sábado, 30 de octubre de 2021

El grafiti del Cid, de Paco López Mengual

Me quedó claro ya desde La memoria del barro que Paco López Mengual era uno de los grandes de las letras. Lo fui confirmando en obras posteriores. Su modo de engranar historia y realismo mágico, su forma de narrar y salpicarlo todo con generosas dosis de humor dan fe de ello. Ahora, lo que descubro en El grafiti del Cid es su versatilidad como autor, pues se adentra en el terreno de la narrativa juvenil y vuelve a demostrar su maestría. Cautiva al lector con su frescura y no rebaja un ápice la calidad literaria de su prosa.

El grafiti del Cid (Tirano Banderas, 2017) se ambienta en su patria chica, Molina de Segura, y parte de una leyenda: un supuesto entramado de túneles bajo la ciudad que sirvió de vía de escape al rey al-Samiz III al verse hostigado por los almorávides. Esta leyenda y la supuesta visita del Cid a Molina en el año 1089 son la materia prima que López Mengual utiliza para elaborar la simpática trama de esta novela. Su protagonista, Elena, es una adolescente de 14 años que comienza, con más desgana que otra cosa, a leer el Cantar de Mio Cid para un trabajo literatura. Junto a su familia, acaba de mudarse a un caserón restaurado de más de un milenio de antigüedad, donde se cuenta que estuvo hospedado el Cid allá por 1089. Uno de los rasgos distintivos de Elena, según su padre, es su torpeza (de ahí mi empatía con esta pobre chica), y no parece andar muy errado ya que, al intentar clavar una chincheta en una de las paredes de su dormitorio, se desprende de esta parte del estuco que la recubre y deja al descubierto una curiosa inscripción: Evades sed cautivo mio Cid (Aquí está preso el Cid). A partir de este hallazgo, empieza, junto a su mejor amiga, una divertida labor de investigación que la llevará de sorpresa en sorpresa.

Adolescentes enamoriscadas, padres con el ceño fruncido, príncipes árabes, trillizos malcarados, plumas, tesoros ocultos y alguna organización en la sombra son los ingredientes de esta novela dulce que, en ocasiones, hará al lector pasear por las callejuelas de la Molina del s. XI. La construcción del personaje de Elena es, sencillamente, espectacular (sobre todo si se tiene a una Elena así en casa). Si quieren disfrutar de un buen rato de lectura y, a la vez, revisar ciertas verdades históricas, no lo duden. Léanla. 

martes, 26 de octubre de 2021

Maldito chino, de Paco López Mengual

A veces, cuando acabo de leer una obra, me quedo un rato pensando en qué querría de mí el autor como lectora. ¿Que reflexionara sobre un tema en concreto? ¿Que empatizase con algún personaje o que aprendiese algo? ¿Que simplemente me dejase llevar por la historia? En el caso de Maldito chino (Círculo Rojo, 2013), de Paco López Mengual, el propósito del escritor está claro como el agua: hacer que el lector se ría hasta que se le salten las lágrimas. Objetivo muy loable, por cierto, pues la risa es beneficiosa a todos los niveles.

Maldito chino es una novela hilarante en cuyas páginas confluyen una infinitud de disparates. Imaginen a su protagonista: un cincuentón esquizofrénico y devoto de Pérez-Reverte cuyo gran sueño es la regeneración de España. Imaginen que, un buen día, desaparece su mascota y comienza una divertidísima cruzada contra el Imperio Chino para que su chihuahua sea liberado y, de paso, proteger al país de una más que inminente invasión oriental. Recréense también en la imagen de un grupo de trasnochados nostálgicos del régimen franquista que conciben un embrolladísimo plan con el fin de obtener financiación para dar el golpe de estado definitivo que acabe con los treinta y tantos años de pesadilla democrática en que se haya sumida España. Súmenle a esto un preso fugado con profundas inclinaciones anticlericales, un importador de fruta que guarda un terrible secreto, una tita madrina que se acuesta cada noche con la mortaja puesta, una maga estríper, un político de alto rango disfrazado de mandarín, dos Testigos de Jehová negros, un dentista cabreado y un señor ecuatoriano que domina el arte de la levitación. El resultado, desternillante.

Ya conocía el lado cómico de Paco López Mengual, su retranca y su sorna, pero me ha pillado desprevenida esta obra gamberra e irreverente donde las haya. Jamás hubiera pensado que semejante encadenamiento de despropósitos pudiese alcanzar el nivel de calidad literaria de Maldito chino, pero me ha encantado descubrirlo. Les invito a leerla y a disfrutar de un rato de risas y buena literatura (siempre que no pertenezcan, claro está, a uno de los tropecientos colectivos designados al inicio de la obra como susceptibles de ofensa). 

jueves, 21 de octubre de 2021

El último barco a América, de Paco López Mengual

Algunos personajes de ficción son tan entrañables que, cuando el lector termina la última página de la novela, sabe que no va a tardar mucho en echarlos de menos. Eso es lo que me ha ocurrido a mí con Marcial, protagonista de El último barco a América (Temas de hoy, 2011), de Paco López Mengual, una obra que me ha encandilado ya desde la primera frase: «La noche de los disparos presentaba el típico cielo de un agosto moribundo, con sucesión de nubes amenazantes y claros estrellados». Un anticipo perfecto de la calidad de la prosa que vendrá a continuación.

En las 220 páginas de El último barco a América, Paco López Mengual relata la entrada fortuita de Marcial, un pastor adolescente, en el mundo de los adultos al comienzo de la Guerra Civil española. Huérfano a una edad muy temprana, Marcial vive con su hermano mayor, Negrillo, y su perro Fetén en el monte, de un lado a otro, sin hogar. El pastor que los acogió al morir sus padres emigró a  América, les dejó como legado un rebaño de ovejas y un cayado, y plantó en el corazón de Marcial la semilla de dos sueños: una nueva vida en el Nuevo Continente y el amor de una mujer. Una noche, mientras duermen, llega hasta ellos el barullo y el sonido de los disparos de un pelotón de fusilamiento. Corre el rumor en el pueblo de que han "ajusticiado" a once republicanos, pero esas cosas es mejor no saberlas. El terreno del que se sirven como clandestina sepultura adquiere, a ojos de nuestro inocente zagal, la forma del continente americano, avivando su sueño de partir un día hacia aquellas tierras. Pocas noches después, oye voces en la fosa y, al acercarse para ver qué ocurre, asiste boquiabierto a la aparición de los espectros de los once fusilados. El hallazgo de una alianza donde aparece grabado el nombre de la esposa de uno de ellos es para Marcial señal inequívoca de que el finado se la cede para su uso y disfrute. Esta pasión arrebatadora, junto al sueño americano, será un palo en la rueda de la maquinaria puesta en marcha por la incorpórea hueste para apoyar desde ultratumba al legítimo gobierno de la República. Conflictos éticos, decisiones complicadas y primeras experiencias pondrán a Marcial en el portal de la edad adulta pero, ¿hará realidad alguno de sus dos sueños? No piensen que les voy a desvelar yo aquí esta incógnita. De eso ni hablar. Léanlo.

Paco López Mengual lo consigue de nuevo. Vuelve a embelesarme desde el primer párrafo. Vuelve a envolverme en su prosa fresca y ligera de paso, teñida de humor a veces y velada de drama otras (la escena donde obligan a los muchachos a ahorcar a su perro me dejó de regalo un tenso nudo en la garganta). Su galería de personajes pintorescos es asombrosa y, junto con un realismo mágico que se combina página tras página con un guerracivilismo incoloro, casi dulce, hacen del relato en primera persona de Marcial una experiencia literaria deliciosa y plástica. Les invito a disfrutarla. 

domingo, 17 de octubre de 2021

Recuerdos de Lisboa, de Paco López Mengual

Viajar es una de las actividades más completas y enriquecedoras a las que dedicar nuestro tiempo de ocio. Uno puede optar por buscar transporte, reservar alojamiento y acarrear maletas con el objetivo de conocer lugares diferentes. Otra opción sería la dr elegir un sitio tranquilo, relajarse y conocer las calles, los enclaves emblemáticos y a los habitantes de una ciudad dejándose llevar por la prosa sencilla e intimista de un autor de ojos inquietos y afán divulgador. Esta lectora acaba de visitar Lisboa en las poco más de 50 páginas de Recuerdos de Lisboa (La Sierpe y el Laúd, 2011) de Paco López Mengual, y la experiencia ha resultado altamente gratificante.

En Recuerdos de Lisboa, Paco López Mengual comparte con el lector las vivencias de un viaje de cinco días a la capital lusa acompañado de su esposa, en el año 2007. Le habla de las calles que recorrieron, de los monumentos arquitectónicos que les llenaron los ojos, de los hitos históricos que marcaron la historia de la urbe, de los aromas y los sabores que les acompañaran durante el viaje. Su vista se posa también en las gentes que se cruzan en su camino, y aderezará el relato de sus excursiones con mendigos lisboetas de piernas y pies destrozados por el estado de sus calles (ironía modo on) y con cantantes de fado, profesionales o amateurs. Buscará la historia en cada rincón y se la trasladará al lector para que también pueda beber de ella (y, por si no lo saben ya, les diré que Paco López Mengual es un narrador fabuloso de historias fabulosas). Como buen amante de la literatura, buscará en su viaje la referencia literaria y se percatará de la profusión de librerías que salpican su paisaje urbano. Tres años después, nos cuenta, la traducción al portugués de su obra El mapa de un crimen luciría entre las expuestas en el escaparate de la emblemática librería Bertrand (qué orgulloso tuvo que sentirse al saberlo).

La prosa de López Mengual es, una vez más, brillante, y viene cargada de sentimiento (la frase que da inicio a la obra es bellísima: «Sé de una pareja que coleccionaba atardeceres»), de información y de toques de humor que, como es habitual, dan color a sus páginas. Si quieren conocer Lisboa de la mano de un magnífico narrador, adelante. Pasen y vean. 

sábado, 16 de octubre de 2021

La luz de Yosemite, de Antonio J. Ruiz Munuera

Ubicado a lo largo de las laderas orientales de la californiana Sierra Nevada, 320km al este de San Francisco, el Parque Nacional de Yosemite fue uno de los primeros espacios protegidos en el extenso territorio estadounidense. Cuentan quienes lo han visitado que el lugar cautiva desde el primer momento, y que la luz mágica de un amanecer o un ocaso entre sus rocas es algo que se graba en la memoria para siempre. Así debe de ser, puesto que el autor Antonio J. Ruiz Munuera le rinde homenaje en las poco más de cien páginas de La luz de Yosemite, publicada a principios de 2015 por Ediciones Desnivel.

Conocí a Ruiz Munuera con Ojo de pez, y me pareció un autor formidable, por lo que me hice con todas sus obras publicadas (hasta la fecha) y anoté su nombre en mi interminable listado de autores pendientes. El listado de autores fue escrupulosamente destruido por el bien de mi salud mental, pero este autor permaneció en mi cabeza desde entonces y, como ya es costumbre, decidí comenzar a disfrutarlo desde el principio. Así he llegado a La luz de Yosemite. Reconozco que, una vez leída la sinopsis (cosa que casi nunca suelo hacer; no sé por qué me dio por ahí), me asaltó una ligera duda. ¿Una obra sobre paisajes, montañas, escalada...? Creí que no iba a ser capaz de entrar en ella, de comprender, de gozar leyendo. Suerte que, para variar, no me hice caso, empecé a leerla y descubrí lo equivocada que estaba.

En La luz de Yosemite, Ruiz Munuera nos ofrece seis relatos que, como ya nos advierte en el prólogo, son miembros de una misma cordada encaminada a mostrarnos la historia de tan espléndido paraje (abarcan desde el año 1710 hasta 1998) y parte de las maravillas que alberga. En sus páginas habita una amplia galería de personajes — humanos y no humanos— que bailan al son de una narración concisa, amena y con cierto tono lírico que pone de manifiesto la pasión del autor por los elementos centrales de la obra: la naturaleza, la fotografía y la escalada. Los miwoks (primeros habitantes del lugar), John Muir, y renombrados fotógrafos, escaladores y saltadores comparten protagonismo con acantilados de granito, saltos de agua, ríos cristalinos, bosques de secuoyas gigantes y aves que surcan el cielo de Yosemite. La luz, el aire e incluso las ilusiones que se deslizan por las paredes de roca desnuda son también actores principales en el espectáculo orquestado por el autor en sus páginas. Su manera de contarlo es todo un festín para los sentidos y un acicate para la imaginación lectora.

Una delicia de obra, sí señor. 

miércoles, 6 de octubre de 2021

Tablero mortal, de Javier Marín

El Festival Cartagena Negra siempre es una caja de sorpresas, y esta edición de 2021 no iba a ser menos. Entre todas las novelas que adornaban la mesa bien provista de Santos Ochoa, hubo una que captó mi atención desde el primer momento y, junto con algunos otros, se vino conmigo a casa. Su portada, oscuridad y un encapuchado. Su título, Tablero mortal. Su autor, Javier Marín. Su premio, el Icue Negro. Galardones aparte, todo un descubrimiento.

En la portada de Tablero mortal, Javier Marín ya nos avisa (para mi deleite) de que nos hallamos ante la primera entrega de la Serie Marco Duarte que, como ya habrán podido suponer, es el nombre del carácter central de la novela. En ella, el lector se enfrentará y sufrirá (porque sufrirá con toda seguridad), junto al inspector Duarte, la inspectora Alejandra Verdú y el resto de su equipo, a la situación más difícil que hasta ahora les ha tocado vivir: tomando como referencia el juego de rol Arkham Horror, cuya trama gira en torno a Lovecraft y su universo ficcional, un individuo decide sembrar de horror y muerte una ciudad, según palabras del criminal, «cada vez más podrida». Tras cada uno de los asesinatos rituales dejará un escenario macabro donde los haya y una pista cuya interpretación les conducirá al siguiente. El equipo policial tendrá que librar una encarnizada batalla contra el reloj para tratar de detener el juego letal, hasta que... Uy, hasta aquí les puedo contar. Mejor si lo leen ustedes.

Con Tablero mortal, Javier Marín se revela como una promesa de la novela negra. Sus capítulos son cortos e intensos e imprimen a la narración un ritmo trepidante. Su manejo de la tensión dramática es excelente, aunque ya consigue atrapar al lector desde las primeras páginas. Lo dicho, un gran descubrimiento. Le seguiremos los pasos y esperaremos con ganas la llegada del siguiente. 

domingo, 3 de octubre de 2021

Follar y trabajar terminan en "ar", de Nicole La Nuit


‌Decía el escritor italiano Cesare Pavese que "si el sexo no fuese la cosa más importante de la vida, el Génesis no empezaría por ahí”. El también escritor Henry Miller afirmaba que el sexo es una de las nueve razones para la reencarnación y que las otras ocho no son importantes. Y Woody Allen declaraba con contundencia: “Sólo existen dos cosas importantes en la vida. La primera es el sexo y la segunda no me acuerdo.” El parecer de Nicole La Nuit, autora de esta obra, debe de ser muy similar al de las insignes figuras mencionadas pocas líneas antes, pues dedica todo un libro al asunto. Follar y trabajar terminan en "ar" (Libro Azul, 2021)es el título bajo el que se nos presentan estas páginas. "El libro con el que aprenderás a trabajar menos y follar más", la descripción concisa y precisa de la obra, y se nos ofrece de forma clara y nítida en la portada de la misma. No creo que sea necesario dar más pistas sobre el contenido, ¿verdad?

‌Nicole La Nuit (o el nombre real que se oculta bajo este seudónimo) es una escritora peculiar nacida en tierras murcianas y afincada en París (¿será porque el francés es la lengua del amor o por la expectativa deliciosa que el nombre del idioma evoca? Tendremos que preguntarle). En Follar y trabajar terminan en "ar", con su pluma abierta, descarada, ácida y en clave de humor, pero real como la vida misma, la autora va a intentar dejarle al lector/a claro como el agua que debe prestarle al sexo la atención que se merece, puesto que aporta múltiples beneficios a nivel físico y psicológico. Desmontará mitos y leyendas urbanas y aportará información que, muy probablemente, los lectores desconozcan. ¿Sabían ustedes que la monogamia como forma de vida tiene solo unos milenios de antigüedad y que fue instaurada por motivos de salud pública? ¿Y que el clítoris nunca envejece? ¿Cuáles son las ventajas de tener un follamigo? Sobre estas cuestiones y muchas otras se explaya Nicole La Nuit en las 178 páginas de la obra. Lo hace desde una perspectiva personal, pero ampliamente fundamentada en rigurosos estudios llevados a cabo por instituciones prestigiosas a nivel mundial. Y lo desarrolla del siguiente modo: la obra está dividida en tres secciones —"Singles", "Como la vida misma" y "Parejas"—; cada una de ellas está integrada por diferentes capítulos con una estructura idéntica. En primer lugar, un relato (real o ficticio) que introduce un topic o una situación; a continuación, una digresión de extensión variable acerca del asunto en cuestión); y, por último, una brevísima conclusión con la que el lector no podrá dejar de estar de acuerdo. Su lema, si tempus fugit, carpe diem.


‌Una obra escandalosa, transgresora y muy divertida que puede dar pie a la reflexión sobre qué lugar ocupa en nuestra vida uno de los mayores placeres que nos han sido otorgados por quien quiera que juegue a los dados con nuestros designios: el sexo. Fuera tabúes, fuera pecados, fuera censuras y a disfrutar como a cada uno más le apetezca. En resumen, que follen y dejen follar. 

Aurora no se durmió, de Judith Romero

Cuando era pequeña me encantaba que me contaran cuentos. Mi madre me enseñó a leer muy pronto y comencé a leerlos a una velocida...