domingo, 6 de diciembre de 2020

Cuéntame cosas que no me importe olvidar, de Pablo de Aguilar González


Me detengo frente a la muñeca, una de esas que guardan otra dentro que a su vez contiene otra más. Es como nosotros: somos esto que la gente ve, aunque dentro contenemos aquel que fuimos y más dentro aún, todos los que alguna vez hemos sido.


Cuéntame cosas que no me importe olvidar, aunque luego sea difícil olvidarlas. Cuéntame la historia de unos cuantos personajes cuyo nexo común es el desgarro, los tonos del gris al negro que pinta la vida a veces, la tristeza y lo desapacible del mundo de fuera y del universo de dentro. Eso es lo que ha hecho Pablo de Aguilar en la segunda novela de su autoría que he tenido la oportunidad de leer y disfrutar sufriendo.

El argumento de la obra gira en torno a cinco personas desempleadas que se han conocido en una oficina de empleo y que se reúnen a fumar y a compartir sus miserias en un parque que parece no estimarlos demasiado. Uno de ellos falta a su cita una mañana. Ha sido asesinado. Unos días antes la fortuna y los juegos de azar le habían regalado un buen pellizco económico. Susano, principal sospechoso del asesinato por haber comido con él el día de su muerte, será quien narre la historia de estos cinco perdedores (y del resto de personajes de la trama, perdedores también) al lector y a otro de los personajes en su lecho de muerte. 

Crisis, desengaños, traiciones, negrura y el frío inmisericorde del más crudo invierno se alían en las páginas con amores insensatos, esos amores que miran en silencio con ojos de grito de corazón en llamas bocas que no se pueden besar, pieles que no se podrán acariciar. Dolor. Lágrimas. Impotencia. 

Y ese ritmo que Pablo imprime a sus historias. Lectura muy recomendable.

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