domingo, 14 de noviembre de 2021

Descenso al abismo, de Javier Marín

Hay autores expertos en crear intriga y mantenerla durante toda la obra. Hay otros maestros de los giros argumentales que te dejan con la boca abierta. Y hay otros que combinan las dos facetas con tanto arte que mantienen al lector boquiabierto, ojiplático y con taquicardia la mayor parte de la obra. Entre estos últimos, podríamos citar, por ejemplo, al pinatarense Javier Marín, al que todavía tengo que decidir si aprecio u odio. Es bueno en lo suyo, desde luego, pero no sé si puedo perdonarle el haber estado a punto de volver a morderme las uñas.

En Tablero mortal ya dejó patente su valía como autor de novela negra, y vuelve a hacer gala de ella en Descenso al abismo, la segunda entrega de la serie Marco Duarte, autopublicada este mismo 2021.En esta última, que empieza unos meses después de haber cerrado el caso del asesino invisible, que mantuvo en jaque a toda la ciudad durante semanas en Tablero Mortal, Marco Duarte y su equipo se enfrentarán a un nuevo y macabro reto: descubrir la identidad del criminal que va dejando un rastro de cadáveres femeninos cuyo único factor común es que son mujeres, que viven solas, y la amputación post mortem de un dedo meñique. Hilos de los que tirar, entre pocos y ningunos. Tiempo, en negativo si quieren evitar un reguero de muerte. La prensa, para variar, no ayuda mucho y, por si faltaba algo, hay un topo en la comisaría. La perspicacia de un nuevo miembro del equipo les dará la clave para conseguir detener al asesino, pero mientras... Mientras, tendrán que leerla si es que acaso les picara la curiosidad porque, desde luego, no seré yo quien les vaya a hacer spoiler.

Carreras contra reloj, nervios, desesperación y angustia, y una luz al final del camino. Dramas personales, personajes intrigantes y alguna nota de amor. Letras de canciones (me encanta que el autor las incluya) y una pizca de magia. El conjunto de todo lo anterior junto a la narración ágil, dinámica, convierten a Descenso al abismo en una lectura adictiva no apta para lectores con cardiopatías. Sin embargo, lo que esta humilde lectora destacaría, por encima de todo, de esta novela es la maravillosa habilidad del autor para engranar tramas y subtramas de manera natural, encaminándolas sin dificultad alguna hacia su punto de convergencia, y sus asombrosos giros argumentales (que serían, sin duda, aplaudidos por el mismísimo Jeffrey Deaver). Léanla y me cuentan. 

1 comentario:

El día que se perdió el amor, de Javier Castillo

Lo cierto es que, con todo lo que tengo pendiente de leer, no entraba en mis planes leer dos títulos seguidos del mismo autor, p...