En la tradición griega, las Moiras (parcas o hilanderas del destino, como también se las ha llamado) inspiraban gran temor y reverencia, pues eran las responsables del curso que seguían las vidas humanas. Cloto, con una rueca y un huso, hilaba la hebra de vida. Láquesis determinaba, con su vara, cuál sería la longitud del hilo. Y Átropos, con sus letales tijeras, era la encargada de cortarlo poniendo así fin a la existencia.
En torno a esta última gravitaban las musas del muleño Manuel Susarte mientras concebía a su primogénito literario, Atropia, que vio la luz en 2021. La trama de esta novela de misterio(una de las más originales que habré podido leer en estos últimos tiempos) se centra en Juan, un periodista afincado en Madrid que regresa a su pueblo natal a pasar las vacaciones estivales. Una noche, mientras toma una copa con su amigo Luis en un bar abarrotado de gente, su camino se cruza con un personaje de lo más peculiar que comienza a atraer su atención de inmediato. A la mañana siguiente, mientras toma una cerveza, vuelve a ver al individuo comportándose de forma si cabe aún más extraña que la noche anterior. Andrés Figueras se llama el tipo, y armado con un reloj de bolsillo dorado (me ha recordado mucho al conejo blanco de Alicia), un lápiz y un papel, observará con detenimiento una esquina donde, minutos después, tendrá lugar una desgracia. A partir de ese momento, la vida de Juan cambiará para siempre y será presa de pesadillas inquietantes, voces interiores y atroces migrañas que mermarán su tranquilidad de espíritu. Deberá recurrir a Andrés Figueras, el extravagante objeto de su obsesión, para averiguar qué le está ocurriendo. Mientras tanto, la vida de Luis, su mejor amigo, se desmorona y habrá de prestarle ayuda para soltar las cadenas que le atan a una vida cómoda en apariencia. Al final... Ja, y se habrán creído que voy a contarles el final. Si sienten curiosidad, lo leen y la sacian.
De Atropia destacaría, en primer lugar, el verbo impecable y atractivo de Manuel Susarte, su prosa fluida, cuidada y elegante que hace de su lectura una experiencia muy agradable. Además, señalaría el contraste entre la sencillez y el dinamismo de las situaciones cotidianas y el surrealismo denso de los pasajes oníricos (que, ciertamente, requieren una dosis extra de atención para seguirlos). La curva ascendente de la tensión narrativa, muy bien conseguida. En resumen, lectura muy recomendable. Pasen y lean. No se arrepentirán.
Muchas gracias por leerme, Aurora. Tus comentarios son un excelente incentivo para continuar "picando tecla".
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