Cuando miro hacia atrás, no me recuerdo como una criatura miedosa. Siempre quise conocer a los monstruos, los vampiros y los fantasmas que aparecían en los libros. Pensaba que tan malos no serían, y casi siempre tenían un punto simpático. Pero, claro, esos eran los de los libros. Otra cosa muy distinta eran esos personajes que aparecían en las historias que nos contaban los adultos para intentar que nos portásemos bien y que luego los niños repetíamos a nuestros amigos y vecinos con un temor reverencial. O las primeras experiencias de quasi-adolescentes en el terreno de lo esotérico (la memoria de las tijeras de Verónica me sigue espantando, la verdad). Lo cierto es que esa rumorología de lo oculto, de lo misterioso, de lo cabalístico, resulta un excelente acicate para la imaginación popular.
Eso debió pensar Paco López Mengual cuando concibió la obra sobre
la que versa esta entrada: Cuentos de
miedo para jóvenes valientes (Alfaqueque Ediciones, 2020), una colección de
quince relatos “reales” donde personajes peculiares y situaciones escabrosas
procedentes en su mayoría de la tradición oral estimulan la imaginación y el
morbo (aunque no queramos reconocerlo, somos morbosos) del lector y le hacen
preguntarse hasta dónde llega el hecho y donde empieza la leyenda urbana. Tumbas
vacías y cadáveres desaparecidos, fantasmas de diferente condición (ojo a la
estudiante universitaria cuya compañera llevaba fallecida más de dos décadas y
a la Dama de Negro que provoca sobresaltos a quienes se acercan a la casa Díaz
Cassou) o algún traje de marinerito capaz de erizar el vello al más valiente se
combinan en las páginas de esta obra con pinceladas de la vida de un supuesto
licántropo, con supervivientes de catalepsia que provocan fulminantes ataques
al corazón e incluso con la siniestra
merced de cierto santo. Sin embargo, la historia que realmente resucita mi
pavor infantil es, sin duda, la del Tío Saín, único ser –divino o terrenal–
capaz de impedirme salir a jugar en la calle a la hora de la siesta y morador
de alguna que otra de mis pesadillas.
Quince relatos narrados con la inteligencia, la solvencia y
esos trazos de humor que caracterizan a López Mengual y le convierten, a mi
humilde parecer, en un mago cuentahistorias. Sepan ustedes que tuve la fortuna
de asistir a una presentación de Cuentos
de miedo para jóvenes valientes que hizo el autor en la puerta del
cementerio de Molina, y les puedo asegurar que, si leídas, las historias
provocan cierto repelús, contadas de viva voz (y a las puertas del camposanto)
el efecto es ciertamente desasosegante. Ya saben, si gustan ustedes de un
ratito de miedo y morbo, pasen y lean.
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