viernes, 29 de marzo de 2024

Mejor muerto, de Susana Rodríguez Lezaun

Qué ganas tenía de reencontrarme con ella. Con la poli experta en saltarse las reglas y seguir su instinto y su sentido de la justicia ignorando las más que probables consecuencias. Con el ser frágil que esconde sus heridas bajo el tatuaje de un árbol seco y unos cuervos que ya no alzarán el vuelo. Con la mujer que halla paz en las tormentas probablemente porque su fragor y el ruido del trueno acallen en parte la voz de sus propios demonios. Qué ganas tenía de volver a leer a Susana Rodríguez Lezaun y a sentir a Marcela Pieldelobo, aunque a veces me enfade con ella porque esa criatura literaria me saca de mis casillas en ciertos momentos. Treintañera, con un carácter muy particular y poco agradable, y una trayectoria repleta de dolor. Aun así, caigo rendida ante su testarudez, su temeridad y su manera de transgredir las normas cuando la situación lo precisa. Me encandiló en Bajo la piel, me enganchó en En la sangre y ahora, con esta tercera entrega, me confirma que tengo motivos de sobra para seguirla hasta donde ella quiera.

En Mejor muerto (Harper Collins, 2024), Susana nos devuelve a una inspectora Pieldelobo al borde del abismo. Ya no puede apoyarse en su fiel compañero y amigo Bonachera pues, por razones que se explican en la anterior entrega, ha sido apartado del Cuerpo y se ha trasladado a Barcelona. Su lugar lo ocupa el subinspector Vila, cuya vida personal dará mucho juego y pondrá el punto de morbo en la novela. En esta ocasión, el tándem Pieldelobo-Vila deberá concentrar toda su atención y energía en resolver el secuestro de Francisco Sarasola, un conocido empresario del sector inmobiliario pamplonica. Poco tiempo después de denunciar su desaparición, la familia al completo recibe en sus dispositivos móviles un vídeo en el que se aprecia a Sarasola malherido en el suelo. Dos hijos de su primer matrimonio, una exmujer ofendida, un tercer hijo menor de edad de su actual esposa, fiel creyente del tarot... Conforme avance la investigación, quedará claro que a su familia le resulta tan sencillo vivir sin él... ¿Qué tipo de individuo es Sarasola para que los que se supone que deben quererlo solo estén de acuerdo en una cosa: en que estaría mejor muerto? Una investigación a contrarreloj, chantajes varios, rencillas y violencia son algunos de los ingredientes de la trama policial de esta obra.

En su vertiente personal, al principio de la novela parece que la relación sentimental de Marcela y el foral Damen Andueza se ha consolidado, pero pronto podremos ver que el interior de Marcela es un verdadero campo de batalla en el que cada vez tiene menos posibilidades de resultar vencedora. Ahí es justo donde se me clava en el alma y me hace sufrir lo indecible. Su pasado no termina de marcharse nunca y la lucha contra el dolor, contra sus miedos y sus dudas es extenuante y no le permite disfrutar del amor que siente (porque lo siente) y del que recibe (porque lo recibe). Se me encoge el corazón al pensar, y a veces se me olvida que Marcela es un personaje literario...

En Mejor muerto, Susana Rodríguez se mantiene fiel a su estilo sencillo y directo, a un ritmo narrativo que mantiene en vilo al lector a base de capítulos cortos y un manejo impecable de la tensión dramática, obteniendo como resultado un thriller intenso y altamente adictivo. Podría seguir, pero no quiero hacer esto más largo, que seguramente tendreis muchas páginas que leer. Os dejo unos cuantos fragmentos de la obra que me han hecho sentir...bueno, leedlos y sacad vuestras propias conclusiones:

Estaba cansada de dejarse el alma. Nunca había nada fácil. Sintió el peso de sus hombros, la debilidad de sus brazos. Se estaba rindiendo. Pensó que quizá no estuviera mal aceptar la realidad y dejarse llevar, admitir que no había nada que pudiera hacer y tirar la toalla. Solo por una vez, ¿qué más daba? ¿A quién le importaban sus esfuerzos, sus desvelos, las cicatrices de su cuerpo?

Por último —seguía tras el murmullo de protesta—, está la amistad por la virtud, por lo bueno. No se busca sacar provecho, no se busca pasarlo bien, sino que se siente un aprecio sincero por la otra persona. Es la amistad del corazón. Ojalá encontréis a alguien a quien llamar amigo de verdad.

—Más importante que callarse —dijo ella— es saber con quién estás hablando.

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