lunes, 26 de febrero de 2024

Occulta Veritas, de Hugo S.C.


La ciencia avanza a pasos agigantados hacia horizontes a los que no nos atrevemos a asomarnos. Biotecnología, biomedicina o neurotecnología, entre otros, son términos de uso relativamente reciente que para unos enarbolan las banderas del futuro y la esperanza y para otros suponen una fuente inagotable de miedos y prejuicios. Los límites establecidos por la ética y la moral van cambiando con el tiempo y los beneficios obtenidos en el ámbito médico, pero cruzar ciertas fronteras supone un desafío tanto para el individuo como para la sociedad en conjunto. La novela que acabo de terminar ha sembrado cientos de dudas en mi mente. Preguntas para las que, de momento, no existe respuesta. 

Occulta veritas (2023), de Hugo S.C., es un thriller policíaco que, en algunos aspectos, roza los márgenes de la ciencia ficción. La obra tiene un inicio de lo más intrigante, en el que dos individuos cuyos nombres apuntan a Europa del este vigilan un edificio con intenciones delictivas. Más tarde, descubriremos, junto a una Olga taquicárdica que trata de sortear el tráfico de Valencia para llevar al colegio a su hija Mireia, que los sospechosos han secuestrado a Robert Queen, un actor cuya fama alcanza todos los rincones del orbe. Mientras huyen, un SUV, conducido supuestamente por una mujer, colisiona frontalmente con la ambulancia donde viajan secuestradores y rehén, y se monta un buen cirio que deriva en un embrollo de talla internacional . La Jefa de Inspectores Celia Blat y el inspector Marcos Luján deben interrumpir el ocio de su día libre y acudir prestos a la comisaría, donde les espera presión a niveles industriales para resolver un caso que preocupa a las más altas esferas, policiales y políticas. Por si les faltaba algo en una investigación que se presenta complicada, aparte de rendir cuentas a su superior, deberán hacerlo a un arrogante paladín de la Europol. Conforme avanzan las pesquisas, el lector irá descubriendo la tensa relación sentimental de Celia y Marcos, cincelada a base de fe y constantemente amenazada por el pasado de ambos. En el caso de Marcos, un shock postraumático crónico resultado de un accidente años atrás. En el caso de Celia, un mar de zozobra tras una relación ambigua pero profunda con la que fue su mejor amiga. Y de fondo, la voz de Laura, una mujer que se somete a un misterio procedimiento que la mantendrá sujeta a una silla metálica un largo período de tiempo. Interesante, ¿verdad? Pues si os ha picado la curiosidad, ya sabéis. 

Hugo S.C. ofrece al lector en Occulta Veritas una novela muy bien escrita, con una trama urdida con inteligencia y unos personajes bien perfilados, que atrapa al lector ya en la primera página y le hace partícipe de una historia que se desarrolla a ritmo vertiginoso. Una excelente combinación de investigación policial, acción y ciencia que no deja de lado temas cotidianos, la complejidad de los sentimientos y las emociones y una profunda reflexión filosófica. En definitiva, lectura recomendable.

jueves, 22 de febrero de 2024

El Monasterio de Piedra, de Ager Aguirre

Este lugar se ha convertido en la entrada del Mal a nuestro mundo porque nosotros se lo hemos permitido mirando hacia otro lado, olvidando las palabras de Dios y venerando a las tentaciones del Diablo como a dioses profanos… Solo Dios puede salvarnos. El tiempo se agota.

Ocho siglos de historia dibujan los paisajes del Monasterio de Piedra, joya natural sita en la comarca de Calatayud (Zaragoza) que originalmente fue una fortaleza musulmana y a finales del s. XII se transformaría en enclave cisterciense. La belleza de su entorno y su potente arquitectura hidráulica forman parte de su inigualable atractivo, al igual que las leyendas escritas sin tinta en sus piedras y en sus aguas. Cuenta una de ellas que un día, en el Monasterio de Piedra, se libró una feroz batalla entre ángeles y demonios. Cuando, con una bola de fuego, los ángeles acabaron con el último demonio, que portaba un gran peñasco, la enorme roca quedó depositada en el lugar de su muerte, que se llamó desde entonces la Peña del Diablo. Ager Aguirre, autor al que acabo de acercarme por primera vez, hace un excelente uso de dicha leyenda y el entorno privilegiado que la acoge para trasladar al s. XXI esa batalla entre el Bien y el Mal y ofrecerle al lector un thriller policíaco muy bien armado  y demostrarle que hasta en los lugares más hermosos caben el horror y la ignominia.

Queda claro, ya solo por el título, dónde se ambienta El Monasterio de Piedra (2023) de Ager Aguirre. La trama de esta novela comienza con la (pelín) estresante visita de una pareja, junto con su hiperactivo hijo, al paraje natural del monasterio. El niño no para quieto un minuto y ,en uno de sus arranques, descubre el cuerpo de una bella joven (como un ángel dormido) en una gruta. Dos agentes del puesto más cercano de la Guardia Civil, Paula Gallur y Germán Dávalos, son requeridos para personarse en el parque y esclarecer las circunstancias de la muerte de la chica. Cuando estas parecen indicar que no ha sido un accidente, llegará al monasterio un equipo de investigadores formado por el teniente Allué (de la UCO), la alférez Gascón (de la EMUME) e Inma Puertas, del laboratorio de criminalística. Al carecer del número suficiente de efectivos, el desagradable teniente se verá obligado a apoyarse en la joven e inexperta pareja de «guardias de pueblo», Paula y Germán. Juntos tendrán que hacer frente a una investigación más compleja de lo que parece a primera vista. Un asesino atrae a chicas jóvenes al parque, las desmaquilla, les cambia su ropa por vestidos blancos y vaporosos, y las mata. Como los recursos son tan escasos, tendrán que contar, además, con la ayuda de civiles para tareas de vigilancia nocturna. El autor juega con maestría con los personajes, haciendo al lector que sospeche de todos y cada uno de ellos. Un monje que predica el inminente triunfo del Mal, un fotógrafo que huele a café recién hecho, una enfermera un tanto extraña, entre otros, serán los personajes que pueblen estas páginas y que mantengan alerta la atención del lector de principio a fin. Y no le falta, por supuesto, la correcta dosis de eso que dicen que mueve el mundo.

En El Monasterio de Piedra hallará el lector un auténtico thriller, rebosante de intriga y de suspense. Ager Aguirre es muy preciso en las descripciones del entorno, sin hacerse pesado en ellas. Su trama está bien estructurada y sus personajes muy bien construidos. Su prosa es ágil y fluida, y maneja muy bien los giros que sorprenden al lector y lo mantienen en vilo. Lectura totalmente adictiva. 

lunes, 12 de febrero de 2024

Ora pro nobis y otras piezas de amor y desamor, de Teresa Pérez Landa



Se abre el telón. Es invierno en las calles y en las pieles despojadas de abrazos que ayer fueron flama imperecedera. Una ráfaga gélida cercena, inmisericorde, un hilo de esperanza. Una daga herrumbrosa asesta, implacable, una puñalada de realidad a un sueño. Una luz mortecina ilumina el proscenio y en el centro, él, el personaje probablemente más apreciado, más temido y más odiado desde que el mundo es mundo. Se alza, ufano y desafiante, sobre las tablas que rigen el destino de millones de almas que ni por asomo son conscientes de su poder.  ¿Adivinais la identidad del todopoderoso carácter?

A veces un lector necesita cambiar de aires y zambullirse en mares poco frecuentados,  y es entonces cuando encuentra, por casualidad, obras que le hacen recordar otros tiempos, otras épocas ya casi olvidadas. Hacía bastante que no leía teatro, y cruzarme con Ora pro nobis y otras piezas de amor y desamor, de Teresa Pérez Landa (2023) ha sido toda una revelación. Es una obra cortita, de cerca de 80 páginas, lo que me ha posibilitado combinarla con el proyecto (absorbente) que llevo entre manos ahora mismo. Ora pro nobis... es una recopilación de siete escenas teatrales que, cada una a su manera, versan, como su propio título anuncia, sobre amor y desamor, y la magnitud trágica que llega su antagonismo a alcanzar; a esta dicotomía por excelencia se suma la exploración otros temas, no menos universales y atemporales, como los celos, la duda, la amistad, la familia o la muerte. Desde el simbolismo más puro del absurdo beckettiano, pasando por reminiscencias lorquianas, isabelinas y un homenaje al neblinoso Valle-Inclán, hasta alcanzar el realismo más despiadado de los sueños rotos, Teresa Pérez Landa sumerge al lector en situaciones en las que podrá, sin duda, reconocerse. 

He disfrutado mucho la lectura de las siete escenas pero, claro, cada lector tiene sus debilidades, y las mías están claras como el agua. La Ofelia shakesperiana transmutada a Ofelia perdida en el Madrid del s. XXI me parece un ejercicio soberbio de metaliteratura y reinterpretación del personaje. Me encantaría saber la cara que se le hubiese quedado al gran Sófocles al presenciar la despedida de Antígona y Hemón. Y por último, el final trágico del romance imposible entre la niña Aurora y Juan, propiciado por el filo de una hoja de luna. 

Se baja el telón. Y ya sabéis, ahora que se acerca por ahí Cupido con sus flechas, mucho ojo, que no las reparte gratis.

sábado, 3 de febrero de 2024

El olor del miedo, de Manuel Ríos San Martín


El miedo es una emoción compleja que algunos animales son capaces de experimentar. Pero el miedo a la muerte es únicamente humano.

Según la ciencia, el miedo, en su ámbito físico-biológico, es el mecanismo responsable de regular las emociones en la lucha, la huida y, sobre todo, la conservación del individuo. Es una de las pocas emociones básicas que compartimos los miembros del reino animal. Para los animales no humanos parece ser una herramienta más de supervivencia pero, ¿y para los humanos? Sin duda, es una emoción desagradable de las que más nos pueden hacer sufrir. En realidad, no deja de ser una de las muchas reacciones químicas que se producen en nuestro organismo, en la cual se activan una serie de hormonas y neurotransmisores, entre ellas la adrenalina, que se expelen al exterior mediante el sudor. Los seres humanos, en general, no tenemos un sentido del olfato lo suficientemente desarrollado para detectarlo, pero está comprobado que la mayoría de animales sí puede hacerlo. ¿Que por qué os estoy soltando todo este rollo? Porque la novela que acabo de terminar tiene entre sus ingredientes el miedo (de un olor tan fuerte que debe percibirse hasta en Plutón) y los animales, humanos y no humanos. Una novela con un planteamiento muy original rebosante de preguntas y reflexiones sobre el mundo animal, y muy en la línea sobre el bien y el mal, igual que en sus obras anteriores.

El olor del miedo (Planeta, 2023) de Manuel Ríos San Martín, es un thriller policíaco que destila pasión por los animales y que he disfrutado y sufrido a partes iguales de principio a fin, robándole incluso horas a la vida para poder leer un par de páginas más. La trama comienza en un zoológico de Valencia, cuando alguien "asesina" (y entrecomillo porque, atendiendo a aspectos legales, el término tendrá su miga dentro de la obra) a Blanca, la elefanta albina insignia de la institución. Este insólito caso será investigado por la UDEV, con el inspector JP Casillas a la cabeza, acompañado de Violeta, una novata que apunta maneras. Pero, ¿tendrán que investigar un asesinato o un "simple" maltrato animal? ¿La vida de un ser humano vale más que la de un animal? La polémica está servida, incluso para el equipo de investigación. A partir de este incidente, Manuel Ríos nos sumerge en la vida de Elena, una dedicada veterinaria del zoológico que cuida a los animales con la máxima devoción y entrega. Elena inicia una investigación en paralelo a la policial, para la que cuenta con el apoyo de Cristina, su pareja, y Sidy, su amante y colega en el zoológico. Estas indagaciones de la veterinaria servirán como excusa para sumergirnos en la dinámica de un zoológico moderno, donde los animales conviven de un modo diferente al tradicional al recrearse sus propios hábitats naturales.Entre conflictos amorosos y sospechas inesperadas, la tensión se intensifica, y Elena podría ser la próxima en estar en la mira del criminal. Esta novela absolutamente vibrante plantea, sobre todo, dilemas éticos y emocionales en un escenario donde naturaleza y humanidad se enfrentarán en una batalla sin ganadores. Igual que si hiciera un puzle, el lector tendrá que ir encajando todas las piezas que el autor tiene a bien proporcionarle para ir desvelando una trama efectista y altamente intrigante que engancha desde la primera página debido, entre otras cosas, a su plasticidad y a su fuerza. A lo largo de las páginas de El olor del miedo, Manuel Ríos abordará temas universales como el miedo a la muerte, el amor, la maternidad, el instinto de supervivencia o el maltrato, que invitan al lector a la reflexión y dejan patentes las semejanzas en el comportamiento y los hábitos de los animales humanos y no humanos. Una de las piedras angulares de esta obra son, inevitablemente, los personajes que pueblan sus páginas, esbozados y coloreados en su justa medida, pero imprimiendo espíritu y ternura al negro sobre blanco. Sobre todo, los de Casillas y Elena. 

En resumen, El olor del miedo es un thriller policíaco con un enfoque diferente, muy original y urdido con mucha inteligencia, una narrativa ágil y giros argumentales trazados con meticulosidad, que ayudan a incrementar la tensión dramática, mantenido el suspense hasta el mismo final y convirtiendo la lectura en adictiva. Manuel Ríos nos ofrece en esta obra una historia de cadencia desbordante potenciada a golpe de capítulos de corta extensión. Muy recomendable y muy apta para la pantalla (es solo una sugerencia).






Aurora no se durmió, de Judith Romero

Cuando era pequeña me encantaba que me contaran cuentos. Mi madre me enseñó a leer muy pronto y comencé a leerlos a una velocida...