domingo, 9 de mayo de 2021

Florida Verba, Rosario Guarino y Mayka García

Florida verba, amor adolescente, 
compromiso gozoso porque ignora
cuán cerca en el papel están la flor y el llanto
por un azar cruel, en la lengua del Lacio.

Hoy, al abrir los ojos, la mañana me recibe con gotas de lluvia y cielo borrascoso. Poco después, aún adormilada, me asomo al patio, y los rayos de un sol radiante, junto al rosa rosae en pleno apogeo, el amarillo intenso de los hibiscos y el rojo vivo de los geranios (y algún que otro estornudo, para qué negarlo) se confabulan para recordarme que es primavera, y que en primavera todo florece, incluso las palabras; palabras y flores me despiertan las ganas de releer Florida Verba (Ediciones Dokusou, 2017), obra hermosísima donde las haya, y aquí estoy, con el corazón contentísimo tras haber disfrutado una vez más de esta magnífica simbiosis de palabra e imagen, de esta armónica explosión de literatura y color en movimiento. Florida Verba nace como la fusión perfecta entre los deliciosos versos de Charo Guarino y las poderosas ilustraciones de Mayka García. Unos y otras se abrazan en una hipnótica danza de primavera eterna que aleja del lector cualquier atisbo de gris.

La obra está integrada por veintidós poemas distribuidos en dos bloques. En las composiciones del primer bloque, que lleva por título "Metapoética", los versos nos hablan de la propia creación poética, de la inspiración de la autora (las pequeñas cosas e, indefectiblemente, el mundo grecolatino que respira al mismo tiempo que el aire), del alumbramiento del poema y de la naturaleza del mismo. Profundamente conmovedora es su definición de la poesía en estas líneas:

Un lamento, un ruego,
con lágrimas en tinta derramado
que en otra alma su sentido encuentren
pues no hay mejor destino
que el hallar su refugio 
en otro pecho. ("La poesía")

Todos los suyos son versos bellos, pero los que homenajean a un libro y dan forma a "Vida de papel" son especialmente hermosos. Será que mi amor por los libros ya se gestó conmigo en el vientre de mi madre. En "Vidas paralelas" vuelve a regalarlos una definición de la poesía (yo la extrapolo a la literatura en general) que se asimila bastante a la mía: "... el bálsamo verbal que,/ milagroso, me sana desde dentro,/ y, haciéndome pequeña, al mismo tiempo,/ consigue su misterio engrandecerme."

En el segundo bloque, "Ofrendas verbales", la autora rinde tributo, como si de una ofrenda floral se tratase, a temas universales como la amistad, el amor maternal y el amor romántico, la belleza de las flores y los frutos, a los juncos ribereños y al lamento dormido de una guitarra huérfana de dedos que la hagan sonar. Siempre con "Ithaca en el recuerdo", la poeta se nos muestra como amiga ("Amistad"), como compañera ("Il compagno di viaggio"), como hija en los tiernos versos de "Si pudiera", como madre en las dulces líneas de "Ninna Nanna". Siempre mujer y siempre poeta, transforma en oda la hermosura de las flores, que "siempre impregnadas/ de sutiles fragancias/ muestran coquetas/ con timidez impúdica/ sus mil encantos" ("Floranias"), y los Libros (sí, con mayúscula) en tesoros.

Las ilustraciones se conjugan perfectísimamente con las palabras. Nos regalan flores en combinación con mujeres danzantes. Mujeres ataviadas con colores vivos que bailan al son de su propia y única melodía interna. Intensidad extasiante. Sensibilidad maravillosa. 

Leer los poemas y contemplar a un tiempo las imágenes que los acunan provoca sensaciones indescriptibles, que hacen viajar al lector al lugar perfecto, al instante perfecto, donde se puede soñar con los ojos abiertos junto a palabras brillantes como gemas que enfatizan la jubilosa sencillez de lo que de verdad importa. Gozo literario. Placer estético. 

Y un corazón que, lleno de amor, recita emocionado los versos finales de "La biblioteca", poema que cierra la obra:

¡Bendita seas por siempre, bella Literatura!
Antídoto eficaz contra el veneno
de la vida ordinaria y anodina, 
garantía perpetua
de vigilias en buena compañía.

1 comentario:

  1. Muy agradecida por tu análisis y tus bellas palabras.
    Un abrazo verbal que espera florecer pronto en el encuentro físico

    ResponderEliminar

Aurora no se durmió, de Judith Romero

Cuando era pequeña me encantaba que me contaran cuentos. Mi madre me enseñó a leer muy pronto y comencé a leerlos a una velocida...