Leer, para mí, es un acto complejo donde interviene, entre otras cosas, la emoción. Al igual que mi umbral del dolor es tan ínfimo que roza lo subterráneo, mi capacidad de sentir es infinita, y hay momentos en los que necesito un respiro. Entonces busco obras que me garanticen una lectura de bajo coste emocional al tiempo que me permitan seguir disfrutando. La fantasía de la valenciana Laura Gallego suele funcionarme bien en estos casos, y esta vez tampoco me ha decepcionado.
La hija de la noche (Edebé, 2005) es una novela juvenil (recuerden siempre: para jóvenes de todas las edades) donde se combinan fantasía y misterio, ambientada en la Francia rural del siglo XIX. La acción se desarrolla en el tranquilo pueblecito de Beaufort, donde la vida transcurre perezosa, pacífica, entre quehaceres diarios y chismorreos mojados en el té de las reuniones vespertinas. Una mañana, la señora Bonnard, que ostenta el incontestable honor de maledicente suprema, desvela al lector una jugosa noticia. La joven Isabelle ha tenido la osadía de volver al pueblo cinco años después de haber huido del mismo en pos de su amado, un noble lejos del alcance de sus manos de lavandera (ofensa imperdonable, claro está). Por si ya era poco su atrevimiento, su regreso viene acompañado de un sorpresivo cambio de estatus económico: la antigua muerta de hambre ha adquirido un caserón en las afueras de la población. Su palidez, su luto, su extraño criado y su carácter ciertamente asocial espolearán la curiosidad malsana de los vecinos. Al mismo tiempo, comienzan a suceder una serie de acontecimientos extraños en el pueblo: una vaca muerta, un aullido espeluznante... El joven gendarme Max Grillet deberá iniciar una investigación que esclarezca las causas de tan insólitos hechos. ¿Estará preparado para afrontarlos? ¿Estarán relacionados con la llegada de Isabelle? ¿Pueden vivir los murciélagos tropicales en Francia? Ya saben, si quieren respuesta a estas preguntas, tendrán que leerla.
Narrada a buen ritmo en capítulos cortos, La hija de la noche resulta una lectura entretenida. Simple, sin grandes giros ni complicaciones en la trama lineal, engancha desde el principio. Malas lenguas, buenas intenciones, amor y clases sociales son algunos de sus ingredientes. ¿Se animan?