sábado, 10 de mayo de 2025

Jotadé, de Santiago Díaz


Desde la primera vez que leí El buen padre (que ha sido una de las pocas novelas que he leído dos veces), supe que el nombre del autor iba a convertirse en sinónimo de calidad. Luego, por unas cosas o por otras, he tardado un poquito más en leer las siguientes, pero ya tengo claro que de Santiago Díaz pienso leer hasta las listas de la compra que escriba. Me encanta su forma de comenzar, fuerte, a lo grande, la tensión continua que se vive en sus páginas y la agilidad con la que relata. Si Talión y la trilogía protagonizada por Indira Ramos me han hecho devorar letras, su última novela no iba a ser menos y he terminado de leerla con la boca abierta y ganas de más.

En Jotadé (Alfaguara, 2025), Santiago Díaz nos ofrece una obra de estructura compleja de alto suspense, pero de una maravillosa claridad y sencillez narrativa que invita a leer página tras página sin descanso. Diferentes hilos que se engarzan con precisión en una misma trama, diferentes escenarios, infinidad de indicios, pero nada previsible. El personaje central de la novela es Juan de Dios Cortés, Jotadé para los amigos, el subinspector gitano al que conocimos en la última entrega de Indira, un tipo peculiar e imprevisible que me ha enganchado hasta la médula. Ambientada en Madrid, la trama comienza con dos hombres a los que cuelgan de uno de los puentes que cruzan la M-30 tras ser eviscerados (vamos, que les sacan las tripas). Ello provoca un accidente en el que muere la hija pequeña del comisario, que no va a parar hasta dar con los asesinos, y quién mejor que Jotadé, que se desenvuelve como pez en el agua en ambientes criminales, para conseguirlo. El narcotráfico y la violencia intrínseca a este serán las bases en torno a las que Santiago Díaz construirá el argumento, serio pero al mismo tiempo entretenido. A esta trama el autor incorpora diversas historias personales que aportan al relato más interés aún si cabe. Lucía Navarro, a quien también conocimos en novelas anteriores, está en la cárcel y es misteriosamente trasladada a un centro de menores para seguir cumpliendo su condena. Allí conocerá a Andrea, un adolescente con una impactante historia. También conoceremos las idas y venidas de Hilario Garza, uno de los capos del narcotráfico y sus hijos, la relación de Jotadé con su ex, y la vida de Iván Moreno en el pueblecito donde se ha recluido tras los sucesos de Indira. Con esa habilidad a la que ya nos tiene acostumbrados, Santiago Díaz armoniza muy bien las diferentes historias y el resultado es espectacular.

Lo cierto es que Jotadé lo tiene todo para gustar a los lectores del género. Es una novela absorbente de una fuerza enorme. No se centra únicamente en la investigación de dos muertes violentas, ya que en sus poco más de cuatrocientas páginas narradas en capítulos cortos de gran dinamismo el autor pone también el foco en el narcotráfico, en ajustes de cuentas y asesinatos varios, en la experiencia de varios reclusos, y en relaciones personales y familiares. A la acción rápida se le suma entonces un relevante componente psicológico y, todo hay que decirlo, al autor se le da de lujo pellizcarnos la emoción entre tiro y tiro. Sin duda, una de las claves del éxito de la novela está en su protagonista, Jotadé un policía duro y sin pelos en la lengua que se frena poco o nada ante la adversidad. Un hombre sencillo, pero con una personalidad arrolladora. Desobediente e irreverente pero leal hasta el tuétano. Dentro y fuera de la ley al mismo tiempo. Un personajazo, vamos, de los que más me han gustado. Y del final, ni hablemos, que estoy ya deseando que publique el siguiente. ¿Hace falta ya que diga que os la recomiendo?


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