Recuerdo que cuando compré esta novela lo hice porque me llamó la atención el título y la portada. En cierto modo vi en ella matices de misterio, de feminidad y, por qué no, de un evidente cambio de roles mediante el cual el sujeto agente de la violencia pasaba de masculino a femenino. Vamos, que me intrigó a mí la imagen de un tipo mugroso, de rodillas y las manos atadas delante de tres mujeres con cierto aire místico. Esperaba una novela distinta a lo que habitualmente leo (novela negra y thriller con alguna visita a la fantasía), y vaya si lo ha sido. Una lectura en varias capas, intrigante, misteriosa, telúrica y al mismo tiempo profunda y espiritual. Diferente a todas luces de lo que hasta la fecha había leído.
Lambs of God (Ediciones Versátil, 2019), de la australiana Marele Day, es una obra bastante más compleja y enrevesada de lo que aparenta, salpicada de alguna alusión velada al mito de Joseph Campbell y a la prevalencia de la deidad femenina, y con una fuerte raigambre en la mitología celta aderezada aquí y allá con las tinieblas de lo gótico y lo macabro. Sus protagonistas son tres mujeres de generaciones diferentes, Iphigenia, Margarita y Carla, monjas de clausura de la bizarra (y casi herética) orden de Santa Inés, que viven alejadas del mundo (sin electricidad, agua corriente ni otras comodidades propias del mundo moderno) en un monasterio ruinoso sito en una recóndita isla australiana y comparten su existencia con bien nutrido rebaño de ovejas que portan cada una el recuerdo de una de las hermanas de la congregación fallecida tiempo atrás. Su calendario está perfectamente definido en «días de»: el día de trasquilar, de lavar, de hilar, y su día a día se rige asimismo por la rutina de rezos propia de la Iglesia, guiándose por la posición del sol. Sus noches las ocupan tricotando lana y cabello, y trenzando las fibras con cuentos infantiles o relatos mitológicos adaptados al momento y a la intención de la voz que los desgrana. Sin embargo, el riguroso orden en el que se desarrollan sus vidas se ve alterado con la llegada al monasterio del padre Ignatius, secretario del obispo, que no sabe de la existencia de las hermanas y cuyos planes son evaluar la propiedad para venderla y convertirla en un resort de lujo. Cuando les insinúa a las monjas que irán a un lugar mejor, estas se horrorizan y cuando apunta a que sacrificarán a las ovejas, empezará la batalla por ver quién es el más fuerte. Para evitar que el individuo lleve a cabo sus planes, las monjas lo secuestrarán al más puro estilo Misery. Un teléfono, una voluntad firme y un golpe de suerte harán el resto. Si os ha picado la curiosidad, ya sabéis...
Estructurada en capítulos únicamente marcados por el dibujo de un cordero, Lambs of God está relatada por un narrador omnisciente que mostrará al lector lo que hacen y sienten los únicos cuatro personajes de la novela. Su ritmo pausado (sin ser lento), su prosa sencilla y el equilibrio entre narración y diálogo se combinan con unas descripciones espectaculares para entretejer la atención del lector en la urdimbre de la trama. De hecho, la ambientación, tanto física como espiritual, es uno de los puntos fuertes de la obra. Otra de las fortalezas de la novela son indudablemente sus personajes, caracteres complejos y llenos de aristas que elicitarán una amplia gama de sentimientos en el lector. Lambs of God es sin duda una novela diferente, extraña, en la que los hechos del presente se entremezclan con el pasado de sus personajes permitiéndonos adentrarnos más en ellos y cambiar la perspectiva que teníamos en las primeras páginas. En resumen, una buena lectura que es al mismo tiempo un verdadero homenaje a la fe y a la redención.
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