martes, 23 de julio de 2024

Desafío 59', de Javier Marín

Dice la ciencia que el tiempo es la magnitud física responsable de que sepamos ordenar una secuencia de acontecimientos, marcando hitos que demarcan un pasado, un presente y un futuro. Desde la perspectiva de la Física, y mientras nadie a este lado de la pantalla sea capaz de programar una DeLorean en condiciones, su linealidad y la homogeneidad de sus unidades de medida son irrefutables. Sin embargo, ¿cuántas veces no se materializa de manera inopinada el pasado o el futuro en nuestras vidas? ¿No es verdad que, hasta alcanzar el instante de cierre, ciertos pasados neutralizan inevitablemente presentes y futuros? Además, amparándonos en ciertos mitos platónicos que dejaron patente la inexistencia de las "cosas" en favor de la percepción subjetiva de las mismas, no me podréis decir que los segundos, minutos, horas... son precisamente homogéneos. ¿Dura acaso lo mismo un minuto de placer que un minuto de dolor? ¿Y 59 minutos? ¿Cuál sería nuestra percepción de 59 minutos si estos fueran el lapso que separa la vida de la muerte? Esta inusitada cifra (que solo he encontrado en Google referenciada a ciertos programas de lavado rápido de lavadoras de marca Candy) es uno de los catalizadores de la tensión de máximo nivel de uno de los thrillers más thriller que he leído hasta la fecha. Desde luego, el autor del mismo tiene bien interiorizada la definición del género, llevándola hasta las últimas consecuencias. 

Desafío 59' (Knowmadas Books, 2023) es la última obra publicada de Javier Marín y está específicamente diseñada para aniquilar cualquier voluntad del lector y secuestrarlo en sus páginas desde la primera hasta la última. No es que el autor en cuestión no haya demostrado sus dotes en su saga anterior, protagonizada por el inspector Marco Duarte, pero en Desafío 59' alcanza cotas de tensión en mi humilde opinión desaconsejadas para personas con patologías cardíacas, ni tampoco para aquellos que traten de superar el pernicioso hábito de morderse las uñas. La trama de este explosivo hecho de páginas (con temporizador, recordad) comienza con la aparición del cadáver de una periodista, decapitado y exangüe, en la vivienda que comparte con Samuel Castillo, un friki informático cuya vida va a dar un giro de 180° cuando, sin comerlo ni beberlo, pase a ser el principal sospechoso del asesinato. La suerte va a procurar que se crucen en su camino dos personas que están en su misma situación, dos prófugos de la justicia que van a convertirse en su tabla de salvación para huir de la policía, que le pisa los talones, y para intentar comprender el complejísimo y peligroso entramado en el que desafortunadamente se haya inmerso. Ayla y Carlos (así se llaman los prófugos) se apoyarán en el privilegiado intelecto de Samuel para llegar al final de una cuerda con muchos nudos, trampas, mentiras y tapaderas, al tiempo que los policías, Diana y Roberto, tratan de encontrar hilos de los que tirar para esclarecer la autoría de un crimen cuya evidencia no parece encajar del todo en sus mentes habituadas a la investigación. Mientras tanto, un siniestro personaje acechará desde las sombras con el objetivo de eliminar los cabos sueltos. En paralelo, el lector será sufridor testigo de unas escenas (sacadas de alguna suerte de escape room diseñada por un sádico desquiciado) en las que una persona sin identidad explícita tendrá que resolver una serie de acertijos en un tiempo máximo de 59 minutos. ¿Cómo se liga todo esto en una sola trama? Pues de manera muy hábil, lo reconozco, pero tendréis que leerla si os ha picado la curiosidad.

Javier Marín ambienta su obra entre Murcia y Valencia, y demuestra una vez más su gusto por el juego y la adivinanza situando la trama en un tablero repleto de peligros y poderes ocultos, donde el enemigo puede esconderse en cualquier casilla. En sus páginas se combinan de manera eficaz y efectiva la muerte causada por un sadismo de lo más perverso con el desafío lúdico de la resolución de enigmas planteados desde la lógica y las matemáticas (vamos, que yo hubiera muerto todas las veces y más todavía) que no hacen sino incrementar la tensión narrativa, ya que el lector, con más o menos fortuna, se mete en la piel de la víctima para intentar resolverlos. Creo que os habrá quedado claro a estas alturas que he disfrutado la obra, ¿no? No creo que sea necesario seguir insistiendo para convenceros. Aparte de la calidad de la novela, una de las cosas que más he gozado de ella ha sido poder constatar la evolución de su autor en el camino de la escritura. Desde su Tablero Mortal, ganadora del Icue de Cartagena Negra en 2021, tuve claro que tenía un don, pero la sensación de verlo crecer en negro sobre blanco es indescriptible. Disfrutadlo si tenéis la oportunidad.

sábado, 20 de julio de 2024

A Irmandiña, de Rober H.L. Cagiao

Una de las cosas que más me gusta de leer es que la mayoría de veces suelo aprender algo de los libros. Cualquier cosa que amplíe el conocimiento merece la pena, desde una receta de un plato que ni me habría imaginado a una nueva forma de asesinar sin dejar huellas. Sin embargo, algunas obras son la constatación pura y dura de que lo que creo saber no es más que un minúsculo grano de arena frente al desierto de lo que desconozco. Con la obra que acabo de terminar me ha ocurrido justo eso. ¿Sabíais vosotros que las primeras revoluciones europeas del medievo nacieron en el s. XV aquí en España, concretamente en Galicia? Pues así fue. "A Irmandiña" fue una revuelta social  que tuvo lugar en tierras gallegas entre 1467 y 1469 que estalló, como la mayoría de las revueltas, a causa de una situación de conflicto social (hambre y penurias ocasionadas por el excesivo poder de la nobleza y el maltrato que constantemente infligía sobre vasallos y campesinos) y político (originado el siglo anterior por la guerra civil en Castilla que aupó al trono a los Trastámara). Pues bien, esta revuelta y esta lección de historia son uno de los ingredientes principales de los que se ha valido Rober H.L. Cagiao como excusa para urdir una trama que me ha hecho disfrutar y sufrir casi a partes iguales. 

A Irmandiña (Knowmadas Books, 2022) es la cuarta entrega de la saga Misterios de Ferrolterra. Como siempre digo, aunque es una trama independiente, conviene leerla en orden por aquello de no perderse detalles que de otro modo pasaríamos por alto. Y aún así, creo que habría que leer antes alguno de la saga de El guardián de las flores, porque me da a mí que me he perdido algo importante en la situación sentimental de algún personaje... Bueno, que me enrollo demasiado. En A Irmandiña el lector se encontrará con una novela policíaca de corte clásico y, al mismo tiempo, con un relato donde historia, tradición, religión y leyenda jugarán una partida que se lleva gestando siglos en las sombras. La trama se inicia con la aparición del cadáver de un importante empresario asesinado en el Castillo de Moeche en fechas cercanas a Navidad. Paola Gómez es provisionalmente la cabeza de la comisaría de la Avenida de Vigo ferrolana y tendrá que liderar al equipo en uno de sus peores momentos personales (por motivos que, de momento, desconozco, ya que como os digo creo que me he perdido algo). No tardarán mucho en descubrir los investigadores la relación de las Guerras Irmandiñas del siglo XV y el Camino de Santiago con el crimen de la actualidad. Para colmo, las calles de Galicia vuelven a estar agitadas en una suerte de nueva irmandiña debido a la aparición de un nuevo líder mesiánico, carismático y muy atractivo que calentará los ánimos y las esperanzas de un pueblo hastiado de dificultades económicas y engaños políticos. La aparición de otro cadáver en un escenario calcado a la ejecución de uno de los líderes irmandiños pondrá contra las cuerdas al equipo de investigación, que se verá envuelto en un laberinto de difícil salida donde la historia, la venganza y los secretos ocultos durante siglos adquirirán progresivamente una mayor relevancia.

En capítulos cortos, con un estilo narrativo directo y una prosa sencilla, sin excesivas descripciones y abundante diálogo, Rober H.L. Cagiao le ofrece al lector un relato policíaco aliñado con historia y leyenda en el que varios investigadores irán encajado las piezas de un enrevesado rompecabezas a través de interrogatorios y testimonios, apoyados siempre por ciertos colaboradores que les desvelarán una parte del pasado de Galicia que ni ellos mismos conocían. El amplio elenco de personajes que puebla sus páginas y el hecho de que el autor nos ofrezca diferentes perspectivas enriquece sin duda una trama con la que he disfrutado mucho. A pesar de que estamos sin duda frente una novela coral, hay dos personajes que destacan dos personajes por encima del resto: por un lado, Paola Gómez, fuerte y resolutiva pero con una tormenta interior importante; por otro, Costoya, un policía a dos pasos de la jubilación, con tanto carisma como melancolía a sus espaldas. Qué queréis que os diga, me he encariñado con ellos y, si los leéis, seguro que a vosotros os pasa lo mismo. No hace ya falta que diga que la recomiendo, ¿verdad?

martes, 16 de julio de 2024

Misterios de Ferrolterra, de Rober H.L. Cagiao


Según he podido averiguar buceando en la red, Ferrolterra (topónimo que designa la comarca de Ferrol) parece ser uno de los lugares más interesantes y emblemáticos de la geografía española. A la belleza salvaje y natural de sus parajes, a la fiereza y magnificencia de un mar que lame o muerde la arena de sus playas y la longeva roca de sus acantilados, se une el encanto de una tierra legendaria donde cohabitan en armonía el fervor religioso y el mito pagano. Historias de brujería, de puertos fundados por la voluntad de princesas celtas, de gigantescas serpientes aladas ocultas en frondosos bosques, de ciudades sumergidas en lagunas o el milagro de alguna virgen rescatadora de náufragos son algunos de los hilos con los que el paso de los siglos ha tejido un rico y complejo manto de folklore que sin duda ha nutrido las mentes de algún forastero en aquellas tierras pero, sobre todo, de las almas oriundas de las mismas, incluso hasta el punto de hacerlas coprotagonistas de sus páginas. Así ha ocurrido con la obra que acabo de terminar, firmada por el puño del ya inconfundible Rober H. L. Cagiao. 

Se titula Misterios de Ferrolterra y engloba tres novelas que el autor escribió en diferentes años, recopiladas en 2021 por la murciana Knowmadas Books. Podría decirse que la saga de Ferrolterra es una suerte de spin off de El guardián de las flores y creo que de ello deriva la dificultad de establecer quiénes son sus verdaderos protagonistas. Por un lado, tenemos a Brais Lume, inspector de la Brigada de Desaparecidos de Galicia (al comienzo de la obra), a la imponente teniente de la Guardia Civil Xana Vilar, al Comisario Mandioca y al bonachón y sorprendente Chanteiro, que serán acompañados por personajes del equipo de Paola Gómez, que ya conocimos en El guardián de las flores: Modesto y Portela, el inolvidable Costoya y, siempre al otro lado de la pantalla o de la línea telefónica, la imbatible Alba. Lo cierto es que no importa quién ostente el mayor grado de protagonismo (que irá variando en función de la trama), sino que todos forman parte del engranaje literariamente perfecto que atrapará al lector y le invitará a estrujarse el cerebro y a sufrir junto a ellos mientras avanzan o se estancan en las investigaciones. En Misterios de Ferrolterra nos encontramos con tramas no muy extensas, bien estructuradas en capítulos breves pero intensos y repletas de acción y de personajes carismáticos que casi pasan a formar parte de tu familia.

La primera historia se titula Los desahuciados y su trama gira en torno a la desaparición en Ferrolterra de cuatro personas relacionadas con el mundo del deporte. Serán el inspector Brais Lume y la teniente Xana Vilar los encargados de encontrarlas, y contarán, en este caso, con la ayuda de Modesto y Portela. La intervención de otro interesante personaje, la detective croata Sasha Alenic, centrará las miradas en Croacia, concretamente en uno de sus enclaves históricamente más terroríficos, la antigua prisión de Goli Otok. Si bien es cierto que en Los desahuciados no se palpa la esencia del folkore gallego, el lector recibirá someras nociones de la cruenta guerra que segó miles de vidas en la antigua Yugoslavia como marco del descubrimiento de un plan megalómano y altamente utópico, con procedimientos éticamente cuestionables, para construir un mundo más justo e igualitario, aderezado con una historia de amor que quizá no todo el mundo se crea (pero el amor es el amor, y no funciona con los mismos parámetros que operan en la lógica, ¿verdad?).

En Llamas es la historia que viene a continuación, y su trama comienza con una serie de incendios en la zona de Ferrolterra con víctimas mortales. Aquí será el inspector jefe Costoya, junto a parte de su equipo y otros personajes de la Comisaría de la Avenida de Vigo ferrolana, quien liderará la investigación que detenga al ya conocido como "Pirómano de Ferrolterra". Esta segunda historia empieza como un caso sencillo que poco a poco se irá complicando y ampliando una galería de personajes en la cual todos, en un punto u otro, nos van a parecer sospechosos, ya que todos parecen tener alguna motivación compatible con el móvil de los crímenes. Amor, intereses económicos y negocios turbios de grandes grupos empresariales espoleados siempre por la avaricia, ira, pobreza extrema y desgracia pero, sobre todo, venganza, serán los ingredientes de esta trama inspirada en una tragedia real. Aquí Costoya adquiere un papel de gran relevancia, tanto en el plano profesional como en el personal, pues perro viejo también se enamora. De la rotura del corazón en mil pedazos mejor ni hablamos. Un elemento a destacar de En llamas es que el autor introduce brevemente la voz del asesino, que hasta el momento no había aparecido en lo que de él llevo leído. 

Cierra la obra Exorcismo en Ferrolterra, una historia donde Ferrolterra y sus leyendas se hacen presentes y protagonistas. La trama comienza ya en retrospectiva, con el exorcismo de una joven acaecido en el año 92 en una ermita sita en una isla quasi remota. Retrocedemos aún más en las hojas del calendario y nos plantamos en 1915. Un barco inglés encallado justo en esa misma costa. Una niña perdida que aparece en los sueños, estrujándolos hasta tornarlos pesadillas. En la línea temporal del presente, los agentes Lume, Chanteiro, Xana Vilar, el comisario Mandioca y sus amigos de la Unidad coruñesa deberán encontrar el nexo de unión entre estos pasados y las macabras muertes que ocurren en la actualidad, y os adelanto que no va a ser nada sencillo, pues todos los personajes, los presentes y los pretéritos, guardan una cantidad ingente de secretos. La narración de Exorcismo en Ferrolterra se realiza desde diferentes perspectivas y tiempos, lo que dota de mayor profundidad al relato. El punto de emotividad lo va a poner la voz de Chanteiro, que le habla a su madre inconsciente y postrada en la cama de un hospital.  
No quiero extenderme más, así que solo me queda recomendarla. Yo de vosotros no me la perdería. 



jueves, 4 de julio de 2024

El Guardián de las Flores, de Rober Cagiao

En la primera novela de un autor confluyen a menudo la realidad de un hecho y la magia de un sueño recién cumplido. Asimismo, la primera vez que un lector se acerca a la obra de un buen escritor, también entra en juego algún tipo de arcano incomprensible que provoca que su mundo gire de otra manera. Hoy Libridinosum y esta servidora estamos contentos porque, aunque ya lo intuíamos, hemos descubierto un autor cuya opera prima ya nos ha entusiasmado. Se trata del coruñés Rober Cagiao y, por lo que había podido curiosear por las redes, suele ambientar sus obras en emplazamientos llenos de misterios y sazona sus tramas con leyendas del folklore popular. Y bien cierto que es, como he podido comprobar leyendo esta novela.

Se titula El Guardián de las Flores y, aunque originalmente fue publicado en 2019, ha sido reeditado por Knowmadas Books en 2023. Rober Cagiao ambienta su debut como escritor en pleno corazón de Galicia, en la Galicia mágica de las meigas y los mouros, donde espiritualidad y tradición son uña y carne. La trama comienza cuando la protagonista, la inspectora Paola Gómez, que está en Madrid, recibe una llamada repentina de su Comisario Jefe, quien le ordena que se persone de inmediato en Padrón (Galicia) para dirigir una doble investigación: un hombre ha aparecido muerto en la Colegiata de Iria Flavia y, para colmo, la hija del difunto se encuentra desaparecida. Lo que menos van a tener Paola y sus compañeros va a ser tiempo, puesto que solamente faltan cuarenta y ocho horas para que comience el Xacobeo y los de arriba no quieren que la celebración se vea deslucida por la tragedia.Tras una vertiginosa carrera contrarreloj, Paola Gómez y su equipo, formado por Costoya, Modesto y Portela, lograrán encontrar sana y salva a Iria Martín, secuestrada por el mismo hombre que asesinó a su padre.

Tres meses después, debido al gran éxito cosechado por la Inspectora Gómez, durante sus vacaciones esta vuelve a recibir una llamada del Comisario Jefe pidéndole que regrese a Galicia para ponerse al frente de un nuevo grupo especial junto a su leal Costoya, ella como Comisaria y él como Inspector Jefe. Al parecer, el "Guardián de las Flores", como apodan al asesino de Iria Flavia, ha regresado y el caso que resolvieron fue únicamente el inicio de un maquiavélico plan pergeñado, dibujado y ejecutado por un individuo impulsado por el deseo de venganza, reconocimiento público y justicia retributiva contra el clero.

Uno de los puntos fuertes de El Guardián de las Flores son sus personajes. Aunque el protagonismo de la novela lo ostentan sin duda Paola Gómez y Costoya (me he reído mucho con él), que conforman una pareja efectiva y a la vez tierna, el resto del equipo los complementan a la perfección: Modesto y Portela (el equipo de campo), Milo el forense, la analista Ana Fernández y Alba, informática y gestión de documentación. La obra está narrada a golpe de capítulo corto que imprime a la trama el mismo ritmo ágil y frenético de la carrera contrarreloj a la que tendrá que hacer frente el grupo de investigación para dar caza al asesino. Así pues, el lector irá devorando capítulos de forma compulsiva. Un criminal astuto, concienzudo y muy escurridizo, las agujas del reloj que avanzan inexorablemente en contra de los investigadores y un escenario magnífico repleto de naturaleza, magia, leyendas y símbolismo religioso son algunos de los ingredientes que aportan sustancia a El Guardián de las Flores, una novela que sin duda recomiendo.



sábado, 29 de junio de 2024

La desaparición de Stephanie Mailer, de Joël Dicker


Ella entonces alzó la mano y me la colocó a la altura de los ojos.
-¿Qué ve, capitán?
-Su mano.
-Le estaba enseñando los dedos.
-Pero yo veo su mano.
-Ese es el problema...

Bueno, ya puedo decir que, a falta de leer la primera obra que escribió Joël Dicker (que en algún momento caerá, sin duda), el autor suizo es un verdadero maestro de la intriga, el suspense y el despiste. Engaña al lector como quiere y, a pesar de empezar sus lecturas ya prevenidos de esta posibilidad, caemos en sus múltiples trampas a la primera. Ya lo he dicho también con anterioridad (soy cansina, qué le vamos a hacer), pero hay que tener en cuenta que, además, es un genio manipulador de las emociones y la empatía. Cierto es que, tras haber leído todas sus novelas (menos la primera, ay), La verdad sobre el caso Harry Quebert y El libro de los Baltimore siguen ostentando el puesto de honor entre mis preferidos, pero hay que reconocer que, por unos motivos u otros, todas merecen la pena y consagran a Dicker como uno de mis autores favoritos. Esta última ha sido diferente, muy dickeriana pero distinta. 

La desaparición de Stephanie Mailer (Alfaguara, 2018) es, si la memoria no me falla, la obra de Dicker donde más personajes he contado y, por ende, donde el lector puede volverse más loco encontrando sospechosos. Como siempre, Dicker juega a varios tiempos, y esta vez las tramas vuelven a estar separadas por dos décadas. La línea del pasado orbita en torno a la noche del 30 de julio de 1994, en la apacible ciudad de Orphea en los Hamptons, donde tuvo lugar un cuádruple asesinato. El alcalde de esa pequeña ciudad, su mujer, su hijo y una joven que pasaba haciendo footing en el fatídico momento perdieron la vida esa noche. El caso fue resuelto satisfactoriamente por dos jóvenes policías estatales, Jesse Rosenberg y Derek Scott, pero las consecuencias de aquella resolución los dejaron marcados para siempre a nivel personal y profesional. La trama del presente se inicia el 23 de junio de 2014, con Jesse Rosenberg, con solo 45 años, recibiendo una suerte de homenaje por parte de sus compañeros, pues ha decidido dejar la policía y perseguir otros sueños. En un momento de esa pequeña fiesta, la joven periodista Stephanie Mailer se acerca a él y le asegura que ha descubierto ciertos indicios que la llevan a creer que su compañero Derek y él se equivocaron de culpable en el 94. A los pocos días, Stephanie desaparece sin dejar rastro. Con la colaboración de Anna Kanner, de la policía de Orphea, Jesse Rosenberg y Derek Scott intentarán averiguar qué le ha sucedido a Stephanie Mailer y, de paso, tratarán de confirmar si se equivocaron o no de culpable en 1994. Sus pesquisas los acercarán inexorablemente a "La noche negra", un nombre que va apareciendo en todas partes pero cuyo significado desconoce casi todo el mundo. 

Como ya viene siendo costumbre en las novelas de Dicker, el lector viajará constantemente del presente al pasado y viceversa. Encontrará múltiples narradores que irán abriendo subtramas distintas, historias que en principio quedan lejos incluso de Orphea y los sucesos allí ocurridos. Aunque existan muchos hilos de los que tirar, multitud de nudos por deshacer, el autor los remata con un final bastante coherente y satisfactorio (un poquito Deus ex machina, pero se lo perdonamos). Con un lenguaje sencillo donde abunda el diálogo, un ritmo vertiginoso, continuos giros y horas de morderse las uñas, Dicker lleva al lector de sospecha en sospecha hasta llegar a un desenlace totalmente inesperado, al menos para mí. Además de la trama policíaca en sí misma, descubriremos también las vidas tanto de los principales protagonistas como de otros muchos personajes que aparecen en la novela. La desaparición de Stephanie Mailer posee sin duda una estructura complicada de escribir sin duda y, sin embargo, muy fácil de seguir por el lector (queda patente el buen trabajo del autor con esta novela que parece un tangram, como dice en cierto momento uno de los personajes de la novela). La variedad de los personajes también es importante en la obra. Policías, personas relacionadas con distintos ámbitos de la literatura y la prensa, adolescentes, alcaldes y vicealcaldes, matones, etc. aportarán cada uno su granito de arena a la hora de enriquecer y desentrañar el misterio. Además, todos y cada uno de los personajes guardan un secreto, más pequeño o más grande, algo que se ha mantenido en silencio y que, cuando se descubre, se convierte en una pieza más de este rompecabezas lleno de suspense. Ágil, entretenida, oscura en ocasiones. No me queda más que recomendarla. 

domingo, 23 de junio de 2024

El enigma de la habitación 622, de Joël Dicker

¿Qué somos capaces de hacer para defender a las personas a las que queremos? Ese es el rasero por el que medimos el sentido de nuestra propia vida.

En mi humilde opinión, las mejores obras siempre dejan poso en el lector. Una tormenta de preguntas para las que probablemente no ha nacido respuesta. Un cúmulo de reflexiones, de sentimientos y emociones que, al menos a mí, me cuesta bastante concretar en palabras. El extracto que encabeza esta entrada pertenece a la novela que acabo de terminar y no para de darme vueltas en la cabeza. ¿Hasta donde seríamos capaces de llegar para proteger a aquellos a quienes realmente amamos? ¿Qué entregaríamos a cambio de su bienestar y su seguridad? ¿Con qué diablo pactaríamos para salvaguardar a cualquier precio el tesoro de su risa? Quizás estas respuestas no sean sencillas de expresar con palabras (o nos provoquen un miedo atroz), pero os aseguro que, si AMÁIS, ya las conocéis. Para algunos autores, el amor parece ser la fuerza que mueve el mundo, y Joël Dicker es el mago más devoto de este credo que conozco. 

En El enigma de la habitación 622 (Alfaguara, 2020), Dicker se sirve de su Suiza natal como escenario de una investigación a dos tiempos y de un triángulo amoroso con aristas espinosas. Supone la primera autoficción dickeriana que llega a mis manos y, sinceramente, espero que vengan más. Supone también un homenaje a su editor, Bernard de Fallois, fallecido poco antes de esta obra, tributo que procurará al lector los momentos más emotivos y sinceros de sus más de 600 páginas. La trama de El enigma de la habitación 622 se inicia con Joél Dicker protagonista refugiándose en la habitación 621 de un idílico hotel alpino, el Palace de Verbier, tras la reciente muerte de su editor y la posterior ruptura sentimental con su vecina Sloane. Allí conocerá a Scarlett Leonas, una atractiva huésped que se aloja en la 621 bis y que casi le obligará a investigar el motivo de que no exista en el hotel una habitación 622 y escribir un libro sobre ello. Paso a paso, y a pesar de las reticencias iniciales de los interrogados, descubrirán que en el pasado sí existió ese número de habitación, hasta que una mañana un empleado halló en ella un cadáver, justo después de la desastrosa celebración anual del prestigioso Banco Ebezner donde se suponía se conocería la identidad de su nuevo presidente (cargo al parecer bastante reñido). Scarlett y Joël averiguarán que la investigación de lo que ocurrió aquella noche nunca tuvo una conclusión definitiva pero, ¿llegarán Scarlett y Dicker a esclarecer el crimen? 

El enigma de la habitación 622 es una novela muy ágil de planteamiento original que se articula en torno a un triángulo amoroso. Una obra que mezcla la comedia (surrealista a veces, reconozcámoslo) con altas dosis de intriga, pues hasta la última parte se ignora tanto la identidad del asesino como la del finado. Dicker vuelve a hilar muy bien todos los cabos y deja más que patente su habilidad para desgranar  una historia en varios tiempos. En este caso, el lector viajará a través de tres líneas temporales: la investigación que Joël y Scarlett (que se autoproclama como su nueva asistente, llevan a cabo en el presente; el pasado en el que ocurrió el asesinato, y lo acaecido con 15 años de anterioridad al crimen, durante la juventud de los protagonistas. A pesar de que podría resultar algo confuso, Dicker siempre se las arregla para que el lector no se pierda en esta telaraña temporal. Las sorpresas y los giros argumentales que va urdiendo el genio suizo nos mantienen en vilo (y enganchadísimos) hasta la última página. Además, sus personajes se acercan en ocasiones a lo caricaturesco, sobre todo uno de ellos. Si queréis descubrir más, ya sabéis lo que os toca... Merece la pena, de verdad.

sábado, 15 de junio de 2024

Los crímenes de la caja, de Gema Tacón

Los que de algún modo conocemos el mundillo literario sabemos de sus entresijos, vericuetos y de la mala baba que se gastan ciertos individuos e individuas que se creen dioses cuando en realidad encajarían mejor en un mal atrezzo de alguna historia creepy. Fraudes editoriales, desmedidos egos que rozan la estratosfera de la estupidez y envidia, mucha envidia, campan a sus anchas en el universo donde nacen las letras que llegan a nuestras manos en forma de libro. Sin embargo, como todo ying tiene un yang, también he de decir que se respira mucho cariño, apoyo y buen hacer de las buenas gentes que engrosan las filas de este ejército de magos que nutren con mimo a las almas lectoras. En la novela que acabo de terminar, la gaditana Gema Tacón hace una crítica social al mundo de la literatura con unos toques de humor muy negros.  

La obra en cuestión se titula Los crímenes de la caja (Khabox, 2021) y a su protagonista, Ana Catalina Verde (telita con el nombre) la vida no le va precisamente bien. Su última novela ha sido un fracaso absoluto, un pequeño accidente en una gala mandó al traste su prometedora carrera como escritora, ha perdido su trabajo como repartidora que le permitía subsistir y, por todo ello, como podréis imaginar, sus ánimos reptan por el subsuelo. Su mejor y única amiga, Johanna, que regenta una librería, es su principal punto de apoyo. Un buen día, encuentra en la puerta de su casa una caja en cuyo interior una escueta misiva la informa de que ha sido seleccionada como testeadora de un nuevo videojuego en fase de desarrollo. Tras el rechazo inicial de esta primera caja, el morbo puede más y acepta participar en un juego diseñado a su medida: idear el crimen perfecto partiendo de los datos y las pistas proporcionadas en las diferentes cajas. Cuatro participantes elucubrando para hallar la mejor manera de asesinar a una persona. A Ana el asunto en cuestión es el que mejor se le da, puesto que así pergeñaba sus tramas de ficción, así que parece contar con ventaja con respecto al resto de jugadores. Sin embargo, van a empezar a aparecer una serie de cadáveres y el foco de la presunta culpabilidad va a iluminarla precisamente a ella. Ni en sus peores pesadillas podría haber imaginado que las ideas que aporta al juego van a servir para concretar los planes de un verdadero monstruo, y en lugar de maquinar para ganar, tendrá que hacerlo para salvar el pellejo. Para colmo, va a tener que lidiar con los sentimientos e instintos —que tenía adormecidos— que despierta en ella su apuesto vecino del ático. ¿Saldrá bien parada nuestra heroína bendecida con el don de un carácter de perros? ¿Quién y por qué se beneficia de cada una de esas muertes? Si queréis saber... tendréis que leer.

En Los crímenes de la caja, Gema Tacón vuelve a ofrecernos un thriller de los más originales que han pasado por mis manos, salpicado, como es habitual en ella, con pinceladas del mejor humor. La trama se desarrolla casi por completo en un solo escenario: el edificio donde vive la protagonista, y Gema consigue que la ambientación acompañe a la tensión dramática que irá in crescendo página tras página. A lo largo de la novela la autora nos muestra algunas malas prácticas que ejercen ciertos individuos del sector editorial (afortunadamente, hay otros muchos editores maravillosos y respetuosos con los autores, todo hay que decirlo): los contratos denigrantes, los engaños y manipulaciones, los cambios exigidos en aras de que el producto sea más comercial, y los insignificantes réditos obtenidos tras un trabajo arduo. Gema Tacón no da puntada sin hilo, y los nombres de sus personajes nunca están escogidos al azar, sino a conciencia, como puede comprobarse cuando se leen sus glosarios. Una perfecta combinación de misterio y humor negro que solo podría haber escrito ella. Muy recomendable.

Desafío 59', de Javier Marín

Dice la ciencia que el tiempo es la magnitud física responsable de que sepamos ordenar una secuencia de acontecimientos, marcand...