martes, 12 de marzo de 2024

El caso Alaska Sanders, de Joël Dicker


Ya lo habré dicho antes pero, sin lugar a dudas, sé que algo me gusta cuando quiero más, y lo cierto es que me encanta cómo escribe Joël Dicker. Hablamos de un autor con un estilo inconfundible y una habilidad asombrosa para sorprender al lector y mantenerlo pegado a las páginas de forma casi patológica. Dicker es un mago contador de historias, un prestidigitador del engaño, un maestro del trampantojo. Un experto en el arte de las máscaras capaz de envolver a cualquier lector en sus narraciones. Y, por si eso fuera poco, las musas de las letras le han concedido el don de tocar el corazón como pocos. La novela que acabo de terminar es un thriller que demuestra, una vez más, que el suizo domina a la perfección los entresijos del suspense. 

Con un estilo sencillo, efectivo y una narración impoluta, en El caso Alaska Sanders (Debolsillo, de Penguin, 2023) Dicker logra mantener al lector hechizado durante las 590 páginas de la obra. Aunque cronológicamemte fuese publicada en último lugar en la trilogía protagonizada por Marcus Goldman, es la continuación de La verdad sobre el caso Harry Quebert, no porque la trama tenga nada que ver, sino por las continuas alusiones tanto a la obra anterior como a los acontecimientos que en ella se relatan. Principios de abril de 1999. El cadáver de una preciosa joven, de nombre Alaska Sanders, es hallado a orillas del lago de Mount Pleasant, una pequeña localidad de New Hampshire. En el bolsillo de su pantalón, un trozo de papel con el siguiente mensaje: «Sé lo que has hecho». En su día, el caso se cerró con rapidez debido a que ambos culpables confesaron. Once años después, en 2010, uno de ellos cumple cadena perpetua, pero una dolorosa muerte y una carta anónima darán pie a que Marcus Goldman, el famoso escritor, y el sargento Perry Gahalowood se unan de nuevo para emprender una investigación oficiosa y descubrir al verdadero culpable de aquel crimen que pesa en ciertas almas como una losa. Para colmo, Marcus arrastra la pena de haber perdido a su amigo Harry, pues tras los sucesos que aclararan la muerte de Nola Kellergan, este le hizo una visita fugaz en su piso de Nueva York y después desapareció como si se lo hubiese tragado la tierra. Y...y nada, si queréis saber más, lo leeis, faltaría más.

Una vez más, Dicker navega entre el presente y el pasado, entre lo que ocurrió en 2010 y lo acontecido en 1999, manejando con pulcritud los tiempos a golpe de flashback, desvelando momentos del pasado de sus personajes para construir, pieza a pieza, un puzle de acontecimientos con un enfoque narrativo múltiple, tanto en primera persona, de la mano de Marcus, como en tercera, con la voz de un narrador omnisciente. Con una prosa cuidada y asequible, a buen ritmo generado a golpe de capítulos de corta extensión, Dicker nos ofrece de nuevo una lectura fluida que provoca el ansia (sí, el ansia viva) de leer el siguiente capítulo para ver si en él se despeja alguna incógnita. El genio suizo tiene la habilidad de crear un constante clima de tensión, de intriga, en parte gracias a los constantes giros que se van presentando a medida que la trama avanza y al reguero de pistas y sospechosos que nos va dejando página a página. No cabe duda de que Dicker ha construido en El caso Alaska Sanders una novela magnética, una historia fértil con giros argumentales originales en la que se cuestiona en parte un sistema judicial imperfecto que condena tras investigaciones clausuradas de manera poco ortodoxa y juicios apresurados. Muy recomendable.

Aquí os dejo unos cuantos fragmentos que me han robado el corazón: 

«Cuando se quiere, se quiere a pesar de uno mismo; es para siempre»

«Un amigo no se busca, un amigo se revela como tal»

«No sé si tiene arreglo, escritor. ¿Y sabe qué le digo? Que mejor que no lo tenga. Eso quiere decir que hemos amado de verdad. Duele mucho, pero le presta todo su sentido a nuestra corta vida»

«...he entendido sobre todo que nuestros demonios no desaparecen nunca. Nos acostumbramos a ellos y acaban por compartir nuestra vida cotidiana sin mayores trabas»









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