Creemos conocer a quienes tenemos cerca. Pareja, familia, amigos... Casi con total seguridad pondríamos la mano en el fuego por ellos, ¿verdad? Sin embargo, en la mayoría de ocasiones desconocemos qué riesgo corremos de acabar quemados y, mucho menos, de qué grado será la quemadura. Y es que, en realidad, cuando creemos conocer a una persona, si acaso atisbamos la punta del iceberg. La procesión de miedos, obsesiones, traumas, monstruos y otras taras va por dentro, y a menudo somos incapaces siquiera de imaginarla. Los personajes de la novela que acabo de terminar saben bien de lo que hablo, y su autora, también.
La chica olvidada (Erein, 2016), de Noelia Lorenzo Pino es la segunda entrega de la serie protagonizada por Eider Chassereau y Jon Ander Macua y deja bien patente el talento de la escritora a la hora de abordar una historia tan compleja como la que se nos presenta en esta obra. Ambientada en las tierras irunesas que tan bien conoce, la novela comienza una madrugada de octubre de 2013 con la aparición del cadáver de la joven Lorea Gálvez, cosido a puñaladas. Eider y Jon Ander se enfrentan a una investigación complicada y, para colmo, Lía Yoldi, una agente recién llegada a la comisaría de Oiartzun, se acerca a Eider con la intención de que esta la ayude a encontrar al asesino de su mejor amiga. En 1999 fue hallado el cuerpo sin vida de Maika con ocho puñaladas. A pesar de todos los esfuerzos de la Ertzaintza, no lograron esclarecer la autoría del crimen, y ni su familia ni sus amigos han conseguido superar tamaña tragedia. Catorce años después, en 2013, el asesinato de Lorea parece mostrar diversas similitudes con el de Maika: mismo número de puñaladas, una apariencia física similar, una edad parecida… A través de la lectura de su diario, descubriremos que Maika mantenía una aventura secreta con un hombre de mayor edad que ella, y, según el testimonio del exnovio de Lorea, esta mantenía relaciones con otra persona cuya identidad se desconoce. Lía, la mejor amiga de Maika, no tarda en apreciar las coincidencias, y hará todo lo posible por llegar hasta el fondo de la cuestión. En el plano personal, ni Eider ni Jon Ander atraviesan un buen momento. En el caso de ella, su matrimonio se va a pique sin que pueda remediarlo. Sin embargo, en esta entrega podremos conocer un poquito más a Jon, su relación con su ex-mujer, el amor por su hijo y la ilusión por una nueva aventura que comienza a gestarse en estas páginas.
En La chica olvidada, volvemos a encontrarnos con un thriller que no concede al lector ni un minuto de reposo. El nivel de tensión se mantiene estable a lo largo de toda la obra, y el ritmo que logra imprimir la autora a la historia es soberbio. La combinación de la vertiente personal y trama policíaca es magnífica (quizá porque Noelia habla de emociones y sentimientos como nadie, y el grado de empatía hacia sus personajes es elevadísimo), y aporta fluidez al texto, incrementando el interés del lector página tras página. Además, la autora es experta en jugar al despiste y, aunque podemos intuir quién es el culpable algo antes del final, durante toda la obra introducirá elementos que nos harán sospechar y dudar de todos y de cada uno de ellos. De esta obra, me quedo con lo acertado de su argumento y el modo de enfocar los abusos sexuales procedentes de un entorno cercano y, sobre todo, con la maestría de Noelia a la hora de narrar las relaciones personales, siempre en perfecto engranaje con las profesionales. Su manera de abordar la psicología de los personajes es sencillamente insuperable. Ahora ya sé que tener una novela suya en las manos es garantía de horas y horas de disfrute lector. ¿Que si la recomiendo? ¿En serio?
No hay comentarios:
Publicar un comentario