viernes, 17 de mayo de 2024

El mal camino, de Mikel Santiago


Hay autores que son una apuesta segura, incluso cuando una no está en su mejor momento lector. A estas alturas ya no me cabe duda de que Mikel Santiago es uno de esos autores. Sabe engancharte, sabe mantener tu atención y tenerte en ascuas hasta el mismo final. Además, plantea situaciones como poco insólitas que hace encajar a la perfección en el desarrollo de sus tramas. ¿Qué ocurriría si tu mejor amigo te contase que ha atropellado a alguien mortalmente y se ha dado a la fuga? ¿Y si además resulta que no hay cadáver ni rastro evidente del accidente? ¿Y si encima tu amigo hubiese experimentado algún trastorno psiquiátrico en el pasado? ¿Podrías creerlo? ¿Qué le aconsejarías?

Sobre esta original premisa construye Mikel Santiago El mal camino (Ediciones B, 2015) una novela en la que el misterio, el suspense, la intriga y las ganas de seguir leyendo están aseguradas. Ambientada en el sur de Francia, nos narra una historia protagonizada por el escritor de origen irlandés Bert Amandale y su amigo Chucks Basil, una estrella del rock en horas bajas. Tras varios días sin saber nada de su amigo, Bert se acerca a su casa a ver cómo está, y lo que encuentra le inquieta sobremanera. Chucks, deshecho, le cuenta que el lunes anterior, volviendo a casa, un desconocido apareció de repente en medio de la carretera, no le dio tiempo a frenar y... por miedo se dio a la fuga. Bert, en un alarde de sinceridad de consecuencias inesperadas, le aconseja que se entregue y Chucks lo hará, poniendo en marcha el engranaje de una maquinaria siniestra y peligrosa. Mientras el accidente va ganando terreno en los pensamientos de ambos, Bert tratará de encajar en la vida que le marca su mujer en el tranquilo pueblecito de Saint-Rémy, rodeado de gente totalmente ajena a sus intereses. Una noche, la policía se presenta en su casa diciendo que se trata de Brit, su hija adolescente, y sin ninguna explicación, los conducen a él y a su mujer a casa de Chucks. Allí, descubrirán con horror que se halla su hija medio desnuda sentada en un sofá, y el cadáver del amigo Chucks en la piscina. A partir de ese momento la vida de Bert se convertirá en un péndulo desacompasado que oscilará erráticamente entre la promesa de descubrir qué le paso a su amigo y su adicción a las sustancias químicas. ¿Decía la verdad Chucks acerca del accidente y todo lo que descubrió a continuación? Para saberlo... tendréis que leerlo.

Como en todas las novelas suyas que he leído hasta la fecha, la ambientación que crea Mikel Santiago juega una de las bazas más relevantes en El mal camino. Yo diría que, junto con la continua duda que genera acerca de la veracidad de los hechos narrados (no se puede evitar pensar que se trate de paranoias de quienes los están viviendo), convierten la novela en un thriller emocionante y fascinante. La novela está narrada en primera persona, por lo que toda la historia la viviremos desde la perspectiva de Bert, logrando la empatía con el protagonista de forma casi instantánea. Mikel Santiago vuelve, una vez más a demostrar su habilidad para manipular al lector hacia donde él quiere, dudar de lo que él quiere que dude, sentir en sus propias carnes lo que el quiere que se sienta. Desde el mismo comienzo, logra crear una tensión que no decae en toda la novela, con un ritmo narrativo que no hace aguas en ningún momento; al contrario, va en aumento. Lectura más que recomendable (vamos, creo que ya había quedado claro, ¿no?)





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