Lo vital es un pez que no maúlla,
lo exiguo, crece en jardines
de insomnio.
"Ya" es comprensible
cuando el dolor es orgasmo.
(Extracto de "Atisbando la monomaquia, matándome en ayunas")
Cuando comencé a leer Follándome la vida, jodiendo la muerte (Canalla Ediciones, 2014), de Carlos del Moral, supe que iba a hacerme disfrutar, aunque no imaginaba cuánto. Me hice el propósito de gozarlo despacio, a sorbitos, saboreando la miel y la hiel que empapan sus letras, y lo he conseguido. Tres días inolvidables perdida entre sus páginas, leyendo y releyendo, imaginando y sintiendo, ha sido una experiencia de lo más estimulante.
Follándome la vida, jodiendo la muerte es mucho más que un poemario, al menos para esta lectora. Es un huracán, un terremoto, una tempestad nocturna de soledades y angustias ahogadas en sexo. La voz del autor llega directa y natural, sin tapujos, llamando al pan, pan, y al coño, coño (o vagina, su diosa vagina). En ocasiones, perro callejero buscando asilo en bares o abandonándose a la nebulosa del alcohol. A veces niño que lee de noche o se esconde bajo la cama de sus padres. Otras veces fiera indómita que sueña con correr libre en la estepa. Bebiéndose la vida y mirando a la cara a la muerte en todas sus formas. Boca, manos, piel, ansiosas por beber del elixir que más lo embriaga. Miedos, oscuridades y placer bailando a ciegas sobre la cuerda floja de las noches. Y momentos de ternura deliciosa y sutil.
Palabras como cuchillas afiladas que rasgan la piel y fluyen por tu sangre, sin pedir perdón ni permiso. Letras que hieren, que lloran, que duelen y dejan marca.Versos que turban, conturban, perturban y masturban. Imágenes sumamente excitantes, a nivel mental y a nivel físico. Hay lecturas de las que no salgo indemne, y esta ha sido una de ellas. Placer y dolor, dolor y placer. Puro vicio.
Suena muy estimulante.
ResponderEliminarLo es, y mucho 🙃
Eliminar