lunes, 27 de septiembre de 2021

El mapa de un crimen, de Paco López Mengual

Ya me habían advertido que Paco López Mengual era un narrador excelente y que junto a sus letras me aguardaban muchas horas de gozo lector. Quien me lo dijo no se equivocaba (casi nunca se equivoca), como bien he podido comprobar tras la lectura de El mapa de un crimen (Maeva, 2016). López Mengual vuelve a apuntarse un tanto literario utilizando un trasfondo tan manido como podría ser la posguerra en una pequeña ciudad del Levante español y enfocándolo de manera diferente, rompiendo la linealidad temporal, ampliando o reduciendo la perspectiva según sus intereses narrativos, desestructurando las tramas en diferentes piezas con un resultado verdaderamente eficiente a la hora de captar y mantener la atención del lector.

El primer capítulo de El mapa de un crimen lo abre un narrador en primera persona que, ya de adulto, no puede olvidar la historia que cada día le repetía su madre a la hora de la merienda: la muerte de Joaquín Maqueda, boticario y comunista irredento, a manos de Matías el Garra, fascista y enamorado hasta las trancas de Isabel Coy (la joven prometida de Maqueda). Tenemos un crimen, conocemos la identidad de víctima y verdugo, y sabemos el motivo. ¿Qué nos queda por averiguar, pues? Conforme el lector va avanzando en las páginas, descubrirá que, a pesar de disponer de los datos más relevantes en cualquier investigación, en realidad no sabe nada. Tendrá que remontarse al pasado de los diferentes personajes para comprender. Necesitará ir colocando en su lugar correspondiente cada una de las piezas en forma de tramas  que le ofrece López Mengual para poder apreciar la imagen del puzle completo. Qué consecuencias tuvo la guerra para ellos; qué sensación de fracaso arrastra cada uno y por qué; qué luz de esperanza les proporciona aliento. Será necesario volver al presente, a un presente póstumo, para constatar que, una vez más, las cosas no son lo que parecen. Conflictos familiares, ideologías políticas, misiones frustradas, sentimientos a varias bandas y el amor todopoderoso que todo lo vence serán parte de los ingredientes de una receta culinaria de alta calidad aliñada con la prosa de un maestro narrador.

Otro acierto de López Mengual en El mapa de un crimen es permitir a los lectores que ellos mismos elaboren ese mapa con la ayuda de los trazos que el dibuja. No lo cuenta todo, no lo explica todo de manera lineal y directa, sino que confía en el potencial de la mente lectora para despejar las incógnitas. Es francamente de agradecer el que un autor se apoye en la implicación y en la complicidad del posible lector para desvelar misterios. Gran obra, gran autor, sonrisa en mi cara. 

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