La lectura es un ejercicio complejo que implica al lector en su totalidad. Al menos, para esta lectora que escribe es así. Con un libro no necesito fingir. Me adentro en él desnuda de todo lo que no sea yo como quien se sumerge en un mar profundo del que no se ve el fondo. Mis propios sentimientos y emociones tienen un papel importante en el proceso. A veces juegan a favor, y otras en contra. Habitualmente, leo y siento, me tenso, me emociono, me enfado, me río... Sin embargo, parece que hay obras que llegan para hacerte ver que aún hay más. Para mostrarte cuánto pueden escocerle unas palabras a unas ganas inmensas. Para enseñarte cuánto puede dolerle un párrafo a un silencio. Para que asumas que una ausencia hiere al amor pero no lo mata. Si a mi yo de antes alguien le dice que iba a llorar así con "la historia de amor más grande jamás contada" (así me la definió quien me la recomendó), me hubiese reído un rato. Ahora, sin embargo, sé de lo que hablaba.
La verdad sobre el caso Harry Quebert (Alfaguara, 2013) de Joël Dicker me ha vapuleado sentimental y emocionalmente de una forma que no esperaba. Es un thriller perfecto cuya trama comienza en 2008 cuando Marcus Goldman, un escritor aquejado del síndrome de la página en blanco, visita a su amigo y mentor, el afamado Harry Quebert, autor del aclamado best seller El origen del mal, en su residencia de Aurora, una preciosa población costera en New Hampshire, Nueva Inglaterra (EE. UU.). Una vez allí, husmeando entre las cosas de Harry buscando tal vez la inspiración, encuentra sin querer una caja con los vestigios de una relación que su mentor había mantenido en 1975, a la edad de 34 años, con una quinceañera de Aurora llamada Nola Kellergan, desaparecida en extrañas circunstancias aquel mismo verano y de la que nunca más se supo. Una relación que Harry le relata de manera sucinta pero con suma tristeza. Meses después de su regreso a Nueva York, y a punto de mandar al traste toda su carrera como escritor, Marcus recibe una llamada de un Harry lloroso: está muerta. Nola está muerta. Al parecer, una empresa de jardinería ha encontrado los restos de Nola Kellergan en el jardín de Goose Cove, la casa de Harry. Junto al cadáver, un bolso con el manuscrito de El origen del mal. Harry se encuentra detenido, acusado de su asesinato. Impulsado por la amistad y la lealtad inquebrantable que siente hacia Quebert, y seguro completamente de su inocencia, Marcus se desplaza hasta Aurora para apoyarlo e investigar de manera paralela a la policía (con la ayuda del sargento Perry Gahalowood) qué ocurrió aquel 30 de agosto de 1975. En una carrera contrarreloj para salvar el honor y posiblemente la vida de su amigo, Marcus dedicará su tiempo a grabar testimonios de todos los habitantes de Aurora que puedan darle pistas para demostrar la inocencia de Quebert, involucrándose de lleno en la historia de un crimen donde todos parecen tener algo que ocultar y la verdad es de difícil acceso, salpicándola con detalles de cómo empezó y se consolidó su amistad con Harry y, sobre todo, narrándonos una historia de amor hermosa y dolorosa. Un amor capaz de todo con tal de existir que desafía al dios tiempo y a las leyes de los hombres.
Historia de amor y escritura en tiempo real de un true crime con un sinfín de personajes turbios que pueblan sus páginas, La verdad sobre el caso Harry Quebert es sin duda un éxito literario desde todos los puntos de vista: narrativo, trama, investigación de Goldman, reflexiones sobre la literatura, etc. Desde el inicio hasta el final, es una obra de arte que atrapa al lector, sumergiéndolo en un laberinto de pistas que no le permitirán ni un minuto de descanso. Aparte de la trama de investigación y del soberbio ejercicio metaliterario, Joël Dicker nos muestra cómo dos personas pueden amarse y llegar a donde sea por su amor, por muy prohibido que sea, aunque encontremos más espinas que rosas; nos habla sobre el poder de la amistad, otra forma de amor, por encima de todas las cosas; nos enseña que huir de nuestros problemas y nuestras miserias pocas veces ayuda a solucionarlos. Honestamente, un thriller perfecto que me ha dejado huella. Y, para acabar, que esto ya se va haciendo demasiado largo, dos fragmentos se la obra que se me han quedado dentro:
Que seguramente mucha gente no había conocido nunca el amor. Que en el fondo se conformaban con buenos sentimientos, que se enterraban en la comodidad de una vida vulgar y que se perdían sensaciones maravillosas, que son probablemente las únicas que justifican la existencia.
La verdad no cambia nada de lo que puede uno sentir por otro. Es el gran drama de los sentimientos.
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