Mientras leía la Trilogía del Baztán iba pensando que Aloisius Dupree, el misterioso agente del FBI con el que Amaia Salazar habla por teléfono de vez en cuando, siempre a horas intempestivas, para pedirle ayuda o consejo, era un personaje tan intrigante que daba mucho juego para otra novela en la que tuviera mayor relevancia. ¿Cuál es la naturaleza de la relación entre Amaia y Dupree? ¿De dónde viene esa conexión que a veces no parece de este mundo? Por fin lo he podido averiguar en la novela que acabo de terminar, que además me ha servido para aprender que, aunque la cartografía no haya conseguido reflejarlo en ningún mapa, el corazón tiene una geografía particular que no rinde pleitesía a la rosa de los vientos. Y que la cara norte es esa región inhóspita y a menudo inaccesible donde habitan el miedo y el dolor.
La cara norte del corazón (Destino, 2019) es la precuela de la Trilogía del Baztán, de Dolores Redondo y se ambienta en Nueva Orleans, un lugar con curiosos paralelismos con Elizondo donde los cementerios reciben la esotérica denominación de «ciudades de los muertos». Si bien es la precuela de la saga, mi consejo es leerla después de la trilogía, pues se desvelan ciertos aspectos del pasado de Amaia que, de saberse de antemano, restarían intriga a las otras tres entregas. En esta obra, Dolores redondo articula la trama en dos líneas argumentales separadas en el tiempo por un lapso de trece años, y cuyo factor común es el personaje de Amaia. Así, el lector irá alternando entre el Elizondo de 1992 y la ciudad de Nueva Orleans en agosto de 2005 (esta última acapara el grueso de la trama). En la línea argumental del presente, Amaia Salazar es la subinspectora más joven de la policía foral de Navarra y se encuentra en la Academia del FBI en Quantico asistiendo a un curso en el que interviene como formador Aloisius Dupree, que encabeza uno de los grupos de trabajo de campo de la Unidad de Ciencias del Comportamiento. Debido a su intuición, su mente brillante y su particular comportamiento, Amaia tendrá la oportunidad de integrarse en el grupo de Dupree para dar caza al "Compositor", un asesino en serie que oculta sus crímenes tras la devastación provocada por desastres naturales. Todo apunta a que el Compositor volverá a actuar en Nueva Orleans al amparo del huracán Katrina, uno de los fenómenos naturales más catastróficos en la historia de Estados Unidos, y hasta allí se desplaza el equipo a pesar de los riesgos que ello supone. Con respecto al hilo argumental de 1992 en Elizondo, narrado a modo de flashback a colación de una llamada desde España portadora de funestas noticias, el lector conocerá algún que otro episodio inédito en la infancia de Amaia que dio lugar a que su tía Engrasi decidiera alejarla lo máximo posible de su lugar de nacimiento. Verá el lector entonces a una Amaia niña forzada por las circunstancias a erigir un muro de olvido que mantenga ocultos los recuerdos de ciertos sucesos que moldearían su vida y sus pesadillas de la forma más dolorosa. Hacia la mitad de la novela, Dolores Redondo introduce una trama secundaria relacionada tanto con el pasado de Dupree como con el folklore, leyendas y supersticiones de Nueva Orleans que, aunque poco definida, quizá de lugar a otra nueva entrega.
Aunque es evidente en La cara norte del corazón que el estilo y la calidad literaria de la autora han mejorado, su punto fuerte sigue siendo la ambientación, muy trabajada y muy vívida, capaz de transportarnos al mismo epicentro de la ciudad antes, durante y después de ser asolada por las fuerzas de la naturaleza. Dolores Redondo dibuja a la perfección un escenario caótico que sobrecoge al lector y lo hace partícipe de la magnitud de las consecuencias de la hecatombe, del dolor, del silencio y la tragedia que se respiran en una ciudad anegada hasta la desesperanza. Un verdadero infierno de agua y desesperación donde la lucha real será por la supervivencia. Con una prosa muy fluida y visual y de la mano de un narrador omnisciente, Dolores Redondo construye una trama sólida y efectista que revela la ponzoña que reside a veces en el alma humana y atrapa al lector desde las primeras páginas. La recomiendo pero, insisto, después de leer la Trilogía del Baztán.