sábado, 14 de septiembre de 2024

Hierro viejo, de Marto Pariente

Habitualmente, consignamos al verbo «enterrar» y a todos sus parientes semánticos al espectro más incómodo del léxico. Enterrar es, literalmente, sepultar algo o a alguien bajo capas de tierra. Lo asociamos indefectiblemente a la muerte, y mal encaminados no vamos, la verdad. Sin embargo, a menudo no somos conscientes de que, por lo general, casi todos tenemos experiencia en el arte de enterrar, con mayor o menor habilidad, con mayor o menor garantía de éxito. Por mil razones, tratamos de reducir pretéritos recientes o remotos—palabras, acciones, sueños, besos, vivencias, sentimientos— a diminutas cápsulas de ignominioso olvido y las sumergimos bajo estratos de apariencia y sonrisas prefabricadas. ¿Y qué es el olvido sino la muerte de quienes un día fuimos? El protagonista de la última novela que he leído lleva el acertadísimo nombre de Coveiro (enterrador en portugués) y ha sepultado bajo tierra negra su verdadero nombre y su identidad, ignorante de que el pasado resucita a veces como una bala que impacta en el centro del pecho. 

Hierro viejo (Siruela, 2024) es la tercera novela de Marto Pariente que ha caído en mis manos y que no he podido devorar porque me la he tenido que beber a sorbitos y volver atrás para saborearla como realmente se merecía. La obra ha sido definida como «western crepuscular» pero, más allá de etiquetas que encasillan más que definen, diré que me ha encantado. Ambientada en el entorno rural, agreste y decadente, de un pueblecito llamado Balanegra, Marto Pariente nos presenta a un protagonista, Coveiro, para quien los años no han pasado en balde. Tras numerosos años de una vida entregada a la violencia y a la clandestinidad, Coveiro se dedica ahora a cazar, a enterrar a los pocos difuntos del pueblo y a cuidar de su sobrino Marco, un chico cuya mente flota entre los márgenes de un espectro autista. En la imperturbable paz de Balanegra nota el viejo cómo se resienten sus articulaciones mientras mantiene a raya a los fantasmas de un pasado que quizá no quedó tan lejos como esperaba y regresa cuando el hijo mayor de Rubí de Miguel, diva propietaria de la mayor industria cárnica del país, muere y debe ser enterrado allí. El muerto al hoyo y los vivos a jugar a los trileros. Ahora lo ves, ahora no lo ves. Pero nadie cuenta con la presencia del insomne Marco, testigo involuntario del secreto mejor guardado, que se esfuma dejando junto a una fosa su inseparable cinturón de herramientas. La desaparición del chico revive el espíritu dormido de Coveiro, que hará lo que haya que hacer para saber. Hierro viejo no suelda bien, pero sigue golpeando.

Marto Pariente nos regala en Hierro viejo un estilo narrativo propio y difícilmente definible, como una constelación donde pasados y presentes brillan en el momento justo y necesario para crear la atmósfera y la singular melodía del conjunto. Capítulos breves, contundentes, y frases cortas como martillos que permiten que, desde el inicio, el lector perciba la voz propia de un autor con una habilidad especial para la ambientación. Prosa sencilla y a ratos dura donde sobresalen diálogos repletos de fuerza. Ritmo alejado de lo frenético pero en la senda de la urgencia. Un protagonista inolvidable que conjuga el cinismo de un ex sicario con la ternura del que protege a los suyos. Y si el protagonista es memorable, los secundarios —perfilados seguramente por alguna musa tarantiniana— no lo son menos e incluso amagan con hacerle sombra en algunos pasajes. No es necesario insistir en que la recomiendo, ¿verdad?




lunes, 2 de septiembre de 2024

Purasangre, de Noelia Lorenzo Pino


Valiente: capaz de acometer una empresa arriesgada a pesar del peligro y el posible temor que suscita. Eso dice la RAE. Y valentía es lo que hace falta para tratar ciertos temas sin mojigatería, con amplitud de miras y con una sensibilidad digna de admirar. Hablar de salud mental no es sencillo, gestionarla mucho menos. Nos supera el desconocimiento y nos pesa el estigma como una losa. Resulta sencillo, por ejemplo, contarle a alguien que tu padre ha superado un cáncer o que le han cambiado la medicación de la tensión. Fisio, quimio, magneto o quimioterapia tampoco suponen ningún problema. Sin embargo, ay, cuando tienes que confesar (sí, confesar, como si fuera un pecado, uno que nadie ha cometido) que semanalmente preparas un pastillero con varios tipos de drogas legales porque tu madre las necesita. Desayuno, comida y cena. Benzodiazepinas, feniltriazinas, pregabalina, duloxetina, olanzapina... Revestidas de incomodidad, vergüenza y culpa a ojos propios y ajenos. Hijas de la ciencia, víctimas de la ignorancia y los prejuicios y súbditas del oprobio. Carne de tabú por los siglos de los siglos. ¿Hablaremos algún día de ellas y de las patologías que tratan con la misma naturalidad con la que hablamos de otras disfunciones? ¿Y de las adicciones? No lo sé, pero es cierto que ayuda bastante que los autores metan el dedo en la llaga y ayuden a normalizar situaciones. Y si encima lo hacen con la solvencia, la elegancia y el buen hacer de esta autora, el beneficio es por partida doble. 

Purasangre (Plaza y Janés, 2024), de Noelia Lorenzo Pino, es la segunda entrega de la saga protagonizada por la oficial de la ertzaintza Lur de las Heras y la patrullera Maddi Blasco. Aunque son tramas de investigación independientes, recomiendo leer primero Blanco inmaculado (la entrega anterior), porque son multitud de detalles los que colean en esta de la anterior. La trama de Purasangre comienza al recibir Lur de las Heras en su casa la visita de su vecina Rosa, que fuera mejor amiga de su abuela, preocupada por la desaparición de su nieta Sua, una joven de dieciocho años aparentemente normativa, sin problemas familiares ni sociales conocidos. Al parecer, la chica no regresó a casa la noche anterior, y a priori no parece una desaparición voluntaria. El hecho de conocer a Sua desde que nació hace que Lur se reincorpore a su puesto (estaba de baja para tratar su particular dolencia, extremadamente limitante y sin diagnosticar) y se implique tanto personal como profesionalmente en el caso. Lur y Maddi, junto al pesimista Kirmen González y su compañero Mateo Algorta (que ya se tiene el cielo ganado) —dos agentes de la comisaría de Oiartzun que se incorporarán al departamento de casos de Irún— se enfrentarán a un caso que eleva a la máxima potencia el dicho de que las apariencias engañan. Tras la reconstrucción de los días previos a la desaparición de Sua, la investigación de su entorno, interrogatorios, revisión de cámaras, etc. La ertzaintza apenas encuentra pistas que seguir. Tan solo unos misteriosos mensajes recibidos en su app alertando del peligro que corre la chica del abrigo rojo desaparecida y una intrigante letra "C" que se repite los jueves en la agenda de Sua. Hilo a hilo, se irá trenzando el tejido de la atmósfera que rodeaba a la chica antes de desaparecer: miedo, secretos, responsabilidades impropias de una quasi adolescente, enfermedad mental, malas decisiones y una droga de alto nivel (la purasangre). De forma paralela a la trama policíaca, Noelia Lorenzo nos va dibujando la faceta personal de Lur y Maddi. La primera, condicionada por su extraña enfermedad y un brote de amor ineludible. La segunda debe lidiar con un marido infantiloide y celoso por sus logros profesionales que enturbiará la vida familiar usando a los niños como arma arrojadiza. ¿Lograrán mantenerse a flote y encontrar a Sua?? Para saberlo, tendréis que leer.

Como en Blanco inmaculado, los personajes de Lur y Maddi destacan sobre el resto. Dos mujeres fuertes, valientes, que se complementan y se entienden a la perfección. Heroínas de sus propias vidas imperfectas, como las de casi todos. A golpe de capítulo corto, con la prosa ágil, sencilla y cuidadísima que la caracteriza, Noelia utiliza en Purasangre una narración a dos tiempos. La voz del narrador del presente nos relata la investigación y las vidas de Lur y de Maddi. La voz de Sua nos habla del pasado reciente, de las semanas anteriores a su desaparición. Ingeniosa y muy bien hilada, la trama de Purasangre emociona y atrapa enseguida. Aunque es cierto que el ritmo de la misma no es frenético, se mantiene hasta llegar a un final que, por inesperado, deja al lector boquiabierto. Como dicen por estas tierras, oro "molío". Creo que queda claro que la recomiendo, ¿no?

miércoles, 28 de agosto de 2024

Blanco inmaculado, de Noelia Lorenzo Pino


Al lector se le llenaron de pronto los ojos de lágrimas,
y una voz cariñosa le susurró al oído:
—¿Por qué lloras, si todo
en este libro es de mentira?
Y él respondió:
—Lo sé;
pero lo que yo siento es de verdad.
(Ángel González)

Llevo mucho tiempo viendo este fragmento circular por redes, pero nunca lo había sentido tan verdad como hace un rato, mientras buscaba las gafas de sol para que nadie se percatase de una lágrima que nacía en mis ojos, cerca del desenlace de la novela que acabo de terminar. Y es que, a veces, el lector se sumerge tanto en la historia que tiene delante que sus páginas le atrapan y no le conceden la libertad hasta la ultimísima. Para ello, el autor o autora debe dominar la magia de las letras, el mecanismo de un buen personaje y la alquimia de las relaciones humanas. Y esta autora siempre lo consigue, mejor dicho, lo borda. No hay novela suya que no me haya retorcido las entrañas poniéndome en la piel de uno o varios de sus personajes. Y esta no iba a ser menos.

Blanco inmaculado (Plaza & Janés, 2022) es la primera entrega de la nueva saga de Noelia Lorenzo Pino, protagonizada por Lur de las Heras y Maddi Blasco, dos ertzainas que tardan poco o menos en ganarse la simpatía y la confianza del lector. La trama, ambientada en Euskadi, comienza con un asesinato y un incendio en el caserío que en tierras vascas posee la "familia" Fritz, una comunidad cristiana tradicionalista (vamos, una secta) que vive alejada del mundo moderno y se financia mediante la elaboración artesanal de prendas cuya marca da título a la novela. Como podréis imaginar, la historia se desarrolla principalmente en un entorno rural y las relaciones entre sus personajes están determinadas por el aislamiento, la ignorancia y la violencia. El personaje central de Blanco inmaculado es Lur de las Heras, una inspectora que lleva un tiempo alejada de su puesto a causa de una enfermedad a la que nadie pone nombre y que ha mermado considerablemente su movilidad. La llamada de su comisario (y amigo) la saca provisionalmente de su retiro y la lleva hasta el caserío Fritz para investigar la muerte de Ari, una joven de 14 años, y el incendio del taller de costura donde la "familia" confecciona las prendas. Para ello, contará con la ayuda de Maddi, una patrullera con buen instinto que, además de la investigación en las restrictivas condiciones que impone el estado de Lur, deberá soportar una situación nada agradable en casa, con un marido machista, envidioso e infantiloide a más no poder. La obra se estructura en dos bloques y cuenta con un amplio abanico de personajes secundarios cuya relevancia irá aumentando a lo largo de la historia. El primer bloque gira en torno a la investigación de Lur y Maddi, en cómo van descubriendo pistas y sospechosos. El segundo se centra en la vida de la comunidad Fritz y en las relaciones entre sus miembros, lo que posibilita al lector comprender el escenario en el que ha tenido lugar el crimen. Hermetismo a prueba de bombas, mentiras, secretos y boicots varios serán algunos de los obstáculos que tendrán que salvar Lur y Maddi para esclarecer la autoría de los hechos. ¿Quién asesinó a Ari y por qué? Para averiguarlo... tendréis que leerla, vamos digo yo.

En Blanco inmaculado, con su prosa habitual sencilla y directa y con una habilidad difícilmente superable, Noelia Lorenzo hace un retrato detallado de los personajes, mostrándonos sus miedos, deseos y debilidades con una sensibilidad exquisita. Dibuja a la protagonista, Lur de las Heras, como una mujer inteligente, resiliente, decidida y valiente que, aparte de la dificultad de la investigación, debe luchar contra los prejuicios y la discriminación del sector machista de su profesión. Los miembros de la "familia" Fritz están diseñados como seres enigmáticos, cincelados por la rigidez de su millón de normas, baúles que esconden secretos que irán desvelándose a medida que avanza la trama. De la novela destacaría su cuidadísima estructura, su trama hilada a la perfección y un ritmo narrativo que mantiene al lector en vilo de la primera a la última página. Muy acertados los flashbacks de Noelia para conocer el pasado de los personajes y comprender sus motivaciones, y los diálogos totalmente verosímiles para empaparnos de sus personalidades y sentimientos. El componente de crítica social transversal y perfectamente integrado en la trama vuelve a ser uno de los puntos fuertes de la autora. En Blanco inmaculado, Noelia visibiliza sin ambajes el machismo latente en la sociedad, personificado en los compañeros ertzainas que subestiman y menosprecian a Lur y a Maddi por su condición de mujeres, y en la superioridad del varón en torno a la que se articula la "familia" Fritz. La intolerancia a varios niveles también es otro factor clave de la historia, una intolerancia que lleva a los personajes a sucumbir a prejuicios y estereotipos, juzgar y dictar sentencia sin interés alguno en conocer la verdad. Y no puedo acabar sin mencionar esa forma única que tiene Noelia de transmitir y provocar emociones, de crear atmósferas de opresión y tensión que enganchan al lector y a veces le obligan a detenerse y decirse: eh, tú, que es ficción. En resumen...que la leáis. Merece la pena, y mucho. 






viernes, 23 de agosto de 2024

Las horas crueles, de Marto Pariente

-Te diré una cosa- le dijo con cierta dulzura-: entre la maldad y un jodido loco, teme siempre al loco.

No sé si vosotros os habréis percatado, pero hace tiempo descubrí que las letras de ciertas obras, independientemente del soporte donde se hallen consignadas, desprenden su propio aroma, trazan senderos con determinados colores, nos atrapan en su melodía singular y única y nos subyugan con su particular tacto y sabor. Para percibir tan sensoriales matices solo es necesario leerlas con el alma abierta de par en par. La novela que acabo de terminar exhala la fragancia inconfundible de la tristeza. De la pena inmisericorde que otorga la pérdida. Sus páginas mezclan el gris y el negro con los colores agrestes de la sierra. Su banda sonora es la sinfonía del dolor, de la ausencia, del irremediable desahucio de las ilusiones.Tiene el tacto rugoso de las cicatrices con vocación de tormento, la caricia áspera de los inviernos que abolen la sonrisa. Y el regusto amargo de la muerte en varios tiempos. Pero casi siempre hay una primavera acechando tras la esquina del frío...Además, está escrita por una de las mejores plumas con las que me he encontrado hasta la fecha, tanto en la faceta de narrador como en la de escritor. 

Las horas crueles (Espasa, 2023) es la tercera obra publicada de Marto Pariente y, aunque las expectativas eran altas tras haber leído La cordura del idiota, puedo decir sin miedo que las ha superado con creces. Catalogada como country o rural noir (aunque cualquier etiqueta se le queda corta, y es mucho más que eso) y ambientada en su Guadalajara natal, Las horas crueles sumerge al lector en una trama sórdida urdida con los mimbres de lo escabroso y lo profundo, trenzada con los hilos de la investigación y miles de dolorosas agujas que se clavan en la piel del lector cual perplejo acerico. Comienza de forma intensa, sin preámbulos, con un monstruo que debe decidir en un instante la mejor muerte y prosigue presentándonos a uno de sus protagonistas, Frank Durán, en una escena que ya remueve las entrañas. Frank Durán era policía y, a causa de una decisión con desenlace poco afortunado, perdió la placa y su licencia de investigador, por lo que ahora ejerce funciones de "asesor" de investigación de asuntos menores en un negocio propio con poco o ningún futuro. Un día, recibe la visita de Abraham Constanza, relacionado con el caso que propició su debacle profesional, y este se ofrece a solucionar sus problemas económicos a cambio de que se integre en la plantilla de Constanza Desaparecidos donde, junto a la peculiar y tatuadísima Eliana Santoro, deberá hallar el paradero de Tomás Moreda, el Monstruo de la Tejera Negra. El individuo en cuestión salió hace seis meses de prisión tras una condena de 30 años por la desaparición de sus hijos, cuyos cadáveres nunca llegaron a aparecer, y se ha perdido su rastro. Frank y Eliana, con la ayuda de Méndez (ex-jefe y único amigo de Frank) entre bambalinas, se verán inmersos en una historia a la que no le faltará ni un ingrediente para atrapar la atención del lector: fiambres varios, dientes de leche bañados en plata, mafiosos muy a lo Tarantino, el ángel de la muerte y, si no era suficiente, ciertos mitos y leyendas del folklore popular. ¿Hallarán respuestas? ¿Sabrán encontrar la dirección correcta en la que mirar? ¿Añadirán más castigo a su ya pesado bagaje de sufrimiento? Tendréis que leerlo..


Marto Pariente vuelve a dejarme con la boca abierta y el alma dolida (sí, duele). Destacaría su lenguaje ágil, preciso, descriptivo y certero, que a pinceladas medidas nos hace imaginar lugares aunque no los conozcamos, su excelente adaptación a los diferentes registros pero, sobre todo, me gustaría destacar la calidad de sus personajes. Complejos, poliédricos, alejados de cualquier estereotipo y excelentemente dosificados hacen, desde luego, las delicias de cualquier lector del género. Absolutamente recomendable. No os la perdáis.


jueves, 15 de agosto de 2024

El pantano de las mariposas, de Federico Axat


¿Os ha pasado alguna vez que acabáis una lectura y se os queda cara de bobos? ¿Incluso hasta el punto de casi enfadaros un poquito porque el autor os ha manipulado y os ha llevado por donde él quería? ¿O porque, mientras estamos inmersos en el placentero acto de leer, hay ciertas cosas que damos por sentadas y ni siquiera nos planteamos? Reconozco que a mí me ha ocurrido pocas veces, o al menos de forma tan aparatosa como con la novela que acabo de terminar. Aunque la crítica la encuadra en la versatilidad del thriller (que no digo yo que no lo sea porque en ese cajón cabe casi todo), lo cierto es que también es un bildungsroman de manual, con personajes que me han traído a la memoria a alguno de los huérfanos de Dickens. 

El pantano de las mariposas (Destino, 2013), de Federico Axat, es la combinación perfecta de misterio, suspense, crecimiento y aventuras. Ambientada en Carnival Falls, una ciudad ficticia al noreste de Estados Unidos, comienza rozando intensa pero brevemente la tormentosa noche del 10 de abril de 1974. Una mujer que vuelve a casa en coche con su bebé. Unas luces, un terrible accidente, y un cuerpo desaparecido. Tras esa fugaz introducción, Axat traslada al lector al verano de 1985. Sam Jackson y Billy Pompeo, en plenas puertas de la adolescencia, son mejores amigos y planean un verano, probablemente el último que disfruten como niños, cuyo ingrediente primordial es la aventura. Surcarán los misterios del bosque a lomos de sus inseparables bicicletas y tendrán como objetivo principal la construcción (largamente planificada) de una casa en un árbol. Sin embargo, pasarán de dúo a trío con la irrupción en sus vidas de Miranda Matheson, una recién llegada a la zona con quien compartirán peripecias, resolverán misterios y se iniciarán en el complejo y hermoso a la vez camino del primer amor. Carnival Falls, escenario donde transcurre la novela, es un enclave tranquilo y pintoresco en el que casi todos dicen conocerse pero guardan secretos de mayor o menor enjundia, un lugar moldeado por su drama particular: misteriosas desapariciones de personas a lo largo del tiempo. Aunque en principio estos sucesos no parecen tener ningún elemento común, existe en la zona una creencia bastante arraigada que atribuye a los extraterrestres la responsabilidad sobre las desapariciones. El autor consigue, con sencillez pero con maestría, que nos sumerjamos sin esfuerzo en esta pequeña ciudad, en su vida cotidiana, en las granjas circundantes y en el bosque, ese bosque que oculta al mismo tiempo belleza y peligro. 

Aunque la prosa de Federico Axat está exenta de artificio, es digna de mención su manera de transmitir una sensación de desasosiego en cada línea, una inquietud persistente que se mantiene constante desde el mismo comienzo y que cocina la tensión a fuego lento. Los misterios y aventuras que se van desgranando llevan al lector en volandas con un ritmo rápido que, junto a la abundancia de diálogos y el suspense permanente hacen la lectura muy activa y entretenida. Dos líneas temporales, 1985 y 2010, se irán entremezclando en la novela, dando cuenta al lector de los sucesos de ese verano en el que Sam, Billy y Miranda se hicieron amigos y corrieron grandes aventuras, pero también del presente de esos niños que ahora ya son adultos. Narrada en primera persona por Sam Jackson, que vive en régimen de acogida en la granja de los Carroll, asistiremos a una historia donde la aventura y el misterio rivalizarán en relevancia con el peso los sentimientos, la ternura y la belleza de la inocencia. Además de señalar que he caído rendida ante sus personajes, a mi juicio verosímiles y entrañables, no quiero terminar sin mencionar el final. Ese final en el que, cuando ya crees saber todo lo que vas a saber, llega el autor y te planta en tus mismas narices una revelación sorprendente que, aparte de dejarte absolutamente pasmado, te provocas unas ganas locas de empezar a leer de nuevo bajo la perspectiva que otorgan esas últimas dos páginas. Si os ha picado la curiosidad, ya sabéis.


lunes, 12 de agosto de 2024

La ley del padre, de Carlos Augusto Casas

Como bien sabéis quienes me conocéis, mi trayectoria como lectora de noir no tiene aún solera, puesto que solo se remonta unos cuatro años atrás en el tiempo, a la edición semi-pandémica de Cartagena Negra 2020. Nunca podré demostrar lo suficiente el agradecimiento al festival por llevarme al lado oscuro de una forma tan natural e irremediable. Desde entonces he leído ya unas cuantas, pero me sigue maravillando la capacidad del género para sorprenderme. Habitualmente, el negro suele destacar por contraposición a otros colores. Destaca sobre todo en contraste con el blanco. Sin embargo, la novela que acabo de terminar me ha demostrado que también es posible apreciar ese negro entre las sombras retorcidas de otros negros cada cual más oscuro que el anterior. 

En La ley del padre (Ediciones B, 2023), Carlos Augusto Casas, con una prosa precisa y actual y un humor a juego con el color de la trama, nos ofrece un matiz del noir distinto al que solemos estar habituados los lectores del género. Alejado del thriller policíaco al uso y de cualquier paradigma maniqueísta, el autor nos ofrece una historia familiar plagada de personajes zaínos en todas las acepciones del término. La novela comienza con el intento de suicidio frustrado de un alma anónima cuya identidad descubriremos algunas páginas después. Un ser atribulado por máculas pretéritas e imborrables que, sabiendo de la imposibilidad de la redención, anhela la asepsia incolora e inodora de la muerte. Poco después, la joven Melinda se incorpora como parte del servicio del hogar de los Gómez-Arjona, cuyos principales atributos son un insano apego por el poder (y el dinero, pero sobre todo el poder) y la inherente carencia de escrúpulos que este conlleva. Durante la celebración de cumpleaños del patriarca, apodado con mucho tino "el Rey Arturo", alguien cercano a el intentará acabar con su vida con la ayuda de unos cuantos gramos de dioxina. ¿Enemigos? ¿El servicio? ¿Sus propios hijos? En lugar de acudir a la policía o a algún investigador privado, con el afán de evitar que la turbidez del asunto llegue a manos de la prensa, Arturo Gómez-Arjona recurre a una de sus marionetas, el Enterrador, para que averigüe quién de entre sus allegados se ha atrevido a intentar quitarlo de enmedio. A partir de ese momento, Enterrador y lectores se verán inmersos en una trama de personajes oscuros, poderosos y sádicos cuyo status social los sitúa por encima del bien y del mal. La clave de todo: ¿a manos de quién y por qué fue asesinada cinco años atrás Ada, la esposa del Rey Arturo y madre de sus cuatro tiburones, digo hijos? El suspense y el misterio están servidos, y alguna escena que pone la piel de gallina, también.

La ley del padre se estructura en capítulos cortos, bien provistos de diálogo, que imprimen agilidad y buen ritmo a la lectura y espolean continuamente la necesidad de saber del lector. La forma de narrar del autor es magistral, y su construcción de los personajes es soberbia, sin intento alguno de justificar ni blanquear sus almas podridas. Una crítica feroz y sin paños calientes a las altas esferas del poder y a la inmunidad que garantiza el mismo (junto con el dinero, claro). Si bien es cierto que el final se aventura con unas cuantas páginas de antelación, tampoco es necesaria la sorpresa ni el giro brutal para el disfrute de la obra, pues lo importante en ella no es tanto el destino como el camino. ¿Recomendable? Por supuesto. Aquí os dejo algunas frases que me han impactado:
 
«Es por el corazón por donde el diablo nos atrapa».

«Lo que llamamos verdad es una forma de simplificar la realidad para quedarnos con una de sus versiones».

«La educación es la rama de la hipocresía que hace soportable el hecho repulsivo de tener que vivir los unos con los otros».

«Hacer el mal es como beber sin sed, innecesario pero muy placentero, además de divertido».

jueves, 8 de agosto de 2024

Orbis Ultra: El vínculo entre mundos, de M.D.P. Faulín


«- ¿No sabes nada de Fantasía? Es el mundo de la fantasía humana. Toda parte de él, toda criatura representa los sueños y las esperanzas de la humanidad. Por lo tanto no tiene límites.
- ¿Entonces por qué se está muriendo?
- Porque la gente ha empezado a perder esperanza y al olvidarse de sus sueños. ¡La Nada se hace cada día más poderosa!»
(La historia interminable)

Empiezo esta reseña con uno de mis extractos preferidos de La historia interminable, una de las obras que más me marcó en la última etapa de mi niñez y la primera de mi adolescencia porque, aparte de tener mucho que ver con la obra que acabo de leer, no hace excesivo tiempo he comprendido que encierra mucha verdad. Si paramos de soñar, si dejamos de lado la magia y la fantasía, estas se van marchitando y poco a poco desaparecen de nuestra existencia. ¿Y qué sería de nosotros sin esas lucecitas que alumbran el gris monocorde de muchos días? Siempre he sido lectora de fantástica, pero la novela negra me atrapó de la forma más inmisericorde, y los dragones de mis armarios, las hadas que dormían conmigo y los duendes que me regalaban suerte se mudaron a regiones menos inhóspitas. Sin embargo, la magia realmente existe, y de vez en cuando hace su aparición para recordarme quién soy realmente (cuando no voy disfrazada de sesuda investigadora o asesina en ciernes), y esta vez ha llegado adoptando la forma de una de las novelas de planteamiento y desarrollo más originales que han caído nunca en mis manos.

Se titula Orbis Ultra: El vínculo entre mundos, el nombre de su autor es M.D.P. Faulín, fue autopublicada hace muy poquito (mayo de 2024) y ha sido una sorpresa más que grata. Reconozco que fue empezar a leerlo y recordar cuánto y por qué amo la lectura. Como historia absorbente e inmersiva, un diez. Como ejercicio de literatura donde se conjugan a la perfección la ciencia ficción y la fantasía épica, otro diez. La trama de Orbis Ultra comienza con la aparición de un joven, desnudo y sin memoria alguna, en un escenario que no conoce. A su alrededor, gritos desgarradores y unas criaturas horripilantes que tratan de acabar con la vida de una chica. Empezamos bien, ¿verdad? Pues unas oportunas flechas y un legendario guerrero cambiarán su suerte y le salvarán la vida, iniciando un peligroso periplo en que tanto el joven aparecido como el lector irán descubriendo la información necesaria sobre el lugar al que ha llegado. Aprenderán, entre huidas, escaramuzas y batallas en toda regla, que Orbis Ultra, el lugar en cuestión, es el mundo al que se arriba tras la desconexión entre cuerpo y alma que sigue a la muerte en Orbis Primus (escenario donde transcurre nuestra vida terrenal). Que a Orbis Ultra no llega la materia, sino exclusivamente la energía y, por lo tanto, todo lo que "existe" está creado por la mente colectiva de todos los que lo habitan. El personaje central (si puede llamarse así) adoptará el nombre de Andrus por motivos muy emotivos y junto al guerrero Durgon comenzará una aventura, centrada básicamente en huir de seres oscuros, del daño y de la muerte, que cruzará su camino con el de otros personajes que, por razones propias o ajenas, colaborarán con su causa y se ganarán la confianza, la empatía y el amor de los lectores. Etapa tras etapa, irán dejando atrás enemigos y obstáculos diversos solo para enfrentarse en una fase posterior a otros peores (una especie de Comunidad del Anillo pero sin joya maligna hasta casi el final). Se percatarán con frecuencia de que a veces, el mayor enemigo es uno mismo, y de que la línea que separa el bien del mal es a menudo delgada y difusa. Llegar a la capital, conocer los futuros vaticinios del Primer Augur y escapar de las garras del poliédrico Borghont serán sus principales objetivos, y para lograrlos tendrán que pasar por experiencias como poco asombrosas. ¿Lograrán sus metas? ¿Recuperará finalmente Andrus su memoria? Ah, no, no, tendréis que leer para saber, no os lo voy a contar yo todo. 

M.D.P. Faulín combina en Orbis Ultra un universo propio de paisajes fruto de una imaginación desbordante, violencia y brutalidad, poderes mágicos y criaturas francamente extraordinarias con acertadas y medidas dosis de amor, amistad, reflexión y filosofía, construyendo un bildungsroman en toda regla donde la evolución de los personajes será tan relevante como las peripecias a las que se ven abocados. Orbis Ultra se presenta ante el lector como un escenario distópico y revuelto, a imagen y semejanza de nuestro mundo. Lo peor y lo mejor del ser humano trasciende el plano terrenal y llena Orbis Ultra de injusticias, rivalidades enquistadas, guerras clandestinamente abiertas, pero también de amor y de las maravillas más portentosas que pueda concebir una mente. A mí me ha encantado, desde luego, así que si os gusta la ciencia ficción, la fantasía o buscais nuevos horizontes de lectura, no os la perdáis.


martes, 23 de julio de 2024

Desafío 59', de Javier Marín

Dice la ciencia que el tiempo es la magnitud física responsable de que sepamos ordenar una secuencia de acontecimientos, marcando hitos que demarcan un pasado, un presente y un futuro. Desde la perspectiva de la Física, y mientras nadie a este lado de la pantalla sea capaz de programar una DeLorean en condiciones, su linealidad y la homogeneidad de sus unidades de medida son irrefutables. Sin embargo, ¿cuántas veces no se materializa de manera inopinada el pasado o el futuro en nuestras vidas? ¿No es verdad que, hasta alcanzar el instante de cierre, ciertos pasados neutralizan inevitablemente presentes y futuros? Además, amparándonos en ciertos mitos platónicos que dejaron patente la inexistencia de las "cosas" en favor de la percepción subjetiva de las mismas, no me podréis decir que los segundos, minutos, horas... son precisamente homogéneos. ¿Dura acaso lo mismo un minuto de placer que un minuto de dolor? ¿Y 59 minutos? ¿Cuál sería nuestra percepción de 59 minutos si estos fueran el lapso que separa la vida de la muerte? Esta inusitada cifra (que solo he encontrado en Google referenciada a ciertos programas de lavado rápido de lavadoras de marca Candy) es uno de los catalizadores de la tensión de máximo nivel de uno de los thrillers más thriller que he leído hasta la fecha. Desde luego, el autor del mismo tiene bien interiorizada la definición del género, llevándola hasta las últimas consecuencias. 

Desafío 59' (Knowmadas Books, 2023) es la última obra publicada de Javier Marín y está específicamente diseñada para aniquilar cualquier voluntad del lector y secuestrarlo en sus páginas desde la primera hasta la última. No es que el autor en cuestión no haya demostrado sus dotes en su saga anterior, protagonizada por el inspector Marco Duarte, pero en Desafío 59' alcanza cotas de tensión en mi humilde opinión desaconsejadas para personas con patologías cardíacas, ni tampoco para aquellos que traten de superar el pernicioso hábito de morderse las uñas. La trama de este explosivo hecho de páginas (con temporizador, recordad) comienza con la aparición del cadáver de una periodista, decapitado y exangüe, en la vivienda que comparte con Samuel Castillo, un friki informático cuya vida va a dar un giro de 180° cuando, sin comerlo ni beberlo, pase a ser el principal sospechoso del asesinato. La suerte va a procurar que se crucen en su camino dos personas que están en su misma situación, dos prófugos de la justicia que van a convertirse en su tabla de salvación para huir de la policía, que le pisa los talones, y para intentar comprender el complejísimo y peligroso entramado en el que desafortunadamente se haya inmerso. Ayla y Carlos (así se llaman los prófugos) se apoyarán en el privilegiado intelecto de Samuel para llegar al final de una cuerda con muchos nudos, trampas, mentiras y tapaderas, al tiempo que los policías, Diana y Roberto, tratan de encontrar hilos de los que tirar para esclarecer la autoría de un crimen cuya evidencia no parece encajar del todo en sus mentes habituadas a la investigación. Mientras tanto, un siniestro personaje acechará desde las sombras con el objetivo de eliminar los cabos sueltos. En paralelo, el lector será sufridor testigo de unas escenas (sacadas de alguna suerte de escape room diseñada por un sádico desquiciado) en las que una persona sin identidad explícita tendrá que resolver una serie de acertijos en un tiempo máximo de 59 minutos. ¿Cómo se liga todo esto en una sola trama? Pues de manera muy hábil, lo reconozco, pero tendréis que leerla si os ha picado la curiosidad.

Javier Marín ambienta su obra entre Murcia y Valencia, y demuestra una vez más su gusto por el juego y la adivinanza situando la trama en un tablero repleto de peligros y poderes ocultos, donde el enemigo puede esconderse en cualquier casilla. En sus páginas se combinan de manera eficaz y efectiva la muerte causada por un sadismo de lo más perverso con el desafío lúdico de la resolución de enigmas planteados desde la lógica y las matemáticas (vamos, que yo hubiera muerto todas las veces y más todavía) que no hacen sino incrementar la tensión narrativa, ya que el lector, con más o menos fortuna, se mete en la piel de la víctima para intentar resolverlos. Creo que os habrá quedado claro a estas alturas que he disfrutado la obra, ¿no? No creo que sea necesario seguir insistiendo para convenceros. Aparte de la calidad de la novela, una de las cosas que más he gozado de ella ha sido poder constatar la evolución de su autor en el camino de la escritura. Desde su Tablero Mortal, ganadora del Icue de Cartagena Negra en 2021, tuve claro que tenía un don, pero la sensación de verlo crecer en negro sobre blanco es indescriptible. Disfrutadlo si tenéis la oportunidad.

sábado, 20 de julio de 2024

A Irmandiña, de Rober H.L. Cagiao

Una de las cosas que más me gusta de leer es que la mayoría de veces suelo aprender algo de los libros. Cualquier cosa que amplíe el conocimiento merece la pena, desde una receta de un plato que ni me habría imaginado a una nueva forma de asesinar sin dejar huellas. Sin embargo, algunas obras son la constatación pura y dura de que lo que creo saber no es más que un minúsculo grano de arena frente al desierto de lo que desconozco. Con la obra que acabo de terminar me ha ocurrido justo eso. ¿Sabíais vosotros que las primeras revoluciones europeas del medievo nacieron en el s. XV aquí en España, concretamente en Galicia? Pues así fue. "A Irmandiña" fue una revuelta social  que tuvo lugar en tierras gallegas entre 1467 y 1469 que estalló, como la mayoría de las revueltas, a causa de una situación de conflicto social (hambre y penurias ocasionadas por el excesivo poder de la nobleza y el maltrato que constantemente infligía sobre vasallos y campesinos) y político (originado el siglo anterior por la guerra civil en Castilla que aupó al trono a los Trastámara). Pues bien, esta revuelta y esta lección de historia son uno de los ingredientes principales de los que se ha valido Rober H.L. Cagiao como excusa para urdir una trama que me ha hecho disfrutar y sufrir casi a partes iguales. 

A Irmandiña (Knowmadas Books, 2022) es la cuarta entrega de la saga Misterios de Ferrolterra. Como siempre digo, aunque es una trama independiente, conviene leerla en orden por aquello de no perderse detalles que de otro modo pasaríamos por alto. Y aún así, creo que habría que leer antes alguno de la saga de El guardián de las flores, porque me da a mí que me he perdido algo importante en la situación sentimental de algún personaje... Bueno, que me enrollo demasiado. En A Irmandiña el lector se encontrará con una novela policíaca de corte clásico y, al mismo tiempo, con un relato donde historia, tradición, religión y leyenda jugarán una partida que se lleva gestando siglos en las sombras. La trama se inicia con la aparición del cadáver de un importante empresario asesinado en el Castillo de Moeche en fechas cercanas a Navidad. Paola Gómez es provisionalmente la cabeza de la comisaría de la Avenida de Vigo ferrolana y tendrá que liderar al equipo en uno de sus peores momentos personales (por motivos que, de momento, desconozco, ya que como os digo creo que me he perdido algo). No tardarán mucho en descubrir los investigadores la relación de las Guerras Irmandiñas del siglo XV y el Camino de Santiago con el crimen de la actualidad. Para colmo, las calles de Galicia vuelven a estar agitadas en una suerte de nueva irmandiña debido a la aparición de un nuevo líder mesiánico, carismático y muy atractivo que calentará los ánimos y las esperanzas de un pueblo hastiado de dificultades económicas y engaños políticos. La aparición de otro cadáver en un escenario calcado a la ejecución de uno de los líderes irmandiños pondrá contra las cuerdas al equipo de investigación, que se verá envuelto en un laberinto de difícil salida donde la historia, la venganza y los secretos ocultos durante siglos adquirirán progresivamente una mayor relevancia.

En capítulos cortos, con un estilo narrativo directo y una prosa sencilla, sin excesivas descripciones y abundante diálogo, Rober H.L. Cagiao le ofrece al lector un relato policíaco aliñado con historia y leyenda en el que varios investigadores irán encajado las piezas de un enrevesado rompecabezas a través de interrogatorios y testimonios, apoyados siempre por ciertos colaboradores que les desvelarán una parte del pasado de Galicia que ni ellos mismos conocían. El amplio elenco de personajes que puebla sus páginas y el hecho de que el autor nos ofrezca diferentes perspectivas enriquece sin duda una trama con la que he disfrutado mucho. A pesar de que estamos sin duda frente una novela coral, hay dos personajes que destacan dos personajes por encima del resto: por un lado, Paola Gómez, fuerte y resolutiva pero con una tormenta interior importante; por otro, Costoya, un policía a dos pasos de la jubilación, con tanto carisma como melancolía a sus espaldas. Qué queréis que os diga, me he encariñado con ellos y, si los leéis, seguro que a vosotros os pasa lo mismo. No hace ya falta que diga que la recomiendo, ¿verdad?

martes, 16 de julio de 2024

Misterios de Ferrolterra, de Rober H.L. Cagiao


Según he podido averiguar buceando en la red, Ferrolterra (topónimo que designa la comarca de Ferrol) parece ser uno de los lugares más interesantes y emblemáticos de la geografía española. A la belleza salvaje y natural de sus parajes, a la fiereza y magnificencia de un mar que lame o muerde la arena de sus playas y la longeva roca de sus acantilados, se une el encanto de una tierra legendaria donde cohabitan en armonía el fervor religioso y el mito pagano. Historias de brujería, de puertos fundados por la voluntad de princesas celtas, de gigantescas serpientes aladas ocultas en frondosos bosques, de ciudades sumergidas en lagunas o el milagro de alguna virgen rescatadora de náufragos son algunos de los hilos con los que el paso de los siglos ha tejido un rico y complejo manto de folklore que sin duda ha nutrido las mentes de algún forastero en aquellas tierras pero, sobre todo, de las almas oriundas de las mismas, incluso hasta el punto de hacerlas coprotagonistas de sus páginas. Así ha ocurrido con la obra que acabo de terminar, firmada por el puño del ya inconfundible Rober H. L. Cagiao. 

Se titula Misterios de Ferrolterra y engloba tres novelas que el autor escribió en diferentes años, recopiladas en 2021 por la murciana Knowmadas Books. Podría decirse que la saga de Ferrolterra es una suerte de spin off de El guardián de las flores y creo que de ello deriva la dificultad de establecer quiénes son sus verdaderos protagonistas. Por un lado, tenemos a Brais Lume, inspector de la Brigada de Desaparecidos de Galicia (al comienzo de la obra), a la imponente teniente de la Guardia Civil Xana Vilar, al Comisario Mandioca y al bonachón y sorprendente Chanteiro, que serán acompañados por personajes del equipo de Paola Gómez, que ya conocimos en El guardián de las flores: Modesto y Portela, el inolvidable Costoya y, siempre al otro lado de la pantalla o de la línea telefónica, la imbatible Alba. Lo cierto es que no importa quién ostente el mayor grado de protagonismo (que irá variando en función de la trama), sino que todos forman parte del engranaje literariamente perfecto que atrapará al lector y le invitará a estrujarse el cerebro y a sufrir junto a ellos mientras avanzan o se estancan en las investigaciones. En Misterios de Ferrolterra nos encontramos con tramas no muy extensas, bien estructuradas en capítulos breves pero intensos y repletas de acción y de personajes carismáticos que casi pasan a formar parte de tu familia.

La primera historia se titula Los desahuciados y su trama gira en torno a la desaparición en Ferrolterra de cuatro personas relacionadas con el mundo del deporte. Serán el inspector Brais Lume y la teniente Xana Vilar los encargados de encontrarlas, y contarán, en este caso, con la ayuda de Modesto y Portela. La intervención de otro interesante personaje, la detective croata Sasha Alenic, centrará las miradas en Croacia, concretamente en uno de sus enclaves históricamente más terroríficos, la antigua prisión de Goli Otok. Si bien es cierto que en Los desahuciados no se palpa la esencia del folkore gallego, el lector recibirá someras nociones de la cruenta guerra que segó miles de vidas en la antigua Yugoslavia como marco del descubrimiento de un plan megalómano y altamente utópico, con procedimientos éticamente cuestionables, para construir un mundo más justo e igualitario, aderezado con una historia de amor que quizá no todo el mundo se crea (pero el amor es el amor, y no funciona con los mismos parámetros que operan en la lógica, ¿verdad?).

En Llamas es la historia que viene a continuación, y su trama comienza con una serie de incendios en la zona de Ferrolterra con víctimas mortales. Aquí será el inspector jefe Costoya, junto a parte de su equipo y otros personajes de la Comisaría de la Avenida de Vigo ferrolana, quien liderará la investigación que detenga al ya conocido como "Pirómano de Ferrolterra". Esta segunda historia empieza como un caso sencillo que poco a poco se irá complicando y ampliando una galería de personajes en la cual todos, en un punto u otro, nos van a parecer sospechosos, ya que todos parecen tener alguna motivación compatible con el móvil de los crímenes. Amor, intereses económicos y negocios turbios de grandes grupos empresariales espoleados siempre por la avaricia, ira, pobreza extrema y desgracia pero, sobre todo, venganza, serán los ingredientes de esta trama inspirada en una tragedia real. Aquí Costoya adquiere un papel de gran relevancia, tanto en el plano profesional como en el personal, pues perro viejo también se enamora. De la rotura del corazón en mil pedazos mejor ni hablamos. Un elemento a destacar de En llamas es que el autor introduce brevemente la voz del asesino, que hasta el momento no había aparecido en lo que de él llevo leído. 

Cierra la obra Exorcismo en Ferrolterra, una historia donde Ferrolterra y sus leyendas se hacen presentes y protagonistas. La trama comienza ya en retrospectiva, con el exorcismo de una joven acaecido en el año 92 en una ermita sita en una isla quasi remota. Retrocedemos aún más en las hojas del calendario y nos plantamos en 1915. Un barco inglés encallado justo en esa misma costa. Una niña perdida que aparece en los sueños, estrujándolos hasta tornarlos pesadillas. En la línea temporal del presente, los agentes Lume, Chanteiro, Xana Vilar, el comisario Mandioca y sus amigos de la Unidad coruñesa deberán encontrar el nexo de unión entre estos pasados y las macabras muertes que ocurren en la actualidad, y os adelanto que no va a ser nada sencillo, pues todos los personajes, los presentes y los pretéritos, guardan una cantidad ingente de secretos. La narración de Exorcismo en Ferrolterra se realiza desde diferentes perspectivas y tiempos, lo que dota de mayor profundidad al relato. El punto de emotividad lo va a poner la voz de Chanteiro, que le habla a su madre inconsciente y postrada en la cama de un hospital.  
No quiero extenderme más, así que solo me queda recomendarla. Yo de vosotros no me la perdería. 



jueves, 4 de julio de 2024

El Guardián de las Flores, de Rober Cagiao

En la primera novela de un autor confluyen a menudo la realidad de un hecho y la magia de un sueño recién cumplido. Asimismo, la primera vez que un lector se acerca a la obra de un buen escritor, también entra en juego algún tipo de arcano incomprensible que provoca que su mundo gire de otra manera. Hoy Libridinosum y esta servidora estamos contentos porque, aunque ya lo intuíamos, hemos descubierto un autor cuya opera prima ya nos ha entusiasmado. Se trata del coruñés Rober Cagiao y, por lo que había podido curiosear por las redes, suele ambientar sus obras en emplazamientos llenos de misterios y sazona sus tramas con leyendas del folklore popular. Y bien cierto que es, como he podido comprobar leyendo esta novela.

Se titula El Guardián de las Flores y, aunque originalmente fue publicado en 2019, ha sido reeditado por Knowmadas Books en 2023. Rober Cagiao ambienta su debut como escritor en pleno corazón de Galicia, en la Galicia mágica de las meigas y los mouros, donde espiritualidad y tradición son uña y carne. La trama comienza cuando la protagonista, la inspectora Paola Gómez, que está en Madrid, recibe una llamada repentina de su Comisario Jefe, quien le ordena que se persone de inmediato en Padrón (Galicia) para dirigir una doble investigación: un hombre ha aparecido muerto en la Colegiata de Iria Flavia y, para colmo, la hija del difunto se encuentra desaparecida. Lo que menos van a tener Paola y sus compañeros va a ser tiempo, puesto que solamente faltan cuarenta y ocho horas para que comience el Xacobeo y los de arriba no quieren que la celebración se vea deslucida por la tragedia.Tras una vertiginosa carrera contrarreloj, Paola Gómez y su equipo, formado por Costoya, Modesto y Portela, lograrán encontrar sana y salva a Iria Martín, secuestrada por el mismo hombre que asesinó a su padre.

Tres meses después, debido al gran éxito cosechado por la Inspectora Gómez, durante sus vacaciones esta vuelve a recibir una llamada del Comisario Jefe pidéndole que regrese a Galicia para ponerse al frente de un nuevo grupo especial junto a su leal Costoya, ella como Comisaria y él como Inspector Jefe. Al parecer, el "Guardián de las Flores", como apodan al asesino de Iria Flavia, ha regresado y el caso que resolvieron fue únicamente el inicio de un maquiavélico plan pergeñado, dibujado y ejecutado por un individuo impulsado por el deseo de venganza, reconocimiento público y justicia retributiva contra el clero.

Uno de los puntos fuertes de El Guardián de las Flores son sus personajes. Aunque el protagonismo de la novela lo ostentan sin duda Paola Gómez y Costoya (me he reído mucho con él), que conforman una pareja efectiva y a la vez tierna, el resto del equipo los complementan a la perfección: Modesto y Portela (el equipo de campo), Milo el forense, la analista Ana Fernández y Alba, informática y gestión de documentación. La obra está narrada a golpe de capítulo corto que imprime a la trama el mismo ritmo ágil y frenético de la carrera contrarreloj a la que tendrá que hacer frente el grupo de investigación para dar caza al asesino. Así pues, el lector irá devorando capítulos de forma compulsiva. Un criminal astuto, concienzudo y muy escurridizo, las agujas del reloj que avanzan inexorablemente en contra de los investigadores y un escenario magnífico repleto de naturaleza, magia, leyendas y símbolismo religioso son algunos de los ingredientes que aportan sustancia a El Guardián de las Flores, una novela que sin duda recomiendo.



sábado, 29 de junio de 2024

La desaparición de Stephanie Mailer, de Joël Dicker


Ella entonces alzó la mano y me la colocó a la altura de los ojos.
-¿Qué ve, capitán?
-Su mano.
-Le estaba enseñando los dedos.
-Pero yo veo su mano.
-Ese es el problema...

Bueno, ya puedo decir que, a falta de leer la primera obra que escribió Joël Dicker (que en algún momento caerá, sin duda), el autor suizo es un verdadero maestro de la intriga, el suspense y el despiste. Engaña al lector como quiere y, a pesar de empezar sus lecturas ya prevenidos de esta posibilidad, caemos en sus múltiples trampas a la primera. Ya lo he dicho también con anterioridad (soy cansina, qué le vamos a hacer), pero hay que tener en cuenta que, además, es un genio manipulador de las emociones y la empatía. Cierto es que, tras haber leído todas sus novelas (menos la primera, ay), La verdad sobre el caso Harry Quebert y El libro de los Baltimore siguen ostentando el puesto de honor entre mis preferidos, pero hay que reconocer que, por unos motivos u otros, todas merecen la pena y consagran a Dicker como uno de mis autores favoritos. Esta última ha sido diferente, muy dickeriana pero distinta. 

La desaparición de Stephanie Mailer (Alfaguara, 2018) es, si la memoria no me falla, la obra de Dicker donde más personajes he contado y, por ende, donde el lector puede volverse más loco encontrando sospechosos. Como siempre, Dicker juega a varios tiempos, y esta vez las tramas vuelven a estar separadas por dos décadas. La línea del pasado orbita en torno a la noche del 30 de julio de 1994, en la apacible ciudad de Orphea en los Hamptons, donde tuvo lugar un cuádruple asesinato. El alcalde de esa pequeña ciudad, su mujer, su hijo y una joven que pasaba haciendo footing en el fatídico momento perdieron la vida esa noche. El caso fue resuelto satisfactoriamente por dos jóvenes policías estatales, Jesse Rosenberg y Derek Scott, pero las consecuencias de aquella resolución los dejaron marcados para siempre a nivel personal y profesional. La trama del presente se inicia el 23 de junio de 2014, con Jesse Rosenberg, con solo 45 años, recibiendo una suerte de homenaje por parte de sus compañeros, pues ha decidido dejar la policía y perseguir otros sueños. En un momento de esa pequeña fiesta, la joven periodista Stephanie Mailer se acerca a él y le asegura que ha descubierto ciertos indicios que la llevan a creer que su compañero Derek y él se equivocaron de culpable en el 94. A los pocos días, Stephanie desaparece sin dejar rastro. Con la colaboración de Anna Kanner, de la policía de Orphea, Jesse Rosenberg y Derek Scott intentarán averiguar qué le ha sucedido a Stephanie Mailer y, de paso, tratarán de confirmar si se equivocaron o no de culpable en 1994. Sus pesquisas los acercarán inexorablemente a "La noche negra", un nombre que va apareciendo en todas partes pero cuyo significado desconoce casi todo el mundo. 

Como ya viene siendo costumbre en las novelas de Dicker, el lector viajará constantemente del presente al pasado y viceversa. Encontrará múltiples narradores que irán abriendo subtramas distintas, historias que en principio quedan lejos incluso de Orphea y los sucesos allí ocurridos. Aunque existan muchos hilos de los que tirar, multitud de nudos por deshacer, el autor los remata con un final bastante coherente y satisfactorio (un poquito Deus ex machina, pero se lo perdonamos). Con un lenguaje sencillo donde abunda el diálogo, un ritmo vertiginoso, continuos giros y horas de morderse las uñas, Dicker lleva al lector de sospecha en sospecha hasta llegar a un desenlace totalmente inesperado, al menos para mí. Además de la trama policíaca en sí misma, descubriremos también las vidas tanto de los principales protagonistas como de otros muchos personajes que aparecen en la novela. La desaparición de Stephanie Mailer posee sin duda una estructura complicada de escribir sin duda y, sin embargo, muy fácil de seguir por el lector (queda patente el buen trabajo del autor con esta novela que parece un tangram, como dice en cierto momento uno de los personajes de la novela). La variedad de los personajes también es importante en la obra. Policías, personas relacionadas con distintos ámbitos de la literatura y la prensa, adolescentes, alcaldes y vicealcaldes, matones, etc. aportarán cada uno su granito de arena a la hora de enriquecer y desentrañar el misterio. Además, todos y cada uno de los personajes guardan un secreto, más pequeño o más grande, algo que se ha mantenido en silencio y que, cuando se descubre, se convierte en una pieza más de este rompecabezas lleno de suspense. Ágil, entretenida, oscura en ocasiones. No me queda más que recomendarla. 

domingo, 23 de junio de 2024

El enigma de la habitación 622, de Joël Dicker

¿Qué somos capaces de hacer para defender a las personas a las que queremos? Ese es el rasero por el que medimos el sentido de nuestra propia vida.

En mi humilde opinión, las mejores obras siempre dejan poso en el lector. Una tormenta de preguntas para las que probablemente no ha nacido respuesta. Un cúmulo de reflexiones, de sentimientos y emociones que, al menos a mí, me cuesta bastante concretar en palabras. El extracto que encabeza esta entrada pertenece a la novela que acabo de terminar y no para de darme vueltas en la cabeza. ¿Hasta donde seríamos capaces de llegar para proteger a aquellos a quienes realmente amamos? ¿Qué entregaríamos a cambio de su bienestar y su seguridad? ¿Con qué diablo pactaríamos para salvaguardar a cualquier precio el tesoro de su risa? Quizás estas respuestas no sean sencillas de expresar con palabras (o nos provoquen un miedo atroz), pero os aseguro que, si AMÁIS, ya las conocéis. Para algunos autores, el amor parece ser la fuerza que mueve el mundo, y Joël Dicker es el mago más devoto de este credo que conozco. 

En El enigma de la habitación 622 (Alfaguara, 2020), Dicker se sirve de su Suiza natal como escenario de una investigación a dos tiempos y de un triángulo amoroso con aristas espinosas. Supone la primera autoficción dickeriana que llega a mis manos y, sinceramente, espero que vengan más. Supone también un homenaje a su editor, Bernard de Fallois, fallecido poco antes de esta obra, tributo que procurará al lector los momentos más emotivos y sinceros de sus más de 600 páginas. La trama de El enigma de la habitación 622 se inicia con Joél Dicker protagonista refugiándose en la habitación 621 de un idílico hotel alpino, el Palace de Verbier, tras la reciente muerte de su editor y la posterior ruptura sentimental con su vecina Sloane. Allí conocerá a Scarlett Leonas, una atractiva huésped que se aloja en la 621 bis y que casi le obligará a investigar el motivo de que no exista en el hotel una habitación 622 y escribir un libro sobre ello. Paso a paso, y a pesar de las reticencias iniciales de los interrogados, descubrirán que en el pasado sí existió ese número de habitación, hasta que una mañana un empleado halló en ella un cadáver, justo después de la desastrosa celebración anual del prestigioso Banco Ebezner donde se suponía se conocería la identidad de su nuevo presidente (cargo al parecer bastante reñido). Scarlett y Joël averiguarán que la investigación de lo que ocurrió aquella noche nunca tuvo una conclusión definitiva pero, ¿llegarán Scarlett y Dicker a esclarecer el crimen? 

El enigma de la habitación 622 es una novela muy ágil de planteamiento original que se articula en torno a un triángulo amoroso. Una obra que mezcla la comedia (surrealista a veces, reconozcámoslo) con altas dosis de intriga, pues hasta la última parte se ignora tanto la identidad del asesino como la del finado. Dicker vuelve a hilar muy bien todos los cabos y deja más que patente su habilidad para desgranar  una historia en varios tiempos. En este caso, el lector viajará a través de tres líneas temporales: la investigación que Joël y Scarlett (que se autoproclama como su nueva asistente, llevan a cabo en el presente; el pasado en el que ocurrió el asesinato, y lo acaecido con 15 años de anterioridad al crimen, durante la juventud de los protagonistas. A pesar de que podría resultar algo confuso, Dicker siempre se las arregla para que el lector no se pierda en esta telaraña temporal. Las sorpresas y los giros argumentales que va urdiendo el genio suizo nos mantienen en vilo (y enganchadísimos) hasta la última página. Además, sus personajes se acercan en ocasiones a lo caricaturesco, sobre todo uno de ellos. Si queréis descubrir más, ya sabéis lo que os toca... Merece la pena, de verdad.

sábado, 15 de junio de 2024

Los crímenes de la caja, de Gema Tacón

Los que de algún modo conocemos el mundillo literario sabemos de sus entresijos, vericuetos y de la mala baba que se gastan ciertos individuos e individuas que se creen dioses cuando en realidad encajarían mejor en un mal atrezzo de alguna historia creepy. Fraudes editoriales, desmedidos egos que rozan la estratosfera de la estupidez y envidia, mucha envidia, campan a sus anchas en el universo donde nacen las letras que llegan a nuestras manos en forma de libro. Sin embargo, como todo ying tiene un yang, también he de decir que se respira mucho cariño, apoyo y buen hacer de las buenas gentes que engrosan las filas de este ejército de magos que nutren con mimo a las almas lectoras. En la novela que acabo de terminar, la gaditana Gema Tacón hace una crítica social al mundo de la literatura con unos toques de humor muy negros.  

La obra en cuestión se titula Los crímenes de la caja (Khabox, 2021) y a su protagonista, Ana Catalina Verde (telita con el nombre) la vida no le va precisamente bien. Su última novela ha sido un fracaso absoluto, un pequeño accidente en una gala mandó al traste su prometedora carrera como escritora, ha perdido su trabajo como repartidora que le permitía subsistir y, por todo ello, como podréis imaginar, sus ánimos reptan por el subsuelo. Su mejor y única amiga, Johanna, que regenta una librería, es su principal punto de apoyo. Un buen día, encuentra en la puerta de su casa una caja en cuyo interior una escueta misiva la informa de que ha sido seleccionada como testeadora de un nuevo videojuego en fase de desarrollo. Tras el rechazo inicial de esta primera caja, el morbo puede más y acepta participar en un juego diseñado a su medida: idear el crimen perfecto partiendo de los datos y las pistas proporcionadas en las diferentes cajas. Cuatro participantes elucubrando para hallar la mejor manera de asesinar a una persona. A Ana el asunto en cuestión es el que mejor se le da, puesto que así pergeñaba sus tramas de ficción, así que parece contar con ventaja con respecto al resto de jugadores. Sin embargo, van a empezar a aparecer una serie de cadáveres y el foco de la presunta culpabilidad va a iluminarla precisamente a ella. Ni en sus peores pesadillas podría haber imaginado que las ideas que aporta al juego van a servir para concretar los planes de un verdadero monstruo, y en lugar de maquinar para ganar, tendrá que hacerlo para salvar el pellejo. Para colmo, va a tener que lidiar con los sentimientos e instintos —que tenía adormecidos— que despierta en ella su apuesto vecino del ático. ¿Saldrá bien parada nuestra heroína bendecida con el don de un carácter de perros? ¿Quién y por qué se beneficia de cada una de esas muertes? Si queréis saber... tendréis que leer.

En Los crímenes de la caja, Gema Tacón vuelve a ofrecernos un thriller de los más originales que han pasado por mis manos, salpicado, como es habitual en ella, con pinceladas del mejor humor. La trama se desarrolla casi por completo en un solo escenario: el edificio donde vive la protagonista, y Gema consigue que la ambientación acompañe a la tensión dramática que irá in crescendo página tras página. A lo largo de la novela la autora nos muestra algunas malas prácticas que ejercen ciertos individuos del sector editorial (afortunadamente, hay otros muchos editores maravillosos y respetuosos con los autores, todo hay que decirlo): los contratos denigrantes, los engaños y manipulaciones, los cambios exigidos en aras de que el producto sea más comercial, y los insignificantes réditos obtenidos tras un trabajo arduo. Gema Tacón no da puntada sin hilo, y los nombres de sus personajes nunca están escogidos al azar, sino a conciencia, como puede comprobarse cuando se leen sus glosarios. Una perfecta combinación de misterio y humor negro que solo podría haber escrito ella. Muy recomendable.

domingo, 9 de junio de 2024

Un diminuto contratiempo, de Gema Tacón

A veces no sabes cómo empezar a escribir algunas reseñas, sobre todo cuando aún te duele la tripa de todo lo que te has reído. ¿Y qué digo yo que esté a la altura de este maravilloso disparate? Si os digo que la autora es la gaditana Gema Tacón, ya deberíais saber entonces que la dosis de risas (y de muertes también) va a ser altísima. En la novela que acabo de terminar Gema Tacón ha vuelto a lucirse y poner en las manos del lector una obra original que solo podría haber sido concebida por su mente alocada y talentosa. Una novela en la que mientras te carcajeas te vas diciendo: uy, cuidado que parece que el bulto ese que hay en el suelo es un fiambre. Y si encima la historia incluye un par de cameos de tu adorada detective Warne, pues qué os voy a contar. 

Un diminuto contratiempo (autopublicación en Amazon, 2021) es una novela cortita (unas 150 páginas en digital que se amplían a unas 196 en edición impresa) rebosante de ingenio donde la protagonista es Ada Lovelace, una científica flacucha y poco agraciada que trabaja en un proyecto secreto en el laboratorio de una gran empresa (otra prota con el sello tacón: una mujer peculiar y alejada de los stándares sociales que va a cargar sobre sus estrechos hombros con la gran responsabilidad de resolver el marrón en el que se ha metido y detener a los malos). Junto al apuesto John Dalton (daltónico monocromático, vaya tela), del que está enamorada en secreto, Ada ultima un experimento con una mini impresora 3D con la que pueden cambiar sustancialmente el tamaño de los objetos. El problema surge cuando Ada entra en la habitación estanca donde van a hacer la prueba sin percatarse de que Sputnik Tercero (la rata alopécica que tiene como mascota) va dentro de su traje, y organiza un buen tinglao en el que sin querer se pone en marcha la máquina. Las consecuencias de este contratiempo van a ser a ratos diminutas y a ratos tamaño real, procurándole a Ada unas situaciones en las que el lector se va a partir de risa. Sin embargo, oh! primer cadáver: nuestra protagonista va a encontrar a su jefe muerto y va a ser acusada de asesinato. Para colmo, Nocat, un mafioso y megalómano de primer nivel, parece muy interesado en los resultados del experimento para llevar a cabo su malvado plan de dominación mundial, que constituiría una gran amenaza para el orbe terrestre. Para ello, secuestra a Ada y a John y los amenaza con hacer daño a personas cercanas. ¿Podrá nuestra flacucha cerebrito con la ayuda de sus amigos —y con alguna otra sorpresa— impedir una catástrofe mundial? 

Con infinitas pinceladas de humor, en Un diminuto contratiempo, Gema Tacón enfrenta al lector a situaciones disparatadas, escenas de acción y ciencia ficción, aliñadas con numerosas dosis de ternura y humanidad. La originalidad de este thriller donde la ciencia ficción y la comedia van de la mano radica en nuestra heroína, que intentará salvar al mundo echando mano de sus conocimientos y a pesar de su manifiesta torpeza, sus impulsos y sus sentimientos. El dinamismo y el ritmo trepidante que requiere la honrosa misión de salvar a la humanidad (y el propio pellejo si es posible) se ven salpicados de escenas cómicas que se apoyan en la escatología, el sarcasmo, la sexualidad o los accidentes tontísimos. Al mismo tiempo, también nos abre la puerta a la reflexión: está claro que los avances tecnológicos son, en general, beneficiosos, pero, ¿pero qué consecuencias entrañarían de caer en las manos inadecuadas? Lectura muy amena y, por supuesto, muy recomendable.




sábado, 8 de junio de 2024

Éter, de Jose Antonio Jiménez-Barbero


Parece fácil asumir que, como seres vivos que somos, nacemos y un buen día morimos. Sin embargo, a mí, aunque intento obviarlo, el pensamiento de la muerte sencillamente me aterra. No el hecho de morir en sí mismo, sino la inconcebible barbaridad de dejar de ser, de estar, de sentir. No creo en un paraíso ni una recompensa más allá de esta vida de carne y hueso, y para creer en el infierno solo es necesario poner las noticias. Entonces, ¿qué queda? ¿De verdad todo esto que soy, todo lo que siento, mis pensamientos y lo que me late dentro se convertirá en la nada más absoluta? En la novela que acabo de terminar, con la prosa perfecta y deliciosa que lo caracteriza, Jose Antonio Jiménez-Barbero apunta una posibilidad interesante y seductora: cuando morimos, volvemos a nuestro verdadero hogar, al éter, a la luz y a la conciencia infinita donde no existe ni el tiempo ni el espacio. 

Finalista en el VIII Certamen Malas Artes de Terror, Fantasía y Ciencia Ficción, Éter (Malas Artes, 2024) es la penúltima obra que ha visto la luz de Jose Antonio Jiménez-Barbero y supone un cambio radical con respecto a lo que hasta la fecha había publicado. En su primera incursión en el terror (y cada uno entienda terror como guste) hibridado con la ciencia ficción y lo paranormal, Jiménez-Barbero nos ofrece una novela de ritmo trepidante que nos hará plantearnos en todo momento todo lo que deconocemos de la vida y de su final. Aurora es una niña de 12 años cuyos recuerdos no abarcan más allá de los doce últimos meses. Ha conseguido escapar del lugar donde la tenían retenida y, una noche, aparece en el portal de la casa de Victoria, una exprofesora de Antropología alcohólica que no supera la muerte de su pequeño Elías en un accidente doméstico cinco años atrás. Inquietante, ¿verdad? Pues lo será más todavía cuando Aurora le cuente a Victoria una historia tan disparatada que aleja cualquier posibilidad de invención y comience a mostrar toda una serie de habilidades sobrenaturales que fascinan y asustan al mismo tiempo. A partir de este punto, Victoria se verá envuelta en una difícil misión en la que, junto a otros personajes muy bien perfilados, deberá luchar contra un complejo entramado que se desarrolla en la clandestinidad y es dirigido por el enigmático Sócrates. Objetivo: salvar a Aurora y detener el oscuro mecanismo que amenaza el indispensable equilibrio de los engranajes que hacen funcionar la vida.

No diré mucho más de la trama para evitar hacer algún tipo de spoiler, pero sí insistiré (total, ya tengo el diploma de cansina) en que Jimenez-Barbero vuelve a bordarlo en Éter. Provoca la empatía con los personajes desde el minuto cero (y claro, mucho más cuando uno de ellos es una niña, lo que nos toca la patata a casi todos). Otro elemento más que reseñable es la forma en la que el autor va creando la atmósfera de tensión, intriga e incluso horror a lo largo de sus páginas. En definitiva, otra obra de lujo de Jose Antonio Jiménez-Barbero. Yo de vosotros no me la perdería. 

domingo, 2 de junio de 2024

Animales heridos, de Noelia Lorenzo Pino

En el fondo, todos somos animales heridos. A unos los lastiman manos despiadadas y corazones podridos. A otros, el tiempo y la ausencia de respuestas, la falsedad de ciertas palabras y los silencios lacerantes. En el fondo, todos estamos rotos o como mínimo desportillados, aunque la sonrisa camufle con eficacia nuestras miserias. Pero hay roturas y roturas, y solo pensar en alguna de ellas provoca un nudo que, lejos de apretarte la garganta, te estruja el alma y te la hace jirones como una garra de acero. Sabes que estás leyendo ficción, pero es tan real, sin mucho melodrama ni aspaviento, que duele. Los personajes de la novela que acabo de terminar son expertos en lidiar con experiencias desgarradoras y situaciones escabrosas, y su autora les confiere un aura de verosimilitud que elicita automáticamente la suspensión de la incredulidad brechtiana. Nos transmite sus sentimientos, sus emociones, sus miedos, con tanta naturalidad como describe un paisaje o una estancia. Y cuando acabas la lectura sientes alivio, pero también un cierto vacío y un poso de tristeza que es difícil de explicar con palabras. 

Animales heridos (Travel Bug, 2021), de Noelia Lorenzo Pino, es la quinta y última (de momento) entrega de la serie protagonizada por Eider Chassereau y Jon Ander Macua, y lo cierto es que me ha dado un poco de pena despedirme de ellos. Ya son casi como de mi familia. En esta entrega, nos encontramos con unos protagonistas más maduros y fuertes, pero arrastrando mochilas de emociones sin gestionar que pesan como el plomo. Eider, que ya no pertenece a la UIC sino a los Berrozi (el grupo de operaciones especiales de la Ertzaintza) toma parte en una intervención demoledora: el rescate del joven Elías, secuestrado desde hace siete años y sometido a todas las vejaciones imaginables y por imaginar. Elías se queda enganchado a los ojos grises que lo salvan y se refugia en ellos para poder superar el trago que le espera. Jon Ander ya ha ascendido en el escalafón y es oficial y, junto a Eider (en todos los sentidos) deberá ir tirando del hilo para desentrañar el Caso Maraña, donde se enmarca el extraño secuestro, amargamente condimentado con perversos abusos sexuales a menores en unas denominadas "fiestas de invierno" que coinciden con los famosos festivales "après-ski". Sin embargo, la autora da otra vuelta de tuerca y enfrenta al lector a una situación complicada: al parecer, el chico rescatado no es quien dice ser... En paralelo, veremos cómo se consolida (¡por fin!) la relación entre Jon y Eider, pues esta deja de luchar contra sus sentimientos y decide apostar por lo que realmente quiere. 

A lo largo de las páginas de la novela, Noelia Lorenzo nos va mostrando en cierto modo la cara oculta del mundo, un entramado que provocará al lector verdaderas arcadas, y lo hará de tres formas: a través de la investigación de la Ertzaintza, mediante los recuerdos y testimonios de jóvenes que han sufrido en sus propias carnes los abusos y por medio de las conversaciones de chat de un grupo secreto de familiares de desaparecidos. En Animales heridos, Noelia Lorenzo Pino ofrece al lector una obra devastadora y de factura excelente que cruza la frontera de lo policial y nos adentra en la negrura más profunda del negro, en los resquicios de sombra donde medra la maldad en detrimento de la humanidad. Os echaré de menos, Eider y Jon. Espero volver a encontrarme con vosotros.

lunes, 27 de mayo de 2024

La estrella de quince puntas, de Noelia Lorenzo Pino


La pycnopodia helianthoides, comúnmente conocida como estrella girasol, es, hasta la fecha, la estrella de mar más grande de la que hay registros, habita la costa noroccidental de Norteamérica y está en peligro crítico de extinción. En su etapa adulta, llega a medir entre 75 y 90cm de diámetro y suele tener de 15 a 20 brazos espinosos que sobresalen de su tejido blando. Además, cuenta con más de 15000 pies ambulacrales que le permiten desplazarse hasta 3km a una velocidad que roza los 70cm por minuto. Normalmente de color naranja o rosado, es uno de los predadores más peligrosos, terroríficos y hermosos de las aguas oceánicas. Se alimenta de bivalvos, caracoles, erizos, pepinos de mar, cangrejos,… pero lo más interesante es que también le gusta la carroña. Es capaz de devorar a una velocidad endiablada, y deja los huesecitos de su presa bien blancos. No, tranquilos, que no me ha poseído ni el espíritu de Jacques Cousteau ni nada parecido. Es que me ha emocionado que este animal, que figura en la lista de mis preferidos, sea el catalizador de la trama de la novela que acabo de terminar. ¿Y quién sino ella, Noelia Lorenzo Pino, para encandilarme a mí así con la estrellita?

La estrella de quince puntas (Erein, 2020) es la quinta novela de la autora irunesa y la cuarta de la serie protagonizada por Eider Chassereau y Jon Ander Macua, de la Unidad Criminal de la Ertzaintza de Oiartzun, dos personajes muy cercanos al lector que han ido evolucionando caso a caso y cuyas circunstancias personales les han llevado a derroteros que yo de ningún modo había previsto (llamadme pava si os apetece). Aunque la trama policial de los casos se puede seguir sin ningún problema sin haber leído las novelas anteriores, siempre recomiendo leerlas en orden, puesto que los diferentes matices en los personajes y en sus relaciones tienen un papel de gran relevancia en las obras de Noelia. La trama de La estrella de quince puntas comienza un año después de los acontecimientos narrados en Corazones negros, que pusieron patas arriba la comisaría de Oiartzun y casi le costaron la vida a Jon Ander. Jon se prepara para oficial y puede pasar mucho más tiempo con su hijo, ya que la relación con su ex ha ganado mucho en fluidez; por su parte, Eider va superando su situación sentimental gracias a Vanessa, la sobrina adolescente de la que tuvo que hacerse cargo y que ahora es un pilar fundamental en su vida. Su relativa tranquilidad se verá alterada por la aparición del cadáver decapitado de una joven en las marismas de Plaiaundi, en Irún. Este caso traerá de cabeza (disculpad la ironía) a los investigadores, porque es imposible identificar a la víctima, ya que, aparte de cortarle la cabeza, su cuerpo carece de marcas y le han borrado las huellas digitales con ácido sulfúrico. Cuando parece que no hay hilos de los que tirar, a Eider le viene a la cabeza un caso antiguo sin resolver, y aparece un nuevo cuerpo en las mismas condiciones en Bizkaia, lo que supondrá un giro completo en la investigación y llevará a los agentes a colaborar con la comisaría de Erandio en el que pasará a conocerse como "caso Maniquí”. 

A través de un narrador omnisciente, que enfoca la narración desde la perspectiva de los distintos personajes, y una prosa sencilla y fluida, iremos observando los avances en la investigación policial en alternancia con la historia de los miembros de la familia Careaga, un miasma de culpas, traumas y deudas pendientes de una adinerada familia de turbios orígenes y oscuro pasado. Como viene siendo habitual , la autora nos sumerge materia con el eficiente apoyo de una pormenorizada cronología de los hechos, y deja patente de nuevo su enorme habilidad a la hora de profundizar en las relaciones interpersonales entre sus personajes. Una trama bien hilvanada con elementos como poco insólitos, personajes construidos con maestría, rigor en los procedimientos policiales y algún que otro componente emocional dan como resultado una novela que engancha desde el principio y mantiene el nivel de tensión narrativa hasta el final. No creo que sea necesario continuar... Os ha quedado claro, ¿verdad?




viernes, 24 de mayo de 2024

Corazones negros, de Noelia Lorenzo Pino

Es difícil explicar ciertos sentimientos al acabar algunos libros. Un nudo en la garganta, los ojos anegados en lágrimas y el latido de un corazón al galope atronando la mente y los oídos. Por fin el cuerpo se relaja y te dices: qué indiscutible maravilla que un/a autor/a logre hacerme sentir así con el fruto de su imaginación y de su esfuerzo. Incontestable su talento y su habilidad para conseguir sumergir al lector tan dentro de la historia que por momentos hasta le falta el aire, y tiene que recordarse que es ficción, que nadie se está desangrando en realidad, que quien sufre de esa manera tan espantosa es un personaje literario (ya como de la familia, pero un personaje construido impecablemente a efectos de generar empatía). Y no daré más rodeos para decir que Noelia Lorenzo Pino sabe hacer magia con las letras, pero magia de verdad. Así lo siento y así lo digo. Qué suerte la mía poder ir descubriendo sus obras con ojos de primera vez.

Galardonada con el premio Cubelles Noir a la mejor novela negra de 2018 escrita en castellano por una mujer, Corazones negros (Erein, 2018) es la tercera entrega de la serie protagonizada por la agente Eider Chassereau y el suboficial Jon Ander Macua de la Unidad de Investigación Criminal de la Ertzaintza en Oiartzun. Aunque no es necesaria la lectura de entregas anteriores para poder disfrutarla, yo recomiendo leerlas en orden para no perderse ciertos matices y poder apreciar la evolución de los personajes. Corazones negros es un thriller de primera calidad donde la autora le habla al lector del mercadeo de carne humana, de corrupción y de lealtad. La trama de la novela se inicia con el asesinato de Anna Karlatos (a la que llamaban Bihotza, que significa "corazón" en euskera), una prostituta víctima de la explotación sexual de ciertas mafias, al tratar de escapar de un individuo apodado Vikingo. El hallazgo del cadáver en el interior de una furgoneta accidentada es un auténtico varapalo para la oficial Baraibar, ya que resucita fantasmas de un pasado que la atormenta continuamente. En este momento, la investigación toma dos direcciones diferentes: la oficial, encabezada por Eider y Jon Ander, y la extraoficial de Baraibar. Algunos de los fantasmas de Juncal apestan a corrupción, pero lo malo es que ciertos vivos también parecen desprender un tufillo a cloaca. ¿De quién podrán fiarse para llegar hasta el fondo del asunto? Difícil, muy difícil. En un mundo donde los corazones negros, podridos, campan a sus anchas, brilla con una intensidad estremecedora la luz de la lealtad, bien por amor (romántico) o por amistad (que también es amor pero suele carecer de momentos eróticos). Una lealtad que desafiará cualquier tipo de barrera legal puesto que nace de la emoción pura.

En Corazones negros, Noelia Lorenzo ofrece al lector una narración dinámica, con frecuentes cambios de perspectiva para que obtenga información desde todos los ángulos posibles. La autora salpica con acierto una trama de ritmo ágil y escenas muy cinematográficas con la primera persona conmovedora de una voz en off, la de una chica compañera de Bihotza que habla mentalmente con su madre y le relata su situación, qué siente, qué piensa. Corazón encogido a más no poder. ¿Recomendable? No creo que tenga que decirlo.

lunes, 20 de mayo de 2024

La chica olvidada, de Noelia Lorenzo Pino

Creemos conocer a quienes tenemos cerca. Pareja, familia, amigos... Casi con total seguridad pondríamos la mano en el fuego por ellos, ¿verdad? Sin embargo, en la mayoría de ocasiones desconocemos qué riesgo corremos de acabar quemados y, mucho menos, de qué grado será la quemadura. Y es que, en realidad, cuando creemos conocer a una persona, si acaso atisbamos la punta del iceberg. La procesión de miedos, obsesiones, traumas, monstruos y otras taras va por dentro, y a menudo somos incapaces siquiera de imaginarla. Los personajes de la novela que acabo de terminar saben bien de lo que hablo, y su autora, también.

La chica olvidada (Erein, 2016), de Noelia Lorenzo Pino es la segunda entrega de la serie protagonizada por Eider Chassereau y Jon Ander Macua y deja bien patente el talento de la escritora a la hora de abordar una historia tan compleja como la que se nos presenta en esta obra. Ambientada en las tierras irunesas que tan bien conoce, la novela comienza una madrugada de octubre de 2013 con la aparición del cadáver de la joven Lorea Gálvez, cosido a puñaladas. Eider y Jon Ander se enfrentan a una investigación complicada y, para colmo, Lía Yoldi, una agente recién llegada a la comisaría de Oiartzun, se acerca a Eider con la intención de que esta la ayude a encontrar al asesino de su mejor amiga. En 1999 fue hallado el cuerpo sin vida de Maika con ocho puñaladas. A pesar de todos los esfuerzos de la Ertzaintza, no lograron esclarecer la autoría del crimen, y ni su familia ni sus amigos han conseguido superar tamaña tragedia. Catorce años después, en 2013, el asesinato de Lorea parece mostrar diversas similitudes con el de Maika: mismo número de puñaladas, una apariencia física similar, una edad parecida… A través de la lectura de su diario, descubriremos que Maika mantenía una aventura secreta con un hombre de mayor edad que ella, y, según el testimonio del exnovio de Lorea, esta mantenía relaciones con otra persona cuya identidad se desconoce. Lía, la mejor amiga de Maika, no tarda en apreciar las coincidencias, y hará todo lo posible por llegar hasta el fondo de la cuestión. En el plano personal, ni Eider ni Jon Ander atraviesan un buen momento. En el caso de ella, su matrimonio se va a pique sin que pueda remediarlo. Sin embargo, en esta entrega podremos conocer un poquito más a Jon, su relación con su ex-mujer, el amor por su hijo y la ilusión por una nueva aventura que comienza a gestarse en estas páginas.

En La chica olvidada, volvemos a encontrarnos con un thriller que no concede al lector ni un minuto de reposo. El nivel de tensión se mantiene estable a lo largo de toda la obra, y el ritmo que logra imprimir la autora a la historia es soberbio. La combinación de la vertiente personal y trama policíaca es magnífica (quizá porque Noelia habla de emociones y sentimientos como nadie, y el grado de empatía hacia sus personajes es elevadísimo), y aporta fluidez al texto, incrementando el interés del lector página tras página. Además, la autora es experta en jugar al despiste y, aunque podemos intuir quién es el culpable algo antes del final, durante toda la obra introducirá elementos que nos harán sospechar y dudar de todos y de cada uno de ellos. De esta obra, me quedo con lo acertado de su argumento y el modo de enfocar los abusos sexuales procedentes de un entorno cercano y, sobre todo, con la maestría de Noelia a la hora de narrar las relaciones personales, siempre en perfecto engranaje con las profesionales. Su manera de abordar la psicología de los personajes es sencillamente insuperable. Ahora ya sé que tener una novela suya en las manos es garantía de horas y horas de disfrute lector. ¿Que si la recomiendo? ¿En serio?

viernes, 17 de mayo de 2024

El mal camino, de Mikel Santiago


Hay autores que son una apuesta segura, incluso cuando una no está en su mejor momento lector. A estas alturas ya no me cabe duda de que Mikel Santiago es uno de esos autores. Sabe engancharte, sabe mantener tu atención y tenerte en ascuas hasta el mismo final. Además, plantea situaciones como poco insólitas que hace encajar a la perfección en el desarrollo de sus tramas. ¿Qué ocurriría si tu mejor amigo te contase que ha atropellado a alguien mortalmente y se ha dado a la fuga? ¿Y si además resulta que no hay cadáver ni rastro evidente del accidente? ¿Y si encima tu amigo hubiese experimentado algún trastorno psiquiátrico en el pasado? ¿Podrías creerlo? ¿Qué le aconsejarías?

Sobre esta original premisa construye Mikel Santiago El mal camino (Ediciones B, 2015) una novela en la que el misterio, el suspense, la intriga y las ganas de seguir leyendo están aseguradas. Ambientada en el sur de Francia, nos narra una historia protagonizada por el escritor de origen irlandés Bert Amandale y su amigo Chucks Basil, una estrella del rock en horas bajas. Tras varios días sin saber nada de su amigo, Bert se acerca a su casa a ver cómo está, y lo que encuentra le inquieta sobremanera. Chucks, deshecho, le cuenta que el lunes anterior, volviendo a casa, un desconocido apareció de repente en medio de la carretera, no le dio tiempo a frenar y... por miedo se dio a la fuga. Bert, en un alarde de sinceridad de consecuencias inesperadas, le aconseja que se entregue y Chucks lo hará, poniendo en marcha el engranaje de una maquinaria siniestra y peligrosa. Mientras el accidente va ganando terreno en los pensamientos de ambos, Bert tratará de encajar en la vida que le marca su mujer en el tranquilo pueblecito de Saint-Rémy, rodeado de gente totalmente ajena a sus intereses. Una noche, la policía se presenta en su casa diciendo que se trata de Brit, su hija adolescente, y sin ninguna explicación, los conducen a él y a su mujer a casa de Chucks. Allí, descubrirán con horror que se halla su hija medio desnuda sentada en un sofá, y el cadáver del amigo Chucks en la piscina. A partir de ese momento la vida de Bert se convertirá en un péndulo desacompasado que oscilará erráticamente entre la promesa de descubrir qué le paso a su amigo y su adicción a las sustancias químicas. ¿Decía la verdad Chucks acerca del accidente y todo lo que descubrió a continuación? Para saberlo... tendréis que leerlo.

Como en todas las novelas suyas que he leído hasta la fecha, la ambientación que crea Mikel Santiago juega una de las bazas más relevantes en El mal camino. Yo diría que, junto con la continua duda que genera acerca de la veracidad de los hechos narrados (no se puede evitar pensar que se trate de paranoias de quienes los están viviendo), convierten la novela en un thriller emocionante y fascinante. La novela está narrada en primera persona, por lo que toda la historia la viviremos desde la perspectiva de Bert, logrando la empatía con el protagonista de forma casi instantánea. Mikel Santiago vuelve, una vez más a demostrar su habilidad para manipular al lector hacia donde él quiere, dudar de lo que él quiere que dude, sentir en sus propias carnes lo que el quiere que se sienta. Desde el mismo comienzo, logra crear una tensión que no decae en toda la novela, con un ritmo narrativo que no hace aguas en ningún momento; al contrario, va en aumento. Lectura más que recomendable (vamos, creo que ya había quedado claro, ¿no?)





Hierro viejo, de Marto Pariente

Habitualmente, consignamos al verbo «enterrar» y a todos sus parientes semánticos al espectro más incómodo del léxico. Enterrar ...