lunes, 23 de junio de 2025

Ofrenda a la tormenta, de Dolores Redondo

Trust I seek and I find in you
Every day for us something new
Open mind for a different view
And nothing else matters.
(Nothing else Matters, METALLICA)

Después de cuarenta años leyendo, me sigue sorprendiendo (y ojalá siga siendo así siempre) el efecto que la prosa de un autor hábil puede provocar en mí. En un momento, soy consciente de que estoy leyendo y, al siguiente, ya no existo, porque me he perdido entre las páginas del libro. Es una de las mejores sensaciones que conozco, y Dolores Redondo me la ha proporcionado hasta ahora en las tres novelas suyas que he leído. Si El guardián invisible y Legado en los huesos me gustaron, la novela que acabo de terminar, broche de oro a su exitosa trilogía, la he disfrutado quizá más si cabe. Además, ¿cómo no van a gustarme una obra y una autora que escogen como una de las citas de apertura la letra de mi canción preferida?

Ofrenda a la Tormenta (Destino, 2014) es la tercera entrega de la saga protagonizada por Amaia Salazar y la que cierra la Trilogía del Baztán. La trama de la novela comienza apenas un mes después de los dramáticos sucesos relatados en la anterior entrega. Amaia vive relativamente tranquila tras haber recuperado a su hijo y detenido al culpable de las atrocidades narradas en Legado en los huesos, pero solo relativamente porque, a pesar de que casi todos piensan que su madre está muerta, su instinto le dice que no, que la mayor amenaza contra su vida continúa viva, por lo que el peligro no ha pasado. A su alrededor, el mundo sigue girando y el mal no descansa, y en Elizondo una niña de pocos meses muere supuestamente por muerte súbita del lactante. La abuela del bebé no acepta esta hipótesis y solicita que se indague. Unas marcas rojas en la carita de la niña y el hecho de que su propio padre intente llevarse el pequeño cadáver de la funeraria confirman que la abuela podría tener razón y se abre una investigación cuyas consecuencias van a ser devastadoras, pues sale a la luz una macabra tela de araña oculta tras varias muertes supuestamente naturales de bebés en el valle, una oscura telaraña que, por supuesto, también tendrá relación con la vida de Amaia, puesto que su faceta profesional y personal parecen ser un todo indisoluble. Por otro lado, la vertiente emocional de la protagonista, ya habitualmemte inestable, se asimila cada vez más a una montaña rusa debido a la atracción y a los sentimientos que genera en ella un atractivo personaje que ya apareció en el tablero en la anterior entrega. En este caso, el ser mitológico que poblará las pesadillas de los baztaneses será Inguma, un espíritu maléfico que se sienta sobre el pecho de sus víctimas durante el sueño y aprieta con sus manos la garganta de estas para beberse su aliento.

Dividida en 57 capítulos, Ofrenda a la tormenta se cuenta en tercera persona por un narrador omnisciente, y mantiene el estilo directo, sencillo, ágil y dinámico de las entregas anteriores, cautivando al lector ya desde las primeras páginas. Como cierre de trilogía, al final de esta novela no solamente se resuelve la investigación que la Policía Foral lleva entre manos, sino que es posible que se de respuesta a ciertos interrogantes que podrían haber quedado pendientes en las entregas anteriores, por lo que es necesario leerlas en orden. Como ya es habitual, los personajes de Dolores Redondo están muy bien dibujados, aunque a diferencia de las anteriores, el de Amaia Salazar va a tener una preponderancia casi absoluta, y la ambientación va a jugar un papel fundamental tanto en el desarrollo de la trama como en el de la psicología del personaje. Como decía al principio, ha resultado una lectura absorbente total, en la que a veces tenía que detenerme y concienciarme de que lo que estaba ocurriendo era solo ficción, para dejar de sufrir un poquito. El final, me lo esperaba, porque empecé a sospechar muy pronto quién era el malo malísimo, pero no por ello he disfrutado menos. Si tenéis la oportunidad, no os perdáis esta trilogía, porque realmente merece la pena. Palabra de lectora.

martes, 17 de junio de 2025

Legado en los huesos, de Dolores Redondo

Cuando hace unos cuantos días acabé El guardián invisible, estaba ansiosa por continuar, por saber qué sería de la vida de Amaia Salazar y su peculiar familia. Ahora que he leído la continuación, me he quedado exactamente igual, con la misma sensación, la de un final que clama a gritos un nuevo comienzo, con la necesidad de satisfacer el morbo lector que ha ido creciendo conforme avanzaban las páginas.

En Legado en los huesos (Destino, 2013), segunda entrega de su aclamada Trilogía del Baztán, Dolores Redondo vuelve a sumergir al lector en el valle que da título a la saga y en la fascinante vida de Amaia Salazar, ahora Jefa de Homicidios en la comisaría de Pamplona de la Policía Foral de Navarra. La novela comienza con los últimos días de embarazo de Amaia y los primeros de su recién estrenada maternidad (tema que adquirirá gran relevancia a lo largo de la obra). Como ya ocurriera en El guardián invisible, en Legado en los huesos hallaremos que la faceta personal y profesional de Amaia continúan íntimamente ligadas. Nuestra protagonista regresa a Elizondo para hacerse cargo de una investigación (a petición de la curia eclesiástica) que tiene como objeto la profanación de la iglesia de Arizkun, donde se aprecian ciertas connotaciones que apuntan claramente a una injusticia histórica en el pasado del valle. Esta trama de investigación va a cruzarse con la del suicidio de varios tipejos acusados y condenados por crímenes machistas que, sin tener relación directa entre ellos, muestran varios nexos comunes que convencerán a un nuevo y atractivo juez para abrir un nuevo caso, que afectará a Amaia tanto en el ámbito profesional como en el personal, ya que, aunque logra mantener bajo control a los fantasmas del pasado, sigue habiendo aspectos, oscuros y siniestros, de su historia personal que desconoce, y que la autora irá desvelando a modo de flashback, y que además estarán muy relacionados con la investigación que la ocupa. El basajaun de la primera entrega cede, en esta segunda, el protagonismo mitológico al tarttalo, una criatura semejante a un cíclope que alberga en su interior a un verdadero asesino, sanguinario, feroz y caníbal. Pinta bien, ¿verdad? Pues no os pienso contar más (por si hubiese alguien aparte de mí, claro, que no la haya leído).

Uno de los principales aciertos de Dolores Redondo en esta trilogía es sin duda la ambientación geográfica unida a la cultural. Las características naturales del valle del Baztán, junto al misterio y la magia de las leyendas que lo nutren, lo convierten en el escenario perfecto para enmarcar y desarrollar sus tramas. Aunque en Legado en los huesos vamos a encontrar temas como el maltrato, las sectas o la inoperancia de la rivalidad existente entre los distintos cuerpos de seguridad del Estado, los temas centrales de esta obra son claramente el Miedo en todas sus vertientes (casi como un personaje más de la historia pero omnipresente) y la maternidad, enfocada también desde distintas perspectivas y alejada del ideal que nos venden las revistas. La autora vuelve a deleitarnos con su prosa emocionante y asequible estructurada en capítulos relativamente cortos donde dosifica con maestría el suspense y el misterio y lo combina con unos personajes muy verosímiles, lo que convierte a la novela en una lectura adictiva ante la que no queda más remedio que claudicar. Queda claro que la recomiendo, ¿verdad?

miércoles, 11 de junio de 2025

El guardián invisible, de Dolores Redondo


A veces, cuando me encuentro con autores y/u obras con reseñas excelentes y además numerosas, me cuesta abordarlos quizá por temor a que la realidad no se ajuste demasiado a la expectativa. Tal vez haya sido por esa razón que he tardado tanto tiempo en leer a esta autora, que ya se había cambiado convertido en una de mis eternas pendientes. Afortunadamente, por fin me he decidido y acabo de terminar la primera novela de la saga que la encumbró, y debo decir que ha merecido la pena, pues ha superado con creces la expectativa.

El guardián invisible (Destino, 2013) es la primera entrega de la Trilogía del Baztán, de Dolores Redondo, un thriller cuyas tramas y subtramas van profundamente vinculadas a la tradición y la mitología vasco-navarra. Su protagonista se llama Amaia Salazar y, aparte de ser inspectora de la Policía Foral de Navarra, es una mujer que carga a sus espaldas un pasado oscuro y un trauma infantil que le garantiza pesadillas recurrentes y noches en vela. La casualidad, y su valía como investigadora, la hacen regresar a Elizondo, el pueblo que la vio nacer y crecer, y del que siempre quiso huir, lo que provoca aún más inestabilidad en su equilibrio psíquico. Amaia tendrá abierto un doble frente en el que luchar. Por un lado, deberá, con la ayuda de otros inspectores y fuerzas de seguridad, hallar al criminal que siembra el pánico en el valle depositando cadáveres de niñas con una escenificación ritual en las orillas del río Baztán. Por otro, tendrá que enfrentarse al Mal que acecha y amenaza su alma. Ambas batallas se auguran complejas, y ambas le provocarán multitud de sinsabores. Pero nuestra protagonista no es una detective al uso, ya que no es un ser solitario, sino que se apoyará en sus poderosas raíces familiares para encontrar soluciones. La autora utiliza la figura del narrador omnipresente en tercera persona, lo que posibilita ver la historia desde diferentes perspectivas. Asimismo, en la trama de investigación intercala fragmentos de lo que le ocurrió a Amaia cuando era una niña y la marcó para siempre, y nos va desgranando sus pesadillas para que las vivamos desde dentro. Si os ha picado la curiosidad y aún no la habéis leído, estáis tardando...

Nos encontramos en El guardián invisible ante una novela coral, con una gran multitud de personajes, todos ellos dibujados con mucha habilidad, bien perfilados psicológicamente y dotados de fuerza y verosimilitud. Intuimos que algunos de ellos seguirán presentes a lo largo de la trilogía y otros desaparecerán al final de esta primera entrega. Dolores Redondo conceptúa el Mal (así con mayúsculas) como uno de sus personajes principales, uno que campa a sus anchas por todas las páginas de la novela y se adivina detras de más de uno de los caracteres, lo que hace a la obra una novela negra en todos los sentidos. Otro de los elementos que contribuyen al éxito de la obra es su ambientación, el valle del Baztán, un espacio rico en leyendas, tradiciones, folklore y mitología, y la forma natural y plena de coherencia con la que la que la autora lo introduce en la trama. Dolores Redondo ofrece al lector elegancia y sencillez en la prosa sin restarle ni un ápice de belleza. hace gala de una prosa elegante, sencilla, sin adornos innecesarios y a la vez bella. Muy recomendable, pero os dejo ya que me espera la siguiente.

sábado, 7 de junio de 2025

El hombre gris, de José Antonio Jiménez Barbero


Dicen que de la lectura de una buena historia no se sale ileso. Sus letras se escurren entre nuestros dedos y forman parte, durante un tiempo, del paisaje de nuestra piel. Asimismo es inevitable que las emociones que provocan dejen, de algún modo, marcas en el alma. Seguro que algún día la ciencia más avanzada desarrolla un escáner capaz de detectar el mapa de nuestras cicatrices lectoras. Si ahora mismo inspeccionaran la mía, después de la novela que acabo de terminar, encontrarían en ella un escenario que solo un puñado de autores pueden igualar. Hallarían sin duda esquirlas de dolor, rastros de alguna lágrima, profundos surcos arañados por la tensión y tintes de la más negra abyección moral. Y es que este autor es un maestro, tanto a la hora de escribir como a la de retorcer las tripas y el estómago al lector.

El hombre gris (Knowmadas Books, 2025), flamante ganadora del primer Philip Marlowe otorgado por Cartagena Negra, ha sido la última obra de Jose Antonio Jiménez Barbero en ver la luz. En ella, el autor se aleja de los soleados paisajes del sur a los que nos tiene habituados y transporta al lector a las raíces musgosas y oscuras de los bosques gallegos en una trama de verdades silenciadas y de monstruos que se mudaron hace tiempo de su lúgubre guarida bajo la cama y se ocultan bajo máscaras de respetable apariencia. Pero los secretos, más tarde o más temprano, suelen salir a la luz, y en ocasiones lo hacen de maneras verdaderamente crueles. La novela comienza con Samuel Ermida, juez retirado y enfermo de cáncer, cuyo buzón recibe un día el dedo amputado de una niña. Poco después es hallado el cadáver de su propietaria, abriéndose entonces para Ermida las puertas de un infierno accesible sin necesidad de muerte previa. El pasado vuelve a cobrarse su venganza, haciendo regresar de entre las sombras del olvido al Hombre Gris, asesino de niñas que aterrorizó a Galicia casi cuatro décadas atrás, y cuyo caso quedó sin resolver. Serán la capitana Teresa Rull y el teniente Padilla (cada uno con su maleta de sufrimiento ocasionado por los malditos prejuicios nacidos de una supina estulticia) los encargados de indagar y sacar a la luz los entresijos de una cadena de crímenes tanto o más viles que los que propician la investigación. Bajo estratos de ignominiosa indigencia moral, surge una historia oscura hilada por silencios culpables de unos y de otros, una vida de horror del que eriza la piel y hace descender al lector al pozo sin fondo, negro y siniestro, de la maldad humana.

No haré hincapié en las bondades de la prosa de José Antonio Jiménez Barbero, porque el hecho de su autoría es sencillamente sinónimo de calidad literaria, pero sí insistiré una vez más en su habilidad para crear historias donde la tensión y el suspense se respiran en cada página, tramas profundamente humanas donde el autor explora y profundiza en conceptos de alta relevancia social con validez universal y atemporal. Abandono, omisión ,malos tratos,abuso sexual, homofobia y violencia vicaria son algunas de las hebras con las que el autor trenza el entramado de El hombre gris. Si disfrutáis con buenos ratos de lectura y no os importa en exceso que os pellizquen el corazón y os retuerzan un poquitín las entrañas, esta es vuestra novela. Palabra de lectora.

lunes, 2 de junio de 2025

Las Soliña. Brujas, sapos, Ángeles y Nornas


Mirad, yo no sé cómo empezar a escribir esta reseña, porque a estas alturas del cuento y con este calorcito que pega ya tengo la cabeza del revés. Podría comenzar diciendo que esta autora tiene una manera maravillosa de volverme loca, pero me quedaría corta seguro. ¿Cómo es posible llorar y reír con dos párrafos de diferencia? Pues preguntadselo a ella, porque es la reina del disloque. No has terminado de limpiarte la lagrimilla de una escena cuando se te escapa una carcaja que, sin más dilación, da paso a nuevo puchero. 

Las Soliña. Brujas, sapos, Ángeles y Nornas (2024) de Gema Tacón es la cuarta entrega (sí, porque si no leéis la novela corta de la Navidad se os queda un pelín cojito) de la saga protagonizada por la familia de brujas más loca y entrañable del panorama brujeril literario, y no iba a ser menos que las anteriores. Volvemos en ella a sumergirnos en un universo repleto de magia y de locura, con situaciones surrealistas y cómicas a más no poder. Esta entrega empieza con una supuesta vuelta a la normalidad tras los sucesos de la anterior (y el paréntesis navideño dentro de una bola de nieve). Las brujas que cumplían 21 años y que no pudieron hacer la presentación de sus dones en sociedad a causa de la debacle de la primera entrega lo van a hacer ahora en un macroaquelarre extempore. Apesadumbrada por volver a la realidad después de su idílica estancia en la bola de nieve, Sarah Soliña se prepara para el evento y para ello tiene que realizarse un ritual previo para que no se muestre cierta parte de ella que causaría un ligerísimo revuelo entre sus congéneres. Pero, ay, que antes de acabarlo se vuelve a liar parda y nadie sabe por qué. De respente aparecen unos rayos de colores que van convirtiendo a los asistentes al festival en zombies, fantasmas, cerdos o bebés demoníacos (según el color del rayo, claro). ¿Quiénes serán los artífices de este nuevo despropósito? Ahhh...misterio. Sarah tiene por delante otro buen berenjenal, con su familia convertida en cualquiera de esas cosas, el velo que separa las dimensiones cada vez más roto, y lo hará con la ayuda de su prima la demonia dragona, su inseparable Pepe, un ángel pelín turbio y el premio gordo: un comestible bebé con alitas. Se supone que contarán con la ayuda de las Nornas, esos beatíficos seres (¡ja!) que hilan el destino de todos pero ya veréis qué ayuda más chula. Y si faltaba algo, tendrán como refuerzo a una panda de arcángeles en vías de jubilación con métodos motivacionales no exactamente legales. ¿A que pinta bien? Pues está mejor todavía.

En esta entrega de Las Soliña, aparte del lado descacharrante, también tendremos espacio para la reflexión. Aparte de visibilizar el trastorno TDA/TDAH presente durante toda la saga, nuestra protagonista (y nosotros con ella) aprenderá que toda decisión tiene sus consecuencias (por muchos hilos que tejan las Nornas) y que a veces, cuando nos preguntamos quiénes queremos ser, a lo mejor es necesario mirar un poquito hacia dentro y reconocer que, oye, quizá no está tan mal ser nosotros mismos. Y una vez acabado el momento moñas, como no es cuestión de hacer la reseña más larga que el libro, voy cortando y os la recomiendo encarecidamente si lo que buscáis es pasar un buen rato leyendo. Ojo a los mensajitos de los sobres de azúcar, ciertamente personalizados, que dan comienzo a cada capítulo...no tienen desperdicio ninguno.

Ofrenda a la tormenta, de Dolores Redondo

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