Tener la posibilidad de viajar a lomos de un libro se me antoja siempre una experiencia mágica. Viajar al punto geográfico o al momento histórico que señala con sus palabras un autor en su obra es un aliciente sumamente motivador. Desplazarse a través del recuerdo hasta la propia infancia es si cabe más hermoso todavía.
La colina del árbol hueco, de Manuel Moyano, publicada en octubre de este mismo año por Alfaqueque Ediciones, me ha transportado a finales de los 80, cuando no contaba en mi haber más que con ocho inviernos y adoraba por igual leer historias de Los cinco o Los siete secretos y jugar en el barrio con mis amigos. Ya en el prólogo el autor nos revela el catalizador que dio lugar a su relato: la inesperada visita del anciano Israel Marmitón y los increíbles acontecimientos que, según él, tuvieron lugar en su niñez. En los capítulos posteriores, descubriremos cómo Nando (alias Cachalote), el miembro más corpulento de la pandilla de Israel, pierde su sombra y cómo, a partir de ahí, el inquietante fenómeno mantiene en vilo a toda la ciudad. El grupo de amigos al completo se embarca entonces, al igual que Peter Pan, en la aventura de recuperar sombras, pero... ¿lo conseguirán? Para averiguarlo, tendrán que adentrarse en las páginas de La colina del árbol hueco (y recuerden, por favor, que la edad es solo un cálculo irrelevante en base a unos números).Las ilustraciones que acompañan al texto, realizadas por Francisco Javier García Hernández, le aportan al conjunto una nota simpática de misterio.
Manteniendo un nivel de lenguaje bastante más que aceptable, Moyano nos invita en esta obra a recuperar la ilusión de cuando éramos aquellos locos bajitos (bueno, algunas seguimos siendo bajitas y locas...) y a recordar. A mí, por ejemplo, me viene a la mente una pandilla de barrio, de la que esta servidora era la única fémina (al igual que Queta), que ideó un plan infalible para descubrir la guarida del Tío Saín y hacerse amigos suyos. Sonrío al acordarme.
Ostras, este libro se me ha pasado. Imperdonable. Millones de gracias por llamar mi atención sobre él. De Manolo me quiero leer hasta las listas de la compra.
ResponderEliminar