sábado, 2 de septiembre de 2023

Qué pasó cuando se terminaron las perdices 1, de Gema Tacón

La primera vez que fui al cine fue en las navidades de 1990. Tenía ocho años y mi madrina me llevó a ver el último estreno de Disney: La Sirenita. Aquella sirena loca de pelo naranja que hablaba con peces, cangrejos y gaviotas me fascinó en extremo, y el verano siguiente me resarcí de mi via crucis particular (fue un año muy difícil para una mocosa de 9 años a la que los cánones estéticos empezaron ya a amargarle la vida) imaginando ser aquella criatura rebelde y soñadora. Morfológicamente más parecida a una croquetilla que a la esbelta princesa, y ya que no lograría ni remotamente ser ninguno de mis otros héroes (el Power Ranger azul, M.A. Barracus o El Último Guerrero del pressing catch), ponía mucho empeño en juntar las piernas dentro del agua y hablaba con los ermitaños, las medusas y las estrellas de mar de las escolleras. Con los años aquella princesa cayó en el olvido, y no fue hasta que nació mi hija que la recuperé, a ella y a toda la realeza disneyana. Siempre juntas, pasábamos tardes enteras leyendo los cuentos, viendo las películas y cantando las bandas sonoras a pleno pulmón. Ahora, a punto de cumplir mi "pequeña" diecinueve años, de cuando en cuando lo seguimos haciendo, y son momentos de un valor incalculable. Por eso, al empezar la obra que os traigo, se dibujó una sonrisa enorme en mi cara y no tardé ni diez segundos en enviarle un WhatsApp.

Qué paso cuando se terminaron las perdices 1 (2017), de Gema Tacón, es una divertidísima novela destroza infancias responsable de que los vecinos de sombrilla de la playa hayan vuelto a mirarme raro. La historia arranca con una reunión remember de algunas de las celebérrimas princesas Disney. Las riendas narrativas de la obra las va a llevar Ariel, mi adorada sirenita, en primera persona. Torpeza, caos, y un corazón que no le cabe en el pecho (que imagino ya no podría tapar con las almejitas). El resto de asistentes al reencuentro son Blancanieves, Jasmine (de Aladdin), Aurora (la Bella Durmiente), Bella y Mérida (de Brave). Ariel, separada del príncipe Erick desde hace años, columnista sentimental en un diario de poca monta y con dificultades económicas, piensa que sus circunstancias no están a la altura de las vidas asquerosamente perfectas y glamurosas de las demás, hasta que unos chupitos de tequila y unas cuantas cervezas obran el milagro y descubre que sus perdices felices tampoco han sobrevivido al paso del tiempo. Infidelidades, infelicidades y otras poluciones han convertido los cuentos de hadas en dramones de serie B. Como consejera sentimental sin estrenar, Ariel se propone ayudarlas y... Y piensan que se lo voy a contar, claro. Pues no. Se lo leen si se han quedado intrigados.

Qué paso cuando se terminaron las perdices 1 tiene un puntillo romántico, sentimental, pero, por encima de todo, hace reír al lector, mucho, muchísimo. La autora, con su desparpajo habitual, juega con clichés y arquetipos para provocar la carcajada irremediable. A los que conocen la forma de hablar y el acento de Gema Tacón, quizá les ocurra como a esta lectora, y lean la voz de Ariel como la de su autora (y entonces tengan que sujetarse la tripa porque les duele). Ya saben, siempre es mejor reír, sobre todo cuando la vida se pone cabrona. 

1 comentario:

  1. Jajajaja ¡¡Me encanta!! Mil gracias por darle una oportunidad a mis locuras.
    Pd: Todo el que me conoce lee los libros con mi voz 🤷🏻‍♀️🤦🏻‍♀️😹💜

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