domingo, 1 de octubre de 2023

Espinosa Pardo. Historia de un confidente, de Paco López Mengual


..la Transición es una foto feliz de un proceso modélico con el que España asombró al mundo, pasando de manera ejemplar de una dictadura a una democracia. Pero los protagonistas que posan felices en ese retrato triunfal ocultan tras ellos, e impiden que se puedan ver, sucios episodios librados en ciénagas y cloacas, de los que se sirvieron para dulcificar la historia de este país.


La sombra de la Transición Española es alargada. Sus raíces se hunden hasta principio de los años 70, cuando las élites dominantes que comían de la mano del Generalísimo pergeñarían pactos y negociaciones que no resultasen en ruptura real y revolucionaria con el marco legal de la dictadura. Por eso se llama "transición" y no "ruptura". No creerían ustedes que iban el Dios Tritón y sus secuaces a dejar los peces en manos de los pescadores, ¿verdad? Los años posteriores al fallecimiento de Franco se pintaron de una preciosa "democratización" que en realidad amagaba el escudo de impunidad tras el que se refugiaron policías y militares del régimen mientras aseguraban las redes de poder que se perpetuarían en la clandestinidad en los años democráticos venideros. ¿Les suena el nombre de Villarejo, verdad? Sí, una de las figuras de más peso en las cloacas del Estado. Conocemos solo unos pocos nombres, pero me da a mí en la nariz que no son más que la punta de un iceberg de agua turbia. ¿Cuántas ratas pulularon por aquellas cloacas? ¿Cuántas pululan por las actuales, herencia de aquellas?


Andaba el escritor Paco López Mengual escribiendo una novela ambientada en la Transición, Ejecutar a Otto Maier, cuando dos de sus personajes alzaron la voz y, junto a una esquela mortuoria publicada en prensa, resucitaron en él una antigua obsesión nacida en sus años de mozo revolucionario inconformista. Así empezó, casi sin quererlo, a escribir en su mente la obra que acabo de terminar: Espinosa Pardo. Historia de un confidente (La Fea Burguesía, 2022). Nos descubre López Mengual en esta obra la brumosa figura de José Luis Espinosa Pardo, nacido en San Javier, Murcia, en 1926, y fallecido (después de innumerables peripecias) en Murcia capital en 2016. Hijo de exiliados forzosos de la dictadura, su familia se estableció en Argel tras años de estar separados. Allí comenzó a trabajar de carpintero, oficio que ya traía aprendido de Murcia, y a desarrollar fuertes simpatías hacia el movimiento independentista argelino que pugnaba por deshacerse de las cadenas impuestas por la todopoderosa Francia. Tanto simpatizó que llegó a ser uno de sus activos más valiosos. Su nombre se relaciona con el indepententismo canario, con más grupos terroristas, como el FRAP o los GRAPO, pero también con posiciones de relevancia dentro de organizaciones como el PSOE o la UGT, con los servicios de inteligencia españoles y con la Brigada Político Social. Carpintero, terrorista, espía, traidor, traicionado. Espinosa fue un verdadero camaleón trotamundos cuya única lealtad radicaba en seguir vivo. Explosivos, pistolas, maletines cargados de dinero, atracos a entidades bancarias y abrazos de prohombres fueron algunas de las cartas con las que le ganaba continuamente la partida al destino. Hasta el punto de inflexión que cambiaría su suerte: el asesinato frustrado del líder independentista canario Antonio Cubillo a principios de abril del 78. Su nombre salió a la luz junto al apelativo de topo, espía, confidente. Años después moriría en la miseria, solo, como en realidad siempre había vivido. Paco López Mengual apuesta por la no-ficción y nos muestra en esta novela testimonial que, por mucho que traten de camuflar el hedor con perfumes dulces, las cloacas del Estado siempre apestan.


En esta obra, podemos encontrar a Paco López Mengual como escritor, pero también como personaje. Nos narra la historia y, en capítulos alternos, el backstage de la misma. Se convierte en arquitecto, aparejador y maestro albañil de su propia trama, mostrándole al lector el proceso de investigación, sus elucubraciones, sus dudas. Su materia prima, testimonios de otros personajes (periodistas, políticos) que conocieron de primera mano a Espinosa Pardo hasta que ¡bum!, uno de ellos le informa de que su objeto de investigación continúa respirando a menos de 15 minutos de su casa. Con una tenacidad y una osadía envidiables, el mercero escritor localiza a Espinosa y mantiene con él varias charlas que arrojarán luz (y puede que algo de sombra) a todo lo que se ha dicho y escrito sobre el camaleón Espinosa. Lectura muy recomendable.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Aurora no se durmió, de Judith Romero

Cuando era pequeña me encantaba que me contaran cuentos. Mi madre me enseñó a leer muy pronto y comencé a leerlos a una velocida...