martes, 25 de julio de 2023

Lo que callan los muertos, de Ana Lena Rivera


Octubre de 2020. Entre los poquitos actos que pudieron organizarse en Murcia para aquella Feria del Libro pandémica, recuerdo bien a Antonio Parra (escritor y parte de la organización de mi adorada Cartagena Negra) ilustrando a la audiencia sobre los géneros y subgéneros de la novela negra. Mencionó en algún punto el domestic noir, y recuerdo que me hizo gracia (no confesaré que imaginaba asesinos armados con utensilios domésticos). No había vuelto a acordarme de aquella etiqueta hasta bien entrada en la lectura de la novela que acabo de terminar. El domestic noir es un subgénero de la novela negra que se caracteriza porque sus argumentos se desarrollan en el ámbito doméstico y familiar. Sus tramas suelen centrarse en crímenes, misterios y traiciones, pero también en las relaciones interpersonales y la psicología de los personajes. Sus protagonistas no son profesionales de la investigación criminal, y las fuerzas del orden solo hacen su aparición como apoyo para proporcionar los conocimientos o los procedimientos que los protagonistas no dominan. 

Lo que callan los muertos (Maeva, 2019), de Ana Lena Rivera, es un excelente ejemplo de este domestic noir. Su protagonista, Gracia San Sebastián, abandona una exitosa trayectoria profesional en Nueva York y regresa a su Oviedo natal junto a su marido para tratar de pasar página y superar la muerte del hijo de ambos. Ingenua, ignora que hay dolores de los que no se puede huir. En tierras asturianas, deja de lado el sombrero de tiburón de las finanzas y se convierte en una modesta investigadora de fraudes a la Seguridad Social. En esta ocasión, su misión consistirá en esclarecer la legitimidad del cobro de una pensión de un anciano cuya edad alcanza los 112 años y del cual no se tienen registros desde hace más de tres décadas. De forma tangencial, investigará el inopinado suicidio de una vecina de su madre que saltó al vacío con una nota prendida en la falda. Las dos investigaciones paralelas convergerán al encontrar Gracia ciertos apellidos comunes a ambas y... No seré yo quien se lo cuente. Si quieren saber, ya saben.

Lo que callan los muertos es una novela original y excelentemente ambientada donde importa tanto la investigación como el entramado de relaciones personales —con un toque irrefutablemente femenino— que establece la protagonista con el resto de mujeres de su entorno: con su madre (que vaya pieza de madre), su hermana, su amiga Sarah y una monjita anciana de nombre Sor Flo. Ana Lena se sirve de una prosa sencilla y fluida para sumergirnos en una lectura ágil y dinámica que sin duda picará la curiosidad del lector. Excepcionales los toques de humor con los que salpica la autora la mayoría de capítulos. Sé que me ha gustado porque voy de cabeza a por el siguiente caso de Gracia San Sebastián.

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