miércoles, 9 de agosto de 2023

La última paloma, de Men Marías


El mayor dolor del mundo no es el que mata de un golpe, sino aquel que, gota a gota, horada el alma y la rompe (Francisco Villaespesa).

De algunas lecturas es imposible salir con el alma intacta. Una las acaba y la palabra "dolor" se convierte en centro del centro, y piensa entonces que hay palabras que alumbran canciones y otras que, directamente, paren heridas. En la párvula redondez de unas letras que engendran llagas. En la congoja estampada de negro sobre blanco. La primera vez que la escuché, ya sabía que esta autora me iba a gustar, pero desconocía hasta qué punto. Su nombre, Men Marías.

Acabo de terminar la novela y ya noto el sabor de las ganas de más. La útima paloma (Planeta, 2021) comienza con desconcierto y miedo, los de un niño arrancado de su hogar y de su sonrisa, y avanza hacia una escena impactante y truculenta. En las inmediaciones de una casona abandonada, aparece el cadáver mutilado de una joven, nieta de un matrimonio muy querido en Rota, lugar donde se desarrolla la trama. Pechos amputados, unas alas blancas cosidas a la espalda e infibulada (castrada sexualmente). Las sospechas recaen inmediatamente sobre su supuesto novio, un delincuente común del pueblo, pero el instinto de la sargento de la Guardia Civil Patria Santiago le dice otra cosa: es un crimen ritual, el asesino va a volver a matar. ¿Y si se equivoca? La sargento Santiago, junto al cabo mayor Sacha Santos –con quien mantiene una borrascosa relación sentimental— deberán elegir entre sentido común y conocimiento criminalístico, y se verán abocados a una investigación relacionada con sucesos acaecidos a finales de los 50 que orbitan en torno a la base americana de Rota. El pasado siempre vuelve, o eso dicen, o quizá es que nunca se ha ido del todo.

Ganadora de la edición de 2022 de Cartagena Negra, La última paloma encaja perfectamente en el patrón de las novelas negras negrísimas y, sin embargo, su prosa a ratos es casi poesía. Men Marías engrana a la perfección tramas y subtramas en una novela coral que se desliza continuamente entre un presente y varios pasados. Una novela donde la investigación es tan relevante como la historia individual y colectiva de los personajes. Patria Santiago es un carácter inolvidable, tan hierática a veces, tan testaruda, tan rota. Patria, la apátrida de su propia vida que recurre al dolor autoinfligido para sobrellevar la herida de un ayer que nunca podrá ser cicatriz. La estrategia narrativa de capítulos breves que alternan la primera persona de las voces principales y el narrador omnisciente que desbroza el pasado resulta muy efectiva. No me queda más que recomendarla. Sería imposible no hacerlo. 

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