sábado, 12 de abril de 2025

La mala hija, de Pedro Martí


Soy un ser tremendamente visceral, cosa que se trasluce habitualmente en mis reseñas. La emoción es parte intrínseca de todo lo que hago, pero hay ocasiones en que inevitablemente se eleva a la enésima potencia. Y esta es una de ellas. Haber acompañado a un autor desde sus inicios , ver cómo crece y cómo da ese salto con el que muchos sueñan deja una sensación calentita en el pecho que no puede describirse bien con palabras. Cuando leí a Pedro Martí por primera vez en La pieza invisible, supe de inmediato que tenía madera de autor de primera. Me fascinó su César Giralt y su forma de adentrarnos en la psique del monstruo. Con Donde lloran los demonios, subió un escalón en términos literarios, manteniendo su voz y su esencia. Ahora, con la novela que acabo de terminar, el autor se afianza como una promesa del thriller en el panorama nacional, una promesa que espero sinceramente que se siga cumpliendo con el paso del tiempo. Tuve la fortuna de leerla como borrador y, aunque ha cambiado un poquito, esta segunda lectura la he disfrutado y la he sufrido tanto o más que aquella primera. Una novela desgarradora de personas y piezas que no encajan en ningún puzle ordinario, de más lagrimas que sonrisas, y de una calidad literaria indudable.

En La mala hija (Destino, 2025), Pedro Martí ambienta la trama en su Almansa natal, una población de apariencia apacible pero donde a veces sí pasan cosas, convirtiéndola en epicentro y personaje de una historia compleja y oscura que destila dolor por los cuatro costados. Su personaje central, Alma Ortega, reservada y meticulosa hasta extremos sorprendentes, es capitán de la UCO y debe trasladarse desde Madrid a la Almansa que la vio nacer para hacerse cargo de una investigación en la que la Guardia Civil local no avanza. La capitán Ortega no pasa precisamente por su mejor momento, ni profesional ni personal, pero debe regresar a su origen para encontrar a Belén Villalba, modélica hija de un conocido empresario almanseño de la industria del calzado, desaparecida sin dejar rastro una fría noche de enero. Allí deberá trabajar como superior de su hermana mayor, la teniente Paula Villaescusa, lo que resultará harto complicado pues su relación está marcada por un pasado de demonios y heridas de las que no se cierran jamás. Adolescentes que mienten, adultos expertos en guardar secretos, y Belén Villalba que no aparece. Sus pesquisas la llevarán a conocer a Irene Ródenas, mejor amiga de la desaparecida y experta hacker de condición muy particular (vamos, una Lisbeth Salander adolescente y manchega).Para colmo, otro expatriado almanseño, de nombre Diego Castillo y de profesión periodista en paro, se inmiscuirá en la investigación para intentar sacar tajada a nivel familiar y laboral. Las cosas se complicarán aún más cuando... Ja, ¿no pensaréis que os lo voy a contar, verdad? Si os ha picado el gusanillo de la curiosidad, ya sabéis lo que tenéis que hacer.

Con una prosa impecable y un estilo directo y perfecto en los cambios de registro, Pedro Martí ofrece al lector en La mala hija un oscuro rompecabezas de familias rotas, de apariencias engañosas, de almas (y nunca mejor dicho, pues la protagonista le hace todo el honor a su nombre) desportilladas y de futuros truncados por el pasado y sus demonios insaciables. Sus personajes son profundamente complejos y verosímiles, llenos de aristas que los sitúan constantemente a un lado y al otro de fronteras éticas y morales. Alma Ortega es un personaje extraordinario, genuina en muchos aspectos. Algunos de ellos están habilidosamente construidos para ser comprendidos y detestados a partes iguales, y hay diálogos que duelen como un pellizco traicionero en el costado. La figura de Irene Ródenas es una maravilla (vamos, que me "putoencanta"), y espero verla en páginas futuras. Pedro Martí hace también un gran trabajo con la ambientación, convirtiendo esa almansa invernal, sus calles y su frío inmisericorde, en compañeros silenciosos que apoyan sin duda la tensión, la intriga y el suspense que pueblan la novela de principio a fin. No tendré que decir ya que la recomiendo, ¿cierto?

domingo, 6 de abril de 2025

El hijo olvidado, de Mikel Santiago


Como ya he dicho alguna que otra vez, cuando determinados nombres de autor/a aparecen en la portada de un libro, sabes que te va a gustar. El de Mikel Santiago es uno de esos casos, todo un referente en lo que se denomina “euskalnoir”, y en la novela que acabo de terminar, su penúltima obra publicada, vuelve a demostrar por qué. Casi dos años después de cerrar la Trilogía de Illumbe, Mikel Santiago rescata a algún personaje cuyo nombre aparece en la trilogía y coloca de nuevo la costa vizcaína en los primeros puestos del ránking de la novela negra española.

Si hubiera que definir El hijo olvidado (Ediciones B, 2024) con una sola palabra, esta sin duda sería TENSIÓN, así con mayúsculas. El protagonista de esta novela es uno de los que más me han gustado del autor de Portugalete. Su nombre es Aitor Orizaola, un ertzaina que está de baja mientras se recupera de graves lesiones producidas por un ataque cuyas consecuencias van más allá de lo físico, puesto que pende sobre su cabeza un expediente disciplinario que pone en riesgo su futuro laboral. Si no tuviera ya bastante, va a tener que enfrentarse a un problema familiar que le pondrá aún más contra las cuerdas: su sobrino Denis, a quien crió como un hijo, es acusado de asesinato. Aparte de que Denis jure y perjure que es inocente, el olfato de sabueso de Ori —como se refieren a él los más allegados— le dice que algo huele mal en ese caso, por lo que emprende una investigación extraoficial en la que se va a saltar todos los protocolos habidos y por haber. Contará para ello con la ayuda de varias personas, entre ellas una ertzaina destinada en la comisaría que lleva el caso y una periodista que necesita esclarecer la muerte de su ex-pareja. Una falsa acusación, suicidios como poco misteriosos, indicios que apuntan a una de las familias más ricas y poderosas de la zona, serán algunos de los hilos de los que tire Orizaola en la que probablemente sea la investigación más importante de su vida.

Los pasos de los personajes de El hijo olvidado transcurren por los mismos parajes de la Trilogía de Illumbe, mojados a menudo por la siempre presente lluvia y enmarcados por el azul del mar. Verdes y azules se combinan tan bien en la pluma de Mikel Santiago que es imposible no trasladarse allí con la imaginación, confirmando que uno de los puntos fuertes del autor es la magnífica ambientación de sus obras. Asimismo, los personajes están muy bien dibujados, y el de Ori me ha encantado. Tan ertzaina y tan humano, chulo, duro y tierno a la vez, que la empatía llega sola. La trama es redonda, y todas las subtramas convergen a la perfección en ella, sin cabos sueltos. Y como siempre está la música, una de las grandes pasiones del autor, contribuyendo de una forma casi mágica a la ambientación de la novela. En resumen, El hijo olvidado sigue la línea ya trazada por Mikel Santiago del auténtico thriller, dotado de agilidad narrativa, profusión de diálogo, personajes atractivos y giros insospechados, una lectura que engancha desde las primeras páginas y no da tregua alguna al lector. Muy recomendable y, dicho sea de paso, si aún no habéis leído a Mikel Santiago, estáis tardando. Me quedo con una frase de esta novela: Cuando los malos se topan con los locos, hay problemas. 

domingo, 30 de marzo de 2025

La casa entre los cactus, de Paul Pen


Hay autores cuyas letras desprenden tanto magnetismo que sus páginas te atrapan como luz a una polilla. Sus historias están narradas de una forma tan particular que, sin ser capaz de definirla, la reconoces al leerlas. La que acabo de terminar es la segunda novela que leo de Paul Pen, y encaja a la perfección con la descripción de las dos primeras frases. Honestamente, no sabría decir por qué me engancha tanto, si es por los personajes, por las historias en sí (que plasman en negro sobre blanco el lado más oscuro de la psique humana envuelto en una capa de asombrosa cotidianeidad), por su modo de generar suspense, o por una mezcla de todo, pero una vez empiezo no puedo parar de leer hasta que acabo con ellas.

La casa entre los cactus (Plaza & Janés, 2017), de Paul Pen, es un thriller de ritmo propio ambientado en el desierto del norte de Méjico. Entre arena y cactus, y alejados de cualquier signo de civilización, la pareja formada por Elmer y Rose han creado una vida idílica junto a sus cinco hijas, todas con nombre de flor. Elmer trabaja en una gasolinera a muchas millas de su hogar, Rose se ocupa de la casa y de sus hijas, y todos viven en un estado de felicidad aparentemente solo contaminada a ratos por las inquietudes de las hijas adolescentes. Sin embargo, esa balsa de aceite de sus vidas se verá alterada con la llegada de Rick, un joven excursionista que supuestamente realiza una caminata a pie por la zona. La aparición del muchacho provocará un súbito giro de ciento ochenta grados en su desértica existencia, y pondrá de manifiesto que nada y nadie son lo que parecen, excepto las niñas, ¿o ellas también? Los sentidos de los habitantes de la casa entre los cactus se pondrán en alerta y viajarán al presente recuerdos pasados, inconfesables secretos sepultados en la arena y en el tiempo que habrá que proteger a toda costa.  

La casa entre los cactus resulta un thriller como poco inquietante en el que Paul Pen explora el lado oscuro, siniestro y malvado de la naturaleza humana, concretamente qué límites se pueden llegar a transgredir para hacer realidad los deseos, y qué fronteras somos capaces de cruzar por amor (sea este del tipo que sea). Su historia engancha desde la primera página, los personajes están construidos con un alto grado de verosimilitud y el lector entrará enseguida en su mundo y quedará fascinado por la devoción de Elmer hacia su familia, se agobiará con la excesiva protección de Rose sobre sus hijas o se inquietará por el hecho de que a veces sean cinco las niñas de las que se habla, otras veces cuatro, y otras solo tres, y sufrirá lo indecible con Rick, un personaje que generará empatía desde el primer momento. Suspense e intriga a raudales, y la boca abierta cuándo descubres qué está sucediendo realmente. Muy recomendable, en definitiva. 

viernes, 28 de marzo de 2025

Quién recuerda a Theresa Baker, de Santiago Vera


Leer por primera vez a Santiago Vera en La vida secreta de Sarah Brooks fue todo un descubrimiento (dicho sea de paso, agradezco enormemente la recomendación). Me gustó su manera de narrar y cómo iba cocinando la trama a fuego lento, generando grandes dosis de intriga y suspense y manteniéndolos hasta el final. Disfruté y sufrí a partes iguales La última muerte en Goodrow Hill, obra donde la voz del autor gana en intensidad y la tensión dramática se mantiene en niveles altísimos página a página hasta llegar a un final como poco sorprendente. Con la novela que acabo de terminar, Santiago Vera cierra su Trilogía americana y lo hace con broche de oro, terminando de confirmarme que va a ser un autor al que siga obra tras obra con indudable garantía de disfrutarlas.

En Quién recuerda a Theresa Baker (Ediciones B, 2025), Santiago Vera vuelve a transportar al lector a una pequeña localidad de la zona central de Estados Unidos, de nombre Harmony Lake, un pueblecito de esos de estampa bucólica donde nunca pasa nada hasta que pasa, donde la apacible superficie oculta un fondo repleto de misterio y sórdidos secretos que a veces ni la muerte es capaz de borrar. La novela comienza con el asesinato de una mujer en las proximidades del cementerio de Harmony Lake. Las circunstancias de este crimen traen inevitablemente a la memoria el drama vivido en la misma población un año atrás, cuando el apodado "El Desfigurador" segó la vida de tres mujeres de un modo idéntico, al menos en apariencia. El inspector Baker, de la policía de Harmony Lake, no llegó a tiempo de evitar la última muerte a manos de tan abyecto criminal: la de su esposa Theresa y el hijo que portaba en su vientre. Baker acabó con la vida del asesino in situ. ¿Cómo es que ahora aparece el cadáver de otra mujer con la sonrisa dibujada a machetazos en el rostro? Que sepamos, de momento los muertos no resucitan...¿o sí? Con todo el dolor de su corazón, el inspector Baker, acompañado de Rebecca Sanders, Perkie y Collins, y los nervios a flor de piel del comisario Werner, deberá esclarecer la identidad del asesino luchando contra las agujas del reloj, reabriendo el caso que creyó cerrado con la muerte de Norman Greene y las heridas del alma que aún no han dejado de sangrarle. Para ello contará con la inestimable (e indeseada, al principio) ayuda de Declan Jacobson, periodista (escritor, dice él) del Stoneheaven Chronicle, a quien conocimos en La vida secreta de Sarah Brooks. No os cuento nada más de la trama, porque merece que la descubráis poco a poco, bailando al ritmo que marca el autor. 

En Quién recuerda a Theresa Baker, Santiago Vera vuelve a ofrecernos una trama altamente adictiva desde la primera página donde los giros inesperados y las sorpresas mantendrán al lector en vilo hasta el final. Su construcción de los personajes, impecable, y la generación de atmósfera que va acompañando el tono del relato en cada momento, magnífica. Si bien es cierto que las tres entregas de la Trilogía americana pueden leerse por independiente, recomiendo leerlas en orden de publicación para no perderse los crossovers que aparecen a partir de la segunda. Porque queda claro que las recomiendo, ¿verdad?

martes, 18 de marzo de 2025

Los amantes de Hiroshima, de Toni Hill


Hay caminos a cuyo final un lector llega con la satisfacción de haber alcanzado la meta y, al mismo tiempo, con la nostalgia anticipada de la despedida en ciernes. Hay personajes a los que uno/a sabe que va a extrañar, pues de un modo u otro le han tocado el alma y se han convertido en compañeros/as de vida durante unos cuantos días. Héctor Salgado y Leire Castro, protagonistas de la novela que acabo de terminar, que supone el colofón final de la trilogía iniciada en El verano de los juguetes muertos, son sin duda de ese tipo de personajes, y la saga que encabezan como caracteres, de la clase de sagas que va creciendo exponencialmente en cada entrega. 

Con Los amantes de Hiroshima (Debolsillo, 2014), Toni Hill pone fin (al menos de momento) a las peripecias vitales del argentino Héctor Salgado, y lo hace con una novela cuya complejidad ha aumentado con respecto a las entregas anteriores. A diferencia de estas, el autor comienza Los amantes de Hiroshima por el final: Héctor Salgado en una sala de interrogatorios preparándose para mentir, pero desconocemos acerca de qué. Lo siguiente que sabemos nos sitúa en mayo 2011 en Barcelona, cuyas principales plazas (al igual que las del resto del país) han sido invadidas por una multitud de indignados que pretenden hacer frente al poder establecido. Lejos de esas plazas, en una casa abandonada cercana al aeropuerto, se hallan los cadáveres de dos amantes, abrazados, envueltos en un sudario de flores y acompañados de una importante suma de dinero. Podría tratarse de una pareja desaparecida siete años atrás, un caso muy mediático que se cerró en falso tras no haberse hallado los cuerpos. Héctor Salgado y su equipo deberán hacerse cargo de la investigación, que resulta un puzle donde las pistas son demasiadas y dispersan la atención. Por otro lado, Héctor Salgado, junto a la agente Leire Castro (más juntos que nunca en todos los sentidos) seguirá investigando la desaparición de su ex mujer, Ruth, debiendo indagar donde jamás imaginó y llegando a unas conclusiones totalmente imprevisibles.

La trama de Los amantes de Hiroshima se bifurca en varios hilos que mantienen al lector en vilo hasta el mismo final, puesto que no solo interesa la resolución del caso que se plantea al principio de la novela, sino la de todas las subtramas, sobre todo la concerniente a la desaparición de la ex-mujer del inspector Salgado. Toni Hill nos plantea en esta obra una novela coral, con todos sus caracteres, con personalidad propia y alejados de estereotipos, muy bien definidos, tanto que las relaciones entre ellos conforman en gran parte la calidad y complejidad de la novela. Con un lenguaje claro, sencillo, directo, y unos capítulos cortos que se interrumpen en el momento justo y necesario, Toni Hill nos ofrece una trama bien urdida, compleja, una sesuda investigación policial en la que, por instinto, lo que en principio parece claro exige otro análisis para dibujar el escenario global del crimen. En resumen, una lectura más que recomendable.

jueves, 13 de marzo de 2025

Los buenos suicidas, de Toni Hill

Todos guardamos secretos. Inocuos en ocasiones, auténticos seísmos en otras. Solemos guardarlos para protegernos a nosotros y a los nuestros. Sin embargo, ¿qué ocurre cuando los mantenemos ocultos por obligación, por presión de grupo, por no faltar a nuestra palabra dada en un momento de aturdimiento? ¿Y si las consecuencias de que no salgan a la luz son más nocivas que lo que acarrearía revelarlos? En la novela que acabo de terminar, el autor nos muestra con precisión el engranaje de un secreto, la mecánica de la mentira y el fruto ya podrido que de ella germina.

Los buenos suicidas (Debolsillo, 2012). Así titula Toni Hill, el autor, la segunda entrega de la trilogía protagonizada por el inspector Héctor Salgado, un thriller donde los personajes y su evolución tendrán tanta relevancia como los acontecimientos que conforman la trama. La novela comienza con un artículo de prensa firmado por la periodista Lola Martínez, con quien Héctor tuvo un affaire en el pasado, que relata el asesinato de una mujer y su hija a manos del marido y padre, Gáspar Ródenas, aparentemente un tipo normal con una buena posición laboral y económica y sin grandes problemas conocidos, y el posterior suicidio de este. Típico caso de violencia machista, ¿no? La noticia toma por sorpresa a propios y ajenos, ya que en principio Gaspar no era un individuo violento, no existían antecedentes de maltrato y la relación de pareja discurría por los cauces normativos. Unos meses después, la noche de Reyes de 2011, el inspector Salgado, insomne y en bucle desde la desaparición de Ruth, su ex mujer, recibe una llamada del agente Fort en la que se le informa de que una mujer ha fallecido tras arrojarse a las vías del metro. Se identifica a la suicida como Sara Mahler, secretaria de dirección de una conocida empresa de cosméticos donde también trabajaba Gaspar Ródenas. ¿Dos suicidios de trabajadores de la misma empresa en tan breve lapso de tiempo? Huele raro, piensa Salgado, y más aún puesto que Sara ha recibido en el móvil una imagen de tres perros ahorcados colgados de las ramas de un árbol acompañada de un «No te olvides». Otra fotografía encontrada en la habitación de la mujer pondrá a los investigadores sobre la pista de que en la empresa se cuece algo, y no precisamente bueno, lo que coloca a cierta parte de la plantilla en el punto de mira. Por otro lado, como trama paralela, la agente Leire Castro, de baja por riesgo de parto prematuro, hastiada de la soledad y la inactividad que resume sus días, se propone indagar en la desaparición de Ruth Valldaura, la ex mujer del inspector, pretendiendo derribar los muros que otros no han podido. Una exhaustiva revisión del expediente, un par de entrevistas y la aparición de un periodista permitirán a Leire hacer ciertos decubrimientos sobre Ruth que... Nada, si os ha picado la curiosidad lo leéis, porque yo no os lo pienso contar. 

La lectura de Los buenos suicidas me ha resultado amena y gratificante. En sus páginas conviven oscuros secretos y misterios con amores que regresan del pasado, expedientes de adopción que guardan gato encerrado, relaciones clandestinas de dominación y sumisión, pactos se silencio, y miedo y desconfianza en cantidades industriales. En una narración en tercera persona, Toni Hill combina unos personajes muy bien construidos y desarollados, creíbles y tangibles, con grandes dosis de suspense y de intriga y abundante diálogo. Lectura muy recomendable (pero leed primero la anterior, El verano de los juguetes muertos, para no perderos nada de la historia y la evolución de los personajes), rematada con un colofón final que exige al lector no demorarse ni un segundo más en abrir la siguiente entrega.

domingo, 9 de marzo de 2025

El verano de los juguetes muertos, de Toni Hill


Hace años que llevo escuchando y leyendo críticas excelentes del autor cuya novela acabo de terminar pero, por una cosa o por otra, no había empezado con él hasta ahora. No es que me lamente yo de muchas cosas en lo relacionado a la lectura pero... ojalá lo hubiera hecho antes, porque la primera de sus novelas ya es un auténtico page-turner que me ha secuestrado entre sus páginas. Quedaos con su nombre, Toni Hill, porque probablemente pase a formar parte de los favoritos de esta lectora. 

La primera novela publicada de Toni Hill se titula El verano de los juguetes muertos (Debolsillo, 2011) y está ambientada en Barcelona. Su protagonista, Héctor Salgado, es un mosso d'esquadra de origen argentino que, al comienzo de la trama, se reincorpora al trabajo en comisaría tras un mes de vacaciones "forzosas" cortesía de la brutal paliza que propinó a un sospechoso relacionado con una red de prostitución de menores nigerianas. El comisario Savall, que se ha portado bien con él y no lo ha arrojado a los leones por su desliz, le pide que investique de manera extraoficial la muerte de Marc Castells, un joven perteneciente a la alta sociedad barcelonesa, al caer por una ventana de su casa. ¿Fue un suicidio? ¿Un accidente? La madre del chico lo abandonó cuando era un bebé, pero ahora insiste en que se investigue a fondo dado que no da por buena ninguna de las dos teorías. El caso, que en apariencia es sencillo, va a tener más miga de lo que pensaban, extendiendo sus tentáculos hacia el pasado común de varios personajes. Para colmo, el sospechoso al que Héctor agredió ha desaparecido y todo señala al inspector como culpable. Al mismo tiempo que se desarrollan las investigaciones, el lector es testigo de cómo afectan sus circunstancias personales a Héctor: separado hace un año desde que Ruth, su ex-mujer, le pidiera vía libre para explorar su sexualidad, trata de asimilar la nueva situación sin perder el contacto ni el cariño de su hijo.

La acción de El verano de los juguetes muertos transcurre en un espacio temporal muy limitado: un breve ayer y un escueto hoy (que te deja con ganas de más) separados por un lapso de 5 días. La prosa de Toni Hill es sencilla y directa, y concede gran peso al diálogo, imprimiendo agilidad al ritmo narrativo. La trama de la novela es sólida, bien construida y desarrollada, y el autor es experto en dejar al lector con la miel en los labios de manera que es inevitable que devore página tras página. El protagonista, Héctor Salgado, está muy bien dibujado, muy cercano, muy humano, y el resto de personajes principales le hacen el coro perfecto. Si os gusta la novela negra, haceos con esta, porque os va a encantar.

miércoles, 5 de marzo de 2025

La catedral de ébano, de Pedro González Nuñez

A menudo, cuando nos enfrentamos a una nueva novela, tenemos ciertas expectativas generadas bien por el nombre del autor, bien por el género o la temática de la obra. Sin embargo, hay lecturas a cuyo comienzo uno no sabe bien qué esperar de ellas (no suelo leer las sinopsis para evitar los posibles spoilers). Este ha sido el caso de la novela que acabo de finalizar. Si bien es verdad que la portada ya apunta hacia una determinada dirección y sugiere unas determinadas texturas, lo que dentro de sus páginas se despliega es como poco sorprendente. 

La catedral de ébano (M.A.R. Editor, 2020), de Pedro González Nuñez, es una novela corta y multirreferencial en cuyas páginas hallará el lector el agradable sabor de ciertos clásicos del terror y la ciencia ficción de los siglos XIX y XX. La trama comienza con una nota de misterio: el doctor y científico Jacinto Masegosa relata en primera persona que ha recibido una extraña carta de un desconocido, de nombre Carlos Iniesta, que afirma estar a punto de morir y le exhorta a no buscar su cadáver en un período de tiempo en las inmediaciones de la catedral de ébano, edificio en desuso, maldito según las leyendas y creencias populares. A pesar de las advertencias, Masegosa es un hombre de ciencia y, por principio, debe demostrar la supremacía de esta frente a las supercherías del populacho, y más aún si ello le permite poner en práctica sus años de estudio sobre la transmigración de las almas. ¿Hasta dónde llegará para poder demostrarlo? Si queréis saber, tendréis que leer...

La catedral de ébano resulta una obra muy original ambientada temporalmente en el s. XIX pero de localización geográfica imprecisa. Tanto el protagonista como la historia en sí misma se sustentan en un equilibrio de dicotomías por lo general metafísicas: la ciencia de la mano del esoterismo, lo real bailando en armonía junto a lo sobrenatural... Jacinto Masegosa reniega de Dios pero sin embargo aspira a ser la deidad inmortal capaz de conocer y dominar el alma, perdiendo los escrúpulos de la moral consuetudinaria. La novela presenta dos tramas simultáneas que convergerán hacia el final de la misma: el misterio de la carta y de la catedral de ébano por un lado, y los experimentos científicos del doctor por otro. A lo largo de las páginas, el autor mezcla sucesos y personajes reales con mitología o pura invención, haciendo uso de los giros argumentales y la tensión y la intriga siempre in crescendo para mantener en vilo al lector. En definitiva, un excelente ratito de lectura, así que, si gustáis, adelante con ella.

lunes, 3 de marzo de 2025

El bosque de los inocentes, de Graziella Moreno


Según la ciencia, cuando dormimos, nuestra mente ejecuta una suerte de reordenación de experiencias, emociones, etc. que conforman la materia primigenia de nuestros sueños (sean estos sueños o pesadillas). Miles de páginas se han dedicado a elucubrar sobre posibles interpretaciones del fenómeno onírico, sin alcanzar al parecer un consenso entre lo esotérico y lo científico. Decía Calderón de la Barca que los sueños, sueños son, pero no creo que la protagonista de la novela que acabo de terminar estuviese de acuerdo. Una autora que se dedica a la judicatura, una portada y un título muy sugerentes y un argumento original serían algunas de las características a resaltar de la obra.

La protagonista de El bosque de los inocentes (Grijalbo, 2016), de Graziella Moreno, se llama Iris. Recientemente divorciada de un hombre de quien se ha dado cuenta de que no está enamorada, ejerce la abogacía en su Barcelona natal. Iris arrastra además unas relaciones familiares complejas y, desde su más tierna infancia, una tendencia a los sueños premonitorios, lo que en una época la llevó de psicólogo en psicólogo hasta que decidió rebelarse al alcanzar la mayoría de edad. En el momento donde comienza la trama, esos desasosegantes sueños han vuelto a su vida y no la dejan descansar. Tragando de escapar de ellos y del estrés diario, Iris decide regresar, tras muchos años de ausencia, al paraíso de su infancia, a Rocablanca, un pequeño pueblo a las puertas del Parque Natural del Montseny. Se dispone a pasar un agradable fin de semana en casa de su tía Dalia, con la que sí mantiene una buena relación pero, nada más entrar en el pueblo, ve una pancarta que reza: "Vamos a entontrar a Julián", y el coche de un forastero embiste el suyo por detrás. Al estrecharle la mano al responsable del siniestro, a Iris se le pone la piel de gallina, y esa misma noche sus pesadillas se recrudecen, involucrándola en una investigación criminal que quizá les de sentido. Niños desaparecidos, el posible imitador de uno de los asesinos más crueles de la historia y los misterios familiares de Iris son algunos de los ingredientes del argumento de la novela, cuya lectura he disfrutado mucho.

La historia de El bosque de los inocentes está narrada a dos voces: la de Iris, que explica en primera persona lo que le va sucediendo, y la de un narrador omnisciente que relata lo que sucede con los demás personajes. El argumento nos sumerge a ratos en el cuento de Barba Azul, que hunde sus raíces en el pasado, en un personaje histórico real: Giles de Rais, un sádico aristócrata francés del siglo XV que acabó con la vida de cientos de niños, de las formas más crueles posibles, por puro placer. fue capaz de los actos más sádicos con el único fin de su placer, acabando con la vida de cientos de niños de las formas más crueles posibles. ¿Será un nuevo Barba Azul el asesino de Rocablanca? El bosque de los inocentes me ha resultado una lectura amena y original, con ritmos muy bien marcados, que combina la verosimilitud con lo sobrenatural de forma armoniosa. En definitiva, lectura muy recomendable.

jueves, 27 de febrero de 2025

La estrategia del parásito, de César Mallorquí


Un parásito es un organismo que necesita de un ser de otra especie para nutrirse y sobrevivir. Su beneficio siempre entraña un perjuicio, de rapidez variable pero inexorable, para el huésped. Por ello, si este último lo descubre y tiene posibilidades, tratará de eliminarlo. De ahí que muchos parásitos sean expertos en camuflaje. Lo normal es que pertenezcan al reino animal o vegetal pero, ¿y si los avances tecnológicos de nuestra era hubieran posibilitado el parasitismo de otra índole? ¿Y si la naturaleza del futuro todopoderoso fuera la de un maldito psicópata? En la novela que acabo de terminar, se explora de manera muy habilidosa esta posibilidad. 

Cuando uno lee La estrategia del parásito (Ediciones SM, 2012), de César Mallorquí, lo primero que se encuentra es que si acerca la portada a una fuente de luz, esta muestra un mensaje oculto sobre un ente que nos vigila. Si continúa hasta la primera página, descubrirá que el título y autor originales están tachados, y que se han añadido otros diferentes: "El asunto Miyazaki", de Óscar Herrero. Y así se llama el protagonista de esta novela, que nos contará detalladamente su historia y qué le ha llevado a la situación en la que se encuentra. Óscar es un joven estudiante de periodismo que vive en Madrid en un piso compartido y compagina estudios con una beca en la radio. Un día lee en el periódico la noticia del fallecimiento en accidente de tráfico de Mario, un antiguo compañero de colegio y, al día siguiente, recibe en su buzón una carta de este acompañada de un pendrive. La carta más misteriosa no puede ser: Óscar debe guardar la memoria USB hasta que el remitente venga a recogerla. Si este antiguo contacto no apareciese, deberá hacer uso del contenido del pendrive, tomando la precaución de conectarlo a un ordenador con el disco duro formateado y sin conexión a Internet, ya que su contenido podría ser un peligro para toda la humanidad. Evidentemente, el propietario del pequeño artefacto no va a venir a reclamarlo y, como ya podréis esperar, Óscar hace caso omiso de todas las advertencias e indaga en la memoria sin seguir las indicaciones de la carta. A partir de ahí, su apacible existencia se tornará un verdadero infierno. ¿En qué estaba metido Mario y dónde lo ha obligado a meterse a él? Con la ayuda de Judit, la despampanante ex-novia del finado, Óscar deberá averiguarlo al mismo tiempo que trata de controlar sus hormonas y sus sentimientos. 

En La estrategia del parásito, César Mallorquí ofrece al lector un tecno-thriller juvenil (para todas las edades, como digo siempre) donde la acción es una constante y las sorpresas se suceden página tras página. Así, no es de extrañar que la haya devorado. Además, es una de esas novelas que te dejan pensando: ¿puede lo que cuenta llegar a pasar? ¿Y si la realidad volviera a superar cómodamente a la ficción? Y vosotros ahí tan tranquilos navegando por la red y leyendo esta reseña...

martes, 25 de febrero de 2025

El club de los psicópatas, de John Katzenbach

La figura del psicópata es una de las más explotadas en el ámbito del thriller y la novela negra. Evidentemente, las posibilidades en torno a este tipo de personaje son variadas y numerosas. ¿Hasta qué punto podría llegar la mente del psicópata? ¿Son individuos aislados o capaces de trabajar en grupo en torno a un objetivo común? La penúltima novela publicada de John Katzenbach, genio del suspense y escritor que me deslumbró en El psicoanalista, sumerge al lector en un universo luctuoso, perturbador e inquietante a más no poder. Sin embargo, no he encontrado en esta novela, ni mucho menos, la genialidad de El psicoanalista

En El club de los psicópatas (Ediciones B, 2021), Katzenbach ofrece al lector una trama llena de intriga que concierne a un grupo de asesinos en serie que operan en la clandestinidad de la dark web, congregados en una sala de chat exclusiva y unidos tanto por una pasión enfermiza por la muerte como por cierto grado de delirio megalómano. Se hacen llamar "los muchachos de Jack", en honor a su máximo ídolo, Jack el Destripador, a quien pretenden imitar e incluso superar. Cierta noche, Connor Mitchell y Nikki, su novia, entran por casualidad en la sala de chat psicopático mientras investigan la dark web en busca de información para cometer un futuro crimen. En un alarde de imprudencia y bravuconería patrocinadas por el supuesto anonimato que proporcionan las redes, Connor insulta a "los muchachos de Jack", al parecer infligiéndoles una herida mortal en el orgullo. Desde ese momento, acabar con el adolescente y su novia se convertirá en el principal objetivo de vida de los modernos destripadores, que destinarán todos sus esfuerzos a planificar una venganza escalofriante. Conforme avance la trama, el lector descubrirá que aparte de asesinos, los miembros del club son expertos en las artes de la manipulación y engaño, y se ocultan en las profundidades de la red para poder operar en la sombra y evadir a la justicia. La policía, por su parte, se enfrenta a un caso complejo y desconcertante, ya que los asesinatos parecen no tener ninguna conexión aparente. capaces de ejecutar sus macabros planes? ¿Serán sus víctimas los estúpidos adolescentes que ellos piensan? Para saber, tendréis que leer.

Aunque reconozco que a ratos he estado enganchada a sus páginas, reconozco que El club de los psicópatas no me ha terminado de convencer como obra. A pesar de que uno de los puntos fuertes de la novela y del autor en general es la construcción del personaje, creando caracteres profundos y perturbadores, complejos y fascinantes, opino que en ocasiones se excede dibujando sus paisajes interiores, llegando al punto de aburrir y desconectar al lector de la trama. No he logrado empatizar con ninguno, quizá porque no era mi momento para esta lectura. Por otro lado, el autor lo ha logrado activar mi suspensión de la incredulidad, con lo que tampoco he podido entrar en la historia. Sí es cierto que cerca del desenlace se producen sorpresas y giros argumentales que mantienen en vilo al lector, pero eso, cerca del final. Nunca pensé que diría esto, y es la primera vez que lo hago pero, en mi humilde opinión, a esta novela le sobran unas cuantas páginas. De todos modos, para gustos, los colores... así que si os decidís y la leéis, ya me contaréis.

martes, 18 de febrero de 2025

Lambs of God, de Marele Day

Recuerdo que cuando compré esta novela lo hice porque me llamó la atención el título y la portada. En cierto modo vi en ella matices de misterio, de feminidad y, por qué no, de un evidente cambio de roles mediante el cual el sujeto agente de la violencia pasaba de masculino a femenino. Vamos, que me intrigó a mí la imagen de un tipo mugroso, de rodillas y las manos atadas delante de tres mujeres con cierto aire místico. Esperaba una novela distinta a lo que habitualmente leo (novela negra y thriller con alguna visita a la fantasía), y vaya si lo ha sido. Una lectura en varias capas, intrigante, misteriosa, telúrica y al mismo tiempo profunda y espiritual. Diferente a todas luces de lo que hasta la fecha había leído.

Lambs of God (Ediciones Versátil, 2019), de la australiana Marele Day,  es una obra bastante más compleja y enrevesada de lo que aparenta, salpicada de alguna alusión velada al mito de Joseph Campbell y a la prevalencia de la deidad femenina, y con una fuerte raigambre en la mitología celta aderezada aquí y allá con las tinieblas de lo gótico y lo macabro. Sus protagonistas son tres mujeres de generaciones diferentes, Iphigenia, Margarita y Carla, monjas de clausura de la bizarra (y casi herética) orden de Santa Inés, que viven alejadas del mundo (sin electricidad, agua corriente ni otras comodidades propias del mundo moderno) en un monasterio ruinoso sito en una recóndita isla australiana y comparten su existencia con bien nutrido rebaño de ovejas que portan cada una el recuerdo de una de las hermanas de la congregación fallecida tiempo atrás. Su calendario está perfectamente definido en «días de»: el día de trasquilar, de lavar, de hilar, y su día a día se rige asimismo por la rutina de rezos propia de la Iglesia, guiándose por la posición del sol. Sus noches las ocupan tricotando lana y cabello, y trenzando las fibras con cuentos infantiles o relatos mitológicos adaptados al momento y a la intención de la voz que los desgrana. Sin embargo, el riguroso orden en el que se desarrollan sus vidas se ve alterado con la llegada al monasterio del padre Ignatius, secretario del obispo, que no sabe de la existencia de las hermanas y cuyos planes son evaluar la propiedad para venderla y convertirla en un resort de lujo. Cuando les insinúa a las monjas que irán a un lugar mejor, estas se horrorizan y cuando apunta a que sacrificarán a las ovejas, empezará la batalla por ver quién es el más fuerte. Para evitar que el individuo lleve a cabo sus planes, las monjas lo secuestrarán al más puro estilo Misery. Un teléfono, una voluntad firme y un golpe de suerte harán el resto. Si os ha picado la curiosidad, ya sabéis...
 
Estructurada en capítulos únicamente marcados por el dibujo de un cordero, Lambs of God está relatada por un narrador omnisciente que mostrará al lector lo que hacen y sienten los únicos cuatro personajes de la novela. Su ritmo pausado (sin ser lento), su prosa sencilla y el equilibrio entre narración y diálogo se combinan con unas descripciones espectaculares para entretejer la atención del lector en la urdimbre de la trama. De hecho, la ambientación, tanto física como espiritual, es uno de los puntos fuertes de la obra. Otra de las fortalezas de la novela son indudablemente sus personajes, caracteres complejos y llenos de aristas que elicitarán una amplia gama de sentimientos en el lector. Lambs of God es sin duda una novela diferente, extraña, en la que los hechos del presente se entremezclan con el pasado de sus personajes permitiéndonos adentrarnos más en ellos y cambiar la perspectiva que teníamos en las primeras páginas. En resumen, una buena lectura que es al mismo tiempo un verdadero homenaje a la fe y a la redención. 

sábado, 15 de febrero de 2025

Morir dos veces, de Susana Rodríguez Lezaun

Ocho, señoras y señores. Ya son ocho las obras de esta magnífica autora que habitan mi biblioteca y que me han hecho disfrutar de buenísimos ratos de lectura. Maestra del manejo de la tensión y el suspense, Susana Rodríguez Lezaun es una de mis escritoras favoritas en el panorama del noir nacional. Su habilidad para crear personajes que se adhieren como tatuajes a la piel lectora quedó patente desde su primera saga (con el inspector Vázquez e Irene Ochoa como protagonistas). Sus novelas autoconclusivas también dejan huella, y de la buena. Su Marcela Pieldelobo es sin duda uno de los personajes de ficción a los que más cariño les guardo. Ahora, llega a nuestras manos con caracteres recién estrenados y una novela no apta para lectores con patologías cardíacas. 

Con el título de Morir dos veces (Harper Collins, 2025), y lanzada al mercado hace poco más de una semana, Susana Rodríguez trae una propuesta atractiva y adictiva a partes iguales. Soleil Bisset es una mujer con una vida relativamente convencional. Casada con el juez Eric Bisset y madre del pequeño Daniel, de dos años, trabaja a media jornada como ingeniera informática en su casa de Carcasona (Francia). Sin embargo, no es feliz, puesto que el control y la actitud indiferente de su marido y la de su entrometida e insoportable suegra la anulan como persona. Por este motivo, y con la intención de obtener la independencia económica que le permitiría liberarse y alejarse de ambos junto a su hijo, Soleil comienza a dedicarse a ciertos negocios en la red que coquetean peligrosamente con los márgenes de la legalidad. Tras aceptar cierto encargo, su socio es asesinado y ella comienza a tener miedo. Una tarde de fuerte tormenta y mucha lluvia, cuando Soleil va a recoger a su hijo a la guardería, se ven atrapados por la riada mientras van en el coche. La mujer consigue salvar a su hijo, pero su vehículo es arrastrado por las aguas con ella dentro. Ese día, Soleil Bisset muere y nace Moon Aubry, quien seis años después vive en París y combina las labores detective privado con ciertos negocios que se mueven también en la deep web. Un día acepta el encargo de acabar con la vida de una persona muy importante en su pasado. Lo acepta para no cumplirlo, y a partir de ese momento emprenderá una carrera contra el tiempo, sin saber realmente quiénes son sus enemigos, con tal de salvar a la que debiera ser su víctima, poniendo más que en riesgo su segunda vida. 

 Sin duda, Morir dos veces es una novela de ritmo frenético que atrapa al lector desde el primer párrafo, un thriller repleto de investigación, acción y sensación permanente de peligro. No hay más que decir, excepto que haréis bien en leerla. 


martes, 11 de febrero de 2025

Los crímenes del mar de Madrid, de Manuel Delprieto


Considero que una novela es el conjunto de la historia que narra, la forma en que está escrita y el papel activo que juega el lector a la hora de imaginarla. Por eso tengo un poco el "corazón partío" al hablaros sobre la que acabo de terminar, porque es una muy buena historia pero le falta una buena dosis de corrección. Y no puedo recomendaros que la leáis sin advertiros antes porque sería como venderos un producto que tuviera cierta tara. Ahora ya, una vez advertidos, os puedo decir que aunque la correctora que vive en mí ha sufrido una agonía, la lectora ha disfrutado como un cerdito revolcándose en el barro, porque el autor es un excelente narrador bien versado en manipular a su antojo la voluntad y las emociones de su público. 

Bajo el título de Los crímenes del mar de Madrid (2022), Manuel Delprieto nos ofrece la segunda entrega de su saga protagonizada por Julia Verbeke. La joven cabo de la Guardia Civil a la que conocimos como veinteañera en Los crímenes de la luna menguante ya ha llegado a los cuarenta y es teniente de la UCO. En el momento en que da comienzo la trama, Julia acaba de regresar a Madrid de una estancia de varios meses en el sur, ya que nunca abandonó su obsesión por hallar el cadáver de su padre, fallecido en acto de servicio muchos años atrás. Al parecer, ya va a poder cerrar ese capítulo de su vida... También le gustaría dar carpetazo a su historia con el musculoso sargento Iván Roca, con quien dejó la relación meses atrás a causa de una escultural cornamenta cortesía del señor. Sin embargo, el destino y el teniente coronel Miranda (con quien Verbeke no se lleva precisamente bien) tienen otros planes, y van a tener que trabajar juntos en su próxima misión. Ha aparecido un cadáver en un embalse de la sierra Norte de Madrid, y las circunstancias son muy similares al hallazgo de otro anterior, seis meses antes, en el mismo entorno. La UCO deberá descartar el suicidio, lo que será fácil dados los acontecimientos que tienen lugar a continuación. Con la colaboración del puesto de la Guardia Civil de la zona, la élite de la benemérita tendrá que hallar las piezas de un puzle que se torna cada vez más macabro en un escenario agreste y hostil donde las desapariciones van a volverse el plato principal de su menú diario. Demasiados frentes abiertos para Verbeke que afectan a los de su alrededor... Y no voy a decir nada más, porque merece la pena entrar en la trama, disfrutarla y sufrirla desde cero. 

En Los Crímenes del mar de Madrid, Delprieto le ofrece al lector una historia adictiva a más no poder, utilizando tanto elementos clásicos del noir como aspectos más vanguardistas. Su trama bien engarzada se apoya en personajes de lo más variopinto llenos de perspectivas y matices, diálogos reveladores, descripciones minuciosas y subtramas que irán aportando complejidad a la principal. Debo confesar que he caído rendida ante la absolutamente incorregible Julia Verbeke, que no sabe darse a trozos y lo que hace, lo hace desde el fondo del alma. Una mujer que, por sus medidas fuera de la norma, para muchos queda al margen de los canones estéticos de belleza femenina, pero a ojos de quien la ama y llega a conocerla es toda una diosa. Un poco bruta, eso sí... (no sé a quién me recordará), pero deja impronta en el corazón de los lectores. Además de retratar en la novela la miseria más abyecta del ser humano, Manuel Delprieto nos habla de segundas oportunidades, de la posibilidad o no de la reinserción, de la complejidad de las relaciones familiares y de ese perro de tres cabezas al que llaman amor, del dolor y los límites... Pese a lo dicho al inicio de la reseña a modo de advertencia, queda claro que la recomiendo, ¿no?
 

viernes, 7 de febrero de 2025

Los crímenes de la luna menguante, de Manuel Delprieto


Una de las cosas que más me atrae de leer a autores nuevos es conocer a sus personajes, sobre todo a las y los protagonistas. Hay algunos con los que conectas enseguida, otros con los que te cuesta un poquito más y unos pocos con los que no llegas a conectar nunca, y entonces la historia se lee de forma muy diferente. En el caso de la novela que acabo de terminar, la conexión ha sido instantánea. 

Se titula Los crímenes de la luna menguante 2024) y su autor, Manuel Delprieto, elige como protagonista a la cabo de la Guardia Civil Julia Verbeke, que lleva seis meses en su primer destino, el puesto de la localidad almeriense de Cuevas del Almanzora. Además de su condición de mujer, su juventud, su inexperiencia y su fuerte carácter no le han granjeado demasiadas simpatías entre sus compañeros, sobre todo con el sargento Baños. Solo parece llevarse bien con su compañero Romero. La cabo Verbeke tiene dos objetivos muy claros: encontrar el cadáver de su padre, Guardia Civil también, desaparecido hace años en acto de servicio, y entrar en la UCO. La aparición del cuerpo de un adolescente, inmigrante ilegal, en la playa de Quitapellejos, en unas condiciones cuanto menos extrañas, le brindará la oportunidad de demostrar su valía como investigadora, pero su carácter impulsivo y sus diferencias con su sargento provocarán que se la aparte del caso a ella y a su compañero Romero. No obstante, consigue que la UCO entre en la ecuación y se haga cargo de la investigación, volviendo ambos al tablero de juego. El perfil de las víctimas, las mutilaciones y otras circunstancias relacionarán el crimen con otros similares ocurridos dos años atrás. Un segundo cadáver los pondrá contra las cuerdas... ¿Lograrán detener al asesino antes de la siguiente fase lunar? Inmigración ilegal, racismo, xenofobia y otros prejuicios se combinan en esta novela con abducciones extraterrestres y campamentos de hippies... No voy a contar más, así que si queréis, ya sabéis, a leerla. 

Aunque, para ser honestos, la prosa podría pulirse un poco, Manuel Delprieto ofrece al lector una buena historia en Los crímenes de la luna menguante. Julia Verbeke, con su carácter natural y espontáneo, es un personaje con el que enseguida se empatiza, y al que se le coge cariño muy rápido. El autor hace al lector sumergirse en la trama desde el principio hasta el fin, imprimiendo un buen ritmo a golpe de capítulo corto y el argumento bien engranado. En definitiva, una lectura muy entretenida, que engancha y te deja con ganas de saber qué va a pasarle a la protagonista.

lunes, 3 de febrero de 2025

La camisera de Manchester, de Margaret Harkness


La New Woman («Nueva Mujer») fue un ideal feminista que surgió en la Inglaterra de finales del siglo XIX, una mujer educada e independiente que transgredía los límites establecidos por la sociedad patriarcal dominante. Esta nueva mujer no encajaría ya exclusivamente en el eterno rol doméstico y de crianza impuesto por nacimiento sobre las féminas, sino que aspiraría a objetivos de los que siempre había estado excluida. Algunas de estas mujeres probaron suerte en la escritura (aunque publicaran bajo pseudónimo masculino para eludir las repercusiones sociales). Tal fue el caso de Margaret Harkness, escritora y periodista, feminista y comprometida. De las trece obras que figuran en su haber, seis enfocan con mirada crítica la situación del proletariado inglés y, en especial, de las mujeres obreras. 

La camisera de Manchester (Chamán Ediciones, 2024) es la cuarta novela de Margaret Harkness, pero la única que ha sido hasta la fecha traducida al castellano (y muy bien traducida, por cierto, por el murciano Gonzalo Gómez Montoro), y deja patente el compromiso de la autora con la llamada en aquel entonces «cuestión femenina». En ella, Harkness elige como protagonista a Mary Dillon, una mujer veinteañera, viuda precoz y madre de un bebé, que intenta sobrevivir en un suburbio industrial del Manchester de finales del siglo XIX. Aquella ciudad, que acaparó en su día la mayor parte de la producción mundial de prendas de algodón, sufría por aquella época las consecuencias de la crisis de la manufactura del tejido inglés. Sin posibilidad alguna de encontrar trabajo ni obtener sustento ni para ella ni para su pequeña Daisy, la situación de Mary se va volviendo cada vez más desesperada, y la miseria más absoluta va abonando el camino de la insania. 

Con un estilo naturalista que no se disfraza con más drama del que la propia situación ya implica, Harkness crea con Mary Dillon un personaje con el que resultaría muy fácil empatizar si al lector no se le fuera el alma en ello. Quizá sea cobarde de mi parte, pero esta vez he preferido distanciarme y procurado no sentir, aunque no siempre lo he conseguido. En La camisera de Manchester el lector será testigo de la precaria situación del proletariado inglés de la década de los 80 del siglo XIX, sobre todo el empleado en el sector textil, perjudicado tanto por la aparición de los intermediarios (llamados en la novela «explotadores») como por el traslado de la producción a países con menos coste de mano de obra. ¿Os suena, verdad? Muchos de los demonios de aquella época siguen al pie del cañón en esta. Leedla, es una buena obra, pero tratad de dejar el corazón aparcado mientras lo hacéis. 

domingo, 2 de febrero de 2025

La última muerte en Goodrow Hill, de Santiago Vera


¿Os ha pasado alguna vez que al acabar un libro se os queda el cuerpo como si os hubiera arrollado un tren? Pues a mí es justo lo que me ha pasado con la novela que acabo de terminar. Qué tensión. Qué nervios. Que ganas de saber pero al mismo tiempo de que no acabara. Cuánto me alegro de haber descubierto a este autor. Me da que va a ser uno de mis preferidos. Su primera novela, La vida secreta de Sarah Brooks, me gustó mucho, pero esta cuya última página acabo de cerrar lo ha hecho todavía más, una obra construida con mucha habilidad donde se mezcla con acierto el pasado, el presente, el paisaje y unos personajes que irán creciendo conforme pasan las páginas.

En La última muerte en Goodrow Hill (Ediciones B, 2023), Santiago Vera sitúa al lector en Goodrow Hill, otro pequeño pueblo estadounidense tranquilo en apariencia, pero donde algo pasó veinticinco años atrás y, aunque a muchos les gustaría olvidar, parece del todo imposible. La trama se divide en dos líneas temporales. La del presente comienza cuando Mark Andrews, fotógrafo freelance, recibe una fotografía de su pandilla de la adolescencia en la cual a uno de sus miembros le han tachado los ojos. Casi al mismo tiempo, su teléfono suena y al otro lado escucha la voz de Helen, también de la pandilla, que le anuncia que Tom Parker, uno de sus viejos amigos (el que aparece en la imagen con los ojos tachados) ha sido asesinado. Ni corto ni perezoso, Mark decide regresar a Goodrow Hill, el pueblo donde se crió y donde no ha vuelto desde hace años, para asistir al entierro de Tom e intentar averiguar el motivo de su muerte. Aquí es donde comenzaría la línea temporal del pasado, ya que todo apunta a que el crimen estaría relacionado con los sucesos acaecidos en la misma localidad el caluroso estío de 1995. Aquel verano Helen Blunt, Vance Galloway, Carrie Davis, Tom Parker, Jesse Tannenberg y Cooper Summers fueron interrogados por el jefe Blunt (el padre de Helen) acerca de la muerte de un hombre, el secuestro de un niño y la desaparición de un muchacho, sobre los que podrían tener información relevante. Todos negaron saber nada al respecto y los casos se cerraron sin resolver. Ahora, Helen es policía y junto a su padre, tendrá que averiguar quién es el responsable de las muertes de Tom Parker y de alguno más, y todo apunta a que aquellos jóvenes puede que no dijeran toda la verdad. ¿Será cuestión de venganza? ¿Estarán pagando por su silencio? Si queréis averiguarlo, ya sabéis...

El planteamiento de La última muerte en Goodrow Hill es uno de los más originales que he leído en estos últimos tiempos, y no diré por qué no vaya a ser que incurra en el ignominioso pecado del spoiler. Estructurada en un prólogo y tres partes que se subdividen en 83 capítulos, el argumento de la novela nos llega a través de dos voces narrativas: una en primera persona, la de Mark, y un narrador en tercera para las demás, aunque siempre desde el punto de vista de los diferentes personajes. Santiago Vera imprime a la obra un ritmo ágil, aunque no frenético, ya que dedica su tiempo a crear la atmósfera, a presentarnos a los personajes y, poco a poco, proveernos de la información necesaria de lo ocurrido tanto en el pasado como en el presente. Aunque se pueda tener cierta intuición acerca de quién es el culpable, la trama es lo suficientemente compleja para no descubrirlo hasta el mismo final. Insisto en que uno de los puntos fuertes de la novela es la ambientación, así como el equilibrio con el que se mueven los personajes sobre la cuerda floja de la paradoja. Me ha encantado el juego del autor con las dos líneas temporales, y su modo, medido y pausado, de ir revelando datos, que logra que la tensión y la intriga se mantengan hasta la última página, mediante una serie de giros que dejan al lector con la boca abierta. En definitiva, una lectura más que recomendable. 

martes, 28 de enero de 2025

La vida secreta de la última wiccana, de Gema Tacón


La Wicca es una religión muy conectada a la tierra y a sus ciclos, que no busca la divinidad en el exterior, sino en el interior de cada uno de nosotros, y se basa en las energías creadoras que se unen y generan todas las energías del universo, llamadas el dios y la diosa (energía masculina y energía femenina respectivamente). Los wiccanos y wiccanas se conectan con el lenguaje de la naturaleza y de la tierra, y saben interpretar el significado de que haya más o menos sol durante el año, qué nos quiere decir la lluvia o qué pueden hacer por nosotros las plantas, y a conjugar todo lo anterior con los elementos. No conocía esta religión vinculada a la brujería y a otras religiones antiguas, pero como dicen que no se acuesta uno sin aprender algo nuevo, pues aquí llega Gema Tacón para ilustrarme y que me pueda ir a la cama.

En La vida secreta de la última wiccana (2017), Gema Tacón ofrece al lector una historia de fantasía y aventuras cuyas páginas estarán pobladas por brujas, seres fantásticos y hasta el propio mal hecho carne y hueso. La trama comienza con Anastasia, la protagonista, viviendo el peor momento de su vida. Su abuela Iris, que la crió y con quien siempre ha vivido, ha muerto, y la chica piensa que ya no tiene a nadie en el mundo, pues la relación con su madre no es precisamente buena. Pero Iris nunca le contó su gran secreto: era una poderosa bruja Wicca, y es Anastasia quien recibirá su legado. Medio desquiciada al conocer sus orígenes, Anastasia se verá obligada a embarcarse, junto a otros cuatro jóvenes a mos que acaba de conocer, en la peligrosa (casi kamikaze) misión de búsqueda de unos objetos mágicos que les permitirán derrotar a un mal encarnado en demonio cuyo fin es aniquilar toda la magia del mundo acabando con los seres que la portan o son capaces de usarla. Poco a poco Anastasia se va haciendo más consciente de la verdad de su abuela y sus posibles consecuencias, por lo que empieza a vislumbrar por qué la anciana lo mantuvo en secreto. Además, el aquelarre impuesto se convertirá en poco tiempo en su familia, y conocerá el sentimiento de pertenencia a un grupo. Pero, ¿lograrán nuestro jóvenes héroes reunir los cinco artefactos y usarlos como es debido para vencer al demonio Hippomane? Ahhhh, si queréis saber, tendréis que leer. 

Una vez más, la Tacón consigue absorberme y que no quiera dejar de leer hasta no saber qué pasa. En La vida secreta de la wiccana, mezcla elementos reales de la Wicca (curiosa e interés labor de documentación la suya, por cierto) con fantasía y ese sentido del humor sin el que no sería ella. No sé cómo lo hace, pero a sus personajes dan ganas de adoptarlos, y a ella...bueno, cierto grado de tortura tampoco estaría mal, porque hacer sufrir así a esta lectora... En resumidas cuentas, que la leáis si tenéis la oportunidad, porque la vais a disfrutar. 




domingo, 26 de enero de 2025

Condenada, La Reina de las Sombras, III


¿Cuánto talento y cuánta magia caben en un libro? ¿Cuánto voy a extrañar a sus personajes? Esas son las preguntas que me rondan la cabeza después de haber terminado la novela que empecé a leer anoche, y sé que la respuesta a ambas es: INFINITO. Si he de ser sincera, me siento como una niña contenta porque le han contado un cuento que le ha gustado mucho, y triste a la vez porque ha llegado a su final. Honestamente, no sé de qué me asombro, si cada novela que he leído de esta autora me ha encantado pero...¿sabéis qué? Qué ojalá nunca pierda esa capacidad de sorprenderme y maravillarme con sus letras. Vale oro, os lo aseguro, y prueba de ello es que mis ganas de leer aumentan exponencialmente cuando tengo una obra suya entre manos. 

Como todo lo que empieza tiene un final (cosa que habría que explicar a ciertos autores de fantástica que no terminan sus sagas), hoy os hablo de Condenada (publicada también en 2021), la tercera y última entrega de la saga La Reina de las Sombras, de Gema Tacón. En esta entrega final, Helen, la protagonista, tras los acontecimientos de la anterior, no se ve capaz de continuar junto a los suyos y huye a la isla de Eea junto a su antepasada Circe, la bruja más poderosa que ha pisado esta dimensión o cualquier otra. Circe la instruye con el fin de mejorar su técnica y sus poderes, pero comete el error de dejarla a cargo de Fatuo, un fauno atractivo pero incapaz de protegerla de ese afán suyo de morirse (ahora que lo pienso, no sé si conozco a un personaje que haya estado a punto de morir tantas veces en un breve lapso de tiempo). Debido a su conexión con algún apuesto alado, Helen percibe que las cosas no van bien en su mundo y, junto al atónito Fatuo y una ninfa a la que acaba de salvar la vida, regresa a su hogar y tiene que adentrarse literalmente en el mismo infierno, burlar a Caronte y rescatar a uno de sus amigos. Su regreso al mundo de los vivos es casi tan peligroso (o más) que su estancia en el averno, pues la Reina de las Sombras y sus secuaces redoblarán sus esfuerzos para unirla a sus filas o destruirla. Helen descubrirá en esta entrega la verdad sobre su linaje y sus poderes, con la tónica habitual de tener siempre el "corazón partío". Amor, amistad, lealtad, alianzas, traiciones, verdades y mentiras acabarán situándola en una encrucijada donde no tendrá más opción que elegir, pero, ¿tomará la decisión correcta o se equivocará una vez más? Ya sabéis, si queréis averiguarlo, tendréis que leer esta y las dos anteriores. 

Decir que Condenada me ha encantado es poco. No sé si la he devorado o la he respirado. Gema Tacón cierra con broche de oro una trilogía que me ha secuestrado literalmente de la realidad en unos días en que lo necesitaba un poquito bastante. Su portentosa imaginación, combinada con su sentido del humor y su ingenio, ha sido capaz de mezclar seres fantásticos de todo tipo tocando dos de mis debilidades. Por un lado, la mitología, eligiendo precisamente a Circe, uno de mis personajes mitológicos favoritos. Por otro lado, dragones, por lo que besaré siempre el suelo que la gaditana pise. Gracias, Gema, por hacerme sentir la magia una vez más. 




sábado, 25 de enero de 2025

Vencida, La Reina de las Sombras II, de Gema Tacón


Uno de los recuerdos que tengo grabados de cuando mi hija era pequeña es tener que detener una película para serenarla y recordarle la diferencia entre la ficción y la realidad. Lo que está ocurriendo no ocurre de verdad, cariño, le decía. Pero es que yo lo siento como si fuese verdad, mamá, me contestaba. Nunca tuve dudas acerca de la procedencia de tal capacidad de empatizar (y de sufrir, todo sea dicho), porque a mí me ocurre exactamente lo mismo con algunas obras. Si encima el autor/autora de las mismas tiene el don de provocar la empatía inmediata con sus personajes, el resultado es impresionante: una lectora con el corazón encogidito y rogando a los espíritus de las letras que la prota se salve una vez más, que llegue a tiempo, que... Y mira que algunas autoras lo ponen difícil, ¿eh? 

Acabo de terminar Vencida (publicada en 2021), la segunda entrega de la saga La Reina de las Sombras, de Gema Tacón, y no veo el momento de acabar de escribir esta reseña para ponerme con la entrega final (y más le vale a la autora que acabe bien...). Después de toda la acción, expectación y suspense de Escondida, en esta nueva entrega la autora se supera. Qué nervios, por favor. La trama de Vencida comienza unos meses después de lo ocurrido al final del anterior. La protagonista, Helen, y sus fieles y peculiares amigos se hallan en el antiguo hogar de esta, ultimando los detalles de su reconstrucción tras la desolación causada por la Reina de las Sombras. Tras meses de búsqueda, Helen no ha logrado encontrar a su amado Sam, pero pronto aparecerá Ahharu, un apuesto ser medio ángel medio vampiro que llegará a su vida para perturbarla un poquito más si cabe. Helen ha descubierto que tiene familia y persevera en su incesante búsqueda de respuestas. Va cambiando y agregando dones a los que ya de por sí posee, a la vez que va descubriendo más secretos sobre su linaje mágico. La pérdida de seres queridos parece ser tan inherente a su naturaleza como respirar. Por supuesto, la Reina de las Sombras tiene mucho que ver con esas pérdidas, pues no ceja en su empeño de capturarla y hacerla elegir la oscuridad. En esta entrega, Helen contará con la ayuda de criaturas como los Pukas (caballos mágicos), una Banshee y algún que otro sidhe. Sin embargo, por más que se esfuercen todos, acabará en manos de su peor enemiga. ¿Conseguirá salvarse una vez más? ¿A quién perderá esta vez por el camino? Ya sabéis, si os ha picado la curiosidad, tendréis que leerla, pasando primero por Escondida, la anterior.

Esta vez no os voy a hablar de prosas, ni de diálogos, ni de giros argumentales (que los tiene, ¿eh?, y muy potentes). Primero porque tengo mucha prisa por coger el siguiente, Condenada, y segundo porque lo que quiero destacar es la asombrosa habilidad de Gema Tacón para conjugar elementos literarios de forma que el lector no consigue despegarse de las páginas ni aunque quiera. Y de hacerme a mí sonreír, sufrir, y emocionarme como pocos han conseguido hasta la fecha. No me queda más que recomendaros esta historia donde la fantasía y la tensión se combinan con el obetivo de que la devores. ¡Ah!, que se me olvidaba, y de bonus lleva un interesante triángulo amoroso... Que la leáis, ya está. 

viernes, 24 de enero de 2025

Escondida, La Reina de las Sombras I, de Gema Tacón


Dicen que a veces necesitamos la fantasía para no morir de realidad, y qué cierto es a veces. Algunas personas (por decir algo) la necesitamos incluso para terminar de ser nosotras mismas, como por ejemplo esta lectora que vuelca aquí sus letras como quien entierra un tesoro para que perdure en el tiempo. Dadme un poco de magia y dominaré el mundo. Dadme a un elfo guapo y... Uy, a ver si me estoy liando... Es lo que pasa por tener la cabeza en cualquier sitio menos en este mundo. Ya en serio, aunque me encanta la novela negra, policíaca o similares y disfruto con una buena historia si me la cuentan bien, mi debilidad es la fantasía. Será porque mi alma es la de un unicornio, o la de un gnomito de jardín, quién sabe. Por eso tenía muchas ganas de ver cómo se desenvolvía una de las autoras más versátiles y locas de mi lista de favoritos en el terreno fantástico, y la verdad es que he quedado muy satisfecha (y con ganas de más, por supuesto). Y es que la he devorado. La novela que acabo de terminar, quiero decir, no a la autora. 

Escondida (publicada en 2021) es la primera entrega de la saga La Reina de las Sombras, de la gaditana Gema Tacón. Mezclando varios subgéneros fantásticos, la imaginación desbordante de la Tacón nos ofrece una historia de lo más entretenido y que engancha ya casi desde la primera letra. Su protagonista, una joven que responde al nombre de Helen, huye de su hogar para buscar algo que no tiene y parece esencial en la vida de sus congéneres: su libro de familia. Pero no el que expiden en el Registro Civil, ¿eh? Al parecer, en el entorno mágico del que proviene, se recibe al cumplir los 16 años y, aparte de la genealogía familiar, contiene información ciertamente interesante para la existencia en el mundo mágico. Perdida, asustada y confusa, sus pasos la llevan a un piso compartido con inquilinos un poco peculiares. Tan peculiares que resultan ser seres mágicos... Antes de que puedan llegar a conocerse siquiera un poco, debido a la aparición de unas insólitas criaturas que persiguen a la prófuga, Helen y sus nuevos compañeros deberán emprender una frenética huida que les garantizará (a ellos y al lector) adrenalina por un tubo. ¿Quién es en realidad Helen? ¿Por qué la persiguen esos bichos? ¿Lograrán escapar de ellos? Ahhhh, si queréis saber, tendréis que leer. 

Elfos, licántropos, hadas, ángeles caídos y hasta un gnomo salido poblarán las páginas de Escondida, una novela entretenida con una prosa asequible y una narrativa donde predominan la acción y el humor que mantiene al lector enganchado. Personajes muy bien construidos y giros argumentales que sorprenden y enganchan más todavía. Y cómo no, una historia de amor que promete (y roza lo imposible, por supuesto)... A mí me ha dejado con ganas de más, y en cuanto termine de escribir estas letras voy de cabeza a la siguiente...


lunes, 20 de enero de 2025

La vida secreta de Sarah Brooks, de Santiago Vera


Me gusta que me recomienden autores nuevos, sobre todo si lo hacen tan bien como el último al que he tenido el gustazo de leer (mil gracias por la recomendación). Reconozco que me acerqué a él con ganas, pero también con cierto escepticismo, puesto que la comparación que de él hacían con dos de mis autores favoritos no era cosa de broma. Con Joël Dicker y Mikel Santiago, nada menos. Una vez leída su opera prima (que, todo sea dicho, no parece una primera novela), puedo afirmar que sí, que en ciertos aspectos me recuerda a ellos, pero con un toque propio que ha hecho que me enganchara a la novela desde la primera página y no quisiera soltarla ni para dormir.

La primera obra de Santiago Vera en llegar al público se titula La vida secreta de Sarah Brooks (Ediciones B, 2022) y es un thriller rural repleto de enigmas ambientado en una pequeña población de Oregón donde nunca pasa nada, hasta que pasa. La idílica monotonía de Stoneheaven se ve truncada tras el hallazgo del cadáver de Sarah Brooks, de dieciesiete años, desnudo y colgado boca abajo del emblemático roble de Undottar; el escenario, la posición del cuerpo y el hecho de que estuviera rodeado de velas podría apuntar a un crimen ritual, a una ofrenda para invocar la protección de Undottar, fundador mitológico del pueblo...o al menos eso piensa Barry Godwin, el rudo leñador que encontró el cuerpo. De la investigación del asesinato se encargará el sheriff Hole y su pequeño equipo, con la ayuda de Declan Jacobson, periodista de sucesos que ejerce además de fotógrafo para la policía, porque están escasos de personal. En su búsqueda incansable por hallar al autor de aquel brutal asesinato, el lector será testigo de cómo en la modélica vecindad donde se desarrollan los hechos se ocultan tal cantidad de secretos e inquinas que cualquiera podría ser el detonante del espantoso crimen, y pronto descubrirá que cualquiera de sus familiares o amigos podría ser el asesino (todos parecen tener un motivo) y que a Sarah Brooks nadie la conocía de verdad... El autor maneja con acierto las pistas y personajes y te hace dudar de todo y de todos. ¿Conseguirán el sheriff Hole y Delan Jacobson desentrañar la maraña de sospechosos y dar con el culpable? 

La vida secreta de Sarah Brooks, dividida en 53 capítulos cortos, está narrada, con una prosa asequible pero cuidada, a dos voces. Por un lado, y en primera persona, la de Declan Jacobson, el periodista; por otro, la de narrador omnisciente que relatará todo lo que ocurre cuando el periodista no está presente. Además, Santiago Vera incluye en la narración extractos del diario de Sarah que servirán tanto para saber cómo era la chica en realidad como para comprender algunos de los acontecimientos posteriores. Santiago Vera nos ofrece una historia con potentes giros argumentales, pero de la que yo destacaría sobre todo la creación de personajes y lo bien detalladas que están las acciones. Otro de los puntos fuertes de la obra es una ambientación muy lograda. El autor construye Stoneheaven como un pueblecito tranquilo, rodeado de bosques y salpicado de leyenda, en el que todos parecen conocerse pero donde en realidad nadie conoce a nadie, pues los secretos están a la orden del día. La única nota discordante en el bucólico escenario es la rivalidad latente entre las dos iglesias del pueblo. Nunca hasta ahora había tenido repercusiones sociales relevantes, pero el asesinato de Sarah viene a remover el avispero y van a salir a la luz muchos trapos sucios. En definitiva, una lectura que atrapa desde la primera página. Si podéis, echadle el guante. 

viernes, 17 de enero de 2025

Rony el pequeño chimpancé, de Carlos Suárez


Uno de los recuerdos más bonitos que guardo de cuando mi hija era pequeña era el momento de contar los cuentos. A veces, cuando no había mucho tiempo para buscar o inventar, recurría a los ya contados modificándoles algo o cambiándoles el final (he de decir que siempre me pillaba y protestaba). Pues hay papás y mamás que inventan tantos finales que al final terminan escribiendo su propio cuento. Este es el caso del asturiano Carlos Suárez, cuya experiencia como papá contador de cuentos y su gran imaginación lo llevó a plasmar en papel una historia tierna y de la que niños y papás podemos aprender mucho. Yo la he leído hace un ratito y me ha encantado. Además, los beneficios obtenidos de la misma van destinados a la Asociación Española contra el Cáncer.

En Rony el pequeño chimpancé (Pintar Pintar, 2021), las letras de Carlos Suárez y las ilustraciones de Toño Velasco nos cuentan que al monito Rony le encanta trepar a los árboles y desde allí observar las manadas de elefantes. Dentro de la comunidad chimpancé, los elefantes tienen fama de peligrosos, pero Rony descubrirá que no son tan diferentes a ellos, y que hasta parecen amistosos cuando juegan. Nuestro inquieto monito desafiará las costumbres de los suyos para acercarse a ellos y provocará un gran cambio. ¿Conseguirá que chimpancés y elefantes sean amigos? ¿Cómo lo hará? Si os ha picado la curiosidad, ya sabéis, a leer.

En Rony el pequeño chimpancé encontramos una narrativa dinámica y asequible a los más peques, y un buen recurso para reflexionar con ellos sobre temas tan relevantes como la aceptación y el respeto a la diferencia, la tolerancia y la confianza en uno mismo. Recordad, las niñas y los niños son libros en blanco que se escriben poco a poco con la incuestionable influencia de los adultos. No llenéis sus preciosas páginas de prejuicios. 

miércoles, 15 de enero de 2025

La señora March, de Virginia Feito


Creo que hasta la fecha no me había ocurrido nunca, pero me cuesta comenzar a escribir esta reseña porque no sé si la novela que acabo de terminar me ha gustado o no. Estoy realmente confusa al respecto. Podría decir que reconozco que, literalmente hablando, la obra está bien construida y llevada con bastante acierto, pero me ha resultado tremendamente desasosegante, hasta el punto de ponerme nerviosa y, sinceramente, acabar detestando a la protagonista. ¿Era ese el objetivo de la escritora? Tenía muy buena crítica y, al parecer, una brutal campaña de marketing detrás pero, ¿es realmente para tanto? Una vez leída ni entiendo el rebomborio ocasionado y, mucho menos, la crítica y las comparaciones. ¿La nueva Patricia Highsmith española? ¿Qué fuman los críticos? 

En cuanto al género, La señora March (Lumen, 2022), de Virginia Feito, es muy difícil de clasificar. La han catalogado como thriller, como novela negra, pero, a mi juicio, no encaja bien con ninguno de ellos. Ni tiene ritmo de thriller, ni investigación como tal. Sería más bien algún tipo de suspense psicológico, de ritmo lento y centrado básicamente en el personaje. La trama de la novela nos sitúa en un Nueva York de una época indeterminada. Hasta el marco temporal es ya desconcertante, puesto que aparece grabación en sistema VHS conjugada con la existencia del audiolibro. Quizá esto también sea intencional y metafórico. La protagonista incontestable de la obra es la que le da título, la señora March, una mujer en la cuarentena, casada con un afamado escritor y madre de un hijo, que vive en el sofisticado y lujoso Upper East Side neoyorquino. El último libro de su adorado y prestigioso esposo ha sido un gran éxito, probablemente el mejor de su carrera literaria, y nuestra señora March esta orgullosísima de él hasta que, en la pastelería donde habitualmente compra su pan de aceitunas, la dependienta le comenta ¿inocentemente? que la protagonista de la obra le recuerda un tanto a ella. ¡Horror máximo! La señora March se queda atónita, estupefacta, pues Johanna, el personaje central de la última novela de su marido, es una prostituta físicamente poco agraciada y sin excesivo talento a la que sus clientes le pagan por pena, pues su atractivo sexual roza el negativo. Conmocionada, la señora March se marcha del establecimiento jurándose en su fuero interno no volver jamás, sale a la calle y se ve arrastrada por una espiral de pensamientos y acontecimientos que la conducirán de mal en peor página a página. Poco después de ese episodio, que la desestabiliza de manera permanente, encuentra en el despacho de su marido un recorte de periódico concerniente al asesinato de una chica en una población donde su este suele ir a cazar. Por supuesto, nuestra protagonista dictamina sin dudar que su marido es el responsable de tamaña atrocidad y... Y nada, que mira, que si queréis saber más la tendréis que leer, porque yo no sé ni qué deciros. 

Y es que, efectivamente, el mundo interior de la señora March es el foco de la novela. Narrada en tercera persona, conocemos tanto al resto de personajes como los acontecimientos desde la perspectiva (sesgada, por supuesto) de la protagonista. La señora March es un ser que se alimenta de las apariencias. Sin embargo, tan irrelevante y vacía que no conocemos su nombre hasta el mismo final. Acomplejada, obsesiva, neurótica, con cierta tendencia al brote psicótico o la paranoia, y aunque sin duda es un personaje bien construido, no he podido empatizar con ella ni un solo segundo. Guiado por ella, el lector se sumergirá en una historia repleta de secretos, sospechas, miedos, siempre desde su punto de vista, con bastantes puntos para constituir un narrador no fiable. Tengo que admitir que Virginia Feito combina con mucha habilidad las situaciones psicológicas más escabrosas con recuerdos de la infancia de la señora March a modo de flashback, logrando que comprendamos mucho mejor las razones por las que esta elegante y distinguida dama, que lo tiene todo, sufre tanto y, de paso, nos tortura también a los demás. También es cierto que, sin ser adictiva, es interesante, pero lenta, y a veces se hace un poco pesada, pero no puedes dejar de leer porque la tensión y el suspense van en aumento, y sabes que en algún punto va a explotar. Ay, yo que sé, leedla vosotros y así juzgáis por vosotros mismos. 

sábado, 11 de enero de 2025

Los guardianes del libro, de Geraldine Brooks


Desde mediados de abril de 1992 hasta finales de 1995 el territorio que hoy conocemos como Bosnia y Herzegovina fue escenario de una cruenta guerra resultado de una complicada y peligrosa combinación de factores políticos y religiosos. Como siempre digo, y aplica desde el principio de los tiempos, estos no han dejado de ser nunca más que subterfugios que ocultan los delirios megalómanos y las ansias de poder de unos pocos. Hablar de la guerra de Bosnia es imposible sin recordar la matanza de Srbrenica, el último genocidio en suelo europeo, la mayor masacre en el viejo continente desde el Holocausto: 8372 personas de etnia bosnia musulmana fueron cruelmente asesinadas por los nacionalistas serbios ante los ojos del mundo. Limpieza étnica. Exterminio. Para acabar con un pueblo es necesario acabar con su legado, con su cultura, con su identidad. Desde el incendio de la Biblioteca de Alejandría ha sido así. Tres mil años de destrucción de libros y otros bienes culturales para tratar de borrar de la faz de la Tierra la semilla que los generó. Memoricidio se llama. Bombas incendiarias de fósforo destruyeron la Biblioteca de Sarajevo, la Jerusalén de los Balcanes (incomprensiblemente, la orden de lanzarlas fue dada por un profesor de literatura especializado en Shakespeare). Muchos ciudadanos arriesgaron sus vidas para salvar lo que pudieron de aquellas ingnominiosas bombas. Una de las joyas que se salvó de la destrucción del Museo Nacional de la capital bosnia fue la "Haggadah de Sarajevo", una obra maestra del arte sefardí, un libro manuscrito usado en la Pascua Judía (Pesaj), y en torno a ella gira el argumento de la novela que acabo de terminar. 

Los guardianes del libro (Círculo de Lectores, 2008), de Geraldine Brooks, ha sido una novela que me ha enganchado desde el principio. En las primeras páginas, la autora nos presenta a su protagonista, la Doctora Hanna Heath, especialista en el estudio y la conservación de manuscritos medievales. Una madrugada cualquiera de 1996, recibe la llamada de un colega israelí, anunciándole la aparición de la Haggadah de Sarajevo, antíquisimo manuscrito en paradero desconocido desde la guerra de Bosnia. Cuentan con su profesionalidad y experiencia para verificar su autenticidad y realizar las tareas necesarias de conservación de la obra. Sin pensarlo dos veces, Hanna viajará desde Australia a Sarajevo, donde su carácter sensible acusará el golpe de percibir la tensión y el dramatismo de la posguerra, así como las heridas infligidas por esta en la ciudad y en las almas de sus habitantes. Allí se enterará de que fue el kustos del Museo Nacional, Ozrem Karaman, quien arriesgó su vida para salvar la Haggadah, y establecerá una relación especial con él. Con tanta emoción como profesionalidad, Hanna estudiará cada aspecto del manuscrito y reparará lo justo y necesario para que este no pierda ni su esencia ni su historia. Hallará entre los antiquísimos pergaminos ciertos elementos que ayudarán al lector a determinar su origen. Un fragmento de insecto, unas perforaciones que debieron haber albergado herrajes, unas manchas y un pelo permitirán a la imaginación lectora recorrer la ruta recorrida por la Haggadah y las vidas de quienes la crearon y la salvaron, pero en sentido inverso. De la Bosnia del 96 viajaremos en el tiempo a la Bosnia de 1940. A la Viena de finales del s. XIX. A la Venecia de principios del s. XVII. A la Tarragona de 1492 y a la Sevilla de 1480. En paralelo a la trama de la Haggadah, Geraldine Brooks nos irá desvelando aspectos de la vida personal de Hanna y de su peculiar relación con su madre, que se verá alterada por ciertos giros que la cambiarán por completo. ¿Logrará Hanna recomponer el puzle de la historia de la Haggadah, la de sus creadores y salvadores? Pero, ¿está realmente a salvo? Para saber, tendréis que leer.

En Los guardianes del libro, Geraldine Brooks utiliza una técnica narrativa dinámica e interesante a mi juicio. Los capítulos dedicados al tiempo presente están contados en primera persona por Hanna, lo que crea un vínculo casi inmediato con el lector. Los pasajes dedicados al pasado y a la propia historia de la Haggadah y las personas que tuvieron relación con ella, en la voz de un narrador omnisciente, están magníficamente ambientados histórica y socioculturalmente. Son un recorrido a través del tiempo que refleja los distintos contextos en los que habitó el manuscrito, unidos por algún nexo común como el sufrimiento y la intolerancia que han azotado a la humanidad por los siglos de los siglos. La narrativa, llena de suspense de principio a fin, estimula la curiosidad del lector y apela, sin duda, a sus emociones. La protagonista es algo fría al principio por motivos que se descubrirán después, pero la autora hace uso del recurso de los recursos: el amor, para aportarle un poco de calidez y algún revés a la trama. Si os gusta la historia, el suspense y los buenos ratos de lectura, ya sabéis, a por ella. 

La mala hija, de Pedro Martí

Soy un ser tremendamente visceral, cosa que se trasluce habitualmente en mis reseñas. La emoción es parte intrínseca de todo lo ...