jueves, 22 de febrero de 2024

El Monasterio de Piedra, de Ager Aguirre

Este lugar se ha convertido en la entrada del Mal a nuestro mundo porque nosotros se lo hemos permitido mirando hacia otro lado, olvidando las palabras de Dios y venerando a las tentaciones del Diablo como a dioses profanos… Solo Dios puede salvarnos. El tiempo se agota.

Ocho siglos de historia dibujan los paisajes del Monasterio de Piedra, joya natural sita en la comarca de Calatayud (Zaragoza) que originalmente fue una fortaleza musulmana y a finales del s. XII se transformaría en enclave cisterciense. La belleza de su entorno y su potente arquitectura hidráulica forman parte de su inigualable atractivo, al igual que las leyendas escritas sin tinta en sus piedras y en sus aguas. Cuenta una de ellas que un día, en el Monasterio de Piedra, se libró una feroz batalla entre ángeles y demonios. Cuando, con una bola de fuego, los ángeles acabaron con el último demonio, que portaba un gran peñasco, la enorme roca quedó depositada en el lugar de su muerte, que se llamó desde entonces la Peña del Diablo. Ager Aguirre, autor al que acabo de acercarme por primera vez, hace un excelente uso de dicha leyenda y el entorno privilegiado que la acoge para trasladar al s. XXI esa batalla entre el Bien y el Mal y ofrecerle al lector un thriller policíaco muy bien armado  y demostrarle que hasta en los lugares más hermosos caben el horror y la ignominia.

Queda claro, ya solo por el título, dónde se ambienta El Monasterio de Piedra (2023) de Ager Aguirre. La trama de esta novela comienza con la (pelín) estresante visita de una pareja, junto con su hiperactivo hijo, al paraje natural del monasterio. El niño no para quieto un minuto y ,en uno de sus arranques, descubre el cuerpo de una bella joven (como un ángel dormido) en una gruta. Dos agentes del puesto más cercano de la Guardia Civil, Paula Gallur y Germán Dávalos, son requeridos para personarse en el parque y esclarecer las circunstancias de la muerte de la chica. Cuando estas parecen indicar que no ha sido un accidente, llegará al monasterio un equipo de investigadores formado por el teniente Allué (de la UCO), la alférez Gascón (de la EMUME) e Inma Puertas, del laboratorio de criminalística. Al carecer del número suficiente de efectivos, el desagradable teniente se verá obligado a apoyarse en la joven e inexperta pareja de «guardias de pueblo», Paula y Germán. Juntos tendrán que hacer frente a una investigación más compleja de lo que parece a primera vista. Un asesino atrae a chicas jóvenes al parque, las desmaquilla, les cambia su ropa por vestidos blancos y vaporosos, y las mata. Como los recursos son tan escasos, tendrán que contar, además, con la ayuda de civiles para tareas de vigilancia nocturna. El autor juega con maestría con los personajes, haciendo al lector que sospeche de todos y cada uno de ellos. Un monje que predica el inminente triunfo del Mal, un fotógrafo que huele a café recién hecho, una enfermera un tanto extraña, entre otros, serán los personajes que pueblen estas páginas y que mantengan alerta la atención del lector de principio a fin. Y no le falta, por supuesto, la correcta dosis de eso que dicen que mueve el mundo.

En El Monasterio de Piedra hallará el lector un auténtico thriller, rebosante de intriga y de suspense. Ager Aguirre es muy preciso en las descripciones del entorno, sin hacerse pesado en ellas. Su trama está bien estructurada y sus personajes muy bien construidos. Su prosa es ágil y fluida, y maneja muy bien los giros que sorprenden al lector y lo mantienen en vilo. Lectura totalmente adictiva. 

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