domingo, 27 de septiembre de 2020

Verdades Parciales, de Rubén Castillo

 


Hasta ahora nunca había leído (por placer) una colección de artículos periodísticos. Va a ser que al final siempre hay una primera vez para casi todo.

Verdades Parciales (nausícaä, 2003) es una colección que consta de 87 artículos, que vieron la luz entre finales del 96 y septiembre de 2003, de temática variada y verbo inconfundible (una vez leídos unos cuantos le va una cogiendo el pulso). Dejando de lado alguna posible diferencia de opinión (y digo posible porque es complicado valorar con ojos de ahora mismo palabras escritas hace casi una veintena de años) he disfrutado bastante la mayoría de ellos. He aprendido algunas cosas y me he hecho mil veces la misma pregunta: ¿pero dónde estaba yo en aquellos entonces que no me enteré de esto? (mejor ni me contesto, entre los 15 y los 22 no leía mucho el periódico; la verdad es que ahora tampoco...)

En este abanico articulístico podemos encontrar desde asuntos tan trascendentales como reflexiones sobre la enseñanza, la muerte de Santa Teresa de Calcuta, y otros temas que serían susceptibles de cuestionar en cualquier siglo de esta era, pasando por artículos de infinita ternura (véase nacimiento de sus hijos), hasta cuestiones de importancia vital y global donde el escritor hace gala de su alma bondadosa y caritativa (léase su preocupado artículo sobre el estrés laboral de uno de los Iglesias o la acérrima defensa de Los Morancos). No diremos nada de su pasión por algunos personajes de la escena política en aquella etapa.

En definitiva, otra muestra más de su ingenio, de esa capacidad para domar el lenguaje a su antojo, de esa manera de escribir que no te deja levantar la vista de la
página. Imagínense, mi cara seria y concentrada de leer un artículo periodístico y, de repente, una carcajada que se habrá oído hasta en Palencia (si es que de verdad existe).

Otra primera vez.

1 comentario:

  1. Ah, el paso del tiempo... Me divertí mucho haciendo el gamberro con algunos de estos artículos, siendo irónico en la mayoría y dejando que se me derramara la ternura en otros. Gracias por recuperar al Rubén de antaño.

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