miércoles, 29 de octubre de 2025

Sin latido, de Yolanda Cruz Ayala


Libridinosum sigue descubriendo a autores nuevos. En este caso le toca el turno a Yolanda Cruz Ayala, escritora gibraltareña afincada en La Línea de la Concepción (Cádiz). Llevaba tiempo leyendo muy buenas reseñas de su última obra publicada, y la lectura conjunta del mes de octubre del grupo Ladrones de Libros ha propiciado que me pusiera con ella mucho antes de lo previsto (esa lista de pendientes que no hace más que aumentar...). Siempre resulta muy agradable que una novela cumpla con las expectativas generadas a priori, y si las supera ni os cuento. En este caso, se trata de una obra con ingredientes muy atractivos combinados de manera muy equilibrada que seguro harán disfrutar a los lectores de novela negra/policíaca.

Sin latido (NdeNovela, 2024), de Yolanda Cruz Ayala, está ambientada en La Línea de la Concepción (Cádiz), aunque en la historia el lector hará alguna escapada a Marbella e incluso a Londres. Podría decirse que es una novela coral, pues son varias las perspectivas de personaje que se abordan y muchos de ellos juegan un papel destacable. La novela comienza con una joven en una sala de interrogatorios. Se llama Celeste Blanch, y está a punto de realizar su declaración a causa de la muerte de uno de sus mejores amigos. Dos páginas después, la escritora nos lleva a 2017, y al personaje de Olivia Fernández, una psicóloga linense que atraviesa un mal momento personal y profesional a causa de la decisión que tomó uno de sus pacientes al salir de su consulta. Una mañana, al revisar el correo electrónico, ve que en su bandeja de entrada tiene un mensaje de Celeste Blanch, con quien tuvo relación en la infancia y en la adolescencia pero de quien los años la fueron separando hasta perderle la pista. El correo le indica que le gustaría tratar con ella un asunto del pasado para lograr llegar a la verdad. Esa misma mañana, su vecina le hace entrega del portátil que le ha enviado Celeste, por si a ella le pasara algo y para que Olivia pueda leer un relato que ha escrito sobre aquellos años y los posteriores y que atañe al hermano de Olivia y a otro amigo con el que la psicóloga mantuvo una relación sentimental en el pasado. Asombrada y algo preocupada, Olivia acude a casa de Celeste para hablar con ella, pero no es posible porque lo único que encuentra es su cadáver. Sobredosis de benzodiazepinas, al parecer. Aquí entra en juego ya el equipo de investigación, encabezado por Rodrigo Ugalde y su inseparable María Infantes, de la UDEV. Pese a que todo parece apuntar a un suicidio, la intuición de Ugalde no compra esa hipótesis, y hará todo lo humanamente posible para indagar en la verdadera causa de la muerte de Celeste Blanch, pese a tener muchas de las circunstancias en contra. Olivia irá leyendo poco a poco el relato de Celeste, que ahonda en unos sucesos del pasado que marcaron la vida de unos cuantos y ofrece una perspectiva sobre Alex Fernández que su hermana Olivia desconocía. En paralelo a la trama de investigación, y muy relacionado con ella, Yolanda Cruz nos irá mostrando las facetas íntimas de los personajes, que atraviesan momentos y situaciones complicadas. El pasado va extendiendo sus tentáculos haciéndose muy presente. ¿Han asesinado a Celeste? Si así fuera, ¿quién? ¿Estará la intuición de Rodrigo equivocada y estamos ante un siempre triste caso de suicidio? Si queréis saber, tendréis que leer, porque yo no pienso contar nada más.

Los 67 capítulos en los que está estructurado el desarollo de la trama de Sin latido son en su gran mayoría breves y dan poca tregua al lector, invitándole en todo momento a averiguar quién o qué ha causado la muerte de Celeste Blanch, y a ir encajando las piezas de un puzle a todas luces complejo y que no estará completo hasta casi el mismo final. Final que, personalmente, no vi venir por ningún sitio, porque a Yolanda Cruz se le da genial jugar al despiste y generar un amplio abanico de sospechosos. El relato combina la tercera persona de un narrador omnisciente con la primera persona de la voz de Celeste Blanch a través de esa suerte de diario que hace llegar a Olivia, y ese cambio de perspectiva en la narración resulta por un lado atractivo y, por otro, muy efectivo de cara a atrapar al lector entre sus páginas. Con una prosa elegante y perfecta, Yolanda Cruz ofrece al lector una historia de pérdida, de ausencias, de sueños rotos y trenes perdidos, de almas desportilladas por un pasado que de ningún modo fue mejor, combinada con grandes dosis de intriga y suspense. Yo de vosotros no la dejaría pasar y en cuanto pudiera le hincaría el diente. Merece la pena. Palabra de lectora.

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