viernes, 17 de octubre de 2025

La dentellada, de Eduardo Fernán-López


Quienes me leéis de vez en cuando sabéis que una de las cosas que me apasiona es descubrir autores nuevos. Cuando vi que este escritor publicitaba su segunda obra y esta llamó mi atención, caí en la cuenta de dos cosas. La primera, que no sabía que escribía (me lo había cruzado en un par de festivales de novela negra, pero pensaba que era prensa o blogger). La segunda, que me apetecía leerlo. Y ¿cómo suele empezarse casi todo? Pues por el principio, claro, así que busqué la primera novela que había publicado, la adelanté unos cuantos cientos de puestos en la lista de pendientes y hace unos minutos acabo de terminarla. Y vaya opera prima. Solo os digo que nada más terminarla he pedido la que acaba de publicar, porque algo en su forma de escribir me ha atrapado.

La dentellada (Editorial Titanium, 2021), así se titula la primera obra de Eduardo Fernán-López, y tiene todos los ingredientes necesarios (y alguno más) para hacer disfrutar a los amantes de la novela negra. Ambientada en Zamora (creo que es la primera vez que leo una historia ambientada allí), la trama de la novela comienza con el hallazgo del cadáver de una joven, desnuda de cintura para abajo y amordazada con cinta de embalaje, en las proximidades del bosque de Valorio. El gallego Martín Brétema será el inspector encargado, junto a su equipo, de la investigación del asesinato, pero el camino se le va a poner muy cuesta arriba cuando su pareja, Adriana Mateos, firme a la mañana siguiente en La Opinión de Zamora, diario para el que trabaja, un artículo sobre el crimen detallando información que, en esos momentos, está supuestamente bajo secreto de sumario. Os podréis imaginar que la mayoría de ojos van a posarse en la figura de Brétema como responsable de las filtraciones, y que algunos van a aprovechar la coyuntura para exacerbar la inquina que le profesan y obtener rédito de ello. Situación complicada en comisaría, pues se crean dos bandos totalmente polarizados, lo que no va a ayudar a una investigación que no marcha precisamente bien. Y mientras, en la calle, la ciudad de Zamora se revuelve contra sus dirigentes en continuas manifestaciones contra la venta de una antigua fábrica harinera, que debiera ser conservada como patrimonio histórico, a un grupo inversor asiático que pretende convertirla en un centro comercial.

Como digo muchas veces, y en La dentellada se cumple cien por cien, no es solo lo que el autor cuenta, sino también y sobre todo cómo lo cuenta. La prosa de Eduardo Fernán-López es sencilla y directa, pero ello no le resta ni un ápice de potencia. Gracias a la brevedad de los capítulos y al continuo cambio de escenarios y personajes, el ritmo de la novela es vertiginoso, lo que sumado a los giros argumentales que nos depara la trama, hace que los lectores devoremos con gana página tras página hasta llegar a un final... dejémoslo en impactante para no dar ninguna pista. Otro gran acierto de Eduardo Fernán-López en La dentellada es, sin ningún tipo de duda, la construcción del protagonista, Martín Brétema. El gallego escapa del clásico cliché de héroe o anti-héroe profundamente marcado por un pasado turbulento. Es un tipo normal, que nunca ha tomado una gran decisión en su vida, sino que ha ido asumiendo lo que llegaba con más o menos naturalidad o resignación, hasta que se enamora de la periodista Adriana Mateos y decide dejarlo todo atrás y empezar una nueva vida con ella. Esta relación permite al escritor enriquecer su historia con el permanente conflicto que suelen mantener policía y prensa, al tiempo que construye dos líneas de investigación paralelas: la oficial —que debe en todo momento ajustarse a ley– y la periodística, más independiente y sin trabas procedimentales. Además, he leído en su biografía que Eduardo Fernán-López es historiador, y esa faceta también está presente en la novela, ya que, sin ser excesivamente profuso en detalles, contribuirá a la ambientación con algún episodio importante en el pasado de la ciudad. No me extiendo más y os recomiendo que la leáis, porque menudo debut literario.

lunes, 13 de octubre de 2025

El mundo acabará en viernes, de Manuel Moyano

Yo soy el Alfa y la Omega, dice el Señor Dios, "Aquel que es, que era y que va a venir", el Todopoderoso. (Apocalipsis 1,8)

La semana pasada, en la presentación de la novela que acabo de terminar que tuvo lugar en la Feria del Libro de Murcia, el entrevistador le hizo al autor dos preguntas que se me quedaron rondando en la cabeza y a las que aún no he conseguido dar respuesta. La primera fue que si pudiera resucitar a un autor y pasar con él/ella una velada, a quién elegiría. No supo bien qué contestar, pero nombró el indisoluble binomio Bukowski-alcohol. Yo, ni idea, en blanco. La segunda cuestión: ¿qué haría, a qué se dedicaría, si supiera que el mundo se acababa el viernes siguiente? Comer, beber, paseos por el monte, familia, dijo él. Yo, más en blanco todavía, y por más vueltas que le doy creo que no seré capaz de hallar una respuesta que me proporcione un mínimo de satisfacción ni de consuelo. Espero no tener que decidir nunca...

El mundo acabará en viernes (Menoscuarto Ediciones, 2025) es el sugerente título de la nueva novela de Manuel Moyano, una sátira sui generi del temido armagedón cristiano escrita de la forma en que solo él podría escribirla. La novela comienza con John Ekaverya, un psiquiatra de Idaho con ancestros vascos que compagina su profesión con la escritura y está a punto de presentar la novela que, según su ego desmedido, le coronará con los laureles del éxito. Ekaverya decide hacerse cargo del paciente de un colega que presenta un extraño delirio, pues habla y actúa como un escritor mundialmente famoso. En Tel Aviv, Myriam Shejav, empleada de una productora audiovisual, acoge en su casa a un individuo, extraño pero bien parecido, mientras está inmersa en los preparativos de un evento musical televisivo que será retransmitido a todo el planeta. En algún lugar de Londres, Mihir Boshu, un fotógrafo siempre a la caza del famoso pero con ínfulas de artista, descubre con asombro a un personaje que de seguro causará un gran revuelo mediático y engrosará las cifras de su cuenta bancaria. Mientras tanto, una criatura con forma de gusano pergeña desde las nubes la criba de justos e injustos según el manual de instrucciones del apocalipsis y otro engendro de igual forma repelente intentará impedirlo apelando a la naturaleza hedonista del ser humano. Una plaga de langostas, volcanes en erupción simultánea, la amenaza de impacto de un meteorito y una pandemia de resurrecciones anuncian que el final está cerca. Si queréis verificar si ponemos el THE END o no, tendréis que leerlo. Vamos, digo yo...

Como siempre, en El mundo acabará en viernes, Moyano hace gala de una prosa como pocas. Ágil, precisa y pluscuamperfecta. Como siempre, su ingenio, su imaginación desbordante y esa mirada que capta matices que a otros pasarían desapercibidos, convierten el bíblico y archiconocido armagedón en novedosa y primera calidad literaria. Esta vez lo hace en una novela coral cuyas variopintas voces enriquecen más si cabe el complejo e inquietante escenario global que la ambienta. Por si fuera poco, hay diálogos absolutamente brillantes, para enmarcar, lo mismo que construir al mandamás supremo en forma de gusano gordo y petulante. No digo más. Leedla y disfrutaréis. Y ahora, después de El evangelio de Judas y esta versión satírica e iconoclasta del Apocalipsis... ¿qué toca, Manuel Moyano?


jueves, 9 de octubre de 2025

Cita con la muerte, de Elia Barceló


Qué momento, tan emocional e intelectualmente complejo, llegar al final de la última entrega de una saga literaria que se ha disfrutado muchísimo. Cerca de mil quinientas páginas entre las cuatro novelas, muchas horas sonriendo, maquinando, reflexionando y poniéndome en la piel de personajes variopintos que ya son casi familia... dan para mucho. Pero todo principio conocido halla en algún punto su fin y a la vuelta de cada otoño espera un invierno más o menos definitivo. Y es la luz invernal del Mediterráneo, esos momentos de resguardo, de recarga y renovación de la energía, cargados de la promesa y la esperanza de una nueva primavera, la que ambienta climatológica y emocionalmente la novela que acabo de terminar, magnífico broche a la serie de Santa Rita. 

Cita con la muerte (Roca Editorial, 2025) es el esperadísimo cierre de la serie Muerte en Santa Rita, el escenario lleno de magia y realidad al mismo tiempo creado por Elia Barceló y donde a muchos nos encantaría poder refugiarnos de vez en cuando. Tras el otoño movidito de La soga de cristal, llega el agradable invierno mediterráneo a cambiar los colores de los jardines de Santa Rita mientras el misterio y la intriga continúan acechando tanto a inquilinos como a lectores. Por un lado, la inspectora Lola Galindo recibe en comisaría la visita de la hija de Marcial, uno de los residentes de Santa Rita, que confiesa haber asesinado a su ex marido, un impresentable productor de cine condenado por haber abusado sexualmente de la hija de ambos cuando esta tenía cinco años. Algo en la confesión de la mujer escama a la inspectora que, junto a su compañero Marino, tendrá que averiguar si es cierto todo lo que cuenta o está encubriendo algo. Por otro lado, el ex comisario Robles detectará ciertos comportamientos inusuales en dos de las mujeres de Santa Rita, lo que le llevará a concluir que están maquinando un crimen que, por el bien de todos, deberá impedir a toda costa. Por último, la labor de investigación de la historia familiar conducirá a Greta a la generación fundadora de Santa Rita y al origen de una maldición lanzada contra las mujeres de su linaje hasta la cuarta generación. El suspense está servido...

En primer lugar, y aunque las historias son autoconclusivas, me gustaría recomendar que, si os ha llamado la atención la reseña de alguna de las novelas de esta saga, las leáis en orden, puesto que a nivel evolución de personajes e historia familiar es importante. Como en las entregas anteriores, Elia Barceló combina la trama de investigación del presente con la reconstrucción del pasado, y debo confesar que, en este caso, la trama de los Salvatierra-Montagut ha vuelto a atraparme tanto como las del presente. Aparte de reiterar la delicia que supone leer la prosa de la autora y disfrutar de sus personajes excelentemente construidos y de sus tramas engranadas a la perfección, quiero recalcar una vez más la relevancia de su crítica social en la obra. Como en las novelas anteriores, el papel de la mujer es uno de los temas principales de la historia. Sus protagonistas son femeninas, estandartes de la herida abierta que durante generaciones ha lacerado el alma y la carne de la mujer por el simple hecho de serlo. Si podéis, aprovechad y leedla, no solo esta, sino la serie completa. Os va a encantar.

jueves, 2 de octubre de 2025

La soga de cristal, de Elia Barceló


Ay, el otoño. Una de mis estaciones del año favoritas. Tránsito a paso tranquilo entre la luminosidad y la algarabía del verano y la quietud y el recogimiento del invierno. La vida se tiñe de ocres y dorados y su ritmo parece que se ralentice. Unas criaturas pierden hojas, flores y verdes. Otras preparan su cuerpo para dormir un largo invierno. Se relaja el universo y se debilitan las fronteras entre lo tangible y lo intangible. El velo que separa la vida de la muerte se vuelve más frágil, por ello es la época más proclive a lo sobrenatural. Calabazas y ánimas calientan motores a la luz perezosa de miles de velas en las proximidades de Halloween y el Día de Difuntos. ¿Os he dicho ya que me encanta el otoño? Pues imaginaos ciertas novelas con una magnífica y conseguida ambientación otoñal, justo como la que acabo de terminar. La tercera parte de una saga que me tiene atrapada. Muerte en Santa Rita transcurre en primavera; Amores que matan, en verano y...

La soga de cristal (Roca Editorial, 2024), de Elia Barceló, ambienta su trama en otoño. En esta novela, Santa Rita y sus habitantes se preparan para una gran fiesta en la casa: Halloween, el Día de Difuntos, y el decimoctavo cumpleaños de la nieta de Ascen, una de las residentes de la comunidad. Sin embargo, el destino parece tener otros planes menos agradables, y la celebración se trunca debido a la desaparición ipso facto de la cumpleañera. Al cumplir los dieciocho, se ha marchado de casa por propia voluntad para ingresar en la secta que la adoctrinaba desde su más tierna infancia en las aulas de un colegio de élite. A los pocos días de este suceso, la propia secta llama a la policía, puesto que ha desaparecido su líder, el Maestro, cuyo cadáver no tardarán en hallar en una playa privada anexa al complejo donde residen. Lola Galindo, habitante ya de pleno derecho de Santa Rita, y su compañero Marino serán los encargados de investigar el caso, en el que parecen esconderse asuntos más que turbios. Por otra parte, Greta, la sobrina heredera de la propietaria de Santa Rita, sigue indagando entre polvorientos recuerdos y ajados papeles para desentrañar la historia de su propia familia, que le resulta tan desconocida como la de cualquier otro. En este caso, sus pasos la encaminarán a descubrir la existencia de un antiguo invernadero, estilo jardín botánico, en las tierras de Santa Rita. Junto al incombustible ex-comisario Robles, visitará las exuberantes ruinas de la antigua edificación y hallará, a muchos metros de altura, colgada de la rama de un crecidísimo ficus, una soga cortada que abrirá un nuevo capítulo en la intricada historia familiar. Conoceremos así a la prima Lidia, un alma que no descansa en paz, a su madre Matilde y los terribles sucesos que propiciaron su muerte. Tumbas, huesos, secretos y más secretos se ocultan bajo la tierra y en las paredes de nuestra idílica comunidad. ¿Llegaremos a saber las verdades que han dormido ocultas durante años? Ahhhhh, si os ha picado la curiosidad, tendréis que leerla.

Aparte de la prosa exquisita y la habilidad narrativa que caracteriza las novelas que llevo leídas de Elia Barceló, en La soga de cristal destacaría especialmente la ambientación fabulosa, amable pero llena de misterio, que consigue, trenzando a la perfección los diferentes hilos que conforman la trama: la investigación criminal, las pesquisas sobre la familia que derivan en tintes góticos y las situaciones personales de los personajes. Página tras página, Elia Barceló explora también en esta novela temas universales y atemporales, como el poder que tiene la fe o la importancia de la búsqueda de la verdad. Y, como no podía ser de otro modo, tampoco falta en la obra la crítica social contundente, aspecto en el que vuelven a ser las mujeres las grandes protagonistas, puesto que ellas han sido las que han soportado vejaciones y maltratos de todo tipo, en este caso enmarcados en el ámbito de la crítica a las sectas. Una magnífica novela para comenzar un otoño que se promete interesante. Si podéis, hincadle el diente. La vais a disfrutar.

La dentellada, de Eduardo Fernán-López

Quienes me leéis de vez en cuando sabéis que una de las cosas que me apasiona es descubrir autores nuevos. Cuando vi que este es...