Mi primera aproximación a este autor, como casi siempre, viene de la mano de su primera obra publicada. Se titula La memoria del barro y fue publicada por primera vez en 2005 por Ediciones Las cuatro y diez; nueve años después, en 2014, la reeditaría con mucho acierto La Fea Burguesía. Yo tenía el capricho de leer la primera edición, así que recurrí a la biblioteca y a mediados de esta misma semana ya la tenía entre mis manos.
En La memoria del barro, López Mengual sitúa como eje de la narración una pieza de la imaginería religiosa que tan profusamente floreció en la capital murciana en el s. XVIII. El relato arranca a finales de ese ilustrado siglo, con el encargo de la familia Funes de un Niño Jesús de unas determinadas características al taller de Salzillo. El escultor muleño Roque López (discípulo del afamado artista) se encarga de elaborar la talla, concibiéndola y ejecutándola a imagen y semejanza de uno de los recuerdos más gratos de su infancia, y obteniendo un resultado hasta entonces nunca visto en el campo de la imaginería que fascinará a más de una y a más de uno de los que lo contemplen. En torno a esta talla y su ubicación en la iglesia de Nuestra Señora del Rosario de Murcia (no la busquen, pues fue reducida a escombros al inicio de la Guerra Civil) girarán dos siglos de historias con las que el autor deleitará al lector, contándolas de una forma que lo atrapará desde el principio. La niña Elena que se enamora del Niño y le promete no casarse con nadie que no se parezca a él. Su posterior boda con trágico desenlace (tragicómico, porque yo me he reído mucho) y el origen de su prometido. La virgen de la regla y el emisario papal. Conquistadores, putas, damas engañadas, procesiones peculiares, bandoleros e incluso piratas conviven en sus páginas junto a sacerdotes, obispos, monaguillos y sacristanes y hasta con el mismísimo Fernando VII. Intentos de ilustración, tramas milagrosas urdidas en pos del beneficio económico y enajenaciones místicas serán algunos de los ingredientes de este compendio de tramas a través de las cuales vislumbraremos la evolución de la sociedad murciana durante dos siglos; constataremos el poder de la rumorología, así como la coexistencia de la devoción sincera, la beatería de postureo y el anticlericalismo más radical en los últimos años de la República. Habrá momentos que acongojen al lector, pero habrá muchos más que lo hagan sonreír e incluso reír a carcajadas, porque la frescura, el desparpajo y la retranca con los que Paco López Mengual relata bien lo merecen.
Conclusión: que he disfrutado mucho con la primera incursión en las letras de López Mengual, que es un narrador excelente que aúna elegancia y sentido del humor, y que me froto las manos al pensar que esta es solo la primera de sus obras, que me quedan bastantes más por disfrutar.
Tienes muuuuuuchas horas de gozo lector garantizado.
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