En la vida, como en las novelas, hay giros. Alguien muere, alguien nace, alguien se enamora de alguien. También cambias tu vida cuando tomas una decisión importante.
O cuando la toman por ti.
En ocasiones nos pensamos, ilusos, dueños de nuestro sino. Hacemos planes, nos dejamos llevar por la euforia de un reto conseguido, de un sueño cumplido y, de repente, ¡zas!, el maldito guionista de nuestra película decide que la sonrisa es menos taquillera que la lágrima y se saca de la manga un golpe de efecto que lo pone todo patas arriba y nos manda al arroyo. Si el daño no ha sido mortal, por puro instinto sobrevivimos agarrándonos, si es necesario, a un clavo ardiendo. Escondemos la herida bajo infinitas capas de cualquier cosa y salimos adelante pero, ¿qué ocurre cuando es inevitable mirar a los ojos del pasado? Difícil respuesta, ¿eh? Diego León, el protagonista de la novela que acabo de terminar, podría hablar largo y tendido sobre ello.
En En plena noche (Ediciones B, de Penguin, 2021), la segunda entrega de la Trilogía de Illumbe de Mikel Santiago, el lector regresa al pequeño pueblo ficticio que ya ambientó su anterior obra, El mentiroso. Nos encontramos en Illumbe, un pequeño pueblo, un lugar donde todos se conocen, un ambiente cerrado donde hasta las piedras respiran secretos y mentiras con solera, y cuyo objetivo es mantener el pasado sepultado en los pozos más profundos de negrura. La trama de la novela comienza una madrugada de 1999 tras el concierto de la banda Debruak en un garito del pueblo. Éxito total. Movida rockera vasca. Tras el concierto, un accidente y la desaparición nunca resuelta de Lorea, la novia de Diego, el líder de la banda, dan al traste con los planes de futuro del personaje. Con ese escenario de fondo, sitúa el comienzo de la acción Mikel Santiago que, inmediatamente después de esa breve presentación que pone al lector en antecedentes, nos traslada al año 2020. En la actualidad, Diego reside en Almería, donde recibe una inoportuna llamada de su madre anunciándole el fallecimiento de Bert, uno de sus antiguos compañeros de banda, en un incendio. Sin pensárselo mucho regresa a Illumbe, pero su llegada al pueblo reavivará recuerdos indeseables. La lista de sospechosos de la investigacion policial iniciada tras la desaparición de Lorea fue bastante larga, y las especulaciones dieron vida a rencillas eternas. La desconfianza hizo el resto y surgieron los enfrentamientos. Por algún extraño capricho del destino, Bert parecía haber descubierto un dato importante de lo sucedido aquella noche que lo cambió todo, por lo que su muerte no parece tan accidental. Justo ahí da comienzo una enrevesada historia en la que Mikel Santiago maneja con habilidad reencuentros, amistades, nostalgias y la propia investigación llevada a cabo por la ertzaina Nerea Arruti; en paralelo, los antiguos miembros de la banda, reunidos de nuevo, van de aquí para allá intentando por su cuenta esclarecer lo que pasó aquella noche, hasta que, como sucede en ocasiones, tocan la tecla adecuada y las consecuencias son imparables.
En En plena noche, Mikel Santiago ofrece al lector el escenario ideal para adentrarse en la historia, un pueblo rodeado de mar donde todos se conocen y todos parecen ocultar algo, donde el pasado vuelve con fuerza para marcarles la vida a fuego. Como en la entrega anterior, Mikel se vale de un arma poderosísima: la ambientación. Lugares oscuros donde la lluvia no cesa, el frío y la sensación de opresión nos acompaña en cada momento para que sintamos lo mismo que los protagonistas de la historia. Utiliza la narración en primera persona –lo que facilita la empatía con el protagonista– siguiendo una línea temporal aderezada con algunos flashblacks que nos transportan a los días previos y posteriores a la desaparición de Lorea para que tengamos el mapa casi completo de lo que ocurrió entonces. Los capítulos de la novela son cortos y dinámicos, lo que hace que la lectura sea ágil y entretenida. El autor mantiene el misterio desde el prólogo y a medida que se van pasando los capítulos, los secretos se van desvelando pero van apareciendo otros que nos mantienen en vilo hasta las últimas páginas. La trama está llena de giros, personajes misteriosos, mentiras y distintos puntos de vista, que volverán loco tanto al protagonista como al lector y pondrán muy difícil que consigan averiguar la verdad. Mikel Santiago consigue que dudemos de todos y de todo hasta llegar a un gran final en el que todo queda perfectamente hilado. Además, y aquí vuelven a tocarme uno de mis talones de Aquiles, la música tiene un papel de gran relevancia en la obra.
Os dejo uno de los fragmentos que más me ha gustado de la novela:
La música, al igual que los aromas, actúa como un «marcador» en la memoria. En las profundidades de ese lago oscuro que hay en nuestra cabeza, una melodía reluce como una pieza de oro. Nos guía hacia sentimientos, imágenes, sensibilidades que creíamos haber perdido para siempre, que descansan enterradas en ese lecho olvidado... (p. 460)
No hay comentarios:
Publicar un comentario