Cuando la vida te presente razones para llorar, demuéstrale que tienes mil y una razones para reír.
Dijo Mark Twain que la raza humana tiene un arma verdaderamente eficaz: la risa. La risa es fuerza, es rebeldía, es calor que ahuyenta a la melancolía y a los inviernos que se acercan peligrosamente a nuestra alma. Nos salva a menudo de las tristezas irremediables que a veces nos tocan en suerte y nos protege hasta incluso de nuestra propia estupidez. La cita que encabeza esta entrada es la que utiliza Gema Tacón al principio de la obra que acabo de terminar y que he devorado en tan solo una tarde.
Qué pasó cuando se terminaron las perdices 2 (2017) es la hilarante continuación de la novela del mismo título (acabada en 1, como manda la lógica). En la segunda entrega de esta bilogía, la voz cantante la sigue llevando Ariel. El letrerito de calamidad y peligro público número uno, también. Al inicio de la nueva historia, Ariel ha regresado a su solitario faro tras las aventuras de la anterior. Sin empleo, y sin haber tomado una decisión con respecto a su embrollo sentimental, recibe una oferta laboral muy interesante. Un aparatoso accidente (para variar) le impide acudir a la primera entrevista, y a partir de ahí comienza el encadenamiento de disparates y despropósitos que ya se ha convertido en norma para ella y donde arrastrará al resto de sus amigas. Una importante revista la contrata para una investigación de incógnito. Tendrá que recabar toda la información posible sobre dos mujeres, Reina y Cruella, sin levantar sospechas y sin que la relacionen con la revista. Para agravar más si cabe su atolladero sentimental, se cumple la máxima de donde caben dos caben tres y un tercer y apuesto caballero se colará en su vida (y en sus bragas, y ya si alguien puede que le quiten lo bailao). Sus pesquisas la llevarán a descubrir asuntos más que turbios, constitutivos de delito, y a salvar las vidas de dos inmigrantes ilegales, de nombre Po(cahontas) y Mulán. La ayudarán su inseparable Mérida, una Aurora muy espabilada, una Blancanieves con un bombo a punto de nieve que al explotar alumbra al mundo la hermosura de Tiana (hija también de Naveen, personaje que adquiere relevancia con respecto a la novela anterior) y una Jasmine que acude desde allende los mares a salvarles el culo en helicóptero.
A diferencia de la primera entrega, Qué pasó cuando se terminaron las perdices 2 aúna la vena cómica (la jartá de reír, vamos) y la intriga investigadora que tan bien se le da a Gema Tacón. Aunque si algún día me encuentro con la autora ya le pediré cuentas acerca de su forma un tanto expeditiva de concluir ciertos asuntos, me lo he pasado en grande y he disfrutado de la lectura enormemente. Sin duda, Gema consigue su objetivo de que el lector se olvide del mundo mientras la lee.
Yo tardo medio año en escribir un libro y tú te lo lees en una tarde... ¿Te parecerá bonito? Jajaja Mil gracias por seguir confiando en mis letras 💜
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