jueves, 27 de febrero de 2025

La estrategia del parásito, de César Mallorquí


Un parásito es un organismo que necesita de un ser de otra especie para nutrirse y sobrevivir. Su beneficio siempre entraña un perjuicio, de rapidez variable pero inexorable, para el huésped. Por ello, si este último lo descubre y tiene posibilidades, tratará de eliminarlo. De ahí que muchos parásitos sean expertos en camuflaje. Lo normal es que pertenezcan al reino animal o vegetal pero, ¿y si los avances tecnológicos de nuestra era hubieran posibilitado el parasitismo de otra índole? ¿Y si la naturaleza del futuro todopoderoso fuera la de un maldito psicópata? En la novela que acabo de terminar, se explora de manera muy habilidosa esta posibilidad. 

Cuando uno lee La estrategia del parásito (Ediciones SM, 2012), de César Mallorquí, lo primero que se encuentra es que si acerca la portada a una fuente de luz, esta muestra un mensaje oculto sobre un ente que nos vigila. Si continúa hasta la primera página, descubrirá que el título y autor originales están tachados, y que se han añadido otros diferentes: "El asunto Miyazaki", de Óscar Herrero. Y así se llama el protagonista de esta novela, que nos contará detalladamente su historia y qué le ha llevado a la situación en la que se encuentra. Óscar es un joven estudiante de periodismo que vive en Madrid en un piso compartido y compagina estudios con una beca en la radio. Un día lee en el periódico la noticia del fallecimiento en accidente de tráfico de Mario, un antiguo compañero de colegio y, al día siguiente, recibe en su buzón una carta de este acompañada de un pendrive. La carta más misteriosa no puede ser: Óscar debe guardar la memoria USB hasta que el remitente venga a recogerla. Si este antiguo contacto no apareciese, deberá hacer uso del contenido del pendrive, tomando la precaución de conectarlo a un ordenador con el disco duro formateado y sin conexión a Internet, ya que su contenido podría ser un peligro para toda la humanidad. Evidentemente, el propietario del pequeño artefacto no va a venir a reclamarlo y, como ya podréis esperar, Óscar hace caso omiso de todas las advertencias e indaga en la memoria sin seguir las indicaciones de la carta. A partir de ahí, su apacible existencia se tornará un verdadero infierno. ¿En qué estaba metido Mario y dónde lo ha obligado a meterse a él? Con la ayuda de Judit, la despampanante ex-novia del finado, Óscar deberá averiguarlo al mismo tiempo que trata de controlar sus hormonas y sus sentimientos. 

En La estrategia del parásito, César Mallorquí ofrece al lector un tecno-thriller juvenil (para todas las edades, como digo siempre) donde la acción es una constante y las sorpresas se suceden página tras página. Así, no es de extrañar que la haya devorado. Además, es una de esas novelas que te dejan pensando: ¿puede lo que cuenta llegar a pasar? ¿Y si la realidad volviera a superar cómodamente a la ficción? Y vosotros ahí tan tranquilos navegando por la red y leyendo esta reseña...

martes, 25 de febrero de 2025

El club de los psicópatas, de John Katzenbach

La figura del psicópata es una de las más explotadas en el ámbito del thriller y la novela negra. Evidentemente, las posibilidades en torno a este tipo de personaje son variadas y numerosas. ¿Hasta qué punto podría llegar la mente del psicópata? ¿Son individuos aislados o capaces de trabajar en grupo en torno a un objetivo común? La penúltima novela publicada de John Katzenbach, genio del suspense y escritor que me deslumbró en El psicoanalista, sumerge al lector en un universo luctuoso, perturbador e inquietante a más no poder. Sin embargo, no he encontrado en esta novela, ni mucho menos, la genialidad de El psicoanalista

En El club de los psicópatas (Ediciones B, 2021), Katzenbach ofrece al lector una trama llena de intriga que concierne a un grupo de asesinos en serie que operan en la clandestinidad de la dark web, congregados en una sala de chat exclusiva y unidos tanto por una pasión enfermiza por la muerte como por cierto grado de delirio megalómano. Se hacen llamar "los muchachos de Jack", en honor a su máximo ídolo, Jack el Destripador, a quien pretenden imitar e incluso superar. Cierta noche, Connor Mitchell y Nikki, su novia, entran por casualidad en la sala de chat psicopático mientras investigan la dark web en busca de información para cometer un futuro crimen. En un alarde de imprudencia y bravuconería patrocinadas por el supuesto anonimato que proporcionan las redes, Connor insulta a "los muchachos de Jack", al parecer infligiéndoles una herida mortal en el orgullo. Desde ese momento, acabar con el adolescente y su novia se convertirá en el principal objetivo de vida de los modernos destripadores, que destinarán todos sus esfuerzos a planificar una venganza escalofriante. Conforme avance la trama, el lector descubrirá que aparte de asesinos, los miembros del club son expertos en las artes de la manipulación y engaño, y se ocultan en las profundidades de la red para poder operar en la sombra y evadir a la justicia. La policía, por su parte, se enfrenta a un caso complejo y desconcertante, ya que los asesinatos parecen no tener ninguna conexión aparente. capaces de ejecutar sus macabros planes? ¿Serán sus víctimas los estúpidos adolescentes que ellos piensan? Para saber, tendréis que leer.

Aunque reconozco que a ratos he estado enganchada a sus páginas, reconozco que El club de los psicópatas no me ha terminado de convencer como obra. A pesar de que uno de los puntos fuertes de la novela y del autor en general es la construcción del personaje, creando caracteres profundos y perturbadores, complejos y fascinantes, opino que en ocasiones se excede dibujando sus paisajes interiores, llegando al punto de aburrir y desconectar al lector de la trama. No he logrado empatizar con ninguno, quizá porque no era mi momento para esta lectura. Por otro lado, el autor lo ha logrado activar mi suspensión de la incredulidad, con lo que tampoco he podido entrar en la historia. Sí es cierto que cerca del desenlace se producen sorpresas y giros argumentales que mantienen en vilo al lector, pero eso, cerca del final. Nunca pensé que diría esto, y es la primera vez que lo hago pero, en mi humilde opinión, a esta novela le sobran unas cuantas páginas. De todos modos, para gustos, los colores... así que si os decidís y la leéis, ya me contaréis.

martes, 18 de febrero de 2025

Lambs of God, de Marele Day

Recuerdo que cuando compré esta novela lo hice porque me llamó la atención el título y la portada. En cierto modo vi en ella matices de misterio, de feminidad y, por qué no, de un evidente cambio de roles mediante el cual el sujeto agente de la violencia pasaba de masculino a femenino. Vamos, que me intrigó a mí la imagen de un tipo mugroso, de rodillas y las manos atadas delante de tres mujeres con cierto aire místico. Esperaba una novela distinta a lo que habitualmente leo (novela negra y thriller con alguna visita a la fantasía), y vaya si lo ha sido. Una lectura en varias capas, intrigante, misteriosa, telúrica y al mismo tiempo profunda y espiritual. Diferente a todas luces de lo que hasta la fecha había leído.

Lambs of God (Ediciones Versátil, 2019), de la australiana Marele Day,  es una obra bastante más compleja y enrevesada de lo que aparenta, salpicada de alguna alusión velada al mito de Joseph Campbell y a la prevalencia de la deidad femenina, y con una fuerte raigambre en la mitología celta aderezada aquí y allá con las tinieblas de lo gótico y lo macabro. Sus protagonistas son tres mujeres de generaciones diferentes, Iphigenia, Margarita y Carla, monjas de clausura de la bizarra (y casi herética) orden de Santa Inés, que viven alejadas del mundo (sin electricidad, agua corriente ni otras comodidades propias del mundo moderno) en un monasterio ruinoso sito en una recóndita isla australiana y comparten su existencia con bien nutrido rebaño de ovejas que portan cada una el recuerdo de una de las hermanas de la congregación fallecida tiempo atrás. Su calendario está perfectamente definido en «días de»: el día de trasquilar, de lavar, de hilar, y su día a día se rige asimismo por la rutina de rezos propia de la Iglesia, guiándose por la posición del sol. Sus noches las ocupan tricotando lana y cabello, y trenzando las fibras con cuentos infantiles o relatos mitológicos adaptados al momento y a la intención de la voz que los desgrana. Sin embargo, el riguroso orden en el que se desarrollan sus vidas se ve alterado con la llegada al monasterio del padre Ignatius, secretario del obispo, que no sabe de la existencia de las hermanas y cuyos planes son evaluar la propiedad para venderla y convertirla en un resort de lujo. Cuando les insinúa a las monjas que irán a un lugar mejor, estas se horrorizan y cuando apunta a que sacrificarán a las ovejas, empezará la batalla por ver quién es el más fuerte. Para evitar que el individuo lleve a cabo sus planes, las monjas lo secuestrarán al más puro estilo Misery. Un teléfono, una voluntad firme y un golpe de suerte harán el resto. Si os ha picado la curiosidad, ya sabéis...
 
Estructurada en capítulos únicamente marcados por el dibujo de un cordero, Lambs of God está relatada por un narrador omnisciente que mostrará al lector lo que hacen y sienten los únicos cuatro personajes de la novela. Su ritmo pausado (sin ser lento), su prosa sencilla y el equilibrio entre narración y diálogo se combinan con unas descripciones espectaculares para entretejer la atención del lector en la urdimbre de la trama. De hecho, la ambientación, tanto física como espiritual, es uno de los puntos fuertes de la obra. Otra de las fortalezas de la novela son indudablemente sus personajes, caracteres complejos y llenos de aristas que elicitarán una amplia gama de sentimientos en el lector. Lambs of God es sin duda una novela diferente, extraña, en la que los hechos del presente se entremezclan con el pasado de sus personajes permitiéndonos adentrarnos más en ellos y cambiar la perspectiva que teníamos en las primeras páginas. En resumen, una buena lectura que es al mismo tiempo un verdadero homenaje a la fe y a la redención. 

sábado, 15 de febrero de 2025

Morir dos veces, de Susana Rodríguez Lezaun

Ocho, señoras y señores. Ya son ocho las obras de esta magnífica autora que habitan mi biblioteca y que me han hecho disfrutar de buenísimos ratos de lectura. Maestra del manejo de la tensión y el suspense, Susana Rodríguez Lezaun es una de mis escritoras favoritas en el panorama del noir nacional. Su habilidad para crear personajes que se adhieren como tatuajes a la piel lectora quedó patente desde su primera saga (con el inspector Vázquez e Irene Ochoa como protagonistas). Sus novelas autoconclusivas también dejan huella, y de la buena. Su Marcela Pieldelobo es sin duda uno de los personajes de ficción a los que más cariño les guardo. Ahora, llega a nuestras manos con caracteres recién estrenados y una novela no apta para lectores con patologías cardíacas. 

Con el título de Morir dos veces (Harper Collins, 2025), y lanzada al mercado hace poco más de una semana, Susana Rodríguez trae una propuesta atractiva y adictiva a partes iguales. Soleil Bisset es una mujer con una vida relativamente convencional. Casada con el juez Eric Bisset y madre del pequeño Daniel, de dos años, trabaja a media jornada como ingeniera informática en su casa de Carcasona (Francia). Sin embargo, no es feliz, puesto que el control y la actitud indiferente de su marido y la de su entrometida e insoportable suegra la anulan como persona. Por este motivo, y con la intención de obtener la independencia económica que le permitiría liberarse y alejarse de ambos junto a su hijo, Soleil comienza a dedicarse a ciertos negocios en la red que coquetean peligrosamente con los márgenes de la legalidad. Tras aceptar cierto encargo, su socio es asesinado y ella comienza a tener miedo. Una tarde de fuerte tormenta y mucha lluvia, cuando Soleil va a recoger a su hijo a la guardería, se ven atrapados por la riada mientras van en el coche. La mujer consigue salvar a su hijo, pero su vehículo es arrastrado por las aguas con ella dentro. Ese día, Soleil Bisset muere y nace Moon Aubry, quien seis años después vive en París y combina las labores detective privado con ciertos negocios que se mueven también en la deep web. Un día acepta el encargo de acabar con la vida de una persona muy importante en su pasado. Lo acepta para no cumplirlo, y a partir de ese momento emprenderá una carrera contra el tiempo, sin saber realmente quiénes son sus enemigos, con tal de salvar a la que debiera ser su víctima, poniendo más que en riesgo su segunda vida. 

 Sin duda, Morir dos veces es una novela de ritmo frenético que atrapa al lector desde el primer párrafo, un thriller repleto de investigación, acción y sensación permanente de peligro. No hay más que decir, excepto que haréis bien en leerla. 


martes, 11 de febrero de 2025

Los crímenes del mar de Madrid, de Manuel Delprieto


Considero que una novela es el conjunto de la historia que narra, la forma en que está escrita y el papel activo que juega el lector a la hora de imaginarla. Por eso tengo un poco el "corazón partío" al hablaros sobre la que acabo de terminar, porque es una muy buena historia pero le falta una buena dosis de corrección. Y no puedo recomendaros que la leáis sin advertiros antes porque sería como venderos un producto que tuviera cierta tara. Ahora ya, una vez advertidos, os puedo decir que aunque la correctora que vive en mí ha sufrido una agonía, la lectora ha disfrutado como un cerdito revolcándose en el barro, porque el autor es un excelente narrador bien versado en manipular a su antojo la voluntad y las emociones de su público. 

Bajo el título de Los crímenes del mar de Madrid (2022), Manuel Delprieto nos ofrece la segunda entrega de su saga protagonizada por Julia Verbeke. La joven cabo de la Guardia Civil a la que conocimos como veinteañera en Los crímenes de la luna menguante ya ha llegado a los cuarenta y es teniente de la UCO. En el momento en que da comienzo la trama, Julia acaba de regresar a Madrid de una estancia de varios meses en el sur, ya que nunca abandonó su obsesión por hallar el cadáver de su padre, fallecido en acto de servicio muchos años atrás. Al parecer, ya va a poder cerrar ese capítulo de su vida... También le gustaría dar carpetazo a su historia con el musculoso sargento Iván Roca, con quien dejó la relación meses atrás a causa de una escultural cornamenta cortesía del señor. Sin embargo, el destino y el teniente coronel Miranda (con quien Verbeke no se lleva precisamente bien) tienen otros planes, y van a tener que trabajar juntos en su próxima misión. Ha aparecido un cadáver en un embalse de la sierra Norte de Madrid, y las circunstancias son muy similares al hallazgo de otro anterior, seis meses antes, en el mismo entorno. La UCO deberá descartar el suicidio, lo que será fácil dados los acontecimientos que tienen lugar a continuación. Con la colaboración del puesto de la Guardia Civil de la zona, la élite de la benemérita tendrá que hallar las piezas de un puzle que se torna cada vez más macabro en un escenario agreste y hostil donde las desapariciones van a volverse el plato principal de su menú diario. Demasiados frentes abiertos para Verbeke que afectan a los de su alrededor... Y no voy a decir nada más, porque merece la pena entrar en la trama, disfrutarla y sufrirla desde cero. 

En Los Crímenes del mar de Madrid, Delprieto le ofrece al lector una historia adictiva a más no poder, utilizando tanto elementos clásicos del noir como aspectos más vanguardistas. Su trama bien engarzada se apoya en personajes de lo más variopinto llenos de perspectivas y matices, diálogos reveladores, descripciones minuciosas y subtramas que irán aportando complejidad a la principal. Debo confesar que he caído rendida ante la absolutamente incorregible Julia Verbeke, que no sabe darse a trozos y lo que hace, lo hace desde el fondo del alma. Una mujer que, por sus medidas fuera de la norma, para muchos queda al margen de los canones estéticos de belleza femenina, pero a ojos de quien la ama y llega a conocerla es toda una diosa. Un poco bruta, eso sí... (no sé a quién me recordará), pero deja impronta en el corazón de los lectores. Además de retratar en la novela la miseria más abyecta del ser humano, Manuel Delprieto nos habla de segundas oportunidades, de la posibilidad o no de la reinserción, de la complejidad de las relaciones familiares y de ese perro de tres cabezas al que llaman amor, del dolor y los límites... Pese a lo dicho al inicio de la reseña a modo de advertencia, queda claro que la recomiendo, ¿no?
 

viernes, 7 de febrero de 2025

Los crímenes de la luna menguante, de Manuel Delprieto


Una de las cosas que más me atrae de leer a autores nuevos es conocer a sus personajes, sobre todo a las y los protagonistas. Hay algunos con los que conectas enseguida, otros con los que te cuesta un poquito más y unos pocos con los que no llegas a conectar nunca, y entonces la historia se lee de forma muy diferente. En el caso de la novela que acabo de terminar, la conexión ha sido instantánea. 

Se titula Los crímenes de la luna menguante 2024) y su autor, Manuel Delprieto, elige como protagonista a la cabo de la Guardia Civil Julia Verbeke, que lleva seis meses en su primer destino, el puesto de la localidad almeriense de Cuevas del Almanzora. Además de su condición de mujer, su juventud, su inexperiencia y su fuerte carácter no le han granjeado demasiadas simpatías entre sus compañeros, sobre todo con el sargento Baños. Solo parece llevarse bien con su compañero Romero. La cabo Verbeke tiene dos objetivos muy claros: encontrar el cadáver de su padre, Guardia Civil también, desaparecido hace años en acto de servicio, y entrar en la UCO. La aparición del cuerpo de un adolescente, inmigrante ilegal, en la playa de Quitapellejos, en unas condiciones cuanto menos extrañas, le brindará la oportunidad de demostrar su valía como investigadora, pero su carácter impulsivo y sus diferencias con su sargento provocarán que se la aparte del caso a ella y a su compañero Romero. No obstante, consigue que la UCO entre en la ecuación y se haga cargo de la investigación, volviendo ambos al tablero de juego. El perfil de las víctimas, las mutilaciones y otras circunstancias relacionarán el crimen con otros similares ocurridos dos años atrás. Un segundo cadáver los pondrá contra las cuerdas... ¿Lograrán detener al asesino antes de la siguiente fase lunar? Inmigración ilegal, racismo, xenofobia y otros prejuicios se combinan en esta novela con abducciones extraterrestres y campamentos de hippies... No voy a contar más, así que si queréis, ya sabéis, a leerla. 

Aunque, para ser honestos, la prosa podría pulirse un poco, Manuel Delprieto ofrece al lector una buena historia en Los crímenes de la luna menguante. Julia Verbeke, con su carácter natural y espontáneo, es un personaje con el que enseguida se empatiza, y al que se le coge cariño muy rápido. El autor hace al lector sumergirse en la trama desde el principio hasta el fin, imprimiendo un buen ritmo a golpe de capítulo corto y el argumento bien engranado. En definitiva, una lectura muy entretenida, que engancha y te deja con ganas de saber qué va a pasarle a la protagonista.

lunes, 3 de febrero de 2025

La camisera de Manchester, de Margaret Harkness


La New Woman («Nueva Mujer») fue un ideal feminista que surgió en la Inglaterra de finales del siglo XIX, una mujer educada e independiente que transgredía los límites establecidos por la sociedad patriarcal dominante. Esta nueva mujer no encajaría ya exclusivamente en el eterno rol doméstico y de crianza impuesto por nacimiento sobre las féminas, sino que aspiraría a objetivos de los que siempre había estado excluida. Algunas de estas mujeres probaron suerte en la escritura (aunque publicaran bajo pseudónimo masculino para eludir las repercusiones sociales). Tal fue el caso de Margaret Harkness, escritora y periodista, feminista y comprometida. De las trece obras que figuran en su haber, seis enfocan con mirada crítica la situación del proletariado inglés y, en especial, de las mujeres obreras. 

La camisera de Manchester (Chamán Ediciones, 2024) es la cuarta novela de Margaret Harkness, pero la única que ha sido hasta la fecha traducida al castellano (y muy bien traducida, por cierto, por el murciano Gonzalo Gómez Montoro), y deja patente el compromiso de la autora con la llamada en aquel entonces «cuestión femenina». En ella, Harkness elige como protagonista a Mary Dillon, una mujer veinteañera, viuda precoz y madre de un bebé, que intenta sobrevivir en un suburbio industrial del Manchester de finales del siglo XIX. Aquella ciudad, que acaparó en su día la mayor parte de la producción mundial de prendas de algodón, sufría por aquella época las consecuencias de la crisis de la manufactura del tejido inglés. Sin posibilidad alguna de encontrar trabajo ni obtener sustento ni para ella ni para su pequeña Daisy, la situación de Mary se va volviendo cada vez más desesperada, y la miseria más absoluta va abonando el camino de la insania. 

Con un estilo naturalista que no se disfraza con más drama del que la propia situación ya implica, Harkness crea con Mary Dillon un personaje con el que resultaría muy fácil empatizar si al lector no se le fuera el alma en ello. Quizá sea cobarde de mi parte, pero esta vez he preferido distanciarme y procurado no sentir, aunque no siempre lo he conseguido. En La camisera de Manchester el lector será testigo de la precaria situación del proletariado inglés de la década de los 80 del siglo XIX, sobre todo el empleado en el sector textil, perjudicado tanto por la aparición de los intermediarios (llamados en la novela «explotadores») como por el traslado de la producción a países con menos coste de mano de obra. ¿Os suena, verdad? Muchos de los demonios de aquella época siguen al pie del cañón en esta. Leedla, es una buena obra, pero tratad de dejar el corazón aparcado mientras lo hacéis. 

domingo, 2 de febrero de 2025

La última muerte en Goodrow Hill, de Santiago Vera


¿Os ha pasado alguna vez que al acabar un libro se os queda el cuerpo como si os hubiera arrollado un tren? Pues a mí es justo lo que me ha pasado con la novela que acabo de terminar. Qué tensión. Qué nervios. Que ganas de saber pero al mismo tiempo de que no acabara. Cuánto me alegro de haber descubierto a este autor. Me da que va a ser uno de mis preferidos. Su primera novela, La vida secreta de Sarah Brooks, me gustó mucho, pero esta cuya última página acabo de cerrar lo ha hecho todavía más, una obra construida con mucha habilidad donde se mezcla con acierto el pasado, el presente, el paisaje y unos personajes que irán creciendo conforme pasan las páginas.

En La última muerte en Goodrow Hill (Ediciones B, 2023), Santiago Vera sitúa al lector en Goodrow Hill, otro pequeño pueblo estadounidense tranquilo en apariencia, pero donde algo pasó veinticinco años atrás y, aunque a muchos les gustaría olvidar, parece del todo imposible. La trama se divide en dos líneas temporales. La del presente comienza cuando Mark Andrews, fotógrafo freelance, recibe una fotografía de su pandilla de la adolescencia en la cual a uno de sus miembros le han tachado los ojos. Casi al mismo tiempo, su teléfono suena y al otro lado escucha la voz de Helen, también de la pandilla, que le anuncia que Tom Parker, uno de sus viejos amigos (el que aparece en la imagen con los ojos tachados) ha sido asesinado. Ni corto ni perezoso, Mark decide regresar a Goodrow Hill, el pueblo donde se crió y donde no ha vuelto desde hace años, para asistir al entierro de Tom e intentar averiguar el motivo de su muerte. Aquí es donde comenzaría la línea temporal del pasado, ya que todo apunta a que el crimen estaría relacionado con los sucesos acaecidos en la misma localidad el caluroso estío de 1995. Aquel verano Helen Blunt, Vance Galloway, Carrie Davis, Tom Parker, Jesse Tannenberg y Cooper Summers fueron interrogados por el jefe Blunt (el padre de Helen) acerca de la muerte de un hombre, el secuestro de un niño y la desaparición de un muchacho, sobre los que podrían tener información relevante. Todos negaron saber nada al respecto y los casos se cerraron sin resolver. Ahora, Helen es policía y junto a su padre, tendrá que averiguar quién es el responsable de las muertes de Tom Parker y de alguno más, y todo apunta a que aquellos jóvenes puede que no dijeran toda la verdad. ¿Será cuestión de venganza? ¿Estarán pagando por su silencio? Si queréis averiguarlo, ya sabéis...

El planteamiento de La última muerte en Goodrow Hill es uno de los más originales que he leído en estos últimos tiempos, y no diré por qué no vaya a ser que incurra en el ignominioso pecado del spoiler. Estructurada en un prólogo y tres partes que se subdividen en 83 capítulos, el argumento de la novela nos llega a través de dos voces narrativas: una en primera persona, la de Mark, y un narrador en tercera para las demás, aunque siempre desde el punto de vista de los diferentes personajes. Santiago Vera imprime a la obra un ritmo ágil, aunque no frenético, ya que dedica su tiempo a crear la atmósfera, a presentarnos a los personajes y, poco a poco, proveernos de la información necesaria de lo ocurrido tanto en el pasado como en el presente. Aunque se pueda tener cierta intuición acerca de quién es el culpable, la trama es lo suficientemente compleja para no descubrirlo hasta el mismo final. Insisto en que uno de los puntos fuertes de la novela es la ambientación, así como el equilibrio con el que se mueven los personajes sobre la cuerda floja de la paradoja. Me ha encantado el juego del autor con las dos líneas temporales, y su modo, medido y pausado, de ir revelando datos, que logra que la tensión y la intriga se mantengan hasta la última página, mediante una serie de giros que dejan al lector con la boca abierta. En definitiva, una lectura más que recomendable. 

La catedral de ébano, de Pedro González Nuñez

A menudo, cuando nos enfrentamos a una nueva novela, tenemos ciertas expectativas generadas bien por el nombre del autor, bien p...