera persona por un narrador omnisciente, y mantiene el estilo directo, sencillo, ágil y dinámico de las entregas anteriores, cautivando al lector ya desde las primeras páginas. Como cierre de trilogía, al final de esta novela no solamente se resuelve la investigación que la Policía Foral lleva entre manos, sino que es posible que se de respuesta a ciertos interrogantes que podrían haber quedado pendientes en las entregas anteriores, por lo que es necesario leerlas en orden. Como ya es habitual, los personajes de Dolores Redondo están muy bien dibujados, aunque a diferencia de las anteriores, el de Amaia Salazar va a tener una preponderancia casi absoluta, y la ambientación va a jugar un papel fundamental tanto en el desarrollo de la trama como en el de la psicología del personaje. Como decía al principio, ha resultado una lectura absorbente total, en la que a veces tenía que detenerme y concienciarme de que lo que estaba ocurriendo era solo ficción, para dejar de sufrir un poquito. El final, me lo esperaba, porque empecé a sospechar muy pronto quién era el malo malísimo, pero no por ello he disfrutado menos. Si tenéis la oportunidad, no os perdáis esta trilogía, porque realmente merece la pena. Palabra de lectora.

martes, 17 de junio de 2025

Legado en los huesos, de Dolores Redondo

Cuando hace unos cuantos días acabé El guardián invisible, estaba ansiosa por continuar, por saber qué sería de la vida de Amaia Salazar y su peculiar familia. Ahora que he leído la continuación, me he quedado exactamente igual, con la misma sensación, la de un final que clama a gritos un nuevo comienzo, con la necesidad de satisfacer el morbo lector que ha ido creciendo conforme avanzaban las páginas.

En Legado en los huesos (Destino, 2013), segunda entrega de su aclamada Trilogía del Baztán, Dolores Redondo vuelve a sumergir al lector en el valle que da título a la saga y en la fascinante vida de Amaia Salazar, ahora Jefa de Homicidios en la comisaría de Pamplona de la Policía Foral de Navarra. La novela comienza con los últimos días de embarazo de Amaia y los primeros de su recién estrenada maternidad (tema que adquirirá gran relevancia a lo largo de la obra). Como ya ocurriera en El guardián invisible, en Legado en los huesos hallaremos que la faceta personal y profesional de Amaia continúan íntimamente ligadas. Nuestra protagonista regresa a Elizondo para hacerse cargo de una investigación (a petición de la curia eclesiástica) que tiene como objeto la profanación de la iglesia de Arizkun, donde se aprecian ciertas connotaciones que apuntan claramente a una injusticia histórica en el pasado del valle. Esta trama de investigación va a cruzarse con la del suicidio de varios tipejos acusados y condenados por crímenes machistas que, sin tener relación directa entre ellos, muestran varios nexos comunes que convencerán a un nuevo y atractivo juez para abrir un nuevo caso, que afectará a Amaia tanto en el ámbito profesional como en el personal, ya que, aunque logra mantener bajo control a los fantasmas del pasado, sigue habiendo aspectos, oscuros y siniestros, de su historia personal que desconoce, y que la autora irá desvelando a modo de flashback, y que además estarán muy relacionados con la investigación que la ocupa. El basajaun de la primera entrega cede, en esta segunda, el protagonismo mitológico al tarttalo, una criatura semejante a un cíclope que alberga en su interior a un verdadero asesino, sanguinario, feroz y caníbal. Pinta bien, ¿verdad? Pues no os pienso contar más (por si hubiese alguien aparte de mí, claro, que no la haya leído).

Uno de los principales aciertos de Dolores Redondo en esta trilogía es sin duda la ambientación geográfica unida a la cultural. Las características naturales del valle del Baztán, junto al misterio y la magia de las leyendas que lo nutren, lo convierten en el escenario perfecto para enmarcar y desarrollar sus tramas. Aunque en Legado en los huesos vamos a encontrar temas como el maltrato, las sectas o la inoperancia de la rivalidad existente entre los distintos cuerpos de seguridad del Estado, los temas centrales de esta obra son claramente el Miedo en todas sus vertientes (casi como un personaje más de la historia pero omnipresente) y la maternidad, enfocada también desde distintas perspectivas y alejada del ideal que nos venden las revistas. La autora vuelve a deleitarnos con su prosa emocionante y asequible estructurada en capítulos relativamente cortos donde dosifica con maestría el suspense y el misterio y lo combina con unos personajes muy verosímiles, lo que convierte a la novela en una lectura adictiva ante la que no queda más remedio que claudicar. Queda claro que la recomiendo, ¿verdad?

miércoles, 11 de junio de 2025

El guardián invisible, de Dolores Redondo


A veces, cuando me encuentro con autores y/u obras con reseñas excelentes y además numerosas, me cuesta abordarlos quizá por temor a que la realidad no se ajuste demasiado a la expectativa. Tal vez haya sido por esa razón que he tardado tanto tiempo en leer a esta autora, que ya se había cambiado convertido en una de mis eternas pendientes. Afortunadamente, por fin me he decidido y acabo de terminar la primera novela de la saga que la encumbró, y debo decir que ha merecido la pena, pues ha superado con creces la expectativa.

El guardián invisible (Destino, 2013) es la primera entrega de la Trilogía del Baztán, de Dolores Redondo, un thriller cuyas tramas y subtramas van profundamente vinculadas a la tradición y la mitología vasco-navarra. Su protagonista se llama Amaia Salazar y, aparte de ser inspectora de la Policía Foral de Navarra, es una mujer que carga a sus espaldas un pasado oscuro y un trauma infantil que le garantiza pesadillas recurrentes y noches en vela. La casualidad, y su valía como investigadora, la hacen regresar a Elizondo, el pueblo que la vio nacer y crecer, y del que siempre quiso huir, lo que provoca aún más inestabilidad en su equilibrio psíquico. Amaia tendrá abierto un doble frente en el que luchar. Por un lado, deberá, con la ayuda de otros inspectores y fuerzas de seguridad, hallar al criminal que siembra el pánico en el valle depositando cadáveres de niñas con una escenificación ritual en las orillas del río Baztán. Por otro, tendrá que enfrentarse al Mal que acecha y amenaza su alma. Ambas batallas se auguran complejas, y ambas le provocarán multitud de sinsabores. Pero nuestra protagonista no es una detective al uso, ya que no es un ser solitario, sino que se apoyará en sus poderosas raíces familiares para encontrar soluciones. La autora utiliza la figura del narrador omnipresente en tercera persona, lo que posibilita ver la historia desde diferentes perspectivas. Asimismo, en la trama de investigación intercala fragmentos de lo que le ocurrió a Amaia cuando era una niña y la marcó para siempre, y nos va desgranando sus pesadillas para que las vivamos desde dentro. Si os ha picado la curiosidad y aún no la habéis leído, estáis tardando...

Nos encontramos en El guardián invisible ante una novela coral, con una gran multitud de personajes, todos ellos dibujados con mucha habilidad, bien perfilados psicológicamente y dotados de fuerza y verosimilitud. Intuimos que algunos de ellos seguirán presentes a lo largo de la trilogía y otros desaparecerán al final de esta primera entrega. Dolores Redondo conceptúa el Mal (así con mayúsculas) como uno de sus personajes principales, uno que campa a sus anchas por todas las páginas de la novela y se adivina detras de más de uno de los caracteres, lo que hace a la obra una novela negra en todos los sentidos. Otro de los elementos que contribuyen al éxito de la obra es su ambientación, el valle del Baztán, un espacio rico en leyendas, tradiciones, folklore y mitología, y la forma natural y plena de coherencia con la que la que la autora lo introduce en la trama. Dolores Redondo ofrece al lector elegancia y sencillez en la prosa sin restarle ni un ápice de belleza. hace gala de una prosa elegante, sencilla, sin adornos innecesarios y a la vez bella. Muy recomendable, pero os dejo ya que me espera la siguiente.

sábado, 7 de junio de 2025

El hombre gris, de José Antonio Jiménez Barbero


Dicen que de la lectura de una buena historia no se sale ileso. Sus letras se escurren entre nuestros dedos y forman parte, durante un tiempo, del paisaje de nuestra piel. Asimismo es inevitable que las emociones que provocan dejen, de algún modo, marcas en el alma. Seguro que algún día la ciencia más avanzada desarrolla un escáner capaz de detectar el mapa de nuestras cicatrices lectoras. Si ahora mismo inspeccionaran la mía, después de la novela que acabo de terminar, encontrarían en ella un escenario que solo un puñado de autores pueden igualar. Hallarían sin duda esquirlas de dolor, rastros de alguna lágrima, profundos surcos arañados por la tensión y tintes de la más negra abyección moral. Y es que este autor es un maestro, tanto a la hora de escribir como a la de retorcer las tripas y el estómago al lector.

El hombre gris (Knowmadas Books, 2025), flamante ganadora del primer Philip Marlowe otorgado por Cartagena Negra, ha sido la última obra de Jose Antonio Jiménez Barbero en ver la luz. En ella, el autor se aleja de los soleados paisajes del sur a los que nos tiene habituados y transporta al lector a las raíces musgosas y oscuras de los bosques gallegos en una trama de verdades silenciadas y de monstruos que se mudaron hace tiempo de su lúgubre guarida bajo la cama y se ocultan bajo máscaras de respetable apariencia. Pero los secretos, más tarde o más temprano, suelen salir a la luz, y en ocasiones lo hacen de maneras verdaderamente crueles. La novela comienza con Samuel Ermida, juez retirado y enfermo de cáncer, cuyo buzón recibe un día el dedo amputado de una niña. Poco después es hallado el cadáver de su propietaria, abriéndose entonces para Ermida las puertas de un infierno accesible sin necesidad de muerte previa. El pasado vuelve a cobrarse su venganza, haciendo regresar de entre las sombras del olvido al Hombre Gris, asesino de niñas que aterrorizó a Galicia casi cuatro décadas atrás, y cuyo caso quedó sin resolver. Serán la capitana Teresa Rull y el teniente Padilla (cada uno con su maleta de sufrimiento ocasionado por los malditos prejuicios nacidos de una supina estulticia) los encargados de indagar y sacar a la luz los entresijos de una cadena de crímenes tanto o más viles que los que propician la investigación. Bajo estratos de ignominiosa indigencia moral, surge una historia oscura hilada por silencios culpables de unos y de otros, una vida de horror del que eriza la piel y hace descender al lector al pozo sin fondo, negro y siniestro, de la maldad humana.

No haré hincapié en las bondades de la prosa de José Antonio Jiménez Barbero, porque el hecho de su autoría es sencillamente sinónimo de calidad literaria, pero sí insistiré una vez más en su habilidad para crear historias donde la tensión y el suspense se respiran en cada página, tramas profundamente humanas donde el autor explora y profundiza en conceptos de alta relevancia social con validez universal y atemporal. Abandono, omisión ,malos tratos,abuso sexual, homofobia y violencia vicaria son algunas de las hebras con las que el autor trenza el entramado de El hombre gris. Si disfrutáis con buenos ratos de lectura y no os importa en exceso que os pellizquen el corazón y os retuerzan un poquitín las entrañas, esta es vuestra novela. Palabra de lectora.

lunes, 2 de junio de 2025

Las Soliña. Brujas, sapos, Ángeles y Nornas


Mirad, yo no sé cómo empezar a escribir esta reseña, porque a estas alturas del cuento y con este calorcito que pega ya tengo la cabeza del revés. Podría comenzar diciendo que esta autora tiene una manera maravillosa de volverme loca, pero me quedaría corta seguro. ¿Cómo es posible llorar y reír con dos párrafos de diferencia? Pues preguntadselo a ella, porque es la reina del disloque. No has terminado de limpiarte la lagrimilla de una escena cuando se te escapa una carcaja que, sin más dilación, da paso a nuevo puchero. 

Las Soliña. Brujas, sapos, Ángeles y Nornas (2024) de Gema Tacón es la cuarta entrega (sí, porque si no leéis la novela corta de la Navidad se os queda un pelín cojito) de la saga protagonizada por la familia de brujas más loca y entrañable del panorama brujeril literario, y no iba a ser menos que las anteriores. Volvemos en ella a sumergirnos en un universo repleto de magia y de locura, con situaciones surrealistas y cómicas a más no poder. Esta entrega empieza con una supuesta vuelta a la normalidad tras los sucesos de la anterior (y el paréntesis navideño dentro de una bola de nieve). Las brujas que cumplían 21 años y que no pudieron hacer la presentación de sus dones en sociedad a causa de la debacle de la primera entrega lo van a hacer ahora en un macroaquelarre extempore. Apesadumbrada por volver a la realidad después de su idílica estancia en la bola de nieve, Sarah Soliña se prepara para el evento y para ello tiene que realizarse un ritual previo para que no se muestre cierta parte de ella que causaría un ligerísimo revuelo entre sus congéneres. Pero, ay, que antes de acabarlo se vuelve a liar parda y nadie sabe por qué. De respente aparecen unos rayos de colores que van convirtiendo a los asistentes al festival en zombies, fantasmas, cerdos o bebés demoníacos (según el color del rayo, claro). ¿Quiénes serán los artífices de este nuevo despropósito? Ahhh...misterio. Sarah tiene por delante otro buen berenjenal, con su familia convertida en cualquiera de esas cosas, el velo que separa las dimensiones cada vez más roto, y lo hará con la ayuda de su prima la demonia dragona, su inseparable Pepe, un ángel pelín turbio y el premio gordo: un comestible bebé con alitas. Se supone que contarán con la ayuda de las Nornas, esos beatíficos seres (¡ja!) que hilan el destino de todos pero ya veréis qué ayuda más chula. Y si faltaba algo, tendrán como refuerzo a una panda de arcángeles en vías de jubilación con métodos motivacionales no exactamente legales. ¿A que pinta bien? Pues está mejor todavía.

En esta entrega de Las Soliña, aparte del lado descacharrante, también tendremos espacio para la reflexión. Aparte de visibilizar el trastorno TDA/TDAH presente durante toda la saga, nuestra protagonista (y nosotros con ella) aprenderá que toda decisión tiene sus consecuencias (por muchos hilos que tejan las Nornas) y que a veces, cuando nos preguntamos quiénes queremos ser, a lo mejor es necesario mirar un poquito hacia dentro y reconocer que, oye, quizá no está tan mal ser nosotros mismos. Y una vez acabado el momento moñas, como no es cuestión de hacer la reseña más larga que el libro, voy cortando y os la recomiendo encarecidamente si lo que buscáis es pasar un buen rato leyendo. Ojo a los mensajitos de los sobres de azúcar, ciertamente personalizados, que dan comienzo a cada capítulo...no tienen desperdicio ninguno.

martes, 27 de mayo de 2025

Las Soliña. Brujas, ángeles y demonios celebran la Navidad, de Gema Tacón

Pocas cosas se me dan bien, pero parece que una de ellas es llevar la contra. A lo que sea. Que hace frío, pues yo calor. Que dicen que esta semana ya suben las temperaturas y va a parecer verano, pues yo a leer una historia navideña. Que de todo tiene que haber en el mundo, como decía el sabio de mi abuelo, y a mí me debió tocar el palito más corto (¿o era el más largo? Vete tú a saber). ¿Veis? Ya me estoy quedando yo como la Sarah Soliña de mis amores, que todo se pega menos, evidentemente, la hermosura.

Cuando leí las dos entregas anteriores de Las Soliña, pensé que ya más no le podía descarrilar la imaginación a Gema Tacón, pero anda que no estaba equivocada. Noniná... Las Soliña. Brujas, ángeles y demonios celebran la Navidad (2023) es una ida de olla maravillosa. Imaginad a un grupito de personajes sobrenaturales escondidos en un sótano cada uno a hacer sus cositas y, ¡tachán!, de repente aparece la cabra alcohólica barra oráculo barra tocapelotas máxima y los encierra a todos en una preciosa bolita de esas navideñas con su nieve dentro y todo. Como un escape room pero sin entender un caraj... lo que tienen que hacer para poder salir, ya que el mensaje que les deja más críptico no puede ser. ¿Lograrán los diez personajes entenderse y cumplir las expectativas de la caprina beoda? Menudo disparate de bolas y muñecos de nieve, hechizos y besos, alas, cuernos y rabos (sí, rabos, de todos los tipos). 

Gema Tacón consigue en este relato de poco más de 80 páginas que nos ríamos lo más grande, pero también nos pellizca el corazón a ratitos. O a mí al menos, que últimamente a moñas no me gana nadie. Ni a perturbada, que puedo llorar y reírme siete veces en la misma página. Si podéis, leedla, y dejad que su magia os descacharre la cabeza más de lo que ya la podáis tener. ¿O a vosotros no os gustaría que os metieran en una bola de cristal con nievecita y os obligaran a ser lo que realmente sois y a sentir aquello de lo que estáis huyendo?

lunes, 26 de mayo de 2025

Las Soliña. Brujas, sapos, ángeles y demonios, de Gema Tacón


Dicen que segundas partes nunca fueron buenas, y suele atinar bastante en eso la sabiduría popular. Sin embargo, casi toda regla tiene su excepción y, en este caso, la norma deja de cumplirse cuando de libros se trata. Esa sensación de terminar un libro y que te puedan las ganas de saber qué ocurre con los personajes en el siguiente es incomparable. Y, si hablamos de las locuras de la Tacón, ya para qué contar... Como un cencerro es poco, pero qué cencerro más maravilloso (que no se note que estoy tratando de darles jabón a las vacas y a las cabras sicarias, ¿eh?).

Si en la primera entrega de Las Soliña disfruté como una cría con el berenjenal paranormal y surrealista que había escrito la gaditana, solo deciros que la segunda, Las Soliña. Brujas, sapos, ángeles y demonios (2023) la he devorado en dos tardes (bueno, puede que alguna hora noctura también) y la he gozado como una enana, aunque en esta me haya hecho soltar un par de lagrimillas. Tras el final apoteósico de la entrega anterior, el mundo de las Soliña se ha quedado un pelín patas arriba, aunque seguirán haciendo de las suyas hasta lograr que nos tronchemos de risa. La trama de la novela comienza con Sarah, la bruja más encantadora y locuela que conozco, encerrada en su habitación, triste y apática. Ay, el mal de amores que no da tregua ni a los seres sobrenaturales. James lleva días desaparecido en compañía de una angelical tetona, sin conexión mental alguna con su brujita preferida. Lo que no saben en la Tierra es que el hechicero descubrirá su origen en el Cielo, y volverá con la misión de salvar a la humanidad de un nuevo Diluvio Universal. Al parecer, cierta Soliña inquieta, con su peculiar manera de viajar a lomos de un estornudo, ha abierto demasiadas grietas en el velo que separa el mundo de los vivos y el de los que ya no lo están y, o consiguen atajar el problema, o...agua para todos. Entre aventura y aventura de nuestra protagonista, Sarah, que parece no dar pie con bola, iremos desvelando más misterios sobre su vida a la vez que conoceremos personajes nuevos. A los que ya aparecían en la entrega anterior se unirán ahora ángeles y demonios para romper estereotipos y hacernos dudar sobre el Cielo y el Infierno. Ah, que queréis saber más... pues a leerlas se ha dicho (y en orden, que si no luego no os enteráis).

Fiel a su estilo, Gema Tacón vuelve a ofrecernos en esta segunda parte de Las Soliña una mezcla que no sé bien cómo definir pero que me encanta. Que tiene arte es un hecho, porque a ver si no quién consigue que convivan en las mismas páginas unas brujas desquiciadas y desquiciantes pero entrañables, hechiceros mestizos y sus Pinochos, un cónclave sobrenatural para tirarse de los pelos, ángeles de blanco Neutrex con demonios encerrados, ninfas vengadoras, monjes asesinos y posesiones de lo más salido...sin olvidar un gremlin del infierno, un sapo fantasma y lamedor y una cabra alcohólica que...bueno, mejor dejemos a la cabra tranquila. Y no me enrollo más. Si queréis disfrutar de ratitos de lectura donde no os falten las carcajadas (que si, que alguna lagrimilla también), no os perdáis a Las Soliña. Yo voy de cabeza a por el siguiente.

domingo, 25 de mayo de 2025

Las Soliña. Brujas, sapos, cabras y sanguijuelas, de Gema Tacón

Desde pequeñita siempre me gustaron las brujas. Desconozco el motivo, pero nunca inspiraron en mí el terror que se esperaba (será que lo de no acatar las normas fue el don con el que fui bendecida al nacer). En lugar de miedo cuando las nombraban, lo que sentía era una enorme curiosidad. La bruja Curuja, su homóloga Piruja, la madrastra de Blancanieves y la que trató de engordar a Hansel y Gretel para comérselos sin duda fueron las heroínas de mis primeros años de lectura. ¿Sería la malvada Bruja del Oeste que aterrorizaba Oz verde de verdad? Ya desde niña fui consciente de que se las trataba fatal en el imaginario colectivo, y eso que aún no sabía nada de la Santa Inquisición... cuando supe del Santo Oficio todo empezó a encajar. Samantha, la bruja que movía la nariz, me decepcionó un poco, pero la que rompió mis esquemas de forma brutal fue la bruja Avería, que me causaba (y me causa) pavor y fascinación a partes iguales. ¿Que por qué esta disertación brujeril a estas horas de un domingo por la mañana? Pues porque los personajes de la novela que acabo de terminar son brujas y hechiceros acompañados de sapos y cabras fantasmas. Pinta bien, ¿verdad? Y si os digo que la autora es Gema Tacón, pinta mejor todavía, ¿a que sí?

Hoy os traigo Las Soliña. Brujas, sapos, cabras y sanguijuelas (publicada en 2023), la primera entrega de una saga que garantiza dos cosas básicas: excelentes ratos de lectura y numerosos episodios de risa que hace que la gente te mire un poco regular cuando estás leyendo en la playa. Gema Tacón combina en esta saga una especie de fantasía urbana con los mejores ingredientes de la comedia familiar y romántica (y algún puntito de nudo en la garganta también, ¿eh?), sumergiendo al lector de inmediato en un mundo de brujas y otros seres mágicos. Las Soliña son el aquelarre más poderoso que se ha visto en los últimos siglos. Todas menos Sarah Soliña, la protagonista, cuyos poderes se limitan a hablar con animales muertos y a desaparecer cuando estornuda, apareciendo en el primer lugar que se le pasa por la cabeza de formas un tanto embarazosas. La acompaña siempre una ricura de sapo del Más Allá y pronto se unirá a ellos una cabra que también está más para allá que para acá... Pero, ¿por qué empieza la novela con Sarah crucificada en top less y rodeada de vacas? Os lo va a explicar, pero tendréis que esperar unos cuantos capítulos para averiguarlo, y mientras tanto conocer a las Soliña en plena preparación de su viaje a la reunión anual de aquelarres, donde Sarah tendrá que hacer gala de sus poderes para obtener el certificado oficial de bruja por derecho propio (todas las brujas han de hacerlo al cumplir los 21 años). Sin embargo, Sarah no podrá llegar a hacer el esperado ridículo porque de repente un hecho inesperado provoca el caos en el macroaquelarre y su preocupación principal pasa a ser proteger y defender a su familia. Para ello, contará al mismo tiempo con la ayuda y la distracción que le aportará James, un misterioso y atractivo hechicero que la hará perder la cabeza en más de un sentido (si es que no la tenía ya suficientemente perdida). En medio de todo ese barullo, puede que Sarah y el lector empiecen a sospechar que a lo mejor, solo a lo mejor, Sarah no es el desastre de bruja que se nos presenta en las primeras páginas... pero tendréis que leer, porque yo no os pienso contar más.

Además de la excelente ambientación que permite al lector adentrarse en un mundo de seres sobrenaturales y visualizar a los personajes a todo color, y la divertida trama repleta de locuras, uno de los puntos fuertes de esta primera entrega de Las Soliña es ir descubriendo la extraordinaria relación que mantiene Sarah con su familia y los secretos que esta guarda, que intuyo van a dar mucho juego. Gema Tacón opta, de forma muy atinada, por la narración en primera persona, que elicita de inmediato la implicación y empatía del lector, y lo hace, como es habitual, de una forma muy ágil, directa y coloquial, concediendo a cada personaje su propia voz y marcando mucho cada una de sus personalidades, provocando que los queramos casi al instante. Una historia repleta de misterio, de enredos, de diversión y de carcajadas, pero también de una importante reflexión que queda clara como el agua en la nota de la autora. Dadles una oportunidad a Las Soliña y no os arrepentiréis (que os recuerdo que las arrugas de la risa son más sexys que las que salen por fruncir mucho el entrecejo).

sábado, 17 de mayo de 2025

Los nueve reinos, de Santiago Díaz


Qué gustazo descubrir la versatilidad de un autor al que admiras, y tener la sensación de que va a ser bueno escriba lo que escriba. Merece la pena salir de vez en cuando del género en el que nos sentimos más cómodos para disfrutar de novelas como la que acabo de terminar. En ella, Santiago Díaz cambia el negro que tan bien le sienta por un thriller histórico con tintes de novela de aventuras.

En Los nueve reinos (Alfaguara, 2024), Santiago Díaz cambia de registro y nos transporta a la época del reinado de los Reyes Católicos, relatando de forma espectacular, mediante una mezcla de datos históricos contrastados y pura ficción, la conquista de las Islas Canarias. La novela comienza con un breve episodio, allá por el s. I a.C., en el que un grupo de prisioneros bereberes se amotinan en el barco en el que son transportados hacia Roma como esclavos. Tras días a la deriva, son arrastrados por las corrientes hasta la isla de Tenerife, donde poco a poco construirán su propia civilización y vivirán ajenos al resto del mundo hasta que los Reyes Católicos deciden conquistar y cristianizar los nueve reinos en los que se divide la isla. A partir de ahí, viviremos la historia de un pueblo guerrero con unas costumbres y creencias peculiares conectadas al Teide y a la lava que contienen sus entrañas. Luchas por el poder, desavenencias personales y traiciones, amores y pasiones que transgreden las normas establecidas, sacrificios rituales y una encomiable lucha por la libertad. Asimismo, en otra trama ambientada más de dos décadas después, Santiago Díaz narra las vivencias de una esclava llamada Elena que desconoce sus orígenes, cuya perspectiva constituye un relato asombroso y ameno de la España de principios del s. XVI.

En Los nueve reinos, Santiago Díaz relata, apoyándose por supuesto en una deliciosa ficción, el controvertido origen y la inevitable caída de la misteriosa civilización guanche, así como los inicios del descubrimiento de América por parte de Colón. Si bien es cierto que el autor cambia radicalmente de género con respecto a sus publicaciones anteriores, también lo es que no olvida esa forma suya de narrar que tanto gusta a sus lectores. Agilidad, entretenimiento y un excelente engranaje de tramas y subtramas con multitud de personajes se combinan una vez más para atrapar al lector ya en las primeras páginas y no liberarlo hasta la última. En conclusión, un novelón con el que he disfrutado mucho y, además, me ha servido para aprender muchas cosas que no sabía. Echaré de menos a los "guacanchas" y a los "guañameñes". Si podéis, hincadle el diente, porque de seguro no os defraudará.