«Cuando una araña se arroja desde un punto fijo hacia abajo, hacia sus consecuencias, siempre ve ante sí un espacio vacío en el que no puede hallar apoyo por mucho que se estire.» (Soren Kierkegaard, Diapsálmata)
En ocasiones tomamos decisiones obviando el calado de sus consecuencias. Huimos hacia delante siendo conscientes de la inexistencia de un punto seguro de restauración. Saltamos al vacío, como la araña de Kierkegaard cuando empieza a tejer su trampa, aun sabiendo que el éxito va a ser escaso si no nulo. Como todo se mide según los resultados –me lo dijo un sabio–, al constatar nuestro ya barruntado fracaso, sentimos la frustración por partida doble: por un lado, hemos sido lo suficientemente estúpidos para continuar en la senda torcida y, por otro, hemos aniquilado la esperanza última del milagro salvador. Por si fuera poco, a veces el destino nos juega malas pasadas aprovechando las circunstancias –para seguir mofándose de nosotros, sin duda– y caemos presas de la culpa más destructiva. Algo así le pasa al protagonista de la novela que acabo de terminar: por más esfuerzos que hace, no logra evitar ser la araña que queda atrapada en su propia tela.
El salto de la araña (Editorial Alrevés, 2020), de Graziella Moreno, galardonada con el Premio de Letras del Mediterráneo 2020 otorgado por la Diputación de Castellón y finalista del Premio de Novela de la edición de 2021 de Cartagena Negra, es una novela negra solo en parte. Es negra, supongo, porque se ha producido un crimen que está a la espera de ser juzgado y el lector debe determinar, ateniéndose a lo narrado, la responsabilidad del protagonista en él. Sin embargo, la veo más como una novela de personas, de sentimientos, de situaciones. Comienza con un prólogo en tercera persona que muestra al lector la escena de un crimen en la que no llegará a conocer ni la identidad de la víctima ni las circunstancias que han conducido a su muerte. A partir de ahí, la trama se desarrolla en treinta capítulos de extensión breve donde el protagonista –Javier Márquez– nos relatará, en primera persona y a modo de diario, su versión de los hechos (siempre reconociendo que es solo la suya, que la de otra persona podría ser distinta), la historia de su relación (más tóxica imposible) con Alba, la llegada al mundo de su hijo Kevin y los acontecimientos que propiciaron la caída en picado de su familia y el trágico final al que se ven abocados. Lo aliña todo con recuerdos de su infancia y adolescencia, dándole un carácter emotivo al relato. Al lector se le presenta, por tanto, una doble incógnita por resolver: ¿quién es la víctima del homicidio pendiente de juicio‽ ¿Son Javi y Alba culpables o inocentes‽
En El salto de la araña, Graziella Moreno nos ofrece una historia bien construida alternando un tiempo presente y dos pasados. La prosa es sencilla y sin alharacas, lo que resulta totalmente congruente si pensamos que el narrador es un tipo corriente y moliente de modesta extracción social. El ritmo, sin ser rápido, es dinámico y los numerosos recuerdos del protagonista y sus reflexiones no molestan en absoluto, sino que contribuyen a la profundidad del personaje. La autora acierta de pleno al equilibrar el caos y el vértigo angustioso que supone la vida de Javier Márquez con el punto de cordura que aporta el personaje de Dani (su único y mejor amigo). No se pierdan el veredicto del jurado, a modo de epílogo.
N.B. Otra novela negra atípica... Aquí la investigación brilla por su ausencia... A ver si va a ser que mi concepto de la novela negra está cogido con alfileres...
Oye, pues tiene muuuuy buena pinta. Gracias por enseñármela.
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