miércoles, 5 de marzo de 2025

La catedral de ébano, de Pedro González Nuñez

A menudo, cuando nos enfrentamos a una nueva novela, tenemos ciertas expectativas generadas bien por el nombre del autor, bien por el género o la temática de la obra. Sin embargo, hay lecturas a cuyo comienzo uno no sabe bien qué esperar de ellas (no suelo leer las sinopsis para evitar los posibles spoilers). Este ha sido el caso de la novela que acabo de finalizar. Si bien es verdad que la portada ya apunta hacia una determinada dirección y sugiere unas determinadas texturas, lo que dentro de sus páginas se despliega es como poco sorprendente. 

La catedral de ébano (M.A.R. Editor, 2020), de Pedro González Nuñez, es una novela corta y multirreferencial en cuyas páginas hallará el lector el agradable sabor de ciertos clásicos del terror y la ciencia ficción de los siglos XIX y XX. La trama comienza con una nota de misterio: el doctor y científico Jacinto Masegosa relata en primera persona que ha recibido una extraña carta de un desconocido, de nombre Carlos Iniesta, que afirma estar a punto de morir y le exhorta a no buscar su cadáver en un período de tiempo en las inmediaciones de la catedral de ébano, edificio en desuso, maldito según las leyendas y creencias populares. A pesar de las advertencias, Masegosa es un hombre de ciencia y, por principio, debe demostrar la supremacía de esta frente a las supercherías del populacho, y más aún si ello le permite poner en práctica sus años de estudio sobre la transmigración de las almas. ¿Hasta dónde llegará para poder demostrarlo? Si queréis saber, tendréis que leer...

La catedral de ébano resulta una obra muy original ambientada temporalmente en el s. XIX pero de localización geográfica imprecisa. Tanto el protagonista como la historia en sí misma se sustentan en un equilibrio de dicotomías por lo general metafísicas: la ciencia de la mano del esoterismo, lo real bailando en armonía junto a lo sobrenatural... Jacinto Masegosa reniega de Dios pero sin embargo aspira a ser la deidad inmortal capaz de conocer y dominar el alma, perdiendo los escrúpulos de la moral consuetudinaria. La novela presenta dos tramas simultáneas que convergerán hacia el final de la misma: el misterio de la carta y de la catedral de ébano por un lado, y los experimentos científicos del doctor por otro. A lo largo de las páginas, el autor mezcla sucesos y personajes reales con mitología o pura invención, haciendo uso de los giros argumentales y la tensión y la intriga siempre in crescendo para mantener en vilo al lector. En definitiva, un excelente ratito de lectura, así que, si gustáis, adelante con ella.

lunes, 3 de marzo de 2025

El bosque de los inocentes, de Graziella Moreno


Según la ciencia, cuando dormimos, nuestra mente ejecuta una suerte de reordenación de experiencias, emociones, etc. que conforman la materia primigenia de nuestros sueños (sean estos sueños o pesadillas). Miles de páginas se han dedicado a elucubrar sobre posibles interpretaciones del fenómeno onírico, sin alcanzar al parecer un consenso entre lo esotérico y lo científico. Decía Calderón de la Barca que los sueños, sueños son, pero no creo que la protagonista de la novela que acabo de terminar estuviese de acuerdo. Una autora que se dedica a la judicatura, una portada y un título muy sugerentes y un argumento original serían algunas de las características a resaltar de la obra.

La protagonista de El bosque de los inocentes (Grijalbo, 2016), de Graziella Moreno, se llama Iris. Recientemente divorciada de un hombre de quien se ha dado cuenta de que no está enamorada, ejerce la abogacía en su Barcelona natal. Iris arrastra además unas relaciones familiares complejas y, desde su más tierna infancia, una tendencia a los sueños premonitorios, lo que en una época la llevó de psicólogo en psicólogo hasta que decidió rebelarse al alcanzar la mayoría de edad. En el momento donde comienza la trama, esos desasosegantes sueños han vuelto a su vida y no la dejan descansar. Tragando de escapar de ellos y del estrés diario, Iris decide regresar, tras muchos años de ausencia, al paraíso de su infancia, a Rocablanca, un pequeño pueblo a las puertas del Parque Natural del Montseny. Se dispone a pasar un agradable fin de semana en casa de su tía Dalia, con la que sí mantiene una buena relación pero, nada más entrar en el pueblo, ve una pancarta que reza: "Vamos a entontrar a Julián", y el coche de un forastero embiste el suyo por detrás. Al estrecharle la mano al responsable del siniestro, a Iris se le pone la piel de gallina, y esa misma noche sus pesadillas se recrudecen, involucrándola en una investigación criminal que quizá les de sentido. Niños desaparecidos, el posible imitador de uno de los asesinos más crueles de la historia y los misterios familiares de Iris son algunos de los ingredientes del argumento de la novela, cuya lectura he disfrutado mucho.

La historia de El bosque de los inocentes está narrada a dos voces: la de Iris, que explica en primera persona lo que le va sucediendo, y la de un narrador omnisciente que relata lo que sucede con los demás personajes. El argumento nos sumerge a ratos en el cuento de Barba Azul, que hunde sus raíces en el pasado, en un personaje histórico real: Giles de Rais, un sádico aristócrata francés del siglo XV que acabó con la vida de cientos de niños, de las formas más crueles posibles, por puro placer. fue capaz de los actos más sádicos con el único fin de su placer, acabando con la vida de cientos de niños de las formas más crueles posibles. ¿Será un nuevo Barba Azul el asesino de Rocablanca? El bosque de los inocentes me ha resultado una lectura amena y original, con ritmos muy bien marcados, que combina la verosimilitud con lo sobrenatural de forma armoniosa. En definitiva, lectura muy recomendable.

La catedral de ébano, de Pedro González Nuñez

A menudo, cuando nos enfrentamos a una nueva novela, tenemos ciertas expectativas generadas bien por el nombre del autor, bien p...