Princesas Disney en la treintena a las que no les suben los vaqueros de la cadera, científicas que se encogen y no de hombros precisamente, relaciones públicas de hoteles que la lían ya en su primer día de trabajo, gaditanas perdidas por el norte que sin comerlo ni beberlo se meten en la guarida del lobo, escritoras al borde de un ataque de nervios que por no escribir se dedican a juguetear con misteriosas cajas, wiccanas salvando el planeta, detectives irreverentes y adorables que resuelven tanto como enredan, brujas de estirpes variopintas propensas a todo tipo de desaguisados. Ángeles y demonios caídos o al menos tropezados, sapos fantasma deslenguados, seres mitológicos transtornadísimos y hasta una cabra con cierta tendencia al alcoholismo. No, esta enumeración no es la consecuencia de ningún desvarío ni ningún esguince cerebral (que podría serlo perfectamente, claro), sino un homenaje sincero y de corazón a los personajes de una autora que, sin que yo pueda remediarlo, se empeña en pintarles una sonrisa a los días que tienen pinta de andar un poco cuesta arriba. Ahora acabo de terminar su penúltima locura, y no puedo más que reconocer su talento, y esa maldita manera que tiene de hacerme soltar una carcajada en medio de misa si hace falta.
En Lady Mayfair y la condesa muerta (2025), Gema Tacón nos ofrece un cozy mistery adictivo y con esa mezcla de humor y ternura que solo consigue ella. En un ejercicio de escritura impecable y letras al servicio de la enajenación mental, Gema Tacón nos traslada a una pequeña aldea próxima al Londres victoriano (frecuentado por personajes como Jack el Destripador y el magnífico Sherlock Holmes, a quienes rinde debido homenaje), y elige como personaje central a Lady Audrey Mayfair (Dru para los muy amigos), una joven cuyo comportamiento dista bastante del apropiado a su status social y con una marcada tendencia a encontrarse en el lugar menos adecuado en el momento menos oportuno. En una de esas ocasiones, Lady Mayfair es la primera en llegar al escenario del crimen que sacudirá la tranquilidad de la villa: el asesinato de la Condesa Sandwish. Al ser la única presente cuando se descubre el cadáver, todas las sospechas recaerán sobre ella, en especial las del atractivo sargento de Scotland Yard, Arnold Merrit. En sus intentos por esclarecer la autoría del asesinato y alejar el escándalo de su apellido, Lady Mayfair logrará justo lo contrario, pues se encontrará en el epicentro o como mucho en los aledaños de nuevos escenarios criminales. Pero, ¿creéis que eso la detendrá? Pues no. Ni eso ni la amenaza que se cierne sobre su cabeza de pasar el resto de sus días en un convento. Tozuda e incombustible, irá a donde haga falta para hallar la verdad, incluso hasta la casa de una bruja, y contará con la inestimable ayuda de Frederick, el misteroso y también guaperas cochero de la familia, y de una ardilla con mucha mala follá (pero que luego dejará en mantillas a Chip y Chop, los Rescatadores) que responde al nombre de Lady Colitas. Eso sí, los arranques de la ardillita y la tableta del cochero acercarán su mundo al borde del caos. Suerte que cuenta con las dosis justas de cordura y protocolo que le imponen su queridísima señora Jones y Alfred, el mayordomo. ¿En que acabará todo este lío? ¿Encontrarán al asesino o irá Lady Mayfair presa? Ya sabéis ... a leerla si os ha picado la curiosidad.
En Lady Mayfair y la condesa muerta, Gema Tacón vuelve a engancharnos con una trama verdaderamente entretenida y fácil de leer que atrapa desde los primeros párrafos, concienzudamente documentada, lo que obra a favor de la ambientación y la verosimilitud del contexto del relato, apoyada también por la adaptación del lenguaje a la época en que se desarrolla. Está claro que Gema Tacón es una maestra en la mezcla de géneros, combinando el misterio, el suspense, su particular humor y ciertas pinceladas de ironía. Otro acierto, sin duda, son sus personajes, carismáticos, entrañables y con un alto grado de «adoptabilidad». Además, por la forma en que termina, sabemos que habrá más, y eso siempre es una buena noticia. ¿Que si la recomiendo? ¿Pero es que no os ha quedado claro ya?
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