lunes, 23 de junio de 2025

Ofrenda a la tormenta, de Dolores Redondo

Trust I seek and I find in you
Every day for us something new
Open mind for a different view
And nothing else matters.
(Nothing else Matters, METALLICA)

Después de cuarenta años leyendo, me sigue sorprendiendo (y ojalá siga siendo así siempre) el efecto que la prosa de un autor hábil puede provocar en mí. En un momento, soy consciente de que estoy leyendo y, al siguiente, ya no existo, porque me he perdido entre las páginas del libro. Es una de las mejores sensaciones que conozco, y Dolores Redondo me la ha proporcionado hasta ahora en las tres novelas suyas que he leído. Si El guardián invisible y Legado en los huesos me gustaron, la novela que acabo de terminar, broche de oro a su exitosa trilogía, la he disfrutado quizá más si cabe. Además, ¿cómo no van a gustarme una obra y una autora que escogen como una de las citas de apertura la letra de mi canción preferida?

Ofrenda a la Tormenta (Destino, 2014) es la tercera entrega de la saga protagonizada por Amaia Salazar y la que cierra la Trilogía del Baztán. La trama de la novela comienza apenas un mes después de los dramáticos sucesos relatados en la anterior entrega. Amaia vive relativamente tranquila tras haber recuperado a su hijo y detenido al culpable de las atrocidades narradas en Legado en los huesos, pero solo relativamente porque, a pesar de que casi todos piensan que su madre está muerta, su instinto le dice que no, que la mayor amenaza contra su vida continúa viva, por lo que el peligro no ha pasado. A su alrededor, el mundo sigue girando y el mal no descansa, y en Elizondo una niña de pocos meses muere supuestamente por muerte súbita del lactante. La abuela del bebé no acepta esta hipótesis y solicita que se indague. Unas marcas rojas en la carita de la niña y el hecho de que su propio padre intente llevarse el pequeño cadáver de la funeraria confirman que la abuela podría tener razón y se abre una investigación cuyas consecuencias van a ser devastadoras, pues sale a la luz una macabra tela de araña oculta tras varias muertes supuestamente naturales de bebés en el valle, una oscura telaraña que, por supuesto, también tendrá relación con la vida de Amaia, puesto que su faceta profesional y personal parecen ser un todo indisoluble. Por otro lado, la vertiente emocional de la protagonista, ya habitualmemte inestable, se asimila cada vez más a una montaña rusa debido a la atracción y a los sentimientos que genera en ella un atractivo personaje que ya apareció en el tablero en la anterior entrega. En este caso, el ser mitológico que poblará las pesadillas de los baztaneses será Inguma, un espíritu maléfico que se sienta sobre el pecho de sus víctimas durante el sueño y aprieta con sus manos la garganta de estas para beberse su aliento.

Dividida en 57 capítulos, Ofrenda a la tormenta se cuenta en tercera persona por un narrador omnisciente, y mantiene el estilo directo, sencillo, ágil y dinámico de las entregas anteriores, cautivando al lector ya desde las primeras páginas. Como cierre de trilogía, al final de esta novela no solamente se resuelve la investigación que la Policía Foral lleva entre manos, sino que es posible que se de respuesta a ciertos interrogantes que podrían haber quedado pendientes en las entregas anteriores, por lo que es necesario leerlas en orden. Como ya es habitual, los personajes de Dolores Redondo están muy bien dibujados, aunque a diferencia de las anteriores, el de Amaia Salazar va a tener una preponderancia casi absoluta, y la ambientación va a jugar un papel fundamental tanto en el desarrollo de la trama como en el de la psicología del personaje. Como decía al principio, ha resultado una lectura absorbente total, en la que a veces tenía que detenerme y concienciarme de que lo que estaba ocurriendo era solo ficción, para dejar de sufrir un poquito. El final, me lo esperaba, porque empecé a sospechar muy pronto quién era el malo malísimo, pero no por ello he disfrutado menos. Si tenéis la oportunidad, no os perdáis esta trilogía, porque realmente merece la pena. Palabra de lectora.

martes, 17 de junio de 2025

Legado en los huesos, de Dolores Redondo

Cuando hace unos cuantos días acabé El guardián invisible, estaba ansiosa por continuar, por saber qué sería de la vida de Amaia Salazar y su peculiar familia. Ahora que he leído la continuación, me he quedado exactamente igual, con la misma sensación, la de un final que clama a gritos un nuevo comienzo, con la necesidad de satisfacer el morbo lector que ha ido creciendo conforme avanzaban las páginas.

En Legado en los huesos (Destino, 2013), segunda entrega de su aclamada Trilogía del Baztán, Dolores Redondo vuelve a sumergir al lector en el valle que da título a la saga y en la fascinante vida de Amaia Salazar, ahora Jefa de Homicidios en la comisaría de Pamplona de la Policía Foral de Navarra. La novela comienza con los últimos días de embarazo de Amaia y los primeros de su recién estrenada maternidad (tema que adquirirá gran relevancia a lo largo de la obra). Como ya ocurriera en El guardián invisible, en Legado en los huesos hallaremos que la faceta personal y profesional de Amaia continúan íntimamente ligadas. Nuestra protagonista regresa a Elizondo para hacerse cargo de una investigación (a petición de la curia eclesiástica) que tiene como objeto la profanación de la iglesia de Arizkun, donde se aprecian ciertas connotaciones que apuntan claramente a una injusticia histórica en el pasado del valle. Esta trama de investigación va a cruzarse con la del suicidio de varios tipejos acusados y condenados por crímenes machistas que, sin tener relación directa entre ellos, muestran varios nexos comunes que convencerán a un nuevo y atractivo juez para abrir un nuevo caso, que afectará a Amaia tanto en el ámbito profesional como en el personal, ya que, aunque logra mantener bajo control a los fantasmas del pasado, sigue habiendo aspectos, oscuros y siniestros, de su historia personal que desconoce, y que la autora irá desvelando a modo de flashback, y que además estarán muy relacionados con la investigación que la ocupa. El basajaun de la primera entrega cede, en esta segunda, el protagonismo mitológico al tarttalo, una criatura semejante a un cíclope que alberga en su interior a un verdadero asesino, sanguinario, feroz y caníbal. Pinta bien, ¿verdad? Pues no os pienso contar más (por si hubiese alguien aparte de mí, claro, que no la haya leído).

Uno de los principales aciertos de Dolores Redondo en esta trilogía es sin duda la ambientación geográfica unida a la cultural. Las características naturales del valle del Baztán, junto al misterio y la magia de las leyendas que lo nutren, lo convierten en el escenario perfecto para enmarcar y desarrollar sus tramas. Aunque en Legado en los huesos vamos a encontrar temas como el maltrato, las sectas o la inoperancia de la rivalidad existente entre los distintos cuerpos de seguridad del Estado, los temas centrales de esta obra son claramente el Miedo en todas sus vertientes (casi como un personaje más de la historia pero omnipresente) y la maternidad, enfocada también desde distintas perspectivas y alejada del ideal que nos venden las revistas. La autora vuelve a deleitarnos con su prosa emocionante y asequible estructurada en capítulos relativamente cortos donde dosifica con maestría el suspense y el misterio y lo combina con unos personajes muy verosímiles, lo que convierte a la novela en una lectura adictiva ante la que no queda más remedio que claudicar. Queda claro que la recomiendo, ¿verdad?

miércoles, 11 de junio de 2025

El guardián invisible, de Dolores Redondo


A veces, cuando me encuentro con autores y/u obras con reseñas excelentes y además numerosas, me cuesta abordarlos quizá por temor a que la realidad no se ajuste demasiado a la expectativa. Tal vez haya sido por esa razón que he tardado tanto tiempo en leer a esta autora, que ya se había cambiado convertido en una de mis eternas pendientes. Afortunadamente, por fin me he decidido y acabo de terminar la primera novela de la saga que la encumbró, y debo decir que ha merecido la pena, pues ha superado con creces la expectativa.

El guardián invisible (Destino, 2013) es la primera entrega de la Trilogía del Baztán, de Dolores Redondo, un thriller cuyas tramas y subtramas van profundamente vinculadas a la tradición y la mitología vasco-navarra. Su protagonista se llama Amaia Salazar y, aparte de ser inspectora de la Policía Foral de Navarra, es una mujer que carga a sus espaldas un pasado oscuro y un trauma infantil que le garantiza pesadillas recurrentes y noches en vela. La casualidad, y su valía como investigadora, la hacen regresar a Elizondo, el pueblo que la vio nacer y crecer, y del que siempre quiso huir, lo que provoca aún más inestabilidad en su equilibrio psíquico. Amaia tendrá abierto un doble frente en el que luchar. Por un lado, deberá, con la ayuda de otros inspectores y fuerzas de seguridad, hallar al criminal que siembra el pánico en el valle depositando cadáveres de niñas con una escenificación ritual en las orillas del río Baztán. Por otro, tendrá que enfrentarse al Mal que acecha y amenaza su alma. Ambas batallas se auguran complejas, y ambas le provocarán multitud de sinsabores. Pero nuestra protagonista no es una detective al uso, ya que no es un ser solitario, sino que se apoyará en sus poderosas raíces familiares para encontrar soluciones. La autora utiliza la figura del narrador omnipresente en tercera persona, lo que posibilita ver la historia desde diferentes perspectivas. Asimismo, en la trama de investigación intercala fragmentos de lo que le ocurrió a Amaia cuando era una niña y la marcó para siempre, y nos va desgranando sus pesadillas para que las vivamos desde dentro. Si os ha picado la curiosidad y aún no la habéis leído, estáis tardando...

Nos encontramos en El guardián invisible ante una novela coral, con una gran multitud de personajes, todos ellos dibujados con mucha habilidad, bien perfilados psicológicamente y dotados de fuerza y verosimilitud. Intuimos que algunos de ellos seguirán presentes a lo largo de la trilogía y otros desaparecerán al final de esta primera entrega. Dolores Redondo conceptúa el Mal (así con mayúsculas) como uno de sus personajes principales, uno que campa a sus anchas por todas las páginas de la novela y se adivina detras de más de uno de los caracteres, lo que hace a la obra una novela negra en todos los sentidos. Otro de los elementos que contribuyen al éxito de la obra es su ambientación, el valle del Baztán, un espacio rico en leyendas, tradiciones, folklore y mitología, y la forma natural y plena de coherencia con la que la que la autora lo introduce en la trama. Dolores Redondo ofrece al lector elegancia y sencillez en la prosa sin restarle ni un ápice de belleza. hace gala de una prosa elegante, sencilla, sin adornos innecesarios y a la vez bella. Muy recomendable, pero os dejo ya que me espera la siguiente.

sábado, 7 de junio de 2025

El hombre gris, de José Antonio Jiménez Barbero


Dicen que de la lectura de una buena historia no se sale ileso. Sus letras se escurren entre nuestros dedos y forman parte, durante un tiempo, del paisaje de nuestra piel. Asimismo es inevitable que las emociones que provocan dejen, de algún modo, marcas en el alma. Seguro que algún día la ciencia más avanzada desarrolla un escáner capaz de detectar el mapa de nuestras cicatrices lectoras. Si ahora mismo inspeccionaran la mía, después de la novela que acabo de terminar, encontrarían en ella un escenario que solo un puñado de autores pueden igualar. Hallarían sin duda esquirlas de dolor, rastros de alguna lágrima, profundos surcos arañados por la tensión y tintes de la más negra abyección moral. Y es que este autor es un maestro, tanto a la hora de escribir como a la de retorcer las tripas y el estómago al lector.

El hombre gris (Knowmadas Books, 2025), flamante ganadora del primer Philip Marlowe otorgado por Cartagena Negra, ha sido la última obra de Jose Antonio Jiménez Barbero en ver la luz. En ella, el autor se aleja de los soleados paisajes del sur a los que nos tiene habituados y transporta al lector a las raíces musgosas y oscuras de los bosques gallegos en una trama de verdades silenciadas y de monstruos que se mudaron hace tiempo de su lúgubre guarida bajo la cama y se ocultan bajo máscaras de respetable apariencia. Pero los secretos, más tarde o más temprano, suelen salir a la luz, y en ocasiones lo hacen de maneras verdaderamente crueles. La novela comienza con Samuel Ermida, juez retirado y enfermo de cáncer, cuyo buzón recibe un día el dedo amputado de una niña. Poco después es hallado el cadáver de su propietaria, abriéndose entonces para Ermida las puertas de un infierno accesible sin necesidad de muerte previa. El pasado vuelve a cobrarse su venganza, haciendo regresar de entre las sombras del olvido al Hombre Gris, asesino de niñas que aterrorizó a Galicia casi cuatro décadas atrás, y cuyo caso quedó sin resolver. Serán la capitana Teresa Rull y el teniente Padilla (cada uno con su maleta de sufrimiento ocasionado por los malditos prejuicios nacidos de una supina estulticia) los encargados de indagar y sacar a la luz los entresijos de una cadena de crímenes tanto o más viles que los que propician la investigación. Bajo estratos de ignominiosa indigencia moral, surge una historia oscura hilada por silencios culpables de unos y de otros, una vida de horror del que eriza la piel y hace descender al lector al pozo sin fondo, negro y siniestro, de la maldad humana.

No haré hincapié en las bondades de la prosa de José Antonio Jiménez Barbero, porque el hecho de su autoría es sencillamente sinónimo de calidad literaria, pero sí insistiré una vez más en su habilidad para crear historias donde la tensión y el suspense se respiran en cada página, tramas profundamente humanas donde el autor explora y profundiza en conceptos de alta relevancia social con validez universal y atemporal. Abandono, omisión ,malos tratos,abuso sexual, homofobia y violencia vicaria son algunas de las hebras con las que el autor trenza el entramado de El hombre gris. Si disfrutáis con buenos ratos de lectura y no os importa en exceso que os pellizquen el corazón y os retuerzan un poquitín las entrañas, esta es vuestra novela. Palabra de lectora.

lunes, 2 de junio de 2025

Las Soliña. Brujas, sapos, Ángeles y Nornas


Mirad, yo no sé cómo empezar a escribir esta reseña, porque a estas alturas del cuento y con este calorcito que pega ya tengo la cabeza del revés. Podría comenzar diciendo que esta autora tiene una manera maravillosa de volverme loca, pero me quedaría corta seguro. ¿Cómo es posible llorar y reír con dos párrafos de diferencia? Pues preguntadselo a ella, porque es la reina del disloque. No has terminado de limpiarte la lagrimilla de una escena cuando se te escapa una carcaja que, sin más dilación, da paso a nuevo puchero. 

Las Soliña. Brujas, sapos, Ángeles y Nornas (2024) de Gema Tacón es la cuarta entrega (sí, porque si no leéis la novela corta de la Navidad se os queda un pelín cojito) de la saga protagonizada por la familia de brujas más loca y entrañable del panorama brujeril literario, y no iba a ser menos que las anteriores. Volvemos en ella a sumergirnos en un universo repleto de magia y de locura, con situaciones surrealistas y cómicas a más no poder. Esta entrega empieza con una supuesta vuelta a la normalidad tras los sucesos de la anterior (y el paréntesis navideño dentro de una bola de nieve). Las brujas que cumplían 21 años y que no pudieron hacer la presentación de sus dones en sociedad a causa de la debacle de la primera entrega lo van a hacer ahora en un macroaquelarre extempore. Apesadumbrada por volver a la realidad después de su idílica estancia en la bola de nieve, Sarah Soliña se prepara para el evento y para ello tiene que realizarse un ritual previo para que no se muestre cierta parte de ella que causaría un ligerísimo revuelo entre sus congéneres. Pero, ay, que antes de acabarlo se vuelve a liar parda y nadie sabe por qué. De respente aparecen unos rayos de colores que van convirtiendo a los asistentes al festival en zombies, fantasmas, cerdos o bebés demoníacos (según el color del rayo, claro). ¿Quiénes serán los artífices de este nuevo despropósito? Ahhh...misterio. Sarah tiene por delante otro buen berenjenal, con su familia convertida en cualquiera de esas cosas, el velo que separa las dimensiones cada vez más roto, y lo hará con la ayuda de su prima la demonia dragona, su inseparable Pepe, un ángel pelín turbio y el premio gordo: un comestible bebé con alitas. Se supone que contarán con la ayuda de las Nornas, esos beatíficos seres (¡ja!) que hilan el destino de todos pero ya veréis qué ayuda más chula. Y si faltaba algo, tendrán como refuerzo a una panda de arcángeles en vías de jubilación con métodos motivacionales no exactamente legales. ¿A que pinta bien? Pues está mejor todavía.

En esta entrega de Las Soliña, aparte del lado descacharrante, también tendremos espacio para la reflexión. Aparte de visibilizar el trastorno TDA/TDAH presente durante toda la saga, nuestra protagonista (y nosotros con ella) aprenderá que toda decisión tiene sus consecuencias (por muchos hilos que tejan las Nornas) y que a veces, cuando nos preguntamos quiénes queremos ser, a lo mejor es necesario mirar un poquito hacia dentro y reconocer que, oye, quizá no está tan mal ser nosotros mismos. Y una vez acabado el momento moñas, como no es cuestión de hacer la reseña más larga que el libro, voy cortando y os la recomiendo encarecidamente si lo que buscáis es pasar un buen rato leyendo. Ojo a los mensajitos de los sobres de azúcar, ciertamente personalizados, que dan comienzo a cada capítulo...no tienen desperdicio ninguno.

martes, 27 de mayo de 2025

Las Soliña. Brujas, ángeles y demonios celebran la Navidad, de Gema Tacón

Pocas cosas se me dan bien, pero parece que una de ellas es llevar la contra. A lo que sea. Que hace frío, pues yo calor. Que dicen que esta semana ya suben las temperaturas y va a parecer verano, pues yo a leer una historia navideña. Que de todo tiene que haber en el mundo, como decía el sabio de mi abuelo, y a mí me debió tocar el palito más corto (¿o era el más largo? Vete tú a saber). ¿Veis? Ya me estoy quedando yo como la Sarah Soliña de mis amores, que todo se pega menos, evidentemente, la hermosura.

Cuando leí las dos entregas anteriores de Las Soliña, pensé que ya más no le podía descarrilar la imaginación a Gema Tacón, pero anda que no estaba equivocada. Noniná... Las Soliña. Brujas, ángeles y demonios celebran la Navidad (2023) es una ida de olla maravillosa. Imaginad a un grupito de personajes sobrenaturales escondidos en un sótano cada uno a hacer sus cositas y, ¡tachán!, de repente aparece la cabra alcohólica barra oráculo barra tocapelotas máxima y los encierra a todos en una preciosa bolita de esas navideñas con su nieve dentro y todo. Como un escape room pero sin entender un caraj... lo que tienen que hacer para poder salir, ya que el mensaje que les deja más críptico no puede ser. ¿Lograrán los diez personajes entenderse y cumplir las expectativas de la caprina beoda? Menudo disparate de bolas y muñecos de nieve, hechizos y besos, alas, cuernos y rabos (sí, rabos, de todos los tipos). 

Gema Tacón consigue en este relato de poco más de 80 páginas que nos ríamos lo más grande, pero también nos pellizca el corazón a ratitos. O a mí al menos, que últimamente a moñas no me gana nadie. Ni a perturbada, que puedo llorar y reírme siete veces en la misma página. Si podéis, leedla, y dejad que su magia os descacharre la cabeza más de lo que ya la podáis tener. ¿O a vosotros no os gustaría que os metieran en una bola de cristal con nievecita y os obligaran a ser lo que realmente sois y a sentir aquello de lo que estáis huyendo?

lunes, 26 de mayo de 2025

Las Soliña. Brujas, sapos, ángeles y demonios, de Gema Tacón


Dicen que segundas partes nunca fueron buenas, y suele atinar bastante en eso la sabiduría popular. Sin embargo, casi toda regla tiene su excepción y, en este caso, la norma deja de cumplirse cuando de libros se trata. Esa sensación de terminar un libro y que te puedan las ganas de saber qué ocurre con los personajes en el siguiente es incomparable. Y, si hablamos de las locuras de la Tacón, ya para qué contar... Como un cencerro es poco, pero qué cencerro más maravilloso (que no se note que estoy tratando de darles jabón a las vacas y a las cabras sicarias, ¿eh?).

Si en la primera entrega de Las Soliña disfruté como una cría con el berenjenal paranormal y surrealista que había escrito la gaditana, solo deciros que la segunda, Las Soliña. Brujas, sapos, ángeles y demonios (2023) la he devorado en dos tardes (bueno, puede que alguna hora noctura también) y la he gozado como una enana, aunque en esta me haya hecho soltar un par de lagrimillas. Tras el final apoteósico de la entrega anterior, el mundo de las Soliña se ha quedado un pelín patas arriba, aunque seguirán haciendo de las suyas hasta lograr que nos tronchemos de risa. La trama de la novela comienza con Sarah, la bruja más encantadora y locuela que conozco, encerrada en su habitación, triste y apática. Ay, el mal de amores que no da tregua ni a los seres sobrenaturales. James lleva días desaparecido en compañía de una angelical tetona, sin conexión mental alguna con su brujita preferida. Lo que no saben en la Tierra es que el hechicero descubrirá su origen en el Cielo, y volverá con la misión de salvar a la humanidad de un nuevo Diluvio Universal. Al parecer, cierta Soliña inquieta, con su peculiar manera de viajar a lomos de un estornudo, ha abierto demasiadas grietas en el velo que separa el mundo de los vivos y el de los que ya no lo están y, o consiguen atajar el problema, o...agua para todos. Entre aventura y aventura de nuestra protagonista, Sarah, que parece no dar pie con bola, iremos desvelando más misterios sobre su vida a la vez que conoceremos personajes nuevos. A los que ya aparecían en la entrega anterior se unirán ahora ángeles y demonios para romper estereotipos y hacernos dudar sobre el Cielo y el Infierno. Ah, que queréis saber más... pues a leerlas se ha dicho (y en orden, que si no luego no os enteráis).

Fiel a su estilo, Gema Tacón vuelve a ofrecernos en esta segunda parte de Las Soliña una mezcla que no sé bien cómo definir pero que me encanta. Que tiene arte es un hecho, porque a ver si no quién consigue que convivan en las mismas páginas unas brujas desquiciadas y desquiciantes pero entrañables, hechiceros mestizos y sus Pinochos, un cónclave sobrenatural para tirarse de los pelos, ángeles de blanco Neutrex con demonios encerrados, ninfas vengadoras, monjes asesinos y posesiones de lo más salido...sin olvidar un gremlin del infierno, un sapo fantasma y lamedor y una cabra alcohólica que...bueno, mejor dejemos a la cabra tranquila. Y no me enrollo más. Si queréis disfrutar de ratitos de lectura donde no os falten las carcajadas (que si, que alguna lagrimilla también), no os perdáis a Las Soliña. Yo voy de cabeza a por el siguiente.

domingo, 25 de mayo de 2025

Las Soliña. Brujas, sapos, cabras y sanguijuelas, de Gema Tacón

Desde pequeñita siempre me gustaron las brujas. Desconozco el motivo, pero nunca inspiraron en mí el terror que se esperaba (será que lo de no acatar las normas fue el don con el que fui bendecida al nacer). En lugar de miedo cuando las nombraban, lo que sentía era una enorme curiosidad. La bruja Curuja, su homóloga Piruja, la madrastra de Blancanieves y la que trató de engordar a Hansel y Gretel para comérselos sin duda fueron las heroínas de mis primeros años de lectura. ¿Sería la malvada Bruja del Oeste que aterrorizaba Oz verde de verdad? Ya desde niña fui consciente de que se las trataba fatal en el imaginario colectivo, y eso que aún no sabía nada de la Santa Inquisición... cuando supe del Santo Oficio todo empezó a encajar. Samantha, la bruja que movía la nariz, me decepcionó un poco, pero la que rompió mis esquemas de forma brutal fue la bruja Avería, que me causaba (y me causa) pavor y fascinación a partes iguales. ¿Que por qué esta disertación brujeril a estas horas de un domingo por la mañana? Pues porque los personajes de la novela que acabo de terminar son brujas y hechiceros acompañados de sapos y cabras fantasmas. Pinta bien, ¿verdad? Y si os digo que la autora es Gema Tacón, pinta mejor todavía, ¿a que sí?

Hoy os traigo Las Soliña. Brujas, sapos, cabras y sanguijuelas (publicada en 2023), la primera entrega de una saga que garantiza dos cosas básicas: excelentes ratos de lectura y numerosos episodios de risa que hace que la gente te mire un poco regular cuando estás leyendo en la playa. Gema Tacón combina en esta saga una especie de fantasía urbana con los mejores ingredientes de la comedia familiar y romántica (y algún puntito de nudo en la garganta también, ¿eh?), sumergiendo al lector de inmediato en un mundo de brujas y otros seres mágicos. Las Soliña son el aquelarre más poderoso que se ha visto en los últimos siglos. Todas menos Sarah Soliña, la protagonista, cuyos poderes se limitan a hablar con animales muertos y a desaparecer cuando estornuda, apareciendo en el primer lugar que se le pasa por la cabeza de formas un tanto embarazosas. La acompaña siempre una ricura de sapo del Más Allá y pronto se unirá a ellos una cabra que también está más para allá que para acá... Pero, ¿por qué empieza la novela con Sarah crucificada en top less y rodeada de vacas? Os lo va a explicar, pero tendréis que esperar unos cuantos capítulos para averiguarlo, y mientras tanto conocer a las Soliña en plena preparación de su viaje a la reunión anual de aquelarres, donde Sarah tendrá que hacer gala de sus poderes para obtener el certificado oficial de bruja por derecho propio (todas las brujas han de hacerlo al cumplir los 21 años). Sin embargo, Sarah no podrá llegar a hacer el esperado ridículo porque de repente un hecho inesperado provoca el caos en el macroaquelarre y su preocupación principal pasa a ser proteger y defender a su familia. Para ello, contará al mismo tiempo con la ayuda y la distracción que le aportará James, un misterioso y atractivo hechicero que la hará perder la cabeza en más de un sentido (si es que no la tenía ya suficientemente perdida). En medio de todo ese barullo, puede que Sarah y el lector empiecen a sospechar que a lo mejor, solo a lo mejor, Sarah no es el desastre de bruja que se nos presenta en las primeras páginas... pero tendréis que leer, porque yo no os pienso contar más.

Además de la excelente ambientación que permite al lector adentrarse en un mundo de seres sobrenaturales y visualizar a los personajes a todo color, y la divertida trama repleta de locuras, uno de los puntos fuertes de esta primera entrega de Las Soliña es ir descubriendo la extraordinaria relación que mantiene Sarah con su familia y los secretos que esta guarda, que intuyo van a dar mucho juego. Gema Tacón opta, de forma muy atinada, por la narración en primera persona, que elicita de inmediato la implicación y empatía del lector, y lo hace, como es habitual, de una forma muy ágil, directa y coloquial, concediendo a cada personaje su propia voz y marcando mucho cada una de sus personalidades, provocando que los queramos casi al instante. Una historia repleta de misterio, de enredos, de diversión y de carcajadas, pero también de una importante reflexión que queda clara como el agua en la nota de la autora. Dadles una oportunidad a Las Soliña y no os arrepentiréis (que os recuerdo que las arrugas de la risa son más sexys que las que salen por fruncir mucho el entrecejo).

sábado, 17 de mayo de 2025

Los nueve reinos, de Santiago Díaz


Qué gustazo descubrir la versatilidad de un autor al que admiras, y tener la sensación de que va a ser bueno escriba lo que escriba. Merece la pena salir de vez en cuando del género en el que nos sentimos más cómodos para disfrutar de novelas como la que acabo de terminar. En ella, Santiago Díaz cambia el negro que tan bien le sienta por un thriller histórico con tintes de novela de aventuras.

En Los nueve reinos (Alfaguara, 2024), Santiago Díaz cambia de registro y nos transporta a la época del reinado de los Reyes Católicos, relatando de forma espectacular, mediante una mezcla de datos históricos contrastados y pura ficción, la conquista de las Islas Canarias. La novela comienza con un breve episodio, allá por el s. I a.C., en el que un grupo de prisioneros bereberes se amotinan en el barco en el que son transportados hacia Roma como esclavos. Tras días a la deriva, son arrastrados por las corrientes hasta la isla de Tenerife, donde poco a poco construirán su propia civilización y vivirán ajenos al resto del mundo hasta que los Reyes Católicos deciden conquistar y cristianizar los nueve reinos en los que se divide la isla. A partir de ahí, viviremos la historia de un pueblo guerrero con unas costumbres y creencias peculiares conectadas al Teide y a la lava que contienen sus entrañas. Luchas por el poder, desavenencias personales y traiciones, amores y pasiones que transgreden las normas establecidas, sacrificios rituales y una encomiable lucha por la libertad. Asimismo, en otra trama ambientada más de dos décadas después, Santiago Díaz narra las vivencias de una esclava llamada Elena que desconoce sus orígenes, cuya perspectiva constituye un relato asombroso y ameno de la España de principios del s. XVI.

En Los nueve reinos, Santiago Díaz relata, apoyándose por supuesto en una deliciosa ficción, el controvertido origen y la inevitable caída de la misteriosa civilización guanche, así como los inicios del descubrimiento de América por parte de Colón. Si bien es cierto que el autor cambia radicalmente de género con respecto a sus publicaciones anteriores, también lo es que no olvida esa forma suya de narrar que tanto gusta a sus lectores. Agilidad, entretenimiento y un excelente engranaje de tramas y subtramas con multitud de personajes se combinan una vez más para atrapar al lector ya en las primeras páginas y no liberarlo hasta la última. En conclusión, un novelón con el que he disfrutado mucho y, además, me ha servido para aprender muchas cosas que no sabía. Echaré de menos a los "guacanchas" y a los "guañameñes". Si podéis, hincadle el diente, porque de seguro no os defraudará.

sábado, 10 de mayo de 2025

Jotadé, de Santiago Díaz


Desde la primera vez que leí El buen padre (que ha sido una de las pocas novelas que he leído dos veces), supe que el nombre del autor iba a convertirse en sinónimo de calidad. Luego, por unas cosas o por otras, he tardado un poquito más en leer las siguientes, pero ya tengo claro que de Santiago Díaz pienso leer hasta las listas de la compra que escriba. Me encanta su forma de comenzar, fuerte, a lo grande, la tensión continua que se vive en sus páginas y la agilidad con la que relata. Si Talión y la trilogía protagonizada por Indira Ramos me han hecho devorar letras, su última novela no iba a ser menos y he terminado de leerla con la boca abierta y ganas de más.

En Jotadé (Alfaguara, 2025), Santiago Díaz nos ofrece una obra de estructura compleja de alto suspense, pero de una maravillosa claridad y sencillez narrativa que invita a leer página tras página sin descanso. Diferentes hilos que se engarzan con precisión en una misma trama, diferentes escenarios, infinidad de indicios, pero nada previsible. El personaje central de la novela es Juan de Dios Cortés, Jotadé para los amigos, el subinspector gitano al que conocimos en la última entrega de Indira, un tipo peculiar e imprevisible que me ha enganchado hasta la médula. Ambientada en Madrid, la trama comienza con dos hombres a los que cuelgan de uno de los puentes que cruzan la M-30 tras ser eviscerados (vamos, que les sacan las tripas). Ello provoca un accidente en el que muere la hija pequeña del comisario, que no va a parar hasta dar con los asesinos, y quién mejor que Jotadé, que se desenvuelve como pez en el agua en ambientes criminales, para conseguirlo. El narcotráfico y la violencia intrínseca a este serán las bases en torno a las que Santiago Díaz construirá el argumento, serio pero al mismo tiempo entretenido. A esta trama el autor incorpora diversas historias personales que aportan al relato más interés aún si cabe. Lucía Navarro, a quien también conocimos en novelas anteriores, está en la cárcel y es misteriosamente trasladada a un centro de menores para seguir cumpliendo su condena. Allí conocerá a Andrea, un adolescente con una impactante historia. También conoceremos las idas y venidas de Hilario Garza, uno de los capos del narcotráfico y sus hijos, la relación de Jotadé con su ex, y la vida de Iván Moreno en el pueblecito donde se ha recluido tras los sucesos de Indira. Con esa habilidad a la que ya nos tiene acostumbrados, Santiago Díaz armoniza muy bien las diferentes historias y el resultado es espectacular.

Lo cierto es que Jotadé lo tiene todo para gustar a los lectores del género. Es una novela absorbente de una fuerza enorme. No se centra únicamente en la investigación de dos muertes violentas, ya que en sus poco más de cuatrocientas páginas narradas en capítulos cortos de gran dinamismo el autor pone también el foco en el narcotráfico, en ajustes de cuentas y asesinatos varios, en la experiencia de varios reclusos, y en relaciones personales y familiares. A la acción rápida se le suma entonces un relevante componente psicológico y, todo hay que decirlo, al autor se le da de lujo pellizcarnos la emoción entre tiro y tiro. Sin duda, una de las claves del éxito de la novela está en su protagonista, Jotadé un policía duro y sin pelos en la lengua que se frena poco o nada ante la adversidad. Un hombre sencillo, pero con una personalidad arrolladora. Desobediente e irreverente pero leal hasta el tuétano. Dentro y fuera de la ley al mismo tiempo. Un personajazo, vamos, de los que más me han gustado. Y del final, ni hablemos, que estoy ya deseando que publique el siguiente. ¿Hace falta ya que diga que os la recomiendo?


martes, 6 de mayo de 2025

Indira, de Santiago Díaz

Nunca me han gustado las despedidas. Se me dan fatal o peor en el mundo real, y con los personajes de los que me encariño me suele pasar lo mismo. Cuando la conocí lo primero que pensé fue: qué tipa más rara. Tras unas cuantas páginas, me acostumbré a ella y a sus excentricidades. Me he reído con ella, me ha hecho abrir los ojos como platos en ocasiones y rescatar el gel hidroalcohólico del fondo del cajón. A veces he pensado que si saliera del libro y viera mi mesa de trabajo cuando estoy en plena faena lo más seguro es que hiperventilara. He sufrido con ella y he llorado con ella (bueno, yo más que ella, que soy un trasto llorón). Pero todo tiene un final, sobre todo las buenas historias, y hoy toca decirle adiós a un personaje que me ha hecho plantearme muchas cosas y darme cuenta de otras. 

Con Indira (Penguin, 2023), Santiago Díaz pone el punto y final a la saga protagonizada por la inspectora Indira Ramos. La novela comienza de forma muy impactante, pero no comprenderá el lector el principio hasta el mismo final. A continuación, se encontrará a una Indira con una vida personal que parece estable (pero solo lo parece) pero con una faceta profesional de lo más enrevesado. Tras haber elegido en Las otras niñas al hombre de su vida, su relación con el inspector Iván Moreno es cada vez más tensa, a pesar de que cada uno lidera su propio equipo y trabajan por separado, hasta que el comisario les obliga a trabajar una vez más juntos. El caso del que deberán ocuparse va a ser una pesadilla: en una obra de Getafe aparece un cadáver, el primero de cinco enterrados en el mismo terreno. Personas en principio sin ningún nexo común. El único hilo del que tirar es el anterior propietario del solar pero, cuando van a interrogarle, se encuentran con que tanto él como su familia, asistenta incluida, han sido asesinados en su propia vivienda. Ante una investigación de tal complejidad, y bajo la presión de las altas esferas, que no desean que la atención del público se disperse de cara a las cercanas elecciones generales, Indira e Iván tendrán que colaborar sí o también para obtener resultados. Con lo que nadie contará es que, en mitad de esa investigación, las ansias de venganza de un ser abyecto les obligarán a enfrentarse al caso más difícil y doloroso de su vida, un caso que hará que se unan o se alejen para siempre.

Estructurada en cuatro partes y narrada en tercera persona a golpe de capítulo corto, lo que imprime gran agilidad al relato, Indira permitirá al lector completar el puzle conformado por sus distintas tramas al engranar las perspectivas de varios personajes. Por un lado, tendrá la trama de los cadáveres hallados en Getafe, conociendo sus vidas y lo que les ha llevado a morir. Mientras tanto, un indeseable recluso diseñará un maquiávelico plan para originar un motín en la prisión de Alcalá de Henares que le permitirá escapar y aplacar su sed de venganza. Además, la agente Lucía Navarro se reincorporará a su puesto tras los sucesos acaecidos en la anterior entrega, y los remordimientos no la dejarán vivir tranquila ni disfrutar de la compañía de Juan de Dios Cortés, alias Jotadé, la última adquisición del equipo de Indira, un perspicaz policía gitano que deberá luchar contra los prejuicios de unos y otros, y encontrar el equilibrio entre su faceta profesional y la lealtad hacia su familia. Todo un descubrimiento este personaje, de verdad. No me queda más que recomendar la lectura de la novela y deciros que váis a disfrutar con ella (a sufrir también, claro, pero es parte del juego), pero con la mente abierta y sin rezarle al dios de la justicia poética. Dicen que dar las gracias es una buena forma de despedirse, así que: gracias, Indira, y gracias, Santiago, por hacerla posible.




sábado, 3 de mayo de 2025

Las otras niñas, de Santiago Díaz

La mañana del 14 de noviembre de 1992 amaneció fría y convulsa en Alcàsser, un pueblo de Valencia del que muchos no habíamos oído hablar nunca. Las niñas Miriam, Toñi y Desirée, de catorce y quince años, no habían vuelto a casa la noche anterior, y comenzó a cundir el pánico en la pequeña localidad valenciana. Pronto comenzó una búsqueda que mantuvo al país entero con el corazón en vilo y se convirtió en un caso que tuvo un impacto mediático sin precedentes que provocó que en mi casa no se apagara la tele nada más que para dormir, por si aparecían las niñas. Setenta y cinco días después, las noticias del 27 de enero ponían fin a la poca esperanza que quedaba ya de hallarlas, pues habían encontrado sus cadáveres enterrados con signos de violencia sexual y física extrema. Detuvieron a uno de los agresores, Miguel Ricart, pero el otro, Antonio Anglés, logró fugarse y se cree que murió en las frías aguas de la bahía de Dublín tras saltar de un barco en el que viajaba como polizón. Pero, ¿y si no hubiera muerto y hubiera vivido durante décadas ocultando su identidad? Interesante, ¿verdad? Pues es en torno a esta premisa que se articula la novela que acabo de terminar de leer (y digo leer por no decir devorar, creedme).

En Las otras niñas (Penguin, 2022), segunda entrega de la trilogía protagonizada por la peculiar inspectora Indira Ramos, Santiago Díaz explora la posibilidad de que el sádico Anglés siguiera con vida y construye, a partir de esta hipótesis, una historia de alta tensión que me ha mantenido absolutamente pegada a sus páginas. Tras haber cerrado el complicado caso que se narra en El buen padre y con su vida personal en precario equilibrio, Indira Ramos se refugia en un pequeño pueblo extremeño en compañía de su madre. Tras tres años alejada del cuerpo de policía, debe volver si quiere mantener su plaza, y su regreso no va a ser precisamente un camino de rosas. Las relaciones (personales y laborales) con el ahora inspector Iván Moreno van a ser muy tensas (por decirlo con suavidad), sobre todo cuando le haga participe de un "pequeño" secreto que le ha ocultado durante todo ese tiempo, y el caso al que van a tener que enfrentarse no va a ser precisamente fácil: a raíz del atraco a una gasolinera, la dactiloscopia arroja un resultado inesperado, al hallar una huella de Antonio Anglés. A pesar de detenerlo, legalmente el crimen de Alcàsser ha prescrito, por lo que Indira e Iván, que no se resignan a que quede libre, deberán hacer lo imposible por encontrar en el pasado del asesino algún delito por el que pueda ser encausado. Con esta trama principal, Santiago Díaz combinará otra trama ética y moralmente compleja en la que se verá inmersa de manera personal otra policía del equipo de investigación y dotará a la novela de más tensión aún si cabe.

Estructurada en capítulos cortos y narrada en tercera persona, Las otras niñas es sin duda una novela arriesgada puesto que parte de un crimen real que en su momento conmocionó a toda España y copó durante semanas el panorama mediático; sin embargo, no es este el foco de la novela, sino el planteamiento de qué ocurriría si el autor material de tan atroz crimen resurgiera de entre las sombras de su presunta muerte. Ficción es ficción, y quien no esté dispuesto a comprenderlo quizá debería dedicarse a otros menesteres. El estilo de la prosa de Díaz es sobre todo ágil y tremendamente visual, enganchando al lector a sus páginas sin posibilidad de tregua, ya que tanto interés despiertan las tramas del presente como las del pasado, donde conocemos cómo se forjó la nueva identidad del asesino. A lo anterior se une una excelente construcción de los personajes, equilibrados con sus caras y sus cruces, y alguna vuelta de tuerca que no esperábamos. Solo me queda deciros que acabo ya, porque estoy desando hincarle el diente a la siguiente.

sábado, 19 de abril de 2025

Talión, de Santiago Díaz

Mas si hubiere muerte, entonces pagarás vida por vida,ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie, quemadura por quemadura, herida por herida, golpe por golpe.(Ley del talión, en Éxodo, 21: 23-25)

No solemos pensar en que nuestro tiempo en este mundo es finito. Actuamos como si las agujas del reloj no apuntaran hacia el inexorable final que verdaderamente nos hace a todos iguales. Pero, ¿qué pasaría si, de repente, nos dieran la nefasta noticia de que el final de nuestros días es inminente? ¿Qué nos gustaría hacer con el tiempo que nos quedara? Difícil, ¿verdad? En la novela que acabo de terminar, a una de las protagonistas se le revela claro como el agua. 

Talión (Planeta, 2018), es la primera novela publicada de Santiago Díaz. Original e impactante, elicita una empatía casi inmediata con una de sus protagonistas, Marta Aguilera, una periodista que, tras sufrir episodios recurrentes de dolor de cabeza y mareo, decide acudir al médico, que le dará la devastadora noticia de que padece un tumor cerebral en estadio avanzado y que le quedan a lo sumo un par de meses de vida. Marta no tiene familia y tampoco se siente emocionalmente cerca de sus pocos amigos. Intenta digerir las malas nuevas al tiempo que trata de averiguar en qué va a ocupar el escaso tiempo del que dispone. Sin embargo, el destino juega a menudo con cartas marcadas, y su última actuación como profesional del periodismo será entrevistar a un joven pederasta acusado de violar y asesinar a una niña de siete años cuya culpabilidad está más que asegurada a pesar de la falta de pruebas concluyentes que imposibilitan una condena judicial. Marta ya tiene poco o nada que perder... ¿y si ella impartiera la justicia divina que no es posible ejercer en los tribunales? Por otro lado, la inspectora Daniela Gutiérrez, frustrada por la puesta en libertad del pederasta, deberá investigar el posterior asesinato del mismo a la vez que lidia con la difícil tesitura en la que se encuentra con su hijo. Las vidas de ambos quedaron truncadas al perder al marido/padre e hijo/hermano mayor en el último atentado de ETA en Madrid y su dolor se agudiza ante la inminente salida de prisión de la etarra que lo perpetró por la derogación de la Doctrina Parot. Marta Aguilera se esconderá tras el grandilocuente pseudónimo "Talión" y la inspectora Gutiérrez se verá en la obligación de atraparla, lo que generará una tensión y una intriga que no se diluirán hasta la última página.

Queda claro y nítido que la sociedad reclama a gritos una justicia más contundente que la que imparten los jueces interpretando las leyes y, en Talión, Santiago Díaz plantea la posibilidad de tomarse la justicia por la propia mano y el dilema moral que ello suscita. En torno a esta posibilidad, el autor construye una novela estructurada en partes diferenciadas tituladas según el dueto víctima-agresor para contar la historia de Marta, una mujer cuyas raíces se han difuminado en el tiempo y tiene que ser consecuente con sus últimas decisiones. Ni heroína ni antihéroe, simplemente justiciera. Aunque el lector no comparta su opinión, la entiende sin lugar a dudas. El contrapunto a Marta Aguilera lo pone la otra gran protagonista, la inspectora Gutiérrez quien, a pesar de haber sido víctima del terrorismo, sigue confiando en el trabajo que hace como policía y en la ley. Santiago Díaz relata los hechos e intenta dejar las consideraciones éticas y morales a criterio del lector, aunque hacia el final del libro no puede evitar decantar la balanza (supongo que es imposible no hacerlo) hacia uno de los lados. Bien está, teniendo en cuenta que ficción es ficción y que, para otras tristes realidades e injusticias, no es necesario más que poner las noticias. En definitiva, novela muy recomendable que os hará pasar excelentes ratos de lectura siempre y cuando no seáis acérrimos de un sistema judicial garantista. 

     

sábado, 12 de abril de 2025

La mala hija, de Pedro Martí


Soy un ser tremendamente visceral, cosa que se trasluce habitualmente en mis reseñas. La emoción es parte intrínseca de todo lo que hago, pero hay ocasiones en que inevitablemente se eleva a la enésima potencia. Y esta es una de ellas. Haber acompañado a un autor desde sus inicios , ver cómo crece y cómo da ese salto con el que muchos sueñan deja una sensación calentita en el pecho que no puede describirse bien con palabras. Cuando leí a Pedro Martí por primera vez en La pieza invisible, supe de inmediato que tenía madera de autor de primera. Me fascinó su César Giralt y su forma de adentrarnos en la psique del monstruo. Con Donde lloran los demonios, subió un escalón en términos literarios, manteniendo su voz y su esencia. Ahora, con la novela que acabo de terminar, el autor se afianza como una promesa del thriller en el panorama nacional, una promesa que espero sinceramente que se siga cumpliendo con el paso del tiempo. Tuve la fortuna de leerla como borrador y, aunque ha cambiado un poquito, esta segunda lectura la he disfrutado y la he sufrido tanto o más que aquella primera. Una novela desgarradora de personas y piezas que no encajan en ningún puzle ordinario, de más lagrimas que sonrisas, y de una calidad literaria indudable.

En La mala hija (Destino, 2025), Pedro Martí ambienta la trama en su Almansa natal, una población de apariencia apacible pero donde a veces sí pasan cosas, convirtiéndola en epicentro y personaje de una historia compleja y oscura que destila dolor por los cuatro costados. Su personaje central, Alma Ortega, reservada y meticulosa hasta extremos sorprendentes, es capitán de la UCO y debe trasladarse desde Madrid a la Almansa que la vio nacer para hacerse cargo de una investigación en la que la Guardia Civil local no avanza. La capitán Ortega no pasa precisamente por su mejor momento, ni profesional ni personal, pero debe regresar a su origen para encontrar a Belén Villalba, modélica hija de un conocido empresario almanseño de la industria del calzado, desaparecida sin dejar rastro una fría noche de enero. Allí deberá trabajar como superior de su hermana mayor, la teniente Paula Villaescusa, lo que resultará harto complicado pues su relación está marcada por un pasado de demonios y heridas de las que no se cierran jamás. Adolescentes que mienten, adultos expertos en guardar secretos, y Belén Villalba que no aparece. Sus pesquisas la llevarán a conocer a Irene Ródenas, mejor amiga de la desaparecida y experta hacker de condición muy particular (vamos, una Lisbeth Salander adolescente y manchega).Para colmo, otro expatriado almanseño, de nombre Diego Castillo y de profesión periodista en paro, se inmiscuirá en la investigación para intentar sacar tajada a nivel familiar y laboral. Las cosas se complicarán aún más cuando... Ja, ¿no pensaréis que os lo voy a contar, verdad? Si os ha picado el gusanillo de la curiosidad, ya sabéis lo que tenéis que hacer.

Con una prosa impecable y un estilo directo y perfecto en los cambios de registro, Pedro Martí ofrece al lector en La mala hija un oscuro rompecabezas de familias rotas, de apariencias engañosas, de almas (y nunca mejor dicho, pues la protagonista le hace todo el honor a su nombre) desportilladas y de futuros truncados por el pasado y sus demonios insaciables. Sus personajes son profundamente complejos y verosímiles, llenos de aristas que los sitúan constantemente a un lado y al otro de fronteras éticas y morales. Alma Ortega es un personaje extraordinario, genuina en muchos aspectos. Algunos de ellos están habilidosamente construidos para ser comprendidos y detestados a partes iguales, y hay diálogos que duelen como un pellizco traicionero en el costado. La figura de Irene Ródenas es una maravilla (vamos, que me "putoencanta"), y espero verla en páginas futuras. Pedro Martí hace también un gran trabajo con la ambientación, convirtiendo esa almansa invernal, sus calles y su frío inmisericorde, en compañeros silenciosos que apoyan sin duda la tensión, la intriga y el suspense que pueblan la novela de principio a fin. No tendré que decir ya que la recomiendo, ¿cierto?

domingo, 6 de abril de 2025

El hijo olvidado, de Mikel Santiago


Como ya he dicho alguna que otra vez, cuando determinados nombres de autor/a aparecen en la portada de un libro, sabes que te va a gustar. El de Mikel Santiago es uno de esos casos, todo un referente en lo que se denomina “euskalnoir”, y en la novela que acabo de terminar, su penúltima obra publicada, vuelve a demostrar por qué. Casi dos años después de cerrar la Trilogía de Illumbe, Mikel Santiago rescata a algún personaje cuyo nombre aparece en la trilogía y coloca de nuevo la costa vizcaína en los primeros puestos del ránking de la novela negra española.

Si hubiera que definir El hijo olvidado (Ediciones B, 2024) con una sola palabra, esta sin duda sería TENSIÓN, así con mayúsculas. El protagonista de esta novela es uno de los que más me han gustado del autor de Portugalete. Su nombre es Aitor Orizaola, un ertzaina que está de baja mientras se recupera de graves lesiones producidas por un ataque cuyas consecuencias van más allá de lo físico, puesto que pende sobre su cabeza un expediente disciplinario que pone en riesgo su futuro laboral. Si no tuviera ya bastante, va a tener que enfrentarse a un problema familiar que le pondrá aún más contra las cuerdas: su sobrino Denis, a quien crió como un hijo, es acusado de asesinato. Aparte de que Denis jure y perjure que es inocente, el olfato de sabueso de Ori —como se refieren a él los más allegados— le dice que algo huele mal en ese caso, por lo que emprende una investigación extraoficial en la que se va a saltar todos los protocolos habidos y por haber. Contará para ello con la ayuda de varias personas, entre ellas una ertzaina destinada en la comisaría que lleva el caso y una periodista que necesita esclarecer la muerte de su ex-pareja. Una falsa acusación, suicidios como poco misteriosos, indicios que apuntan a una de las familias más ricas y poderosas de la zona, serán algunos de los hilos de los que tire Orizaola en la que probablemente sea la investigación más importante de su vida.

Los pasos de los personajes de El hijo olvidado transcurren por los mismos parajes de la Trilogía de Illumbe, mojados a menudo por la siempre presente lluvia y enmarcados por el azul del mar. Verdes y azules se combinan tan bien en la pluma de Mikel Santiago que es imposible no trasladarse allí con la imaginación, confirmando que uno de los puntos fuertes del autor es la magnífica ambientación de sus obras. Asimismo, los personajes están muy bien dibujados, y el de Ori me ha encantado. Tan ertzaina y tan humano, chulo, duro y tierno a la vez, que la empatía llega sola. La trama es redonda, y todas las subtramas convergen a la perfección en ella, sin cabos sueltos. Y como siempre está la música, una de las grandes pasiones del autor, contribuyendo de una forma casi mágica a la ambientación de la novela. En resumen, El hijo olvidado sigue la línea ya trazada por Mikel Santiago del auténtico thriller, dotado de agilidad narrativa, profusión de diálogo, personajes atractivos y giros insospechados, una lectura que engancha desde las primeras páginas y no da tregua alguna al lector. Muy recomendable y, dicho sea de paso, si aún no habéis leído a Mikel Santiago, estáis tardando. Me quedo con una frase de esta novela: Cuando los malos se topan con los locos, hay problemas. 

domingo, 30 de marzo de 2025

La casa entre los cactus, de Paul Pen


Hay autores cuyas letras desprenden tanto magnetismo que sus páginas te atrapan como luz a una polilla. Sus historias están narradas de una forma tan particular que, sin ser capaz de definirla, la reconoces al leerlas. La que acabo de terminar es la segunda novela que leo de Paul Pen, y encaja a la perfección con la descripción de las dos primeras frases. Honestamente, no sabría decir por qué me engancha tanto, si es por los personajes, por las historias en sí (que plasman en negro sobre blanco el lado más oscuro de la psique humana envuelto en una capa de asombrosa cotidianeidad), por su modo de generar suspense, o por una mezcla de todo, pero una vez empiezo no puedo parar de leer hasta que acabo con ellas.

La casa entre los cactus (Plaza & Janés, 2017), de Paul Pen, es un thriller de ritmo propio ambientado en el desierto del norte de Méjico. Entre arena y cactus, y alejados de cualquier signo de civilización, la pareja formada por Elmer y Rose han creado una vida idílica junto a sus cinco hijas, todas con nombre de flor. Elmer trabaja en una gasolinera a muchas millas de su hogar, Rose se ocupa de la casa y de sus hijas, y todos viven en un estado de felicidad aparentemente solo contaminada a ratos por las inquietudes de las hijas adolescentes. Sin embargo, esa balsa de aceite de sus vidas se verá alterada con la llegada de Rick, un joven excursionista que supuestamente realiza una caminata a pie por la zona. La aparición del muchacho provocará un súbito giro de ciento ochenta grados en su desértica existencia, y pondrá de manifiesto que nada y nadie son lo que parecen, excepto las niñas, ¿o ellas también? Los sentidos de los habitantes de la casa entre los cactus se pondrán en alerta y viajarán al presente recuerdos pasados, inconfesables secretos sepultados en la arena y en el tiempo que habrá que proteger a toda costa.  

La casa entre los cactus resulta un thriller como poco inquietante en el que Paul Pen explora el lado oscuro, siniestro y malvado de la naturaleza humana, concretamente qué límites se pueden llegar a transgredir para hacer realidad los deseos, y qué fronteras somos capaces de cruzar por amor (sea este del tipo que sea). Su historia engancha desde la primera página, los personajes están construidos con un alto grado de verosimilitud y el lector entrará enseguida en su mundo y quedará fascinado por la devoción de Elmer hacia su familia, se agobiará con la excesiva protección de Rose sobre sus hijas o se inquietará por el hecho de que a veces sean cinco las niñas de las que se habla, otras veces cuatro, y otras solo tres, y sufrirá lo indecible con Rick, un personaje que generará empatía desde el primer momento. Suspense e intriga a raudales, y la boca abierta cuándo descubres qué está sucediendo realmente. Muy recomendable, en definitiva. 

viernes, 28 de marzo de 2025

Quién recuerda a Theresa Baker, de Santiago Vera


Leer por primera vez a Santiago Vera en La vida secreta de Sarah Brooks fue todo un descubrimiento (dicho sea de paso, agradezco enormemente la recomendación). Me gustó su manera de narrar y cómo iba cocinando la trama a fuego lento, generando grandes dosis de intriga y suspense y manteniéndolos hasta el final. Disfruté y sufrí a partes iguales La última muerte en Goodrow Hill, obra donde la voz del autor gana en intensidad y la tensión dramática se mantiene en niveles altísimos página a página hasta llegar a un final como poco sorprendente. Con la novela que acabo de terminar, Santiago Vera cierra su Trilogía americana y lo hace con broche de oro, terminando de confirmarme que va a ser un autor al que siga obra tras obra con indudable garantía de disfrutarlas.

En Quién recuerda a Theresa Baker (Ediciones B, 2025), Santiago Vera vuelve a transportar al lector a una pequeña localidad de la zona central de Estados Unidos, de nombre Harmony Lake, un pueblecito de esos de estampa bucólica donde nunca pasa nada hasta que pasa, donde la apacible superficie oculta un fondo repleto de misterio y sórdidos secretos que a veces ni la muerte es capaz de borrar. La novela comienza con el asesinato de una mujer en las proximidades del cementerio de Harmony Lake. Las circunstancias de este crimen traen inevitablemente a la memoria el drama vivido en la misma población un año atrás, cuando el apodado "El Desfigurador" segó la vida de tres mujeres de un modo idéntico, al menos en apariencia. El inspector Baker, de la policía de Harmony Lake, no llegó a tiempo de evitar la última muerte a manos de tan abyecto criminal: la de su esposa Theresa y el hijo que portaba en su vientre. Baker acabó con la vida del asesino in situ. ¿Cómo es que ahora aparece el cadáver de otra mujer con la sonrisa dibujada a machetazos en el rostro? Que sepamos, de momento los muertos no resucitan...¿o sí? Con todo el dolor de su corazón, el inspector Baker, acompañado de Rebecca Sanders, Perkie y Collins, y los nervios a flor de piel del comisario Werner, deberá esclarecer la identidad del asesino luchando contra las agujas del reloj, reabriendo el caso que creyó cerrado con la muerte de Norman Greene y las heridas del alma que aún no han dejado de sangrarle. Para ello contará con la inestimable (e indeseada, al principio) ayuda de Declan Jacobson, periodista (escritor, dice él) del Stoneheaven Chronicle, a quien conocimos en La vida secreta de Sarah Brooks. No os cuento nada más de la trama, porque merece que la descubráis poco a poco, bailando al ritmo que marca el autor. 

En Quién recuerda a Theresa Baker, Santiago Vera vuelve a ofrecernos una trama altamente adictiva desde la primera página donde los giros inesperados y las sorpresas mantendrán al lector en vilo hasta el final. Su construcción de los personajes, impecable, y la generación de atmósfera que va acompañando el tono del relato en cada momento, magnífica. Si bien es cierto que las tres entregas de la Trilogía americana pueden leerse por independiente, recomiendo leerlas en orden de publicación para no perderse los crossovers que aparecen a partir de la segunda. Porque queda claro que las recomiendo, ¿verdad?

martes, 18 de marzo de 2025

Los amantes de Hiroshima, de Toni Hill


Hay caminos a cuyo final un lector llega con la satisfacción de haber alcanzado la meta y, al mismo tiempo, con la nostalgia anticipada de la despedida en ciernes. Hay personajes a los que uno/a sabe que va a extrañar, pues de un modo u otro le han tocado el alma y se han convertido en compañeros/as de vida durante unos cuantos días. Héctor Salgado y Leire Castro, protagonistas de la novela que acabo de terminar, que supone el colofón final de la trilogía iniciada en El verano de los juguetes muertos, son sin duda de ese tipo de personajes, y la saga que encabezan como caracteres, de la clase de sagas que va creciendo exponencialmente en cada entrega. 

Con Los amantes de Hiroshima (Debolsillo, 2014), Toni Hill pone fin (al menos de momento) a las peripecias vitales del argentino Héctor Salgado, y lo hace con una novela cuya complejidad ha aumentado con respecto a las entregas anteriores. A diferencia de estas, el autor comienza Los amantes de Hiroshima por el final: Héctor Salgado en una sala de interrogatorios preparándose para mentir, pero desconocemos acerca de qué. Lo siguiente que sabemos nos sitúa en mayo 2011 en Barcelona, cuyas principales plazas (al igual que las del resto del país) han sido invadidas por una multitud de indignados que pretenden hacer frente al poder establecido. Lejos de esas plazas, en una casa abandonada cercana al aeropuerto, se hallan los cadáveres de dos amantes, abrazados, envueltos en un sudario de flores y acompañados de una importante suma de dinero. Podría tratarse de una pareja desaparecida siete años atrás, un caso muy mediático que se cerró en falso tras no haberse hallado los cuerpos. Héctor Salgado y su equipo deberán hacerse cargo de la investigación, que resulta un puzle donde las pistas son demasiadas y dispersan la atención. Por otro lado, Héctor Salgado, junto a la agente Leire Castro (más juntos que nunca en todos los sentidos) seguirá investigando la desaparición de su ex mujer, Ruth, debiendo indagar donde jamás imaginó y llegando a unas conclusiones totalmente imprevisibles.

La trama de Los amantes de Hiroshima se bifurca en varios hilos que mantienen al lector en vilo hasta el mismo final, puesto que no solo interesa la resolución del caso que se plantea al principio de la novela, sino la de todas las subtramas, sobre todo la concerniente a la desaparición de la ex-mujer del inspector Salgado. Toni Hill nos plantea en esta obra una novela coral, con todos sus caracteres, con personalidad propia y alejados de estereotipos, muy bien definidos, tanto que las relaciones entre ellos conforman en gran parte la calidad y complejidad de la novela. Con un lenguaje claro, sencillo, directo, y unos capítulos cortos que se interrumpen en el momento justo y necesario, Toni Hill nos ofrece una trama bien urdida, compleja, una sesuda investigación policial en la que, por instinto, lo que en principio parece claro exige otro análisis para dibujar el escenario global del crimen. En resumen, una lectura más que recomendable.

jueves, 13 de marzo de 2025

Los buenos suicidas, de Toni Hill

Todos guardamos secretos. Inocuos en ocasiones, auténticos seísmos en otras. Solemos guardarlos para protegernos a nosotros y a los nuestros. Sin embargo, ¿qué ocurre cuando los mantenemos ocultos por obligación, por presión de grupo, por no faltar a nuestra palabra dada en un momento de aturdimiento? ¿Y si las consecuencias de que no salgan a la luz son más nocivas que lo que acarrearía revelarlos? En la novela que acabo de terminar, el autor nos muestra con precisión el engranaje de un secreto, la mecánica de la mentira y el fruto ya podrido que de ella germina.

Los buenos suicidas (Debolsillo, 2012). Así titula Toni Hill, el autor, la segunda entrega de la trilogía protagonizada por el inspector Héctor Salgado, un thriller donde los personajes y su evolución tendrán tanta relevancia como los acontecimientos que conforman la trama. La novela comienza con un artículo de prensa firmado por la periodista Lola Martínez, con quien Héctor tuvo un affaire en el pasado, que relata el asesinato de una mujer y su hija a manos del marido y padre, Gáspar Ródenas, aparentemente un tipo normal con una buena posición laboral y económica y sin grandes problemas conocidos, y el posterior suicidio de este. Típico caso de violencia machista, ¿no? La noticia toma por sorpresa a propios y ajenos, ya que en principio Gaspar no era un individuo violento, no existían antecedentes de maltrato y la relación de pareja discurría por los cauces normativos. Unos meses después, la noche de Reyes de 2011, el inspector Salgado, insomne y en bucle desde la desaparición de Ruth, su ex mujer, recibe una llamada del agente Fort en la que se le informa de que una mujer ha fallecido tras arrojarse a las vías del metro. Se identifica a la suicida como Sara Mahler, secretaria de dirección de una conocida empresa de cosméticos donde también trabajaba Gaspar Ródenas. ¿Dos suicidios de trabajadores de la misma empresa en tan breve lapso de tiempo? Huele raro, piensa Salgado, y más aún puesto que Sara ha recibido en el móvil una imagen de tres perros ahorcados colgados de las ramas de un árbol acompañada de un «No te olvides». Otra fotografía encontrada en la habitación de la mujer pondrá a los investigadores sobre la pista de que en la empresa se cuece algo, y no precisamente bueno, lo que coloca a cierta parte de la plantilla en el punto de mira. Por otro lado, como trama paralela, la agente Leire Castro, de baja por riesgo de parto prematuro, hastiada de la soledad y la inactividad que resume sus días, se propone indagar en la desaparición de Ruth Valldaura, la ex mujer del inspector, pretendiendo derribar los muros que otros no han podido. Una exhaustiva revisión del expediente, un par de entrevistas y la aparición de un periodista permitirán a Leire hacer ciertos decubrimientos sobre Ruth que... Nada, si os ha picado la curiosidad lo leéis, porque yo no os lo pienso contar. 

La lectura de Los buenos suicidas me ha resultado amena y gratificante. En sus páginas conviven oscuros secretos y misterios con amores que regresan del pasado, expedientes de adopción que guardan gato encerrado, relaciones clandestinas de dominación y sumisión, pactos se silencio, y miedo y desconfianza en cantidades industriales. En una narración en tercera persona, Toni Hill combina unos personajes muy bien construidos y desarollados, creíbles y tangibles, con grandes dosis de suspense y de intriga y abundante diálogo. Lectura muy recomendable (pero leed primero la anterior, El verano de los juguetes muertos, para no perderos nada de la historia y la evolución de los personajes), rematada con un colofón final que exige al lector no demorarse ni un segundo más en abrir la siguiente entrega.

domingo, 9 de marzo de 2025

El verano de los juguetes muertos, de Toni Hill


Hace años que llevo escuchando y leyendo críticas excelentes del autor cuya novela acabo de terminar pero, por una cosa o por otra, no había empezado con él hasta ahora. No es que me lamente yo de muchas cosas en lo relacionado a la lectura pero... ojalá lo hubiera hecho antes, porque la primera de sus novelas ya es un auténtico page-turner que me ha secuestrado entre sus páginas. Quedaos con su nombre, Toni Hill, porque probablemente pase a formar parte de los favoritos de esta lectora. 

La primera novela publicada de Toni Hill se titula El verano de los juguetes muertos (Debolsillo, 2011) y está ambientada en Barcelona. Su protagonista, Héctor Salgado, es un mosso d'esquadra de origen argentino que, al comienzo de la trama, se reincorpora al trabajo en comisaría tras un mes de vacaciones "forzosas" cortesía de la brutal paliza que propinó a un sospechoso relacionado con una red de prostitución de menores nigerianas. El comisario Savall, que se ha portado bien con él y no lo ha arrojado a los leones por su desliz, le pide que investique de manera extraoficial la muerte de Marc Castells, un joven perteneciente a la alta sociedad barcelonesa, al caer por una ventana de su casa. ¿Fue un suicidio? ¿Un accidente? La madre del chico lo abandonó cuando era un bebé, pero ahora insiste en que se investigue a fondo dado que no da por buena ninguna de las dos teorías. El caso, que en apariencia es sencillo, va a tener más miga de lo que pensaban, extendiendo sus tentáculos hacia el pasado común de varios personajes. Para colmo, el sospechoso al que Héctor agredió ha desaparecido y todo señala al inspector como culpable. Al mismo tiempo que se desarrollan las investigaciones, el lector es testigo de cómo afectan sus circunstancias personales a Héctor: separado hace un año desde que Ruth, su ex-mujer, le pidiera vía libre para explorar su sexualidad, trata de asimilar la nueva situación sin perder el contacto ni el cariño de su hijo.

La acción de El verano de los juguetes muertos transcurre en un espacio temporal muy limitado: un breve ayer y un escueto hoy (que te deja con ganas de más) separados por un lapso de 5 días. La prosa de Toni Hill es sencilla y directa, y concede gran peso al diálogo, imprimiendo agilidad al ritmo narrativo. La trama de la novela es sólida, bien construida y desarrollada, y el autor es experto en dejar al lector con la miel en los labios de manera que es inevitable que devore página tras página. El protagonista, Héctor Salgado, está muy bien dibujado, muy cercano, muy humano, y el resto de personajes principales le hacen el coro perfecto. Si os gusta la novela negra, haceos con esta, porque os va a encantar.

miércoles, 5 de marzo de 2025

La catedral de ébano, de Pedro González Nuñez

A menudo, cuando nos enfrentamos a una nueva novela, tenemos ciertas expectativas generadas bien por el nombre del autor, bien por el género o la temática de la obra. Sin embargo, hay lecturas a cuyo comienzo uno no sabe bien qué esperar de ellas (no suelo leer las sinopsis para evitar los posibles spoilers). Este ha sido el caso de la novela que acabo de finalizar. Si bien es verdad que la portada ya apunta hacia una determinada dirección y sugiere unas determinadas texturas, lo que dentro de sus páginas se despliega es como poco sorprendente. 

La catedral de ébano (M.A.R. Editor, 2020), de Pedro González Nuñez, es una novela corta y multirreferencial en cuyas páginas hallará el lector el agradable sabor de ciertos clásicos del terror y la ciencia ficción de los siglos XIX y XX. La trama comienza con una nota de misterio: el doctor y científico Jacinto Masegosa relata en primera persona que ha recibido una extraña carta de un desconocido, de nombre Carlos Iniesta, que afirma estar a punto de morir y le exhorta a no buscar su cadáver en un período de tiempo en las inmediaciones de la catedral de ébano, edificio en desuso, maldito según las leyendas y creencias populares. A pesar de las advertencias, Masegosa es un hombre de ciencia y, por principio, debe demostrar la supremacía de esta frente a las supercherías del populacho, y más aún si ello le permite poner en práctica sus años de estudio sobre la transmigración de las almas. ¿Hasta dónde llegará para poder demostrarlo? Si queréis saber, tendréis que leer...

La catedral de ébano resulta una obra muy original ambientada temporalmente en el s. XIX pero de localización geográfica imprecisa. Tanto el protagonista como la historia en sí misma se sustentan en un equilibrio de dicotomías por lo general metafísicas: la ciencia de la mano del esoterismo, lo real bailando en armonía junto a lo sobrenatural... Jacinto Masegosa reniega de Dios pero sin embargo aspira a ser la deidad inmortal capaz de conocer y dominar el alma, perdiendo los escrúpulos de la moral consuetudinaria. La novela presenta dos tramas simultáneas que convergerán hacia el final de la misma: el misterio de la carta y de la catedral de ébano por un lado, y los experimentos científicos del doctor por otro. A lo largo de las páginas, el autor mezcla sucesos y personajes reales con mitología o pura invención, haciendo uso de los giros argumentales y la tensión y la intriga siempre in crescendo para mantener en vilo al lector. En definitiva, un excelente ratito de lectura, así que, si gustáis, adelante con ella.

lunes, 3 de marzo de 2025

El bosque de los inocentes, de Graziella Moreno


Según la ciencia, cuando dormimos, nuestra mente ejecuta una suerte de reordenación de experiencias, emociones, etc. que conforman la materia primigenia de nuestros sueños (sean estos sueños o pesadillas). Miles de páginas se han dedicado a elucubrar sobre posibles interpretaciones del fenómeno onírico, sin alcanzar al parecer un consenso entre lo esotérico y lo científico. Decía Calderón de la Barca que los sueños, sueños son, pero no creo que la protagonista de la novela que acabo de terminar estuviese de acuerdo. Una autora que se dedica a la judicatura, una portada y un título muy sugerentes y un argumento original serían algunas de las características a resaltar de la obra.

La protagonista de El bosque de los inocentes (Grijalbo, 2016), de Graziella Moreno, se llama Iris. Recientemente divorciada de un hombre de quien se ha dado cuenta de que no está enamorada, ejerce la abogacía en su Barcelona natal. Iris arrastra además unas relaciones familiares complejas y, desde su más tierna infancia, una tendencia a los sueños premonitorios, lo que en una época la llevó de psicólogo en psicólogo hasta que decidió rebelarse al alcanzar la mayoría de edad. En el momento donde comienza la trama, esos desasosegantes sueños han vuelto a su vida y no la dejan descansar. Tragando de escapar de ellos y del estrés diario, Iris decide regresar, tras muchos años de ausencia, al paraíso de su infancia, a Rocablanca, un pequeño pueblo a las puertas del Parque Natural del Montseny. Se dispone a pasar un agradable fin de semana en casa de su tía Dalia, con la que sí mantiene una buena relación pero, nada más entrar en el pueblo, ve una pancarta que reza: "Vamos a entontrar a Julián", y el coche de un forastero embiste el suyo por detrás. Al estrecharle la mano al responsable del siniestro, a Iris se le pone la piel de gallina, y esa misma noche sus pesadillas se recrudecen, involucrándola en una investigación criminal que quizá les de sentido. Niños desaparecidos, el posible imitador de uno de los asesinos más crueles de la historia y los misterios familiares de Iris son algunos de los ingredientes del argumento de la novela, cuya lectura he disfrutado mucho.

La historia de El bosque de los inocentes está narrada a dos voces: la de Iris, que explica en primera persona lo que le va sucediendo, y la de un narrador omnisciente que relata lo que sucede con los demás personajes. El argumento nos sumerge a ratos en el cuento de Barba Azul, que hunde sus raíces en el pasado, en un personaje histórico real: Giles de Rais, un sádico aristócrata francés del siglo XV que acabó con la vida de cientos de niños, de las formas más crueles posibles, por puro placer. fue capaz de los actos más sádicos con el único fin de su placer, acabando con la vida de cientos de niños de las formas más crueles posibles. ¿Será un nuevo Barba Azul el asesino de Rocablanca? El bosque de los inocentes me ha resultado una lectura amena y original, con ritmos muy bien marcados, que combina la verosimilitud con lo sobrenatural de forma armoniosa. En definitiva, lectura muy recomendable.

jueves, 27 de febrero de 2025

La estrategia del parásito, de César Mallorquí


Un parásito es un organismo que necesita de un ser de otra especie para nutrirse y sobrevivir. Su beneficio siempre entraña un perjuicio, de rapidez variable pero inexorable, para el huésped. Por ello, si este último lo descubre y tiene posibilidades, tratará de eliminarlo. De ahí que muchos parásitos sean expertos en camuflaje. Lo normal es que pertenezcan al reino animal o vegetal pero, ¿y si los avances tecnológicos de nuestra era hubieran posibilitado el parasitismo de otra índole? ¿Y si la naturaleza del futuro todopoderoso fuera la de un maldito psicópata? En la novela que acabo de terminar, se explora de manera muy habilidosa esta posibilidad. 

Cuando uno lee La estrategia del parásito (Ediciones SM, 2012), de César Mallorquí, lo primero que se encuentra es que si acerca la portada a una fuente de luz, esta muestra un mensaje oculto sobre un ente que nos vigila. Si continúa hasta la primera página, descubrirá que el título y autor originales están tachados, y que se han añadido otros diferentes: "El asunto Miyazaki", de Óscar Herrero. Y así se llama el protagonista de esta novela, que nos contará detalladamente su historia y qué le ha llevado a la situación en la que se encuentra. Óscar es un joven estudiante de periodismo que vive en Madrid en un piso compartido y compagina estudios con una beca en la radio. Un día lee en el periódico la noticia del fallecimiento en accidente de tráfico de Mario, un antiguo compañero de colegio y, al día siguiente, recibe en su buzón una carta de este acompañada de un pendrive. La carta más misteriosa no puede ser: Óscar debe guardar la memoria USB hasta que el remitente venga a recogerla. Si este antiguo contacto no apareciese, deberá hacer uso del contenido del pendrive, tomando la precaución de conectarlo a un ordenador con el disco duro formateado y sin conexión a Internet, ya que su contenido podría ser un peligro para toda la humanidad. Evidentemente, el propietario del pequeño artefacto no va a venir a reclamarlo y, como ya podréis esperar, Óscar hace caso omiso de todas las advertencias e indaga en la memoria sin seguir las indicaciones de la carta. A partir de ahí, su apacible existencia se tornará un verdadero infierno. ¿En qué estaba metido Mario y dónde lo ha obligado a meterse a él? Con la ayuda de Judit, la despampanante ex-novia del finado, Óscar deberá averiguarlo al mismo tiempo que trata de controlar sus hormonas y sus sentimientos. 

En La estrategia del parásito, César Mallorquí ofrece al lector un tecno-thriller juvenil (para todas las edades, como digo siempre) donde la acción es una constante y las sorpresas se suceden página tras página. Así, no es de extrañar que la haya devorado. Además, es una de esas novelas que te dejan pensando: ¿puede lo que cuenta llegar a pasar? ¿Y si la realidad volviera a superar cómodamente a la ficción? Y vosotros ahí tan tranquilos navegando por la red y leyendo esta reseña...

martes, 25 de febrero de 2025

El club de los psicópatas, de John Katzenbach

La figura del psicópata es una de las más explotadas en el ámbito del thriller y la novela negra. Evidentemente, las posibilidades en torno a este tipo de personaje son variadas y numerosas. ¿Hasta qué punto podría llegar la mente del psicópata? ¿Son individuos aislados o capaces de trabajar en grupo en torno a un objetivo común? La penúltima novela publicada de John Katzenbach, genio del suspense y escritor que me deslumbró en El psicoanalista, sumerge al lector en un universo luctuoso, perturbador e inquietante a más no poder. Sin embargo, no he encontrado en esta novela, ni mucho menos, la genialidad de El psicoanalista

En El club de los psicópatas (Ediciones B, 2021), Katzenbach ofrece al lector una trama llena de intriga que concierne a un grupo de asesinos en serie que operan en la clandestinidad de la dark web, congregados en una sala de chat exclusiva y unidos tanto por una pasión enfermiza por la muerte como por cierto grado de delirio megalómano. Se hacen llamar "los muchachos de Jack", en honor a su máximo ídolo, Jack el Destripador, a quien pretenden imitar e incluso superar. Cierta noche, Connor Mitchell y Nikki, su novia, entran por casualidad en la sala de chat psicopático mientras investigan la dark web en busca de información para cometer un futuro crimen. En un alarde de imprudencia y bravuconería patrocinadas por el supuesto anonimato que proporcionan las redes, Connor insulta a "los muchachos de Jack", al parecer infligiéndoles una herida mortal en el orgullo. Desde ese momento, acabar con el adolescente y su novia se convertirá en el principal objetivo de vida de los modernos destripadores, que destinarán todos sus esfuerzos a planificar una venganza escalofriante. Conforme avance la trama, el lector descubrirá que aparte de asesinos, los miembros del club son expertos en las artes de la manipulación y engaño, y se ocultan en las profundidades de la red para poder operar en la sombra y evadir a la justicia. La policía, por su parte, se enfrenta a un caso complejo y desconcertante, ya que los asesinatos parecen no tener ninguna conexión aparente. capaces de ejecutar sus macabros planes? ¿Serán sus víctimas los estúpidos adolescentes que ellos piensan? Para saber, tendréis que leer.

Aunque reconozco que a ratos he estado enganchada a sus páginas, reconozco que El club de los psicópatas no me ha terminado de convencer como obra. A pesar de que uno de los puntos fuertes de la novela y del autor en general es la construcción del personaje, creando caracteres profundos y perturbadores, complejos y fascinantes, opino que en ocasiones se excede dibujando sus paisajes interiores, llegando al punto de aburrir y desconectar al lector de la trama. No he logrado empatizar con ninguno, quizá porque no era mi momento para esta lectura. Por otro lado, el autor lo ha logrado activar mi suspensión de la incredulidad, con lo que tampoco he podido entrar en la historia. Sí es cierto que cerca del desenlace se producen sorpresas y giros argumentales que mantienen en vilo al lector, pero eso, cerca del final. Nunca pensé que diría esto, y es la primera vez que lo hago pero, en mi humilde opinión, a esta novela le sobran unas cuantas páginas. De todos modos, para gustos, los colores... así que si os decidís y la leéis, ya me contaréis.

martes, 18 de febrero de 2025

Lambs of God, de Marele Day

Recuerdo que cuando compré esta novela lo hice porque me llamó la atención el título y la portada. En cierto modo vi en ella matices de misterio, de feminidad y, por qué no, de un evidente cambio de roles mediante el cual el sujeto agente de la violencia pasaba de masculino a femenino. Vamos, que me intrigó a mí la imagen de un tipo mugroso, de rodillas y las manos atadas delante de tres mujeres con cierto aire místico. Esperaba una novela distinta a lo que habitualmente leo (novela negra y thriller con alguna visita a la fantasía), y vaya si lo ha sido. Una lectura en varias capas, intrigante, misteriosa, telúrica y al mismo tiempo profunda y espiritual. Diferente a todas luces de lo que hasta la fecha había leído.

Lambs of God (Ediciones Versátil, 2019), de la australiana Marele Day,  es una obra bastante más compleja y enrevesada de lo que aparenta, salpicada de alguna alusión velada al mito de Joseph Campbell y a la prevalencia de la deidad femenina, y con una fuerte raigambre en la mitología celta aderezada aquí y allá con las tinieblas de lo gótico y lo macabro. Sus protagonistas son tres mujeres de generaciones diferentes, Iphigenia, Margarita y Carla, monjas de clausura de la bizarra (y casi herética) orden de Santa Inés, que viven alejadas del mundo (sin electricidad, agua corriente ni otras comodidades propias del mundo moderno) en un monasterio ruinoso sito en una recóndita isla australiana y comparten su existencia con bien nutrido rebaño de ovejas que portan cada una el recuerdo de una de las hermanas de la congregación fallecida tiempo atrás. Su calendario está perfectamente definido en «días de»: el día de trasquilar, de lavar, de hilar, y su día a día se rige asimismo por la rutina de rezos propia de la Iglesia, guiándose por la posición del sol. Sus noches las ocupan tricotando lana y cabello, y trenzando las fibras con cuentos infantiles o relatos mitológicos adaptados al momento y a la intención de la voz que los desgrana. Sin embargo, el riguroso orden en el que se desarrollan sus vidas se ve alterado con la llegada al monasterio del padre Ignatius, secretario del obispo, que no sabe de la existencia de las hermanas y cuyos planes son evaluar la propiedad para venderla y convertirla en un resort de lujo. Cuando les insinúa a las monjas que irán a un lugar mejor, estas se horrorizan y cuando apunta a que sacrificarán a las ovejas, empezará la batalla por ver quién es el más fuerte. Para evitar que el individuo lleve a cabo sus planes, las monjas lo secuestrarán al más puro estilo Misery. Un teléfono, una voluntad firme y un golpe de suerte harán el resto. Si os ha picado la curiosidad, ya sabéis...
 
Estructurada en capítulos únicamente marcados por el dibujo de un cordero, Lambs of God está relatada por un narrador omnisciente que mostrará al lector lo que hacen y sienten los únicos cuatro personajes de la novela. Su ritmo pausado (sin ser lento), su prosa sencilla y el equilibrio entre narración y diálogo se combinan con unas descripciones espectaculares para entretejer la atención del lector en la urdimbre de la trama. De hecho, la ambientación, tanto física como espiritual, es uno de los puntos fuertes de la obra. Otra de las fortalezas de la novela son indudablemente sus personajes, caracteres complejos y llenos de aristas que elicitarán una amplia gama de sentimientos en el lector. Lambs of God es sin duda una novela diferente, extraña, en la que los hechos del presente se entremezclan con el pasado de sus personajes permitiéndonos adentrarnos más en ellos y cambiar la perspectiva que teníamos en las primeras páginas. En resumen, una buena lectura que es al mismo tiempo un verdadero homenaje a la fe y a la redención. 

Ofrenda a la tormenta, de Dolores Redondo

Trust I seek and I find in you Every day for us something new Open mind for a different view And nothing else matters. (Nothing ...