"Me llamo Rubén desde aquí, desde lejos, y me gusta decírtelo para que no me oigas, para que mis palabras sean viento y no lleguen nunca hasta tus oídos, y los agiten desde el silencio, para que mis frases queden perdidas al borde de una ventana cualquiera"
Primera etapa del viaje por las letras de Rubén Castillo completada. Terminada la segunda lectura de Reina María, XIV Premio de Novela Corta "Gabriel Sijé" allá por el año 89.
De carácter intimista, y tejida por las agujas de un lirismo inteligente y una genialidad demoledora, he de reconocer que esta combinación de monólogo y onanismo epistolar me ha sorprendido gratamente. A decir verdad, la primera lectura me ha sorprendido, en la segunda he logrado paladear hasta el último de los paréntesis - "páginas intransitivas e intransitables". A través de sus páginas, Rubén le desgrana a Reina María (su amada, idealizada de forma dantesca- por su mención a Beatriz) fragmentos de su ser, hilos de su pensamiento mostrando, en palabras del mismo personaje, "una geografía cambiante, una geometría que lo mismo se basa en el cubo que en la esfera". GENIAL de genio. Una voz que en ocasiones se solapa a sí misma rompiendo cualquier indicio de linealidad. Narración-hiedra que trepa y se desliza por los pensamientos del lector y se hace dueña y señora de cada uno de sus recovecos. Palabras como lluvia (muy presente en la obra), a veces llovizna y en ocasiones aguacero, contra el cristal de la ventana. Y una pregunta que sigue resonando en mi mente: "¿cuántos kilómetros serán ochocientos?". Y muchas preguntas más que me asaltan y no me dejan tranquila.
Es tu generosidad la que abrillanta la obra, Aurora. Fue un ejercicio narrativo más bienintencionado que lucido. Era un crío de 20 años cuando lo escribí. Mis armas literarias se aproximaban más al tirachinas que al colt 45. Te agradezco que seas tan magnánima. Besos desde el otro lado.
ResponderEliminarPues quién supiera usar así un tirachinas. Estoy pensando en cómo sobornar a la BRMU para que me vendan el ejemplar.
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