martes, 1 de marzo de 2022

La melodía del sueño, de Rafael Quereda

Creo que no me equivoco si afirmo que a la gran mayoría de nosotros nos gustaría dejar en el mundo una huella indeleble de nuestro paso por los días. Que tras nuestra marcha se nos siguiera recordando y lo que un día fuimos no se perdiera en tierras baldías donde no alcanza la memoria. A mí me encantaría que alguien se acordara de mí con afecto por haber puesto alguna vez una sonrisa en su cara, o por haberle regalado algún instante efímero de felicidad. Sin embargo, ciertos deseos de perdurar son bastante más ambiciosos...

Si quieren saber a qué me refiero, podrán descubrirlo entre las páginas de La melodía del sueño, ópera prima de Rafael Quereda, publicada por MurciaLibro en 2019. El inicio de la novela (negra, que no se lo había dicho) ya pica la curiosidad del lector. Nos presenta a un individuo, desahuciado de la vida por una enfermedad terminal, que última la planificación de lo que será su obra maestra, aquella por la que permanecerá en la memoria colectiva por los siglos de los siglos. Pocas páginas después, Madrid (ciudad donde se ambienta la trama) despierta con la aparición de un cadáver al que le faltan los ojos. Para más inri, el sujeto era oftalmólogo. Los globos oculares de la víctima son hallados en la fuente del Ángel Caído del Parque del retiro. César Ramos y Lola Henarejos serán la pareja policial encargada de la investigación del caso pero, antes de encontrar siquiera un indicio, otro cadáver al que le han amputado otro órgano relacionado con los sentidos. Así, hasta cinco cadáveres con mutilaciones estrechamente ligadas a sus profesiones. Y cinco apéndices sensoriales colocados estratégicamente en enclaves emblemáticos de la capital. Mientras la histeria hace mella en el ánimo de la población y nuestros investigadores se devanan los sesos intentando encontrar un hilo del que tirar para detener al asesino, un periodista de un periódico local en declive acierta a bautizarlo como "el asesino de los sentidos" y... Ya está bien, ya no les cuento más. Lean, lean si se han quedado con la intriga.

Asesinatos, atracciones complicadas, pasados que vuelven, personajes interesantes, y una banda sonora de gran calidad (el autor tuvo el detalle de listarla en un apéndice) les acompañarán si deciden embarcarse en esta lectura. Ya saben. Si se animan, pasen y lean. 

1 comentario:

Aurora no se durmió, de Judith Romero

Cuando era pequeña me encantaba que me contaran cuentos. Mi madre me enseñó a leer muy pronto y comencé a leerlos a una velocida...