No es un secreto para nadie que el tiempo vuela, y yo me doy cuenta de que hace ya casi un año que un buen amigo (gracias, Juan Carlos) me insistía por activa y por pasiva en que tenía que leer a un autor que estaba seguro me iba a encantar. También os diré que a ese respecto, muy pocas veces se ha equivocado (una sola que yo recuerde). Así fue como descubrí a Mikel Santiago con su Trilogía de Illumbe, y aún recuerdo con auténtica fascinación esa certeza no de haber quedado atrapada entre las páginas de unas novelas, sino de haber caído en las redes de un autor que me cautivó desde el primer momento y lo sigue haciendo en cada obra que de él leo. Quienes me conocéis sabéis que padezco un extraño trastorno que me impulsa a leer las primeras obras de un autor no vaya a ser que me pierda algo de su evolución, y en este caso no ha habido excepción. Empecé con La última noche en Tremore Beach y supe que ya desde el principio fue bueno, y que no hace más que crecer con cada nueva obra que ve la luz. La última que acabo de leer (solo me falta ya una antes de Illumbe) es, sin duda, la que más me ha enganchado hasta el punto de prácticamente bebérmela de un par de sorbos.
En El extraño verano de Tom Harvey (Ediciones B, 2021), Mikel Santiago dibuja como protagonista a Tom Harvey, un músico de jazz a quien la fortuna no le ha sonreído en exceso y que ha de complementar los magros ingresos de su saxo ejerciendo como guía turístico en Roma. Una noche, mientras disfruta de los placeres de la capital del Lacio junto a una signora, recibe una llamada de su amigo y ex-suegro Bob Ardlan, pero su prioridad dista mucho de ser atender al teléfono en ese preciso momento. Dos días después, de camino a un bolo, su teléfono vuelve a sonar, y le trae la voz de Elena, su ex-mujer, de la que siempre ha estado (y estará por los siglos de los siglos) enamorado, que entre sollozos le comunica que su padre ha sufrido un trágico accidente con resultado de muerte. Sin pensárselo dos veces, pone rumbo a Tremonte, localidad donde residía el difunto, para estar junto a Elena, sin dejar de preguntarse qué hubiera ocurrido si hubiese atendido la llamada de Bob. De aquí en adelante, lo que el autor nos propone es encontrar (dado que la teoría del accidente va a parecer inverosímil desde un principio), la identidad del asesino de la mano de Tom, cuyo carácter obsesivo le obligará a adentrarse en una investigación no exenta de riesgo. En la novela irán apareciendo numerosos personajes, y de todos vamos a sospechar, ya que todo lo observaremos desde su perspectiva y no tendremos más información que la que él maneje en cada momento, sabremos lo mismo que él. Todos los personajes tienen algo que ocultar, algo que puede convertirles en sospechosos.
Aunque en El extraño verano de Tom Harvey hallaremos varias de las señas de identidad del autor, como su sempiterna conexión con la música, Mikel Santiago muestra aquí un cambio, distanciándose de los ambientes opresivos de las obras anteriores y ambientando esta novela en un escenario totalmente distinto: la costa mediterránea italiana, luminosa, glamurosa, bohemia y artista. Resultará sumamente sencillo empatizar con Tom, y compartir sus miedos. Un tipo de treinta y bastantes con una vida inestable y caótica. Un solitario con su única familia en suelo estadounidense. Enamorado perdida e incurablemente de su ex-mujer. Al igual que en las melodías de jazz que se desprenden frecuentemente de entre sus páginas, el tempo es sumamente importante en el desarrollo de esta novela entretenida de principio a fin, con una estructura muy ágil, muy rápida, profusa en diálogos, llena de giros, con la tensión in crescendo conforme se avanza en la lectura, y en la que al final todas las piezas encajarán en el puzzle. Magníficos ratos de lectura garantizados. Yo de vosotros no me la perdería.
Una auténtica barbaridad de reseña, sin duda a la altura de la gran novela, ayyy ves como hay que hacerme caso jajajaj
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