sábado, 12 de diciembre de 2020

Fábula del tiempo, de Pascual García


 

Las palabras son tiempo en el olvido.

Confieso no ser lectora habitual de poesía (desconozco el motivo), aunque últimamente lo cierto es que algunos versos me atraen bastante. Será que estoy cambiando, o será que algunos autores son atractivos escriban lo que escriban. Este es uno de esos casos y, ya puestos a confesar, diré que lo he leído dos veces en su totalidad, y más de diez veces algunos versos que aún recuerdo mientras escribo estas líneas.

“...Son ceniza y veneno.

Presumen el error

de otro aroma imposible...” (p. 21)

Fábula del tiempo, así se titula el primer y delicioso libro de poemas de Pascual García, publicado en 1999 por el Servicio de Publicaciones de la Universidad de Murcia.

En “El fracaso de la oscuridad”, breve pero bellísima introducción al poemario, se nos presenta a un escritor, “junto a la ventana por donde entra la última luz del Invierno” (p. 11; muy apropiado su invierno con mayúscula), inmerso en la tarea de plasmar sobre el papel “la fábula de un tiempo breve como la vida” (p. 11).

Es, pues, esta obra un precioso bordado donde priman los hilos ocres de la memoria junto al blanco invernal de los paisajes de una tierra sufrida, amada y añorada. Un tapiz de primera calidad donde se entretejen los recuerdos de infancia, los amores de ayer, la melancolía, la certeza de que “nada queda de los días salvo el miedo” (p. 34) y el aroma de los pinos, la nieve y el cierzo de los parajes gélidos de su niñez y su juventud. Versos colmados de belleza y emotividad, especialmente los vinculados al amor del autor por sus padres y por la tierra que le vio nacer, cuya profundidad queda palpablemente manifiesta en el poema “Volver” (p. 35-37), el más largo del poemario, donde fulgen con un brillo particular, a mis ojos, estas líneas:


“Es tarde en la cocina. El viento muerde

en las ventanas y arden los troncos

que mi padre ha cortado con paciencia.

Viene su voz de lejos y huele a fruta

y almendras...”


“... como si el nuevo aire del invierno

acercara las palabras antiguas

y sus labios repitieran fugaces

los menudos deseos incumplidos,

pero también la dicha de tener

tan cerca al niño que criaron, al hombre

que los mira con ternura y respeto.”


“Con doloroso afán

tocan mis pies la tierra que he perdido.”


Un gozo para los ojos lectores, como todo lo que hasta ahora he leído de Pascual García.

3 comentarios:

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