lunes, 28 de junio de 2021
El abismo verde, de Manuel Moyano
domingo, 27 de junio de 2021
Ecos de los mares infinitos (Antología Fantasy Club), VV. AA.
En ocasiones sucede que nuestro día a día es demasiado gris y anodino. La realidad nos lastra y nos encadena al universo asfixiante de lo inmediato, de lo plausible; al que erige una muralla que separa el tedio de lunes a viernes del hastío del fin de semana. Nos quedamos atrapados en ese lugar donde los días son siempre iguales y los sueños nunca se cumplen. Escapar de él es, por lo tanto, casi una obligación. Esta lectora, como casi todos los que comparten su afición, huye del mundo perdiéndose entre las páginas de algún libro. Sin embargo, a veces no es suficiente con eso, ya que el gris pesa demasiado, y se le hace necesario recordar quién es volviendo a sus orígenes: la fantasía y la magia. Esta vez, ha elegido recobrar su alma de purpurina a lomos de una de las antologías del Fantasy Club: Ecos de los mares infinitos, publicada por la almeriense Ediciones Arcanas en 2018.
La portada de la antología es ya una maravilla en sí misma e invita al lector a empuñar el arma más poderosa que tiene: la imaginación. Los dieciséis relatos que la componen le llevarán de la mano a mundos que probablemente soñó de niño, siempre perfumados por la brisa marina y salpicados por la espuma de las olas de la fantasía. Entre las páginas de Ecos de los mares infinitos encontrarán, entre otras, la emotiva historia de cómo la última hechicera del mundo descubre la magia en su interior, a tripulaciones de lo más peculiar buscando tesoros o cementerios de sirenas, historias de amor en islas remotas, caballeros andantes con corazón de pirata, abuelos sorprendentes y niños armados con brújulas, lágrimas de espuma y sal o misteriosas nieblas que hacen desaparecer a los marineros. Serán también testigos de las insólitas y desternillantes aventuras del trovador Empino y su fiel Y'diot (relato divertidísimo con pinceladas de deliciosa intertextualidad) y se reirán a carcajada limpia cuando descubran el lugar "Donde cantan los pollos".
Historias fascinantes de navíos y peculiares almas de mar, brújulas repletas de magia y de amor, dragones y otras criaturas extraordinarias se confabularán con las olas y la arena de las playas para garantizar el éxito de la misión del lector: evadirse del mundo que le rodea y rescatar su alma de niño de ojos abiertos y brillantes.
sábado, 12 de junio de 2021
La agenda negra, de Manuel Moyano
Es cierto que ya desde las primeras páginas de El amigo de Kafka –su descripción del ecosistema de la pensión Malabo es simplemente soberbia–tuve claro que leer a Manuel Moyano iba a resultar una experiencia de lo más gratificante. Verdad es también que ya había sido advertida (con mucho acierto, todo hay que decirlo) de la asombrosa calidad literaria de sus obras. Lo que no esperaba de ninguna manera es que fuera capaz de sorprenderme en cada una de ellas, ni imaginaba el poder de atracción que su prosa perfecta terminaría ejerciendo sobre mí.
La agenda negra, publicada por la editorial asturiana Pez de Plata en 2016, es la decimotercera de sus obras que cuentan ya en mi haber lector, y debo reconocer que me ha dejado algo descolocada. En concordancia con su título, la historia narrada en la obra es oscura, rozando el negro. Ulises Roma, la voz que en primera persona relata al lector lo acontecido durante las 154 páginas de la novela, es un hombre que, atormentado por la muerte de su esposa en un fatídico (y estúpido) accidente de tráfico, se deja engullir por un vórtice de caos y autodestrucción a todos los niveles. Una serie de circunstancias provocan que encuentre una agenda de tapas negras y contenido perturbador que lo obligará a relacionarse con una organización secreta de vengadores adeptos a la justicia retributiva y dispuestos a resucitar el obsoleto Código de Hammurabi. Y hasta aquí puedo contar sin destripar nada de la trama...
Un descenso al infierno íntimo donde pulsiones y límites morales y éticos libran sin descanso la batalla más encarnizada narrado con ritmo trepidante y la prosa adictiva de Moyano. Escenas truculentas y giros argumentales sorprendentes mientras el lector transita los luctuosos senderos de la duda: ¿qué es justicia?, ¿qué es venganza? ¿Hobbes o Rousseau? «Quizá la justicia no sea un mito menos fabuloso que la fraternidad o la solidaridad en esta sociedad de lobos», se nos dice en la primera página. Inquietante, desasosegante y adictiva.
miércoles, 9 de junio de 2021
Noventa libros y un film, de Manuel Moyano
lunes, 7 de junio de 2021
Los márgenes del tiempo, de Rosario Guarino
Con esta exquisita dedicatoria nos introduce Charo Guarino en Los márgenes del tiempo (MurciaLibro, 2019), su último poemario publicado hasta la fecha. Tras haber gozado de Palimpsesto azul y de Florida Verba, busco en sus líneas la belleza de un alma transmutada en verso, y la encuentro ya en el primer poema, "Ciclo", donde la autora se nos muestra «a orillas del tiempo,/ contando las olas», reflexionando sobre la vida, que es, al fin y al cabo, lo que sucede entre el pasado y el futuro que delimitan los márgenes del tiempo.
El tiempo es, efectivamente, el hilo conductor con el que Guarino hilvana primorosamente este poemario. Pero, como bien nos muestra en cada una de sus piezas, tiempos hay muchos y se perciben de forma muy distinta según las circunstancias del momento en cuestión. Existe el tiempo regular, el cíclico, el que nos reconforta con la certeza de que tras cada ocaso regresará de nuevo el amanecer. Existe el tiempo amable en el que transcurren los recuerdos de la infancia, el que nos permite admirar el lila de la jacaranda y el brillo de la luna a la que cantamos, enamorados y soñadores. Existe el tiempo amargo del desengaño, del desamor, que percibimos como eterno, sobre todo comparado con el instante fugaz y placentero de la caricia o el abrazo anhelados («cuán breve es el instante/ si es de dicha,/ qué eterno cuando duele/ y el consuelo se esconde/ en un bucle perpetuo de desorden», nos dice en "Volver a empezar"). A veces es tiempo huido, otras faro iluminado por la esperanza, otras minutos que flotan entre música y poesía. Y luego está el tiempo más cruel, el más obsceno, el más desgarrador: el tiempo mudo y congelado de la pérdida ("Elegía a Gonzalo") y el tiempo del horror ("El secreto"). Todos estos tiempos distintos confluyen indefectiblemente en nuestros calendarios, dejando nuestro corazón «como un viejo madero/ a la intemperie/ soportando los rigores del clima,/ el azote de las lluvias y el viento» ("Intemperie").
Todo un placer sentir que vuelven a cautivarme sus versos sencillos y hermosos, su música serena y femenina, su candorosa voz poética en constante diálogo con la mitología y sus amados clásicos.
domingo, 6 de junio de 2021
El imperio de Yegorov, de Manuel Moyano
jueves, 3 de junio de 2021
Travesía americana, de Manuel Moyano
En Travesía americana (Nausícaä, 2012) el lector acompaña a Manuel Moyano y familia mientras recorren, en el año 2010, los gloriosos y variopintos Estados Unidos de América de oeste a este durante un mes. Aterrizan un 19 de agosto en el aeropuerto de Atlanta y, a partir de ahí, se lanzan a la aventura a bordo de un Chevrolet gris plateado con matrícula de Alabama (qué americanísimo) y regresarán a España desde Nueva York, tras haber dado un paseíto por Queens. Salvo por la constante preocupación por los neumáticos (al parecer, el asfalto de las carreteras estadounidenses causa estragos en las gomas), el viaje discurre tranquilo y el lector contemplará a través de los ojos de Moyano (compartiendo su asombro, su bendito asombro) los paisajes y a las gentes de San Francisco, de LA, Salt Lake City, Cody, Chicago, y otras diecisiete paradas más.
Moyano le contará al lector de forma precisa, elegante y salpicada de sus toques de humor, una historia de alojamientos, gastronomía, paisajes, costumbres y personas. Siempre personas: taxistas, recepcionistas, dependientes, camareros, cantantes insufribles, ancianos hoscos o indígenas reconvertidos, son objeto de su atención y su observación minuciosa. Su mirada recoge los grandes monumentos, los lugares míticos, los grandes personajes y leyendas de la historia americana, pero sin perder de vista el pequeño detalle, el color de los sillones de un restaurante, la luz de un atardecer precioso, o la sonrisa coqueta de la camarera que les sirve el desayuno.
Doce mil kilómetros condensados en exactamente ciento dieciocho páginas. Una galería fotográfica que da fe de ciertos momentos, lugares y personajes que aparecen en la obra. Y la narración sin mácula de Manuel Moyano. No me queda más que pedirle que me deje acompañarle también en su próximo viaje, aunque sea en diferido.
Aurora no se durmió, de Judith Romero
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