El mundo está lleno de tesoros. Solo es necesario estar en el lugar adecuado y en el momento preciso para hallarlos. El azar puede ponerlos en nuestro camino un día cualquiera en el instante menos esperado y cambiar, a partir de ahí, la configuración del multiverso que habitamos. No es un secreto para nadie que esta lectora ha encontrado la mayoría de sus tesoros más importantes entre las páginas de un libro, y que alguno de ellos la ha cautivado hasta tal punto que ha hecho que sus ojos apreciaran en el cielo colores nuevos que hasta ese momento no había percibido. Descubrir una obra y que su autor sea capaz de reconfigurar las emociones que se se asocian a un color es, sencillamente, un regalo que no esperaba.
El sábado gris de ayer me obsequió con la oportunidad de descubrir El tiempo de las palabras azules, de Pedro Brotini, ganadora del IV Premio Volkswagen Qué Leer y publicada en 2011 por MC Ediciones. En esta primera novela, de corte psicológico, Brotini nos relata de manera exquisita una historia donde la melancolía y la esperanza brillan a partes iguales. Con una prosa cuidada, elegante y sosegada, nos cuenta cómo Angélica, tras toda una vida de apacible matrimonio, queda viuda y en una situación económica preocupante. Su única opción, vender el Volkswagen 1500 modelo 3 a medio restaurar que había sido la gran pasión de su difunto marido. Para ello contará con la inestimable ayuda de su amigo y abogado, Martín. En su búsqueda de la persona capacitada para continuar con la restauración de la joya automovilística, sus pasos los llevan a la puerta de Abel, un antiguo aprendiz del difunto en cuyo pecho late una historia de amor inconclusa que le aparta del mundo y de cualquier perspectiva de futuro. Durante el proceso de compostura del vehículo, surgirá entre Angélica y Abel un precioso vínculo de amistad que les llevará a ambos a desatar los nudos que les aprietan el pecho y les bloquean la esperanza. Además, alguien descubre la verdadera historia del automóvil que intentan vender (conectada a una celebridad mundial) y las expectativas crecen exponencialmente para lectores y personajes. Una verdadera delicia de historia que suaviza los contornos oscuros y afilados de la pérdida e instala al lector en el regazo de una calma apacible y deseada.
Desgranada en capítulos cortos que procuran una lectura ágil y al mismo tiempo tranquila, sin grandes sobresaltos, sin grandes dramas, sin estridencias, El tiempo de las palabras azules es, por el momento, la lectura más tierna que ha pasado por mis manos. Sus páginas destilan una dulzura y una emoción que, de algún modo, quedan adheridas a las yemas de los dedos y permean la piel hasta introducirse en ese espacio inconcreto al que llamamos alma. Un auténtico placer y una experiencia inolvidable.
Os dejo uno de los fragmentos que más me han gustado (pinchad encima de Palabras azules):