Descubrir autores nuevos siempre es emocionante. Con el nombre de Pedro García me crucé, por casualidad, en el stand de la editorial MurciaLibro de la Feria del Libro de Alicante 2021. Compré, entre otros, los dos títulos que a este autor le había publicado la mencionada editorial y esa misma noche publiqué un post con mi botín de libros de ese día. Gran sorpresa cuando Pedro García respondió mi post lleno de agradecimiento y, mayor sorpresa aún cuando, al día siguiente, dejó firmado para mí (con una dedicatoria preciosa, por cierto) un ejemplar de su primera novela, El perfil, publicada por Ediciones Falsaria allá por el año 2014. Como la cronología de publicación suele ser el factor determinante en mi listado de lecturas de un mismo autor, escogí esta obra para empezar a conocerlo, y me complace afirmar que ha sido un buen comienzo.
El perfil empieza, a modo de introducción, presentándonos a Isaac, un niño de 8 años que toma una decisión drástica y espeluznante para dar a su vida un giro radical. Tras ejecutarla y dejar al lector boquiabierto, el escritor salta en el tiempo y nos sitúa en el momento presente de la narración, en el ala de urgencias de un hospital, en medio del gran revuelo ocasionado por el ingreso de un niño al que han intentado asesinar. El inspector Bayle y la residente de psiquiatría Gloria Miller, acompañados por otros personajes de menor calado, iniciarán entonces una carrera contra el tiempo y las circunstancias para desenmascarar la identidad del perfil psicopático que se oculta tras este crimen y otros que se irán descubriendo conforme avanza la trama. El desenlace es original, desde luego. Nada predecible.
El perfil es una novela difícil de clasificar (suponiendo que a mí se me diera bien, claro está, este asunto de las clasificaciones). Posee rasgos del género negro y del policíaco, aunque prescinde de elementos inherentes a los anteriores como pudiera ser la historia trágica y turbulenta del criminal o la existencia excesivamente atormentada de los investigadores. Los personajes, sin llegar a ser planos, no muestran una profundidad psicológica ni un background que permita al lector intuir el porqué de sus acciones, reacciones o pensamientos. Lo importante de la obra es que el lector confíe casi ciegamente en el instinto de sus protagonistas y, junto a ellos, vaya encajando las piezas de este puzle macabro. Es el ritmo trepidante, en ocasiones frenético, del thriller el que provoca en el lector la suspensión de la incredulidad. En definitiva, aunque la obra adolece de ciertos puntos débiles (el más incómodo sería la edición) me reafirmo en lo dicho y considero que es un buen comienzo, pues el autor demuestra en esta su primera obra su solvencia como narrador y constructor de tramas. Si tienen la oportunidad, acérquense a la obra y me cuentan qué opinan.
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