miércoles, 19 de julio de 2023

El buen padre, de Santiago Díaz

¿Hasta dónde estaríamos dispuestos a llegar para proteger a los nuestros? ¿Qué límites nos sería posible transgredir si aquel o aquella que precisa de nuestro amparo es sangre de nuestra sangre? ¿Qué frontera no cruzaríamos si estuviese en juego la salvación de nuestros hijos? La respuesta es compleja y constituye todo un dilema moral, ¿cierto? ¿Y para salvarnos a nosotros mismos? Más difícil todavía, ¿verdad? Sobre estas cuestiones construye Santiago Díaz el argumento de la novela que acabo de terminar, un thriller policíaco que, francamente, me ha dejado con la boca abierta y el corazón en un puño.
El buen padre (Penguin Random House, 2021) es la segunda obra en ver la luz de Santiago Díaz Cortés, escritor y guionista al que tuve la suerte de conocer gracias, una vez más, a Cartagena Negra. La novela arranca con la policía entrando a la escena de un crimen. Una mujer en un charco de sangre y, en la habitación contigua, el marido de la misma de rodillas con un cuchillo de trinchar. Parece fácil, ¿no? Pues un año después, mientras Gonzalo Fonseca –el supuesto homicida— cumple condena en prisión, secuestran a la jueza que dictó sentencia del caso, al abogado que debió haberlo defendido y a la testigo que aseguró haber presenciado como el reo agredió a la víctima en el ascensor de un hotel. Mientras las cadenas de televisión bombardean a la audiencia con la noticia de los secuestros, un anciano se entrega a una patrulla de vigilancia asegurando ser el captor. Su nombre, Ramón Fonseca. Su objetivo, reabrir el caso de su hijo y encontrar al verdadero culpable de la muerte de su nuera. Su amenaza, acabar cada semana con la vida de uno de los secuestrados que, según declara, fueron sobornados para que su vástago cargara con el muerto y acabara entre rejas. Su exigencia, que el caso lo lleve Indira Ramos, inspectora obsecuente donde las haya, con un TOC de manual agravado por un incidente acaecido cinco años atrás durante una investigación y repudiada por haber denunciado a un compañero por mala praxis. La inspectora Ramos y su equipo iniciarán una carrera contra el tiempo para intentar esclarecer los hechos y salvar a las víctimas. Mientras se desarrolla esta línea argumental, el narrador, mediante flashback, nos irá mostrando la historia personal de cada uno de los personajes, sus puntos de partida, sus motivaciones y las consecuencias de sus decisiones. ¿Logrará el buen padre su objetivo? Ya saben, si quieren averiguarlo...léanla.
En la lectura de El buen padre me ha pasado todo lo que un lector podría esperar de una buena novela. Con capítulos cortos y escenas muy visuales, Santiago Díaz me ha hecho morderme las uñas manteniendo la intriga y la tensión hasta prácticamente la última página (literal). He vivido momentos cien por cien tarantinianos en los que la aprensión y la risa competían en condiciones de igualdad. Me ha emocionado algún desenlace totalmente inesperado. Y, aunque no he sido capaz de ponerme en la piel de la inspectora Ramos (que lo mismo eso hubiese terminado en diván), le he cogido cariño y, cuando consiga avanzar en el interminable listado de pendientes, me gustaría volver a ella. En definitiva, novela muy recomendable.

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